thirty-four;❃
2 meses después
Hoy mi nena cumple su tercer mes, y no saben la felicidad que me dá el verla crecer un poquito más todos los días.
Al menos para mi, Soo sí es un regalo del cielo, aunque para Yoongi es más una obligación.
Y hablando de él, ¿saben con que nueva sorpresa llegó anoche?
El señor se fue a tatuar todo el brazo izquierdo, pero no, éso no es lo que me molestó más porque bueno, yo tengo un tatuaje en la costilla.
Me enojó de donde tomó el dinero para hacerlo.
Y sobre todo, tengo demasiado coraje por lo que hizo después.
*Flashback*
Era media noche, Soo ya estaba dormida en su cuna y yo me había quedado viendo una serie en la sala de estar.
En la mañana había discutido nuevamente con Yoongi, ni siquiera recuerdo el motivo. Así que quise recibirlo, hacerle una rica cena y contentar el ambiente, incluso iba a disculparme aún cuando sabía que yo no era el único culpable.
En fin, Yoongi llegó casi a la 1 de la mañana, para sorpresa mía venía en sus cinco sentidos, pero tenía algo raro. Él nunca llega con su chamarra puesta porque el entrenamiento le dá calor, además hacía muecas raras cuando movía su brazo izquierdo.
Intenté no darle mucha importancia, tarde o temprano se desmentiría solo.
- ¿Que haces aún despierto? - preguntó cerrando la puerta trás de sí.
- Quise esperarte para cenar. - sonreí y me levanté.
- Ah... Vale. - extendí las manos hacia él y me entregó su maleta.
Regresé al sofá para dejarla allí, pero al girarme de nuevo a verlo estaba retirando su chamarra, dejando ver su pequeña, o mejor dicho, gran anomalía.
- No voy a gritar porque la niña está dormida... ¿Pero qué carajos es éso Yoongi? - lo miré molesto.
- Un tatuaje. - rascó su nuca nervioso.
- Ya lo sé, me refiero a porque demonios lo tienes. - intenté calmarme.
- Porque me gustó hacerlo, y ya. - se acercó a mostrarmelo - ¿Se ve bien o no?
- Ajá... ¿Con qué dinero lo hiciste? - sabía que estábamos teniendo algunos problemas económicos, así que no me cabía en la cabeza como es que le había alcanzado para un tatuaje tan grande.
- Ah... Te molestarás si te lo digo. - me crucé de brazos.
- ¿Con qué dinero fue? - insistí.
- Lo tomé de tu alajero. - bajó la mirada, haciendo que a mi me dejara de importar conservar el silencio.
- ¿¡Cual es tu maldito problema!? - exploté - ¡Ése dinero era para Soo!
En un alajero plateado estaba haciendo una especie de fondo de ahorro, ésto para poder costear las vacunas que se le debían aplicar, y necesitaba ahorrar lo suficiente ahora porque durante éstos meses habrá muchos gastos por cubrir.
Y viene él a tomarlo como si nada, sabiendo que ya no podré ahorrar más y el estúpido seguro médico no las cubre todas.
- Por un par de vacunas que no tenga no se va a morir. - le di un empujón, odio que use el verbo "morir" cuando habla de SU hija.
- ¡Retractate de ésa frase antes de que te arranque el maldito brazo! - lo señalé a modo de advertencia y escuché que Soo había comenzado a llorar.
- ¡Ahora resulta que no puedo darme un lujo! - me miraba con enojo.
- ¡Con el dinero de nuestra hija no! - respondí y él alzó la mano amenazante - ¡Adelante hazlo, rompeme la cara otra vez!
- ¡Lo haré si no te callas! - lo miré sorprendido, ¿hablaba en serio? - ¡Yo trabajo para conseguir ése dinero, así que cada billete es mío!
- ¿Te digo algo? - un par de lágrimas rodaron por mi cara - Si yo fuera el boxeador aquí, haría todo lo contrario de lo que tú haces. - soltó una risa burlona.
- No podrías serlo, nunca haz tenido madera para un deporte así. - me quejé con claro enojo.
- ¿Que quieres decir con éso Min Yoongi? - lo encaré aún más, sabía a donde iba todo ésto, y me extrañó ya que tenía mucho que no sacaba aquel tema.
- Sabes bien a lo que me refiero. - se cruzó de brazos - Incluso tu padre tenía muy en claro que no servías para ésto.
- ¡Cállate! - empecé a llorar de coraje - ¡Eres un idiota!
Igual que la primera vez, en un instante sentí mi mejilla arder y punzar, aunque no sólo fue éso, también sentí el fuerte impacto de mi cuerpo contra el suelo.
Me abofeteó y empujó por haberle gritado en su cara un insulto, que bien merecido lo tenía por la idiotez que hizo. Pero ésta vez, una pequeña satisfacción hizo aparición en mi pecho, porque al menos lo callé con ése tema que tanto repudio.
- Te éstas tomando derechos que no tienes Jimin. - me señaló molesto - Tú no tienes permitido insultarme.
- Pero tú si tienes derecho a lastimarme ¿no? - mi respiración se hizo más agitada por los múltiples dolores que fueron apareciendo.
- Tú te lo buscas imbécil. - retrocedió dos pasos.
- Escúchame bien Yoongi, jamás en tú estúpida vida vuelvas a decirme éso, ni sobre mi boxeo. - intenté levantarme, pero fue inútil.
- ¿Boxeo? Nunca llegaste a nada cercano a éso. - bufó y se fue dejándome solo.
Luego de unos minutos me logré poner de pie, y a pasos lentos fui a la habitación de Soo para consolarla. Al final de todo, me quedé dormido en el sofá junto a su cuna, pues me negaba a compartir la misma cama una noche más con ésa bestia.
*Fin del flashback*
Por la mañana desperté de golpe al sentir algo frío y húmedo en mi cara. Yoongi, con su cara de remordimiento acostumbrada, estaba limpiando la sangre de mi labio y nariz con una toalla algo mojada, anoche ni siquiera quise salir del cuarto para asearme.
- Lo lamento. - lo miré enojado.
- No lo lamentas. - contesté - Te gusta herirme, ya me dí cuenta.
- Claro que no Minnie... - ahora soy "Minnie", pero ayer de "Jimin" e "imbécil" no me quitó.
- Ya déjame en paz. - quité la mano que tenía sobre mi mejilla - Sal de aquí.
- Eres imposible. - azotó la puerta al salir, provocando que mi nena despertara llorando. Bonita manera de cumplir 3 meses de nacida.
- Ya ya... Ven. - la cargué quejándome del dolor - Estoy aquí... Tranquila princesa...
Antes de todo, me cambié la ropa pues estaba llena de polvo, gracias al suelo, y acabé de limpiar mi cara. Además me coloqué una venda envolviendo mi torso, pues me dolía horrores debido al golpe seco que me dí al caer. Básicamente pasé la mañana entera con una bolsa de hielo en mi mejilla, una en el hombro y sin poder moverme mucho.
Luego de darle su leche, aclaro que yo no desayuné pues no tenía ni el menor apetito, llamé a Tae.
Últimamente no hemos tenido mucho contacto, de hecho, no nos hemos visto desde mi parto. Y es lógico, tenemos responsabilidades enormes en casa y poco tiempo sobrante.
Lastima que le diré que venga por una situación tan... Grave, otra vez.
Se viene la revelación del siglo osi, yo les dije que había guardado el problema grande para éstos dos capítulos.
Advertidos estaban.
Los amo. ❤
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