Reverse! Harem
Día 7
Libre
┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐
❝A cierta edad, un poco
de amor propio, otro
poco de picardía, las cosas
que más deseamos son
las que fingimos no desear.❞
└──────── °∘❉∘° ────────┘
Cansancio...
Agotamiento...
Aburrimiento...
Scylla nuevamente repetía esa vida que con tantas ganas intentó acabar. Sus ojos estaban perdidos mientras miraba el techo blanco frente a ella y veía a dos personas, las cuales serían sus padres nuevamente y la abandonarían para variar. Ella lo sabía, lo sabía tan bien desde la decimocuarta regresión que su alma cansada y agotada ya no podía con el peso de ese mundo que se caía a pedazos.
Los adultos de la habitación se sintieron nerviosos mirando el rostro del bebé que el médico sostenía en sus brazos, su rostro denotaba un cansancio como si hubiera repetido su vida en un bucle sin fin, no eran los ojos de un bebé recién nacido, sino de alguien que había sobrevivido a muchas cosas durante una larga y agotadora existencia.
Los padres la rechazaron, esa niña no era su hija.
¿Cómo podrían tener a una niña tan aterradora? Ellos fingieron ignorancia mientras se iban durante todo el crecimiento de la pequeña niña, la cual cuando pudo hablar y levantarse a sí misma, simplemente se fue de ese asqueroso lugar.
Era irrealista, poco probable y seguramente dirían que ella era una "mary Sue" si esa estúpida vida fuera un cuento o historia, pero su realidad iba más allá de lo que una simple historia podría contar. Scylla, tal como su nombre hacía referencia, era un maldito monstruo, repitiendo la vida una y otra vez sin importar cuán difícil o agotador fuera, ella ya perdió la cuenta de cuantas veces había vivido después de su quincuagésima vida.
Y su poder seguía creciendo como si nunca pudiera olvidar la magia en su cuerpo, grabada en su alma.
Agotador... ¿Por qué salvar a un mundo que la abandonaría nuevamente? No importaba los preparativos que hiciera para cuidar de este pequeño y tonto planeta, los humanos seguirían siendo tan imbéciles como siempre. Entonces, decidió que no salvaría ni destruiría este mundo, sino que haría lo que quisiera y se aprovecharía de su gran poder como una maldita tirana y disfrutaría de su jodida vida con lo que se había privado durante todo ese longevo tiempo.
Cuatro años tenía su cuerpo... pero su mente tenía más de un milenio de información, se preguntaba si en esta regresión algo cambiaría. La última vez que intentó destrozar su alma para que dejara de retornar al pasado, fracasó y terminó en otro mundo o dimensión o lo que demonios fuera, se divirtió un poco hasta que luego de años de felicidad al pensar que sería libre después de su muerte, volvió al mismo punto de siempre; los brazos de esos seres a los que llamaba padres.
Scylla miró una montaña y decidió que sería su casa, por lo que se teletransportó al lugar y puso una barrera mágica para que nadie pudiese entrar o salir de esa montaña, decidiendo firmemente que, si había personas, no le importaría su vida a su muerte.
Una cueva oscura vislumbraron sus pequeños ojos y la niña se acurrucó en el fondo de esta, dejando que la magia empezara a corroer su carne, haciendo que escamas empezaran a salir de la tierna piel antes de que sus huesos se trituraran como polvo para luego formarse más duros que antes. Fue un proceso lento debido a que el mundo aún no había colapsado, pero estar en el mismo lugar durante dos años sin fuente de alimento alguno no era difícil para la niña.
Sus ojos se abrieron lentamente antes de que sonriera levemente y de sus grandes fauces escapara un gran rugido desde el fondo de su garganta, alertando a todo japón de que en esa montaña había un monstruo que podría devorar el mundo entero si es que así lo deseara.
El gran cuerpo de reptil se empezó a mover y la cueva en el que estaba atrapado empezó a desmoronarse lentamente antes de que las grandes alas dragónicas se extendieran libres hacia el cielo, creando ráfagas de viento tan fuertes que derribaron árboles a su alrededor.
