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ultra...¿Violence? ✨️

"¡Por favor una ambulancia! Mi novia acaba de caer por las escaleras".

Escuchaba su voz con algo de eco, su cuerpo intentaba regular los golpes obtenidos después de aquel encuentro tan violento, su nariz se sentía mojada, ya ni sabía si era por los mocos o por la sangre, sus ojos se sentian pesados, como si no hubiera dormido durante días y por fin estuviera en su cama, su cuerpo dolía con cada respiración, como si la acabará de atropellar un camión.

Empezó a escuchar las pisadas de aquel sujeto bajar, intento en lo más posible moverse, con sus antebrazos comenzó a tener un arrastre lento, intento llegar a la puerta, sentia que solo debía abrir y gritar por ayuda.

Lamentablemente su ilusión se derrumbó en cuanto sintió un tirón en su cabello arrastrandola de nuevo a las escaleras, veía como poco a poco se alejaba de su única salida.

Su cuerpo fue estrellado con violencia en los escalones, lo que logró hacer que sacara el poco aire acumulado en sus pulmones.

Intentaba regular el nuevo golpe obtenido, respirando por la boca con dificultad ya que su nariz estaba tapada por el líquido.

El pelinegro se agacho a su altura, sonriendo al ver a la ya maltratada rubia-La ambulancia vendrá...y quiero que te quedes quietesita y callladita...porque, amor mio-. Acaricio su mejilla con cariño, la rubia aparto su cara de aquella caricia que ardía en su cara magullada.- si dices algo de lo que vivimos hace unos momentos, prometo por todos los cielos que voy a matarte a ti, a tus padres y a tu hermanito...y no quieres eso ¿Verdad?.

Para ser sincera, en esos momentos hubiera deseado estar muerta, pero no quería lo mismo para su familia.

-¿Po...po...por qué?...-. Con balbuceos logró completar la frase, no entendía en absoluto porque la trataba asi.

-¿Quién te mando a ser una perrita y estarte ligando a los hombres?.

-Abrace...a mi hermano...eso...es...¿Li-. Una bofetada fue su única respuesta, dejo caer su cuerpo en las escaleras, ya había sufrido bastante como para que ahora pudiera defenderse, logró ver el cielo a través de su tragaluz, sonriendo de ver como las estrellas salian poco a poco.

-¡¿TE RIES DE MI?!-. Una patada fue suficiente para hacerla salir de su mundo, escucho que algo de había roto en su tronco, soltó un grito ahogado, lo único que podía hacer era respirar y esperar a la ambulancia.- ¡Responde!-. Más patadas fueron recibidas en sus pobres costillas, al principio sintió dolor por cada golpe, pero hubo un punto donde dejó de sentirlo, simplemente sintió frío a su alrededor, como si estuviera cubierta de agua helada, dejó de reaccionar a los golpes, solo quería dormir.

Escucho la sirena de la ambulancia acercarse, dejó de golpear a la rubia, le daba asco verla en ese estado tan deplorable, empezó a ver un movimiento extraño en ella, estaba combilcionando, la tomó entre sus brazos y salió de su casa, esperando que ella hiciera lo que le había ordenado y cerrará su linda boca.

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-De-Detente...por favor...-. Imploraba, aún pese a su vago intento de alejarse había resultado herido, y él no quería lastimarla como ella lo había hecho con él.

-¡Eres un infiel! ¡Desgraciado!-. Un nuevo golpe fue recibido en su cabeza, el bate de metal ya tenía bastantes golpes después de la paliza para el rubio.

Este intento mantenerse cuerdo, intento en lo más posible estar consciente porque sabía, muy en el fondo, que en cuanto cerrará los ojos, era posible que ya no los volviera a abrir.

-Po-Por favor Chika...ayudame-. No dabia si estaba diciendo las palabras bien o con balbuceos, sintio como otro golpe era amortiguado por su ojo, sintio un dolor indescriptible, solo pudo gritar e intentar regular el dolor, intentando abrir ese ojo, sin saber que lo había perdido por completo.

-Solo tenias que decirme porque eres tan inútil y estúpido, pero ¡NO! Haces siempre las cosas más...DIFICILES- Una lluvia de golpes con el bat fue suficiente para hacer que el dolor de su ojo fuera lo menos importante ahora, solo podía estar en posición fetal y esperar a que la pelirosa terminará sacando su estres.

Despues de varios segundos que parecian eternos, dejó de sentir los golpes, solo escucho los pasos de Chika alejarse, suspiro con alivio, esperaba que se encerrada en su cuarto y lo dejara solo para poder curarse, pero si el cielo escuchara realmente, ese día se quedó sordo.

Sintió como su cuerpo fue movido de manera violenta, la pelirosa estaba eufórica, su mirada daba un terror absoluto, y sin esperar más tiempo, su cuerpo fue despojado de su ropa superior, dejando al aire su torso desnudo, la chica acaricio casi con deleite su pecho, él rubio miró a otro lado, sabiendo lo que venia, si no se resistía y esperaba a que ella llegara al orgasmo sería suficiente para que lo dejara en paz.

