3 meses después

Han pasado tres meses casi exactos desde que dije que me iría de aquí, yo bien sabía que aquella noche no sería la última. No espero que nadie me comprenda, sólo pido que me tengan paciencia...

¿Saben lo difícil que es aceptar todo ésto? No he logrado asimilar siquiera el pensamiento de irme. Amo a Yoongi, tenemos una hija, y en éstos meses las cosas no han sido tan malas como antes... Lo cual sólo me confunde más. 

Me dolería dejar al amor de mi vida, y además quitarle a Soo una figura paterna. E ahí los motivos por los que continúo aquí.

Y sí, ya sé las caras que están haciendo, no los culpo, Tae y Jungkook hicieron las mismas muecas cuando llegó el día en que me esperaban ver con maletas en mano frente a su puerta y no estuve allí. ¿Que como lo sé? Una foto de ellos molestos hizo el trabajo.

— ¿En serio seguirás ahí? — cuestionó Tae por teléfono.

— Tete... No puedo irme... — admití — Puede que las cosas cambien si espero un poco más...

— No cambiarán, se pondrán peor. — afirmó — Debes cuidar de Soo y de ti mismo, ¿como quieres lograrlo sí tienes al mal encarnado como esposo?

— Vamos... Éso suena exagerado. — en alguna parte de mi mente tuvo mucha coherencia ése apodo, pero me contuve de decirlo.

— Ay Minnie... — suspiró — Sabes que seguiré apoyándote siempre, a pesar de ser tan necio, sólo... No salgas de ahí cuando sea demasiado tarde ¿okey?...

— Descuida... Estaré bien. — luego de colgar, me solté llorando.

Es muy difícil vivir así, sobre todo los días en que siento que no puedo más, en que me siento acorralado por mi tristeza y mil estupideces pasan por mi mente. Y entonces... Doy la vuelta y veo a mi hija...

¿Como podría dejarla así? Ahora hay una persona que depende de mí, y simplemente no puedo permitirme siquiera llorar frente a ella... Cosa que me hace más complicada la existencia.
No me mal entiendan, la adoro, la amo, Soo es mi vida entera. Por éso me reprimo frente a sus ojitos, no quiero que vea que su padre no es del todo feliz...

En fin... Hoy, nuevamente, Yoongi salió desde temprano para entrenar. Honestamente siempre se me ha hecho raro que diario tenga tanto entrenamiento, pero bueno, sus cinturones ganadores dicen que vale la pena...

Tal vez no le gusta estar tanto tiempo en casa conmigo, créanme que lo tengo presente, pero no quiero acabar por admitirlo.

Dijo que llegaría tarde, y que por favor no lo esperara despierto. Pero con el insomnio que ahora padezco, aunque quiera no puedo dormir a mis horas... Así que, evidentemente lo veré llegar. Ojalá y la noche siga tranquila igual que éstos tres meses.

Sí, sorpresivamente desde la última vez más grave, no hemos tenido más choques. Espero continuar así.

Por obra del cielo no he tenido más arranques de enojo con Jimin en tres meses... ¿Saben lo cansado que estoy? Joder, no a sido fácil sobre llevar cada día sin mostrar siquiera señales de molestia.

Por éso hoy, como una buena costumbre que me pegó Hyunjin, iré a beber con él, Nam — excluyendo a su novio por ésta ocasión — y unas compañeras del trabajo. Más bien, son las "porristas" que llevan a las peleas para que modelen sobre el ring letreros enormes con brillos.

No me caen bien, pero ellos insisten siempre en llevarlas.
Es más, ni siquiera sé sus nombres, y no me interesa saberlos.

— ¿A donde iremos hoy? — preguntó una de ellas abrazada a Hyun.

— A donde ustedes quieran princesas. — contestó. Ja, de princesas no tienen ni los tacones.

El punto es que fuimos en mi auto a un bar en el centro, algo alejado de nuestra zona habitual. Más que bar, era una especie de... Prostí... Dios, no lo diré.
No sé exactamente cuanto tiempo pasó desde que llegamos hasta que ya habíamos perdido la cordura, sólo sé que estuve a cinco segundos de hacer la peor estupidez de mi vida.

Y miren que ya tengo dos, bonitas, pero no quita el error en ellas.

Como ya dije, éste "bar" tiene características diferentes, por mencionar una, posee un pasillo de habitaciones oscuras. Ustedes sabrán para qué son usadas.

Bien... Pues resulta que bebí mucho, tal vez más de lo común, y cuando tuve un pequeño momento de lucidez, ubiqué que me encontraba en una de estás recámaras con una de las chicas que trajimos... 

No habíamos hecho nada, o éso dijo ella cuando me vió asustado. Sólo me había besado y desabrochado dos botones de mi camisa, momento en que reaccioné y me aparté.

— ¿¡Que crees que haces!? — le grité.

— Tú accediste a venir... — bajó la mirada.

— ¡Estás loca! Jamás aceptaría nada contigo. — me fuí de allí arreglando mi ropa y corriendo torpemente.

Tallé mis labios bruscamente con la manga de mi ropa en un intento por dejar ésa sensación del beso atrás. Me sentía mal, con desagrado, y confundido por no saber cómo había acabado en ése cuarto. ¿Que pasó por mi cabeza?

— Nam, me tengo que ir. — dije agitado sacando las llaves de mi auto de su camisa.

— ¿No te divertirás? — me miró Hyun con los ojos algo perdidos.

— ¡Por supuesto que no! — grité asqueado y salí del lugar.

Que no ame a Jimin no significa que le seré infiel, éso no va con mis principios, y mucho menos con una mujer. 
Con todo el alcohol encima, conduje por una hora más o menos hasta llegar a casa, afortunadamente, no tuve ningún accidente en el trayecto.

Sólo quería darme un baño, recostarme y no hablar hasta mañana. Había sido uno de los peores días de mi vida y sólo deseaba que la noche no lo empeorara.

Sin embargo, al llegar, mi sentido común se desconectó. Entre el coraje, el asco, el cansancio y las dos botellas de licor que había en mi sistema, más ésa simple frase que me recibió, no pude continuar más con la farsa que venía montando desde hace meses.

— ¿Yoongi? ¿Cuanto bebiste ésta vez? — se acercó a mi — ¿Y porqué hueles a perfume de mujer? — me miró mal.

¡Ja, no fue infidelidad! O no una fea jsjsjs, CASI cuernos.
Ahora si, viene lo feo, preparen sus armas.

Los amo.❤