No sabía si existía algún dios o alguna mierda similar y si existiera, tampoco sabría para qué la quiso a ella para este sufrimiento sin fin. Si salvaba al mundo de la destrucción volvería a repetir su vida, si lo destruía lo repetía... no lo entendía ¿Qué es lo que quería la cosa que la hizo retroceder? Porque sinceramente, ya ni siquiera se le podía decir alguien a la cosa tan cruel que le hace repetir sin fin este tormento ilimitado.
Entonces empezó su reino de tiranía, en donde haría absurdas demandas para complacer un poco su deseo egoísta de entretención.
Law gruñó levemente mientras apretaba sus puños, su cuerpo dolía por culpa de su enfermedad y la única manera de que el estado de mierda se hiciera cargo de su familia por un día más era que él fuera el sacrificio de la asquerosa bestia que se tomó hace tantos años atrás una montaña de japón y los utilizaba como esclavos de sus demandas egoístas, con la consecuencia de que si no cumplían sus caprichos una parte de la población moriría.
Una lluvia de lava, granizos del tamaño de un maldito auto, inundaciones, fuego extendiéndose sin control, zonas venenosas, personas convertidas en velas humanas, vidas que se volvieron arena, extremidades que ahorcaban a las personas... los primeros años fueron los más terribles, porque como humanos que eran intentaron resistirse al abrumador poder hasta que no les quedó nada más que simplemente aguantar en silencio ante un ser misterioso y todopoderoso.
El tenía un rostro oscurecido, sabía que su tiempo se estaba acabando y ahora lo utilizarían como ficha desechable, haciendo que muera miserablemente como comida de un monstruo.
Y él no era el único, había tres chicos más aparte de él, por lo que asumió que era un monstruo que disfrutaba de comer hombres o un pervertido.
Lo que fuera, no le importaba mucho ya que su familia viviría un poco más por su sacrificio, él gobierno le había prometido que si se volvía un sacrificio para el dios de la montaña harían todo lo posible para encontrar la cura para el plomo ámbar y curar a sus padres y hermanita.
Él observó con sus ojos platinados a los otros sacrificios como él, había un chico pecoso con el cabello ligeramente largo y ondulado, en su espalda desnuda había un tatuaje de calavera a lo que supuso que él sería un prisionero que el gobierno pillo de alguna banda o algo por el estilo, luego estaba a su lado un chico de cabellos oscuros el cual abrazaba al más alto y gritaba que si el Dios quería atacarlos él le daría una paliza, que ruidoso.
El ultimo era un chico pelirrojo, se notaba claramente malhumorado y no pudo evitar imaginarse que ese chico necesitaría un bozal ante la cara de muerte que traía. Le habían pintado los labios de un rojo profundo y maquillado levemente.
En realidad, a todos los habían preparado para lucir bien y lo que todos tenían en común era que tenían unos trajes algo reveladores que mostraban la musculatura de ellos, por ejemplo, el pecoso si ni siquiera tenía camisa y solo un par de pantalones cortos y botas pesadas, el chico ruidoso tenía una camisa roja abierta con pantalones cortos azules y chalas, el pelirrojo tenía unos pantalones largos moteados, botas oscuras y solo un abrigo en los hombros, dejando al aire su cuerpo musculado.
Su análisis se vio interrumpido cuando los mismos que los habían preparado trajeron a otro chico del brazo.
—¡Zoro! —gritó energético el chico de abrigo rojo saltando a su amigo.
—¡¿Luffy?!
Law se desconectó del reencuentro, el hombre de cabello verde tenía una camisa blanca apretada junto con pantalones negros ajustados y botas altas, parecía que ya no sería el único que no mostraba tanta piel como los demás. Era obvio que a él lo intentarían cubrir lo máximo posible, ¿Cómo reaccionaría ese supuesto Dios cuando viera que tenía un espécimen enfermo entre su colección de personas? Ja, seguro que esperaban que si lo devoraban envenenaría al monstruo con su enfermedad o algo así.
