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forty-five (end);❃

Final definitivo/real

No tenía idea de como saldría de aquí así, y sobre todo, el terror aumentó cuando mi vientre comenzó a punzar de forma constante. Era lógico por lo que había pasado, pero me asustaba. Debía encontrar la forma de irme, pues si me quedaba aunque fuera una noche más, probablemente no viviría para contarlo.

Yoongi me amenazó de muerte, no una, si no repetidas veces. Lo único que pasó por mi cabeza fue "debo escapar ahora".

¿Pero cómo iba a hacerlo? Me había dejado prácticamente inmovilizado, a penas respiraba correctamente. Y mi teléfono estaba en la sala, de nuevo, olvidé tomarlo.
Grité intentando lograr que algún vecino me escuchara, sin embargo, creo que mi voz no fue lo suficientemente alta ya que nadie se percató.

O me ignoraron, simple.

— Carajo... — jadeaba de dolor cada vez que inhalaba y exhalaba aire.

Tal como antes había dicho, y prometido, tendría que ser el triple de fuerte. No podía dejar que mi vida y las de mis hijos se fueran al caño, así que enfrié mi cabeza, traté de despejar todos los malos pensamientos que habían comenzado a llegar, y respiré profundo.

Había logrado tanto como para rendirme estando a poco de escapar.

Sí, mi mente me amenazaba con ideas negativas, suicidas y demás, pero luché contra cada una de ellas. Me negué a morir aquí. No dejaría que él ganara igual que siempre, ya no.

— Bueno... Amor... — intentaba mantenerme hablando con mi bebé, de ésa forma también trataba evitar enfocarme en el dolor — Sólo somos tú y yo... Ayúdame un poco ¿si?...

Por alguna obra del cielo, el vientre dejó de punzarme con tanta frecuencia, aliviandome ligeramente. No se movía como siempre, pero lo podía sentir, y con éso me conformaba por ahora. Creo que el golpe de Yoongi no fue tan fuerte ni sertero después de todo.

Jadeando y con algunas lágrimas aún derramandose, me sujeté con ambas manos de la cama, tratando de impulsar mi cuerpo hacia arriba. Fue una tortura, pero luego de varios intentos logré subir al colchón. Algo era algo.

Ahora, debía ponerme de pie, lo cual era un reto bastante complicado, más no imposible. Sostuve mi pancita con una mano mientras que con la otra me apoyé en el buró. Las piernas me temblaban, mi equilibrio seguía mal, pero de alguna forma logré quedarme parado.

— Dios... Sé bueno conmigo una vez... Y déjame salir de aquí... — rogué antes de dar el primer paso.

Así, con muchas punzadas en mi cuerpo y movimientos bastante torpes, fui caminando hasta salir de la habitación, usando la pared y muebles como bastones. Era un verdadero martirio moverme, pero no me rendí hasta que ví cerca la sala.
El reloj de pared marcaba ya las 9:45, había pasado mucho tiempo tirado en aquella esquina, además de realizar mis acciones más lento de lo usual.

No me quedaban suficientes horas como para pensar en desperdiciarlas o detenerme a descansar, las manecillas parecían ir más rápido de lo común. Tenía que encontrar la fuerza necesaria para huir lo más pronto posible.
Llegué al sofá, donde pensé que mi teléfono había quedado luego de la horrible escena, pero no lo hallé.

— Se lo llevó... — susurré, era lógico que Yoongi lo había visto y se lo había quedado. Cortó mi comunicación.

Miré la puerta con un aire de frustración, la percibía tan lejana. Al menos hubo algo bueno para mi, y es que él no había colocado el seguro, era un gran beneficio ya que mi juego de llaves también se lo había llevado. Intentó dejarme encerrado y ni éso pudo hacer bien.

— La cabeza te sirve muy poco Min... — bufé con una ligera sonrisa.

Antes de irme, quise hacer algo más.
Junto a la televisión se ubicaban un par de repisas, allí era el lugar donde Yoongi acomodaba sus cinturones, trofeos y fotografías con personas importantes que iban a sus peleas.

Me acerqué con dificultad, y al estar frente a sus cosas preciadas, un sentimiento de odio me nació. Su trabajo siempre fue más relevante para él que nuestra familia.

Tiré al suelo todos sus trofeos, rompiéndolos en el acto. Sus cinturones los lancé a la pared, sólo así se agrietaron. Las fotografías las rompí, dejando un desastre de cristal y papel en el suelo. Y al final, me quité la sortija de matrimonio y la solté sobre todas las cosas rotas.

Sabía perfectamente que él ya no la usaba desde hace muchos meses, nunca le reclamé nada. Ahora, era mi turno de romper nuestra unión.

Al terminar mi última acción, comencé a caminar hasta la entrada intentando no quejarme tanto con cada paso, evidentemente fue imposible no hacer ruidos. Unos minutos después, pude respirar un tanto más aliviado y juro que sentí un peso menos encima. Había logrado salir del apartamento por mi propia cuenta.

El corredor estaba oscuro, lógicamente ya que era tarde. No quise gritar a mitad de éste, sabía de sobra que nadie me ayudaría. En primera, porque seguramente la mayoría estaban dormidos. Y en segunda, porque no les caía bien a mis vecinos. No me pregunten porqué, pero jamás pude relacionarme con la gente del edificio, así que ésa es la razón por la que nunca me han ayudado.

