forty-three;❃
//3° mes de embarazo//
Contiene un par de escenas sensibles
Ayer se completó la primera semana del tercer mes. Gracias al cielo es una etapa un tanto más sencilla de sobrellevar, y ocultar en mi caso, al menos por la parte de los síntomas.
Me asusté hoy que me miré al espejo, mi panza ya comenzó a notarse. Cosa que no me pasó con Soo hasta bien llegado el quinto mes, no sé que sucede con éste bebé, pero está creciendo rápido. No es bueno éso... Tendré que usar la ropa más grande que encuentre en el clóset.
Además, aún continúo con dolores producto de los golpes que me dió Yoongi hace ya tres semanas.
Mis mejillas todavía me duelen al hablar o comer. La espalda me sigue matando a punzadas. He tenido constantes migrañas, lo cual es el punto que más me asusta. Y en los brazos tengo marcas demasiado visibles gracias a su agarre.
Lo peor, es que él no muestra remordimiento alguno, e incluso parece molestarse cuando hago muecas de dolor. De hecho, cada mañana me dice que me maquille inmediatamente, pues no le gusta ver mi cara con moretones.
Claro, no le agrada, pero él los provoca.
Y para empeorar la situación, Hoseok no a dejado de llamarme, yo no le he respondido ni una vez con la intención de evitar problemas. Es lógico que quiere saber si estoy bien, si no me pasó nada malo luego de presenciar la ira de mi esposo. Hasta ahora él no se a dado cuenta de las llamadas, pero presiento que lo hará pronto...
En fin, pasando a otra cosa por contar, ayer hice algo que nunca creí hacer. Le negué a Tae una visita.
Me llamó por la mañana, afortunadamente Yoongi ya no estaba, y me dijo animado que quería venir a verme, pues me extrañaba demasiado y también a Soo. Añadiendo que Hani no había parado de preguntar por nosotros.
Con un nudo en la garganta y con el pecho punzando le respondí que no quería que vinieran.
Naturalmente, me preguntó el porqué. Dije que no tenía ganas de estar con nadie, y que además Yoongi no me permitía recibir vistas —punto que sí es verdad por lo que sucedió con Hoseok—. Se molestó con él y me repitió lo mismo de siempre.
"¿Porque sigues ahí? Debes dejarlo". Yo no podía contestar que era justo lo que intentaba hacer, pues había una cosa que no debía decirle... Así que simplemente suspiré y le prometí que nos veríamos pronto. Dios... Seguro lo hice sentir terrible, probablemente esté enojado conmigo porque él es muy sensible...
Pero hubiera sido peor de haber aceptado su visita. Por supuesto que hubiera notado cada uno de mis moretones, me hubiera pedido una explicación, y desde allí se hubiera acabado mi mentira.
No podía permitir que éso pasara, no debo dejar que absolutamente nadie sepa de mi estado ni de lo que ocurre con Yoongi.
Ya tendré tiempo para disculparme con mi mejor amigo y con Hani...
[...]
Era media noche cuando Yoongi llegó a casa, con algunas copas encima, una cerveza en la mano y aroma a cigarro. Además de un nuevo tatuaje en su brazo derecho. Por suerte, Soo ya estaba dormida en su cuna y ésta vez no se despertó.
No le reclamé nada, ni siquiera mencioné algo sobre como venía, es más, no le dirigí una sola mirada que se pudiera malinterpretar.
Sin embargo, mi noche no acabó nada bien.
— ¿Quieres cenar?... — pregunté cuando terminó su cerveza de un trago, para entonces estábamos en el sofá.
— Ya sabes que sí. — bufó sin soltar la botella.
Me levanté y me dirigí a la cocina, agradecí que mis náuseas hayan disminuido considerablemente éstos últimos días.
Parecía que iba a poder sobrellevar la situación sin percances, pero la vida me demostró una vez más que no debo ser tan confiado.