Cerró los ojos esperando a que ella empezará, hasta que sintió un calor recorrer su pecho, saco el poco aire que había acumulado, miro a donde provenía aquel dolor punzante, viendo como un cuchillo estaba enterrado en su pecho.

-N-No me vas a dejar...jamas-. Sacó con rapidez el cuchillo, lanzándolo a quien sabe donde, él rubio solo pudo mirar el techo, esperando una salvación o la muerte, que cualquiera de los dos estaba excelente.

Sin quitarse de su abdomen, la joven sacó su teléfono y comenzó a llamar al 911, Len dejó de escuchar su alrededor, ahora reinaba un sonido insensate de pitido, comenzó a ver todo borroso por las lagrimas, aún inteba mantenerse despierto, pese a que deseaba morirse en ese mismo instante, tenía miedo, mucho miedo.

Pero no pudo evitarlo, solo cerró los ojos y espero a que la luz fulminante lo cubriera por completo.

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Escuchaba la sirena de la ambulancia, una voz que sonaba hueca le hablaba, sin entender bien lo que decía.

-Señorita Rin, ¿Me escucha?.

Si, quería responder, pero sentía que su garganta estaba tan seca que se pego entre sí, abrió ligeramente los ojos, viendo como un hombre intentaba despertarla.

-¿Recuerda qué le paso?.

Si, nuevamente quiso responder pero no podía, recuerda haber llegado de la casa de sus padres, después de celebrar el cumpleaños número 14 de su hermanito Rinto, estaba tan feliz de verlo crecer que lo abrazo hasta que Rinto tuvo que decirle que parará dada la vergüenza que sentía al ser el centro de atención, todos lo vieron como un acto de amor fraternal, excepto Kiyoteru, que lo vio como un acto de infidelidad.

Nada más llegar a su cuarto sintió como su cabeza era estrellada contra la pared, rompiendo su nariz en el acto, Rin dejó caer su cuerpo al piso, tocando su nariz para detener el dolor, esperaba recuperarse, pero ni tonto ni perezoso, el pelinergo comenzó arremeter en contra de la rubia, dándole puñetazos, jalando su cabello e incluso llevándola al baño y ahogándola con el agua de la taza del baño, Rin no entendía lo que pasaba, había recibido palizas antes por parte de Kiyoteru, pero en esta ocasión era más violento que otras ocasiones.

-¡Ramera! ¡Prostituta!.

-Kiyu, detente-. Intento decirle por su apodo amoroso, ya que eso lo hacía salir de su euforia, pero en esta ocasión fue contradictorio al ser recibida con un puñetazo en su pómulo.- ¡Por favor! ¡Si me sigues lastimando te culparan!

Algo hizo clic en la cabeza del pelinegro, si tenía razón, pero si lo hacía parecer un accidente, nadie se daría cuenta, ¿No es así?

Tomándola del cabello y de un brazo la saco del baño y la acerco a las escaleras, Rin se sentía débil y algo desconcertada, miro las escaleras las cuales se veian aún más largas que antes, con incredulidad miro a Kiyoteru, el cual tenía una sonrisa maníaca, ella comprendio al instante lo que quería hacer, antes de si quiera poder pronunciar "NO", él lanzó con fuerza a Rin, todo parecía cámara lenta, solo podía sentir su cuerpo ser golpeado por cada escalón, la tortura terminó cuando sintió el piso frío, lo que la lleno de alivio, lloro esperando a que esto acabará pronto, escucho como él llamó a un número extraño, solo quería morirse ahí mismo.

_______________

-¡Emergencia! Dos jóvenes, uno del sexo masculino 23 años y una del sexo femenino 19 años, ambos sufrieron golpes solo que la jovencita viene con las costillas rotas y el joven tiene una puñalada en el pecho superior izquierdo.

Una enfermera se acercó al doctor en turno, este camino con velocidad a donde estaba el llamado.

-¿Sabe qué pasó?-. El doctor tomó una carpeta donde estaban los datos de los jóvenes afectados.

-Según dicen sus parejas...la chica cayó de las escaleras y él joven fue apuñalado ya que su pareja se sentia bajo amenaza y era por defensa propia.

-¿Y usted que dice?.

Ambos se detuvieron antes de entrar a la sala principal, ella bajo la mirada con temor.

-Que no es verdad...él joven tiene golpes en todo el cuerpo, sin dejar de mencionar que su cabeza tiene varias fracturas craneales, su ojo derecho parece haber explotado y la jovencita, pues...tiene varios golpes igual en todo el cuerpo, la nariz rota, parece haberse mojado el cabello y...suponemos si no es que es así...que sus costillas están todas rotas.

-¿Cuantas costillas?...

-creemos que todas.