—Ya es hora —hablaron las personas vestidas de blanco y los llevaron a un bus.
Law miró por la ventana durante todo el camino, al menos era un bus solo para ellos y les estaban dando todo lo que pidieran como cortesía mínima por salvar sus lamentables culos con sus sacrificios. Cuando llegaron al lugar, les dijeron algunas cosas que el azabache decidió no escuchar.
Entonces a los cinco los tiraron dentro del bosque, antes de que se alejaran rápidamente como condenados, fueron tan brucos que casi se caían de cara al suelo, pero ni siquiera pudieron pensar en alegar algo antes de que vieran una gran pata sobre sus cabezas e inconscientemente gritaron antes de que los aplastaran.
Cuando abrieron los ojos, miraron como estaban en una gran mansión solitaria, entonces una especie de... ¿Fantasma? Los empezó a guiar por la gran mansión hasta que llegaron al interior de una sala en donde había una mujer sentada en un trono, mientras a sus lados estaban dos hombres que ellos reconocieron rápidamente, ellos habían sido los anteriores sacrificios.
—¡Shanks! —gritó el chico y corrió hacia el pelirrojo el cual se descolocó.
—¡¿Luffy?! —gritó sorprendido el pelirrojo.
—Taka no me —murmuró Zoro sorprendido mirando fijamente al hombre de ojos dorados—. El mejor espadachín del mundo...
—... —el azabache miró fijamente al joven debajo del gran trono.
—Veo que se conocen —habló la mujer mirándolos fijamente con sus imponente ojos rojos como sangrientos rubíes.
—¡Ah! ¡Scy-chan! ¡Él es de quién tanto te he hablado! ¡Él es Luffy! —exclamó el pelirrojo, sacándole el sombrero al chico mientras desordenaba la cabellera y la mujer asintió con comprensión.
—¿Qué demo...?
—¡Aah! ¡Scy-chan los niños no me hacen caso! —gritó una persona de la nada entrando en la sala con dos niños pelirrojos con cuernos en sus pequeñas cabezas, mientras un pequeño niño rubio se encontraba llorando en sus brazos y un pequeño azabache se acercaba leyendo un libro con una cara seria.
—¡¿Cora-san?! —gritó Law mirando al recién llegado con la boca abierta, ¡¿No se supone que Cora-san había muerto?! ¿Qué es lo que estaba sucediendo aquí? ¿Qué demonios era esto?
—¡Law! —gritó el rubio elevando sus brazos, feliz antes de correr hacia él mientras los niños se soltaban de su agarre y salían volando con sus pequeñas alitas blancas.
—¡Ugh! —gimió el azabache mientras sentía el abrazo aplastante en sus pobres huesos.
—¡Mami! —lloró el pequeño rubio y la mujer se acercó alterada al pequeño niño antes de tomarlo entre sus brazos y cargarlo.
—¿Qué mierda es todo esto? —preguntó cohibido Kid mirando la escena que se desarrollaba frente a él.
—Te ves fuerte, pero no tanto como mamá o papá. Te reto a un duelo de espadas —habló el pequeño niño azabache sacando una espada de la nada y apuntándola al peliverde.
—¡¿Pero qué demonios?! —gritó el chico esquivando por poco el corte de la espada.
—¡Rosinante! ¡¿Dónde están los niños! —gritó otra persona entrando con un pequeño bebé en brazos.
Mihawk suspiró mirando la escena frente a él, mientras miraba a su querida mujer la cual parecía estar a punto de rebanar cuellos, mientras sostenía al pequeño rubio llorón entre sus brazos. Bien, la primera impresión apesta así que no importa si interviene, ¿Verdad?
Con pasos suaves se acercó a su hijo y detuvo el corte que estaba a punto de rebanarle el cuello al chico de cabellos verdes.
—Dan, detente —exigió con una voz firme y el niño asintió.
—Bien, padre —suspiró a regañadientes el pequeño niño, mirando fijamente al peliverde el cual sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral.