Olvidé que había dejado mi teléfono sobre la mesa de centro, justo frente a Yoongi. Y bueno... ¿Recuerdan lo que dije de Hoseok?... Pues se le ocurrió llamarme precisamente ahora.
Por obvias razones, yo no fuí el primero en ver la pantalla.
— Jimin. — apreté fuerte los ojos cuando escuché mi nombre acompañado del timbre de la llamada — ¿Porque te está buscando ése inútil? — nuevamente apareció su tono aterrador.
— No lo sé... — mentí sin mirarlo.
— ¡Claro que sabes! — se levantó bruscamente sosteniendo el celular y la botella en sus manos.
— Te juro que no... — sentí como me encogía en mi lugar, sé que mi expresión era de miedo puro. Él dejó caer mi teléfono al suelo, claro que éso no me importó.
— ¡Ya deja de querer mentirme! — dió dos pasos al frente, lo siguiente que pasó fue muy rápido, tanto que a penas alcancé a reaccionar.
Yoongi lanzó la botella vacía en mi dirección desde pocos pasos de distancia, con suerte logré cubrir mi rostro con mi brazo, sintiendo el impacto del vidrio desde mi hombro hasta el codo. Grité de dolor, pues varios trozos me dañaron haciéndome sangrar casi al instante.
Pero no, ahí no fue cuando se detuvo.
— Eres un maldito fácil. — se acercó deprisa, yo retrocedí llorando topando con la orilla de la mesa.
— Yoongi, espera... Por favor... — puse mis manos como escudo — No hice nada... Te juro que no te he fallado...
— No te creo. — sujetó mis muñecas con fuerza — Seguramente te acuestas con él a mis espaldas. — me miraba con demasiado odio.
— Claro que no... — lloré aún más — Créeme... Te lo pido... — intenté librarme de su agarre, pero fue imposible.
— ¡Cállate! — me empujó contra la mesa, rompiendo con mi espalda los dos vasos de vidrio que antes había colocado allí. Sentí como comencé a sangrar debido a las heridas que se formaron.
— ¡Suéltame! — forcejeé con mucho dolor, pero tal como me temía, mi fuerza no era nada comparada con la suya. Me propinó una bofetada en mi mejilla izquierda, provocando que saliera un hilo de sangre desde mi nariz.
— Espero que con ésto te quede claro tu lugar. — me soltó, yo me resbalé al suelo cayendo de rodillas, cubriendo mi cara con mis manos — Si vuelvo a saber que tienes contacto con él o cualquier persona, te irá peor.
Finalmente, se fue.
Soo estaba llorando, pero no podía siquiera levantarme del piso. El brazo, la espalda y la nariz seguían sangrandome, la mitad del rostro me punzaba y ardía, además de que el vientre me comenzó a doler también.
Maldita sea la hora en que olvidé recoger el estúpido celular de la mesa...
Tardé bastante tiempo en ponerme de pie, y aún llorando fuí con mi hija, era una completa tortura el cargarla o siquiera moverme. Tuve que esperar hasta que ella se quedó dormida para poder darme un baño, desenterrar las astillas y limpiar los cortes de mi cuerpo con un poco de alcohol.
Me coloqué vendas en el brazo, aunque fue complicado vendar mi espalda. Aún no me habían sanado los anteriores golpes, y ahora con éstas heridas menos lo harán.
No quise comer o beber nada, la garganta me dolía por tanto gritar. Así que simplemente me puse una ropa cómoda y dormí, otra vez, en el cuarto de Soo. Bueno, "dormí" entre muchas comillas, ya que no pude conciliar el sueño en toda la noche debido al dolor.
¿Cuanto más me tiene que destruir para que se detenga?... ¿Cuanto más debo aguantar para lograr irme?...
Okey, éste también estuvo feo jsjsjs.
Aviso: Habrá dos finales, el definitivo y uno alternativo (aún no sé cual subiré primero) cada uno con su epílogo correspondiente, pero recomiendo estar preparados para todo juju.
Siguiente capítulo: Penúltimo.
Los amo. ❤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro