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thirty-nine;❃

*Flashback*

Cuando Yoongi se fue a la habitación dejándome solo, no pude para de llorar en mucho tiempo. Me sentía mal en todos los sentidos posibles, me dolía el cuerpo debido a que fue un acto más brusco de lo normal, me sentía sucio, quería gritar hasta hacer sangrar mi garganta, me sentía como la persona más imbécil del mundo por aceptar que ésto pasara.

¿Porque no simplemente me negué? Sí, seguro me hubiera ganado una bofetada, pero probablemente no me afectaría tanto como ésto.

Pasó más o menos una hora hasta que logré calmarme lo suficiente, fue cuando por fin me levanté del sofá con las piernas temblorosas y con la necesidad de un baño. Me coloqué la pijama que anteriormente traía, aunque sólo sobrepuesta, y sin hacer ruido llegué al sanitario. Sólo abrí la regadera y entré, ni siquiera me importó que el agua fría pudiera provocarme un resfriado.

No sé cuanto tardé allí dentro, pero los temblores que empecé a experimentar me demostraron que ya era demasiado. Nuevamente, usé la misma ropa, salí intentando no alertar a Yoongi pues en verdad no deseaba verle la cara ahora.

Pasé la noche en el cuarto de Soo, llorando en silencio recostado en el pequeño sofá, con la nariz congestionada y vigilando que ella estuviera bien.
Debo admitir, que no dormí más que una hora, tal vez dos, y éso después de que comenzó a amanecer.

Tenía mucho que procesar, era tanto lo que había pasado en poco rato que mi cabeza no pudo descansar. Sólo quería que fuera una pesadilla, una horrible pesadilla de la cual despertaría pronto...

Yo sé que en algún lugar muy profundo de su corazón, mi Yoongi aún me quiere como antes. Ésto sólo es un mal capítulo de nuestra vida, que espero no tarde más en acabar.

*Fin del flashback*

Desperté de mi muy corto sueño a éso de las 7:30, cuando escuché un golpe fuerte en la entrada. Supuse que él ya se había ido.

- No llores amor... - respiré profundo y cargué a Soo, había comenzado a llorar cuando resonó la puerta.

Con el cuerpo adolorido en totalidad, me llevé a mi nena a la cocina para darle su leche. Me costaba ver correctamente pues tenía los ojos hinchados, por el llanto y por el desvelo.
Me forzé a sonreír para ella, ya que si me veía triste hacia pucheros hasta que cambiara mi cara. Es pequeña, pero entiende mejor los sentimientos que su padre.

Fue un día difícil claro, entre poca comida -cortesía como siempre de Yoongi-, consolarla, tomar pastilla trás pastilla buscando una que aliviara mis dolores y el miedo siempre presente. Por ahora, no puedo saber si realmente quedé en cinta de nuevo o no... Pero ¿saben la angustia que me dá esperar mínimo dos semanas para saberlo?

Quería tirarme a llorar todo la tarde en la cama y no moverme de allí, sin embargo, no podía ni debía hacerlo. Así que sufrí en silencio mientras hacía reír a mi hija con muecas fingidas.

Lo peor del caso, es que gracias a que estaba tan ebrio anoche, Yoongi probablemente no recuerde realmente lo que hizo. Pero a mi... Jamás se me olvidará.

Dios, bebí demasiado ayer...
Desperté con náuseas, dolor de cabeza insoportable y una sensación rara en el pecho. Como si hubiera hecho algo terriblemente malo, de lo cual no me acuerdo. Siendo sinceros, tampoco me interesa mucho saberlo.

No quería levantarme de la cama, pero honestamente, prefería estar convaleciente en el trabajo, a quedarme en casa y ver la cara de Jimin todo el día. Ni siquiera estaba conmigo por la mañana, y cuando lo busqué lo encontré en el cuarto de la niña.
¿Pues que le pasa? No le hice nada hasta donde mi memoria me dá a entender.

En fin, con muchas dificultades, llegué a mi destino. Sentía que todo me daba vueltas e incluso tuve varias discusiones en la carretera gracias a que mis sentidos estaban mal. Mínimo no choqué con nadie, aunque admito que cuando me topé con ésa cara burlona, deseé haberlo hecho.

- Carajo Yoongi, te ves peor que mi cu... - lo interrumpí antes de que acabara su insulto.

- Ya entendí, cierra la boca Hyun. - rió escandalosamente, provocando una punzada en mi cabeza - ¡Deja de reírte como hiena, cállate! - hacía muecas de dolor.

- ¿Cuanto bebiste exactamente? - preguntó bajando el volumen de su risa.

- No tengo idea... Perdí la cuenta cuando la segunda botella se vació. - admití.

- Debería llevarte a alcohólicos anónimos en lugar de a peleas. - bromeó Nam llegando de la mano con su novio.

- Éso sería bueno. - siguió la broma Jin.

- Agh... Silencio... - me senté en la orilla de un ring, la cabeza estaba a punto de estallarme y el cuerpo me temblaba - ¿Me compran una cerveza por favor?