—Akagami, concéntrate —regañó el azabache y Shanks recordó para que estaba ahí y rio levemente—. Rosinante, Smoker, les dejamos al cuidado de los niños, ¿Y ni siquiera pudieron controlarlos durante unos minutos? —el rubio soltó al pobre Law, el cual se encontraba jadeando mientras luchaba por respirar a la vez que estaba en el suelo, apoyándose en sus cuatro extremidades pensando en si debería alegrarse de ver a Cora-san vivo o si debería matarlo.
—¡Lo siento, Mihawk! —exclamó Rosinante—. Pero los gemelos de Shanks son realmente otra cosa... y Arad quería estar con Scy-chan, sabes que él no se separa de ella jamás, por lo que se puso a llorar descontroladamente apenas salió ella salió de la habitación.
—Bien, supongo que todo el teatro se arruinó y ahora debo ir directo a grano —habló la mujer sosteniendo al pequeño rubio que se aferraba a su cuello ocultando su rostro en el cuello de su madre—. Pero antes de eso, ¿Enserio me dieron a alguien enfermo? ¿Me están subestimando? —se quejó la mujer oliendo el aire llegando hasta Law, el cual seguía jadeando levemente, por lo que la miró por sobre el hombro.
—¿Aun no encuentran la cura para el plomo ámbar? —preguntó preocupado Rosinante sosteniendo a su hijo, mientras la mujer levantaba el rostro del chico pálido y le tiraba una pequeña bomba de agua haciendo que el maquillaje en su rostro se fuera y se revelaran manchas blancas.
—Mmm... antes de las explicaciones me llevaré al chico, luego explicaré para qué están aquí —habló la mujer sosteniendo al joven en su hombro y entregando al pequeño rubio a los brazos de su padre.
—¡Mami! —el pequeño Arad estiró sus bracitos regordetes hacia su madre, mientras estaba en los brazos de Rosinante.
—Cariño, hazle caso a papá, mamá tiene que sanar a este pequeño para que no le duela nada —calmó suavemente la mujer y besó la frente de su pequeño hijo—. Prométeme que te portarás bien y le harás caso en todo a Papi y a Smoker.
—Sí mamá —habló apenado el pequeño rubio.
—Lo mismo para ustedes, si me entero de que hicieron algún alboroto los castigaré —habló fríamente la mujer y los niños temblaron mientras se ocultaban detrás de sus respectivos padres.
—¡Sí! —exclamaron los niños mientras los hombres suspiraban aliviados, los pequeños monstruos siempre le harían caso al poder mayor y su madre era una gran tirana en cuanto a poder.
—Tú... ¿Realmente me vas a curar? —habló Law una vez que salieron de la sala atestada de personas— ¿Sabes cómo curar el plomo ámbar? ¿Sabes cómo se origina el Plomo Ámbar? ¿Sabes qué es?
—Sí —asintió la mujer—. El Plomo Ámbar es la acumulación del mineral del mismo nombre en el organismo humano, lo que provoca que aparezcan manchas blancas en la piel cuando llega a una acumulación preocupante para la vida del ser humano —habló despreocupadamente—. Se traspasa de generación en generación hasta que inevitablemente solo nacen niños muertos o niños que ni siquiera alcanzan a crecer un poco.
—...
—El gobierno es bastante estúpido si creyeron que el envenenamiento por plomo es una enfermedad contagiosa o algo, ¿Eh sido muy indulgente con ellos estos últimos años? Tch, les doy algo bueno siempre que me gusta lo que me ofrecen, ¿Y se atreven a darme un chico moribundo que tiene cara de querer matarse? Oye chico, antes de venir aquí, ¿Te querías morir o algo?
—... No —habló el chico—. Quería encontrar la cura para el Plomo Ámbar y así curar a mis padres y mi hermana, pero el gobierno dijo que dejaría de buscar la cura a la enfermedad del plomo ámbar si es que no me ofrecía como sacrificio, por lo que estaba preparado para morir con tal de que mi familia viviera un poco más.
