Día tres.
Tema: Aniversario.
Pareja: Robin y Franky.
El dolor de los recuerdos.
Recuerdo aquel día, el día que todo se fue a la mierda, ese día estaba mirando a mi novia sentada enfrente de mi con uno de los libros grandes que tanto le gustaba leer y las preguntas volvieron a mí.
"¿Qué castigo había que pagar por dejar esto?", "¿Cuánto valía renunciar?" y la que más me abrumaba "¿Sería correcto seguir?" no dude de mi respuesta en ese instante, si, no era lo correcto seguir y lo sabía, entonces ¿Porqué me sigue doliendo solo pensarlo?
Recuerdo que en aquel momento no tenía idea, y sigo sin saber realmente, solo sabía que dolía tenerla cerca y no poder abrazarla ni hacer nada para recuperarla. Recuerdo que lo que más me preguntaba era "¿Dónde estás amor?".
Me la pase implorando internamente, rogando y pidiendo que volvieras conmigo, porque no estaba bien. No estábamos bien.
No estoy bien.
Había estado buscando a la chica de la que me enamore como loco, la busque en cada noche, en cada amanecer, en cada luna que le regale, en cada beso, en los recuerdos que atesore, en cada culpa, en cada cargo de conciencia pero toda búsqueda fue en vano.
Lo pensé y lo pensé pero la única respuesta a la que llegué fue que no podíamos seguir así, teníamos que hablar porque todos esos pensamientos solo estaban presionando mi corazón, el silencio parecía burlarse de mí. Suspiré con cansancio intentando aliviar un poco todo lo que mi tenso cuerpo empezaba a resentir,
Recordé a mi padre, él decía que todo problema debía enfrentarse de frente y con la cara en alto, como un DON así que las palabras simplemente empezaron a salir de mi boca.
— Robin — La llame, ella hizo un sonido dándome a entender que me escuchaba — No sé por dónde empezar querida — Murmure con dolor, ella ni siquiera dejó de leer el libro que estaba leyendo — Nena, yo... — Antes de volverme a arrepentir y dejar el tema dije lo que pensaba, sin detenerme a pensar si era tan siquiera coherente — No sé si lo que hago está bien o si está todo súper mal, o por el contrario estoy siendo súper extremo porque no sé si debemos seguir con esto.
— No sé de qué hablas Franky, todo está bien.
— ¿Dónde quedó la chica de la que me super enamore nena? — Pregunté triste mientras ella contestaba un mensaje antes de continuar su lectura.
"Te he buscado tanto... Que me perdí en el intento".
— Mira este lugar — Señale unos asfixiantes segundos después de que el silencio empezará a atosigarme de nuevo — Vivimos juntos desde hace tres súper años y ya no lo parece ¡por Dios Robin! ¿Por qué a este lugar no le queda nada de ti? ¿Dónde están tus cosas?
— No sé de qué hablas, yo lo veo igual — Se desentendió, seguía sin verme — Esta todo donde debe estar, como lo deje.
Hice un sonido de frustración, recuerdo que en ese instante el enojo me lleno el cuerpo, pensaba gritarle, pensaba desquitarme con los muebles de la habitación pero a lo máximo que llegué a hacer fue ponerme de pie mordiéndome la lengua para no gritarle.
"Te di todo, cariño, todo lo que tenía para dar entonces ¿porqué me súper alejas? ".
— Robin te estoy hablando, estoy siendo sincero contigo, te digo todo, pero no me dices nada — Aquella seguridad con la que empecé a hablar se fue esfumando — Ni siquiera me estás mirando a la cara ¿No lo entiendes amor? Estoy tratando de recuperarte...
— Estás exagerando como siempre, Franky.
Bajo el libro que leía por fin, lo cerró con cuidado y me miró con esa mirada helada que tenía en estos días, no era la misma mirada con la que me miraba al despertar, con la que me sonreía y reía conmigo. Esa no era mi novia, ya no me quería ¿por qué no podía simplemente decírmelo? ¿Porqué me tiene que seguir reteniendo cuando es obvio que ya no sentimos lo mismo?
— Realmente no sé de qué hablas, yo no veo nada diferente y no quiero seguir alimentando tus paranoias, necesitas despejar tu mente o algo... — Me miró de arriba abajo de una forma que no supe identificar — Conoce a nuevas personas, como yo conocí a Nami.