- ¡Tú no paras de beber! - gritaron al unísono haciendo que quisiera arrancarme las orejas o la cabeza por el dolor.

- Con éso me sentiré mejor, sé de lo que hablo. - antes, Jimin y yo acostumbrabamos beber un par de cervezas frías cuando teníamos resaca, al menos a nosotros nos servía bastante.

- Te traeré un suero frío, tómalo o déjalo. - se cruzó de brazos Jin.

- Ya vale... - no podía reclamarle, es el novio de mi jefe y no quiero saber qué pasaría si le hablo mal.

El resto de la tarde y noche me la pasé con malestares, pero al menos el suero me sirvió un poco para evitar caer al suelo desmayado o qué sé yo.
No entrené mucho, no le veía caso a matarme entrenando si desde hace mucho no hay peleas.

Namjoon insiste en rechazar muchas de las propuestas que me llegan porque dice que "no son contrincantes dignos", a lo que yo respondo "no luchamos por dominar el mundo, sólo acepta y ya".
Así que llevo varios meses con paga sin hacer nada básicamente, diría que es bueno si no me hubiera reducido el sueldo por falta de actividad.

¿Que acaso no ve mi situación? Tengo a una hija y a un error muy irritante a los cuales mantener. De seguir así, Jimin tendrá que dejar sus comodidades de mimado atrás y regresar ya a trabajar, así al menos servirá de algo su presencia.

Yoongi llegó a casa más temprano de lo común, no habían dado ni las 11 cuando sus llaves entraron en la puerta asustándome un poco.
Incluso la nena se sobresaltó ligeramente.

- Yoongi... Estás en casa... - dije al verlo entrar.

- Sí, Nam me dejó ir antes. - suspiró pesado y aventó la mochila al suelo, como siempre.

- Que bueno... - intenté sonreírle, aunque estoy seguro que no me salió bien.

- Dame de cenar, me siento fatal. - se sentó a mi lado.

- Claro. - le entregué a Soo y él la recibió con un gesto que me molestó, más no le dije nada. Suficiente había pasado ya.

Busqué en su maleta, pues él cada vez que llega a casa trae algo de productos allí. Ésta vez sólo compró pescado, vegetales y cerveza... No puedo creer que aún continúe con ésa vieja costumbre de beber más para "sentirse mejor". La última vez que yo lo hice, comprendí el porqué no funcionaba intentar contrarrestar alcohol con más alcohol.

Por fortuna nada estaba roto, debería dejar de lanzar las cosas como si todo fuera de plástico.

En fin, le hice la cena, aproveché para comer yo y darle su biberón a Soo. Fue ahí cuando se me ocurrió decir una tontería, cosa que por poco inició una nueva discusión.

- Ayer no me respondiste... Cuanto habías bebido Yoonie... - azotó el tenedor contra el plato, éso me hizo dar un pequeño brinco de susto.

- ¿Te importa? No. - bufó - Llegué a casa mínimo, con éso deberías estar conforme.

- Sí pero... ¿No recuerdas que pasó? - traté de no llorar mientras arrullaba a la niña.

- No, ¿sucedió algo realmente importante acaso? - resaltó la palabra "realmente" y me miró serio, yo tragué duro.

- Eh... - su semblante me ponía nervioso, y me daba miedo a decir verdad - Yo...

- Odio que balbucees, habla ya. - alzó un poco la voz.

Si él no se acordaba de nada, tal como presentí, ¿que caso tenía decírselo?, sólo me acumularía problemas que honestamente no deseaba. Tal vez era una vía más factible el no confesarle las cosas, lo único que quiero es dejar de pelear...

- No... Nada importante. - contesté con la mirada baja.

- Entonces no sé a qué vino tu comentario. - se levantó de la mesa sin mucho cuidado - Iré a dormir.

- Voy en un rato. - asintió ya sin mirarme y se fue a la habitación.

Luego de acomodar la cocina y de tratar de dormir a Soo en su cuna, me rendí. Ella estaba muy inquieta, no lograba conciliar el sueño y parecía que buscaba algo con la mirada.
Decidí llevarla a dormir conmigo, tal vez éso le ayudaría.

Al llegar a la recámara con ella en brazos, inmediatamente después de que vió a Yoongi estiró sus pequeñas manos en su dirección. Allí entendí lo que buscaba, en verdad, le hace tanta falta convivir con su segundo padre.

- ¿Para qué la trajiste? - preguntó adormilado.

- Te está buscando. - la recosté junto a él, Soo se abrazó a su mano instantáneamente.

- Bueno... Sólo ésta noche. - suspiró y se acomodó mejor con ella.

La escena me reparó un poco el alma, porque a pesar de que sé que Yoongi no la ama tanto como yo, al menos la trata como se debe. Dios... No es justo, ¿porque tiene que verse tan lindo junto a Soo?...

Me tardé demasiado en dormir, básicamente porque seguía preocupado. Ya no sé si hice bien en no decirle la verdad a mi esposo, tengo miedo, y no tengo idea de lo que haré a partir de ahora.

No puedo confiar ni siquiera en mi.

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