—Tch, esas basuras, ¿Qué mal debería enviarles ahora, eh chico? —preguntó la mujer pateando una puerta y al ver que el chico no le respondía lo tiró a la cama, haciendo que revotase levemente en la cama y la mirara fijamente— ¿Qué miras?
—¿Qué vas a hacer?
—¿Curarte? —preguntó en un tono de obviedad.
—¿Puedo ver... o saber cómo lo haces?
—Va a ser doloroso, extremadamente doloroso para un humano como tú, ¿Aun así quieres ver cómo te curo? —preguntó la mujer y el azabache asintió sin duda alguna—. Entonces muerde esto, tus gritos me van a desconcentrar —la mujer le tiró una bolita con una cuerda y el azabache frunció el ceño levemente... ¿Esto no era una mordaza...?
Olvídalo, a él no le incumbían los gustos de esa mujer la cual le estaba dando la espalda mientras miraba un espacio distorsionado y sacaba cosas de ahí. Law la miró fijamente, era una mujer extraña y obviamente no era humana, ¿Qué humana podría tener tales características? Tenía el cabello largo y ondulado color azabache, ojos rojos como la sangre, un cristal en su frente del mismo color de sus ojos, una piel blanca cremosa, una pequeña nariz, labios regordetes color rojos, grandes alas blancas de dragón como su piel con pequeñas púas rojas en los finales. También tenía una larga cola con una punta afilada como una flecha que amenazaba con destruirlo todo.
Cuando la mujer se volteó con instrumentos quirúrgicos, él la observó en detalle, tenía cuatro brazos con uñas largas color rojo y... no pudo evitar mirar ese gran pecho que tenía un generoso escote durante unos segundos, para luego bajar por esa pequeña cintura y esas grandes caderas con jugosos muslos...
Mejor decidió no mirar más.
—¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —se burló la mujer y el azabache se sonrojó hasta las orejas.
—N-no...
—Mira chico, si luego de esta operación me siguen teniendo deseo sexual, con gusto te concederé el deseo que tengas de mí, pero ahora solo aguanta —habló la mujer acercándose a él y el azabache apartó la mirada nervioso—. Room.
Law miró con sorpresa como una cúpula azul los rodeaba y luego observó sorprendido que, con un pequeño empujón a su torso, la mujer fue capaz de sacar todos sus órganos en cubos similares al hielo, solo que aún seguían funcionando y él pudo ver como su corazón latía y sus pulmones respiraban.
Fue un acto maravilloso e interesante.
—Oho... eres un chico con gustos peculiares —habló la mujer mirando el rostro fascinado de Law—. Si disfrutas mucho de este poder, podría entregarte una parte de este.
—¿Lo harías? —preguntó interesado el chico.
—Claro, no soy tacaña cuando se trata de mis concubinos —habló despreocupadamente la mujer y el chico dejó de mirar sus propios órganos antes de mirarla fijamente.
—¿Así que los sacrificios son concubinos para satisfacer tus deseos sexuales? —habló Law seriamente, pero estaba un poco curioso.
—Sí y no, considérame como un monstruo piadoso —habló la mujer—. Ustedes pueden elegir entre ser mis concubinos, darme hijos y ser favorecidos por mí, ser enviados a otro mundo similar a un mundo de fantasía para ser piratas o lo que quieran ser o volver a la sociedad a la que tanto extrañan sin que nadie los recuerde.
—Mmm —asintió el azabache— ¡Aggghh! Mierda —gruñó el azabache mirando como su hígado era cortado y sentía el dolor en su cuerpo.
—Mira fijamente, toda esta mierda es lo que tenías en tu hígado —la mujer le mostró el plomo acumulándose en los tejidos blandos, el hombre se estremeció levemente a pesar de que empezaba a sudar por el dolor.