Sin esperar más el doctor entró viendo como ambos jóvenes yacían en sus respectivas camillas, listos para llevarlos a cada uno a sus respectivas zonas para poder salvarlos.

Decir que el doctor Gakupo estaba aterrado era poco, comparaba las películas Gore que solía ver con la escena, y no tenía nada que ganarles las películas, ambos jóvenes tenían demasiada sangre cubriendo sus cuerpos, mientras corrían los enfermeros intentando salvar la vida de ambos, él doctor logró calmar a todos y dando las respectivas indicaciones todos comenzaron a hacer su trabajo en orden.

Él rubio abrió sus ojos con dificultad, realmente pensaba que iba a morir, vio todo en cámara lenta mientras los enfermeros hacían su trabajo, miro a su lado izquierdo, percantandose en la camilla de alado, donde había una chica rubia, jamás la había visto, y sin embargo en su pecho nacio un sentimiento parecido al que siente cuando ve a un pequeño cachorro bajo la lluvia.

"Quería protegerla"

Su camilla se movio hacia la dirección a donde estaba ella, pasando a su lado, viendo como ella intentaba mantenerse consciente, quería vivir más tiempo.

Ambas camillas fueron subidas al elevador para el área de quirofano, sentía su pecho cálido gracias al sentimiento que ella provocaba.

Sintió una mano chocar con la suya, miro con dificultad a donde había sentido aquel toque, alado vio una camilla donde había un joven de cabello rubio, su ojo verde la lleno de una esperanza extraña, sin haber compartido ninguna palabra ambos unieron sus miradas en un hilo tenue.

Él deseaba hundirse en el azul de sus ojos, como si fuera un mar tranquilo y fresco, olvido por un momento su dolor, concentrándose en como estaba ella.

Ambos sintieron una conexión inmediata, eso que llaman "amor a primera vista", no lo sabía, pero él esperaba transmitirle el mensaje de

"En cuanto salgamos de aquí, te hablaré y te invitaré a salir".

Ambos juntaron sus meñiquez, entrelazandolos entre sí, ella sonrió esperanzada de tener un motivo para continuar, su mirada transmitía un "si no me invitas a salir despues de todo esto, te mato", él sonrió de igual manera, sabiendo que su sentimiento había sido correspondido.

Las puertas se abrieron, las camillas tomaron caminos separados, él quería verla y decirle que todo estaría bien, que no tenía nada de que temer, que él la estaría esperando hasta que saliera del hospital.

Ambos perdieron la conciencia casi al mismo tiempo, sus respectivos equipos comenzaron a hacer su trabajo para intentar hacer que sobrevivieran.

Y como si el cielo por fin los hubiera escuchado, ambos se fundieron en un hermoso sueño.







La rubia camino con una charola en sus manos, llevaba un par de tasas con te y unas cuantas galletas, salió al jardín trasero para poder acercarse a la mesa que ella misma había elegido, él rubio miraba feliz a los dos pequeños jugar con su perro labrador, ella le regalo un beso en los labios a él rubio para después sentarse, este sonrió con amabilidad, tomando de su taza y comiendo las galletas hechas a mano por ella, ambos entrelazaron sus manos, reconfortando al otro, ambos hablaban de cosas triviales mientras disfrutaban su momento ameno, recordando el día trágico en el que se conocieron, pero al final había funcionado.




Ella sonrió con alegría, al tener un recuerdo hermoso con fu "familia" suspiro por última vez, sintiendo como el último aliento que solto no había sido frío y doloroso como ella esperaba, si no cálido y tranquilo como aquella mirada del joven rubio.



























El doctor, notablemente afectado por la situación, se sentó alado de la enferma que lo a estado acompañando durante toda la noche.

-¿Hora del descenso del joven?.

-3:45 am...causa de muerte, desangrado y por trauma craneoencefalico.

-¿Y de la señorita?

-2:18 am...causa de muerte, stock e infarto.

Ambos guardaron silencio, Gakupo no pudo evitar soltar aquellas lágrimas que hania aguantado durante todo el tiempo que vovio eso, en verdad pensó que los salvaría, sentía como si hubiera perdido a sus propios hijos.

La peliaqua guardaba un silencio respetuoso, dada a la gravedad del asunto no podía opinar nada.

-...quiero que me investiguen a sus respectivas parejas, llamen a la policía y que los detengan, esa "caida" en las escaleras y esa "defensa por agresion" no me lo trago ni aunque fuera whisky...

Salió de la sala para poder ir a fumar un rato y poder despejar la mente.

La Hatsune bajo la mirada, le dolía ver el final de ambos jóvenes, recordo el momento de como ambos habian unidos sus dedos debilmente y como sus miradas se habian juntado, sintiendo una tristeza invadir su pecho, levantó el teléfono marcando el número de la policía, ella también no creía la historia de las parejas de estos...

Todo pudo haber sido diferente si hubieran llegado antes...

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