Soy Park Jimin, tengo 19 años, vivo en Seúl, Corea y hoy vengo a contarles una historia de mi vida.
Si, así de rápido iniciamos con los dramas, pongan atención.
Alerta, puede parecer muy cliché en algunas cosas y no tan romántica como Romeo y Julieta, pero oigan no me culpen así fue como pasó.

La anécdota se trata de como me hice novio del chico más lindo que e conocido, que sin embargo no siempre me gustó, de hecho al principio me caía terrible.
Comencemos en mi etapa de preparatoria, hace ya varios años.

*Flashback*

Verán, cuando empecé a cursar mi quinto semestre llegó un alumno nuevo, el cual me cayó mal desde el inicio. Parecía el típico problemático que solamente jala gente a sus broncas, pensé que era alguien grosero, holgazán, mal educado, patán, que sé yo. Incluso le ví cara de engreído. Lo sé, muy mal Park, muy mal.

Para mi mala suerte de ése momento la profesora lo sentó a mi lado y por ende me ví obligado a ayudarle con los trabajos que debía hacer. Sin embargo no me trató como yo creía, al contrario, me hizo caso, no se portó grosero conmigo, ni siquiera lo escuché decir una palabra altisonante. Me mal dije a mi mismo por haberlo prejuzgado de ésa manera tan injustificada, mira que hacerme toda una película sólo con verle la cara... Me di pena.

En fin, ése chico era Min Yoongi. Tenía dos años más que yo así que supuse que en algún momento había reprobado algún grado o algo así. Día a día lo iba conociendo un poco más, dándome cuenta que no era nada de lo que yo pensé en un inicio.

Era un chico lindo, considerado, con buena educación, además de poseer un buen sentido del humor. Añadiendo también que no era feo en lo absoluto.
No me gustaba en ése momento, me caía bastante bien y con el paso del tiempo se convirtió en mi mejor amigo. Salíamos casi todos los días, me invitaba a su casa para jugar videojuegos, aveces iba a mi casa a comer y a que le ayudara con sus deberes, en la escuela siempre hacíamos equipo para trabajar y almorzabamos juntos, etc.

Por ello la gente empezó a creer que éramos pareja, pues literalmente no había un momento en que se nos viera separados, incluso nuestros padres estaban convencidos de que teníamos algo que ver. Yoongi no negaba nada mientras que yo me desvivía aclarando que sólo era mi mejor amigo.
Lo sé, tal vez fuí cruel.

[...]

Más meses pasaron y para cuando íbamos a terminar nuestro sexto semestre Yoongi ya me gustaba bastante.
Mi manera de enamorarme de él fue de a poco y sumamente lenta, pero con eso sólo demostraba cuan sincero era el sentimiento. Tomé valor un día y le declaré mi amor, obteniendo un "también me gustas mucho" de su parte.
Salimos de preparatoria siendo novios.

Mis padres me pusieron algunas trabas pero al final aceptaron la relación.
Los suyos simplemente dijeron "ya lo esperábamos" y no se inmiscuyeron más.

[...]

Entramos a la misma Universidad, y bueno, creo que fue la época en que tuvimos más problemas. ¿Porque? Porque descubrí que él adoraba el boxeo y además quería volverse un profesional en dicho deporte al crecer. Eso yo nunca lo supe antes, y tuve que decirle que yo odiaba ésa práctica y que era en la única cosa que no lo apoyaría.

Obviamente se molestó y terminamos.
Si, nuestro primer noviazgo duró menos de seis meses.
Tardé un tiempo pero entendí que yo era el errado ahí, porque si yo era su novio se suponía que debía darle todo mi apoyo sin importar que fuera, era su pareja no su mamá como para querer controlar sus decisiones.
Me sentí terrible y por fin fuí a buscarlo a su casa, ya que en la Universidad nos evitabamos por completo.

Lo encontré en la entrada y se sorprendió al verme, me dijo que iba de salida pues planeaba ir a buscarme.
Lo cierto es que no podíamos estar alejados uno del otro mucho tiempo, era una costumbre muy arraigada el pasar juntos cada segundo del día.

- Prometo que te apoyaré en lo que decidas hacer... Te debe gustar a ti y no debo meterme en eso. - le dije aferrado a él, extrañaba abrazarlo.

- Gracias por entenderme... - suspiró - Siempre serás lo más importante para mi, nunca lo dudes.

Regresamos y ésta vez no hubo un punto final.