Mientras tanto, en la sala donde estaba los hombres adultos, los niños y los nuevos sacrificios, los niños se encontraban jugando entre ellos mientras los adultos los vigilaban atentamente, a excepción de un pelirrojo el cual estaba hablando con los recién llegados, explicándoles la situación en la que se encontraban.
—Entonces, ¿Solo somos esclavos sexuales para satisfacer su lujuria? —habló el peliverde fríamente.
—Sí y no —explicó brevemente el pelirrojo—. Ella te da a elegir tres opciones —habló el pelirrojo levantando sus dedos—. La primera opción es ser su concubino, ella te dará todo lo que desees siempre y cuando lo hagas con ella, aparte de que te preparará para lo que viene más adelante y te dará algún poder o enseñanzas para volverte más fuerte.
—¿Para qué hay que volverse más fuerte? —preguntó Zoro.
—Aún no lo sabemos con certeza, pero por lo que hemos deducido según las pequeñas pistas que nos ha dado, debe ser alguna especie de apocalipsis de monstruos o algo así —habló Mihawk mirando a los niños fijamente, entrecerrando sus ojos hacia los hijos del pelirrojo, los cuales, al sentir la intensa mirada, soltaron lo que tenían en sus manos y las elevaron al cielo.
—Ella dijo que nos daría el poder para sobrevivir en el futuro y de paso, nos brindaría su protección —habló Smoker con el pequeño bebé albino que dormía suavemente—. También dijo que protegería lo que es precioso o valioso para nosotros, ya sean nuestras familias o amigos.
—Así es —asintió el pelirrojo—. La segunda opción, es que puedes ir a un mundo que es similar a la fantasía en donde puedes vivir aventuras como en las películas o videojuegos, ahí puedes vivir como te plazca, puedes tener cualquier oficio, ¡Incluso puedes surcar los mares y convertirte en pirata para vivir aventuras en el mar! Es lo mejor, ella te da protección para que no mueras. Yo elegí la segunda opción, aunque al final las coas terminaron así, Dahaha —rio el pelirrojo apuntando a sus hijos los cuales empezaron a tirarse cosas.
—¡Niños no hagan eso! —exclamó Rosinante alterado, mirando a los pequeños niños e intentó detenerlos, solo para caer de cara al suelo y ser víctima de las bromas de los pelirrojos.
—Oh...
—No lo nieguen, Scy-chan es sexy —habló pícaramente el pelirrojo y fue golpeado por un azabache.
—Están los niños presentes, contrólate, pelirrojo —habló frívolamente Mihawk.
—Sisisi, ya entendí, ya entendí —asintió el pelirrojo con lagrimitas de cocodrilo mientras se tomaba la cabeza—. La tercera opción es volver a la sociedad, pero todos te olvidarán una vez que des un paso fuera de la barrera.
—Que terrible —habló el pecoso apretando sus puños.
—Oh, no te preocupes, es como tener una nueva identidad o algo así —se encogió de hombros el pelirrojo.
—Así que tenemos la opción de ser esclavos sexuales, irnos a la mierda o vivir en la mierda —habló groseramente el pelirrojo.
—Chico, será mejor que controles tu boca —los frívolos ojos dorados del azabache se clavaron en el alma del pelirrojo—. Si no quieres que te mate.
—Tch...
—Así que no tenemos muchas opciones —habló el peliverde cruzado de brazos.
—La primera es la mejor, ella no se tirará encima de ti para devorarte, si no que esperará pacientemente a que tú des el primer paso mientras te intenta conquistar —habló Shanks mirando al azabache—. Aparte de que es una amante bastante cariñosa, si hubiera algo que fuera malo de ella sería...
—Su desquiciadamente absurdo lívido —completó Smoker suspirando.
—Puede estar días haciéndolo sin descanso —habló el rubio, escondiéndose detrás del pelirrojo utilizándolo como escudo contra los dos diablillos.
—Oh...
—Si no pregúntaselo a Marco, el pobre sigue en cama —se rio entre dientes Shanks.
—¿Le hizo algo?
—No, solo lo estuvieron haciendo hasta que el pobre hombre no pudo más —negó Shanks divertido—. Ahora debe estar cuidando de su huevo.