La miré atónito mientras ella se levantaba de la silla en donde estaba sentada. Eso era. Conoció a alguien más ¿verdad? ¿Acaso era esa tal Nami? Sabía que mi nena era bi pero ¿por qué no me dice nada?
— Ven conmigo, hoy es el cumpleaños de Nami y organizó una fiesta en su casa — Su tono amable me hizo dudar de mi actitud, de mis argumentos y hasta de mi memoria ¿realmente Robin ya no me quería? — Deberías acompañarme posiblemente eso es lo que nos falte, conocer a otras personas como yo conocí a Nami.
Recuerdo haber pensado que fui un ciego por no verlo antes, ese brillo en tus ojos al hablar de tu nueva amiga, fui un estúpido por no ver que ya no nos queda nada, que ya no había nada de mí en ti pero no puedes culparme, todo lo tuyo estaba en mi. Me quería aferrar a ti como nunca antes lo hice con nadie, porque la guerra ya se desataba dentro de mí y tú eres mi paz.
"¿Dejarte ir o hacerte infeliz? ¿Cuál era la decisión correcta?"
— Ven conmigo, nos conocimos en una fiesta ¿recuerdas? Creo que sería una buena idea para terminar este día, no quería decírtelo hasta más al rato — Yo no dije nada por unos segundos, seguía peleando conmigo mismo, ella me miró preocupada — No olvidaste nuestro aniversario ¿verdad?
— No, no lo olvide amor — Respondí al instante — Tienes súper razón, me puse paranoico.
Ella me sonrió — ¿Vendrás? A conocer a Nami y a divertirte un rato conmigo.
El nudo en la garganta no me dejó hablar, estaba aguantando la respiración porque me costaba respirar cada que lo intentaba, quería hablar, quería gritarle que no sonriera así al pronunciar su nombre, que no estaba ciego, que esta etapa era solo un obstáculo.
Pero nada salió de mi boca. Solo asentí.
Me acerque a ella sintiendo mi corazón oprimirse con cada paso, ser atravesado con cada latido y desgarrado por cada respiración. Todo en el mismo segundo. Ella tomó sus cosas y salió simplemente del departamento ignorando como mi corazón se rompía a cada paso que daba.
Una llamada detuvo nuestro andar, la mire temiendo que sus ojos fueran otro par de bolas de nieve, ella asintió aun con ese brillo en los ojos que me atravesó el corazón, ese brillo no era por estar conmigo.
— Aquí súper Franky.
— ¿Franky? Por Dios que bueno que contestas — Era mi hermano, Iceburg — ¿Puedes venir al hospital? Papá tuvo un accidente y necesita donadores yo no se si tu lo seas pero yo, papá-
— Iré para allá — Corte la llamada y mire a mi novia, recuerdo haber pensado que de todas maneras ya la había perdido, no quería perder a mi padre por ella — Te dejare en la fiesta, mi padre tuvo un accidente.
Ella me miró preocupada — ¿Estás seguro? — Asentí — Es Tom, preferiría estar contigo por si es necesario algún par de manos extra.
La tristeza y falsedad de su preocupación me abrumó por unos segundos ¿desde cuando es así? Negué antes de ser yo el que necesitará atención médica por su crueldad. Puede que ya no me ame como yo a ella, pero ya no es feliz conmigo y por eso no la seguiré encadenado.
Había tomado una decisión y escogía su felicidad.
— Está bien, Robin, ve a divertirte.
La deje en la puerta de la lujosa casa de la supuesta Nami, era una joven encantadora y hermosa, estaba a la altura de mi Robin con sus curvas y su sonrisa perfecta. Solo necesite ver como se miraban para comprender lo que sentían la una por la otra, para saber quién había derretido el corazón de Robin, la felicite y no solo por su cumpleaños, también por haberla ganado, por haberla hecho sonreír como yo ya no podía y desde el fondo de mi corazón les dije:
— Espero que sean muy felices por el resto de sus vidas.
No espere respuesta y me fui con Tom y con Iceburg, quisiera decir que estaba feliz con mi decisión y por eso no dolía, pero no era el caso. Me desgarraba con cada segundo que pasaba lejos de ella y moría por volver a rogarle una oportunidad para demostrarle que valía, para darle más de lo que le di, pero mi hermano me detuvo todas y cada una de las veces que intente ir por ella.