—¿Huevo?
—Oh sí, Scylla no tiene hijos como los humanos normales en un embarazo de nueve meses, sino que está embarazada tres meses, luego pare un huevo y el padre debe estar seis meses cuidando del huevo para que nazca su hijo —habló despreocupadamente el pelirrojo—. Dependiendo de cómo el padre cuide a los huevos, tendrán personalidades distintas. Por ejemplo, a mis hijos los crie en el otro mundo de aventuras, por lo que tiene una energía anormalmente alta y son curiosos por todo, así que debo llevarlos conmigo a mis aventuras para que descarguen sus energías y no destrocen todo con sus poderes.
Los chicos se quedaron conversando con Shanks, resolviendo sus dudas e inquetudes, mientras que algunos de ellos se quedaron pensando profundamente qué elegir para su propio beneficio.
De todas formas, ellos no eran personas que tuvieran muchos amigos o parientes muy cercanos, a lo máximo sería Luffy y Ace que tienen a su abuelo, pero si decidían volver, él ni siquiera los recordaría así que se fueron por las propuestas más interesantes.
—Si eliges el primero, ¿Puedes elegir otros a su vez? —preguntó Zoro.
—Ah... la primera opción es una estafa total —se quejó Shanks infantilmente—. No solo te da todo lo que quieras, te entrena y eleva tu poder, si no que literalmente te da todo lo que quieras, demonios, si quieres el poder para partir una montaña con una espada ella te entrenará para que puedas hacerlo, si quieres ir de aventuras al otro mundo que nos propuso en la segunda opción, ella te concede el viaje acompañándote y si quieres volver con tu familia y amigos, si ella está presente en su forma de incognito, ellos sí te recordarán.
—Es una estafa total —asintió Ace de acuerdo.
—La primera propuesta está muy rota —habló Zoro frunciendo el ceño levemente, pero al menos sería conveniente.
—¿Solo le muestras un poco de interés y ella te dará todo? Suena bastante bien —habló el pelirrojo sonriendo macabramente—. Si en un hipotético caso le dijese que destruyera el mundo, ¿Ella lo haría?
—Probablemente sí —habló seriamente Shanks, cambiando su rostro animado a uno extremadamente serio y cauteloso—. Por eso no deben pedir cosas descuidadamente, ella podría tomárselo literalmente y podría causar cualquier mal al mundo.
—Ya es tarde, ¿No deberían ir a dormir o algo? Deben estar cansados. Al perecer Scy-chan estará toda la noche cuidando a Law —habló Rosinante tomando a su hijo en brazos el cual apenas tocó su hombro, se quedó profundamente dormido.
—Creo que sería lo correcto —asintió Mihawk tomando a su hijo el cual tiró levemente de su pantalón, él ya estaba grande como para pedir que lo carguen, pero a pesar de eso él lo tomaría ya que seguía siendo un niño en comparación al crecimiento de su cuerpo.
Porque sí, los niños crecen anormalmente rápido gracias a los genes de Scylla.
—¿Qué van a elegir ustedes? —preguntó Ace desde la cama en la que estaba.
—¡La segunda opción! ¡Podremos ir a un mundo nuevo y vivir aventuras como piratas! —exclamó felizmente Luffy.
—La primera —habló el pelirrojo despreocupadamente—. Si solo accedo a tener sexo con ella, me dará todo lo que quiera, ¿No es una ganga total? Aparte de que no es necesariamente fea, tiene un cuerpo sexy si le quitas el par de brazos extra, las alas y la cola.
—Mmm... —el peliverde tarareó de acuerdo.
—Mierda, en toda mi vida no había visto caderas y muslos tan grandes —habló el pelirrojo recodando el cuerpo de la mujer—. No me importaría estar entre esas piernas.
—Es cierto que es sexy, ¿Pero no tendríamos que darle un hijo? —habló pecoso razonando un poco, pensando en todos los hombres que vieron.
—¿Tal vez? Aun somos jóvenes para pensar en un niño, pero por el acto que hizo con el hijo de Rosinante es posible que sea una buena madre —habló Zoro—. Aparte de que son muy obedientes a ella, puede que no a sus padres, pero a ella sí.
—Mmm... no necesariamente tendríamos que cuidar al crío, solo hacer que nazca en seis meses y luego dejárselo a ella o a los otros, ¿no? —habló Kid.
—¿Y qué pasa si no quisiera tener un hijo? —preguntó el pecoso, pensando en la desgracia que tendría su pobre hijo al compartir su misma sangre...
—No lo tengas —se encogió de hombros Kid.
—Ella no nos ha explicado lo que deberíamos saber aún, quizás no necesariamente necesitemos hacerle un hijo —habló Zoro tranquilamente—. Mejor duérmanse y pregúntenle mañana temprano —Zoro se cubrió con las mantas, listo para dormir.
—¿Cómo Luffy? —habló divertido Ace mirando a su hermanito roncar a pierna suelta.
Cuando Law despertó, sintió como su cuerpo ya no dolía y no se le hacía dificultoso el siquiera acto de respirar. Una pequeña sonrisa se extendió en su rostro mientras miraba su piel la cual ahora ya no estaba cubierta por manchas blancas que lo cubrían en agonía, estaba curado.
Un pequeño suspiro de alivio y placer escapó de sus labios mientras cerraba sus ojos con deleite ante el nulo dolor que inundaba su cuerpo, por primera vez en años había sentido su cuerpo tan liviano como ahora.
—Veo que lo disfrutas —habló la mujer y el azabache abrió sus ojos como platos mientras miraba hacia donde había escuchado el sonido de la voz— ¿Soy cómoda? —se burló la mujer mirando al chico el cual parpadeó levemente sonrojado y luego sonrió de lado.
—¿La verdad? Bastante —habló descaradamente mientras ocultaba su rostro en los pechos de la mujer.
—Oho... un pequeño bastardo descarado —rio la mujer y acarició suavemente el cabello del hombre—. Me gusta, me gusta. Me preguntó si seguirás siendo tan descarado en la cama.
Law sintió como su alma abandonaba su cuerpo mientras era cargado por la mujer la cual los llevaba a donde se reunirían con los otros "sacrificios" para explicar el porqué están aquí y lo que pueden decidir hacer. Los chicos miraron como al pobre azabache se le iba el alma, tenía el cabello completamente despeinado y brevemente por el cuello se le veían algunas mordidas y chupones, mientras que la mujer se veía impecable, si no fuera por algunas marcas en su cuello y muslos.
—¿Es necesario que le demos un hijo? —preguntó Ace mirando fijamente a la mujer.
—No es necesario, pero me gustaría tener hijos dentro de lo posible —habló la mujer tranquilamente—, ¿Qué? ¿Acaso no quieres tener un hijo con un monstruo como yo?
—¡No! No es eso, es solo... algo personal —habló el pecoso.
—Sí, sí. Lo que tú digas, bien, ¿Qué eligen? —preguntó bruscamente.
—Primera.
—¡Segunda!
Todos, a excepción de Luffy que eligió la segunda, aceptaron la primera propuesta.
—Scylla-ya... —habló Law una vez que todos se fueron.
—¿Sí?
—¿Podrías sanar a mi familia? Es mi petición —habló el azabache seriamente.
—Bien, de todas formas planeaba hacerlo —la mujer apoyó su cabeza en el hombro del chico.
—Gracias —habló profundamente agradecido Law.
—De nada, ahora eres mi concubino, ¿No? Te daré todo lo que quieras mientras me des lo que yo quiero —habló la mujer y besó suavemente la mejilla de Law.
—¿Y qué es lo que realmente quieres? —preguntó Law y la mujer se quedó quieta.
—... Deseo se amada, incluso si solo es un mero acto —habló la mujer luego de un rato.
¿Debería hacer una segunda parte?
Son 5.000 jodidas palabras xd
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