Ya había perdido la batalla y ni siquiera lo sabía.
Aquella noche, yo no le dije directamente a Robin que la dejaba ir, aquella noche pude salvar a mi padre, pero no a la dueña de mi corazón.
Aquella noche hubo un envenenamiento masivo y la casa de Nami se consumió en incendio, no hubo sobrevivientes y el criminal nunca fue encontrado.
Aquella noche mi corazón murió entre desconocidos, en los brazos de quien más amaba dejándome solo con su ausencia como recordatorio, con culpas como tormento nocturno y lágrimas como ancla al mundo del dolor.
Aquella noche murió Robin.
A veces pienso en aguantar la respiración hasta tenerla de nuevo acostada en mi habitación, entre mis brazos, viva y sonriéndome. Otras solo quiero arrancarme de rabia este corazón para dejar de sentir en el pecho tanto dolor, es insoportable y solo provoca que las lágrimas salgan sin control una y otra vez. Algunas pocas me siento culpable porque no la deje vivir con su amor, porque no la puedo dejar ir y porqué no deje que me acompañara esa noche.
Puedo pasar horas y horas arrepintiéndome, deseando haberle podido dar lo que se merecía — Robin — Murmure, entre lágrimas, abrazando la almohada que ella usaba — Mi Robin, mi amor... Robin... Robin... Robin..
Sin ella este mundo se va por un hueco, sin ella este cuerpo no es más que un contenedor vació, un montón de chatarra inservible porque sin ella no hay razón para vivir.
— Vamos Franky — Me habló Brook abriendo las ventanas — No puedes seguir así, ya van tres meses, no puedes seguir lamentándote — Intentó en vano quitar las sábanas que me cubrían — Ni siquiera has abierto los ojos, por favor míranos por lo menos una vez.
— No lo entiendes Brook... — Murmuré tan alto como mi dolor me lo permitía — Si ella no está ¿para que los abro? — Solloce.
Si antes mis labios besaban el cielo y ahora yo estoy por el suelo, si ella no está ya no valgo nada.
— No te hagas esto Franky, todos sabemos que la amabas más que a tu hermano y lo intentaste todo cuando se puso complicada la relación, pero no estás viviendo — Sanji también había intentado sacarme de la cama, cada día perdía más la paciencia — Tienes que entender que nadie pudo prevenir esa masacre como nadie puede impedir que sigas con la vida que te queda.
Pero yo le negué acompañarme. Yo le negué vivir.
— No puedo vivir sin ella, me da igual la vida — Negué abrazando su almohada — Tal vez tenga que ir a un doctor, siento que mi corazón ya no late... Siento que se fue con ella...
— Franky... — Hablo Usopp intentando jalar las sábanas, pero me envolví más en ellas.
— Déjenme solo por favor — Pedí, como todas las demás veces.
Solo quisiera saber que hacer para poder sanar.
Estaba seguro que podía vivir viéndola ser feliz de lejos pero ahora no esta y solo siento que me muero sin ella, que no puedo ni respirar, estaba seguro que podía dejarla ir sin embargo me equivoque, no puedo dejarla.
Siento que mi corazón tiene más heridas que un esclavo y la única medicina es ella, la necesito sin importar su indiferencia, no me importa que sus ojos solo me den miradas heladas, no importa que no me ame solo la necesito cerca de mi, no importa que rompiera mi corazón en cuatro y siga, sin sanar, latiendo por ella. No importa que sepa que debo seguir adelante, la verdad es que no quiero.
Está atrapada en mi cabeza y no la puedo sacar de ahí.
Necesito que mi corazón respire y tal vez lo hubiera recuperado de a poco si no la hubiese dejado ir esa noche, si hubiera sido más egoísta. Tal vez debí darle un regalo, no reclamos, debí llenarla más de besos y libros en lugar de sospechas y desconfianza, debí intentar enamorarla de nuevo en lugar de lamentarme.
Tal vez debí convencerla para pasar en otro lugar nuestro aniversario, debí haber organizado algo mucho mejor... Pero sobre todo debí haber aceptado que ella se quedara conmigo esa maldita noche para que el dolor de los recuerdos no me mate lentamente.
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