Continué mi tortuosa caminata por el pasillo y los dos pisos de escaleras que debía bajar, gracias a dios había suficientes soportes que podía usar. Agradecí que mi bebé aún no fuera tan pesado, imaginen si hubiera tenido nueve meses... Seguiría en el suelo.
Sé que tardé mucho en hacerlo, pero me sentí extremadamente feliz al poner un pie fuera del edificio.

Aunque, la alegría se cortó cuando capté lo solitaria que estaba la calle, solamente era alumbrada por los postes de luz y algunos autos seguían circulando, muy pocos a decir verdad.
Tenía claro que nadie se detendría aunque me pusiera enfrente suyo, la gente de ésta zona es odiosa y no les importa si eres un chico en cinta y lastimado.
No veía taxis, ni un alma pasaba a mi lado, nada.

Estaba ahí solo en medio de la banqueta, a las 10 en punto.
Quería correr, pues sabía que Yoongi no tardaría en regresar de su pelea, y realmente no deseaba volver a ver su estúpida cara... Me daba miedo pensar que si no me apresuraba tendría que pasar la noche con él.

Y éso sólo en el mejor de los casos.

Pero, si a duras penas estaba caminando, acelerar el ritmo de mis movimientos sería una terrible idea.

— ¿En serio ni una persona puede venir por aquí?... — dije en voz baja con molestia — No puede ser...

Pensé lo más rápido que pude, y una idea un poco coherente llegó. Sufriría mucho, pero si lo conseguía, estaría a salvo. Y a ésta hora mañana podría encontrarme abrazando a Soo, aunque sea en una camilla de hospital, pero era lo más que podría pedir.

Caminé nuevamente, usando las paredes de los negocios y casas como soporte, y empuñando una piedra por cualquier caso. Las piernas me dolían cada vez más, me comenzaba a marear y la cara me punzaba horriblemente. Fue complicado para mi el seguir de pie y no rendirme a mitad del trayecto.

No tengo idea cuanto me tomó, ni cuantas personas me ignoraron cuando me vieron arrastrarme por los muros, pero sé que lo logré, me sentí orgulloso de mi fuerza, pues aún en las condiciones en que estoy pude salvarme yo solo.

Toqué la puerta del que me gustaba llamar "mi segundo hogar", debo admitir que mi manera de golpear la madera era en extremo desesperada. Pero, es que yo estaba en extremo desesperado. También agradecí por la poca distancia que existía entre el edificio —donde se ubicaba mi infierno— y ésta bonita casa.

— ¡Taehyung... Ayúdame por favor! — grité con las últimas fuerzas que me quedaban. Las luces dentro del lugar se encendieron casi de inmediato, sacándome una pequeña sonrisa de alivio.

La puerta se abrió rápidamente, y entonces muchas de mis preocupaciones se esfumaron. Sabía que ya estaba seguro, ya no continuaría sufriendo.

— Por Dios... ¡Jimin! — me sostuvo entre sus brazos, algunas lágrimas brotaron de sus ojos obscuros.

— ¿Que sucede amor? — Jungkook se acercó a nosotros — ¡Jimin! ¿¡Que te pasó!?

— Les diré todo... Más tarde. — me aferré débilmente a Tae, el dolor ya no era para nada soportable, menos después de haber hecho tanto esfuerzo — ¿Pueden... Llamar una ambulancia?...

— ¡Corre, ve por mi teléfono Jungkook! — él entró a pasos rápidos, y al salir venía con Han en brazos, las llaves de la puerta y un celular.

Llamaron al 911, una ambulancia llegó por nosotros más o menos media hora después. Los paramédicos me subieron a la camilla en cuanto vieron mi estado, prácticamente crítico, me colocaron una mascarilla de oxígeno y en cuestión de dos minutos ya me encontraba dentro de la ambulancia.

Taehyung, Jungkook y Han subieron a mi lado diciendo que eran familiares míos, y por fin, a las 11 de la noche, pude estar seguro de que nada malo pasaría. O al menos era una gran posibilidad ahora.

— ¿Él te hizo ésto? — preguntó Jungkook con algo de sorpresa en su voz.

— Si... — no era muy audible mi hablar debido a la mascarilla.

— ¿Porqué? — Tae no podía dejar de mirar la sangre y moretones de mi cara, y con justa razón, parecía que me habían asaltado. Y éso que aún no veía las marcas de mi cuerpo en general.

— Intenté... Irme... — respondí — Llegó temprano... Me encontró en la puerta... Todo fue... Muy rápido.

— Si vuelvo a verle la jeta, en serio que no la va a contar. — gruñó Tae.

— Amor, la violencia no se contrarresta con violencia. — sonrió leve.

— ¿Acaso no quieres matarlo? — asintió — Entonces apóyame Kookie.

— Ya vale. — logré sonreír muy ligeramente.

— Tae... Kook... Debo decirles algo más. — me miraron con atención — No soy el único... Que necesita una revisión...

— ¿Que quieres decir? — gracias a mi ropa, mi vientre no se notaba ni un poco, así que aún no se daban cuenta.

— Hay un bebé dentro de mí... Otra vez. — Tae alzó mi camiseta rápidamente, una expresión de sorpresa, preocupación y confusión se plantó en su rostro.

— ¿Porque no me dijiste? ¿Le hizo algo? ¿Yoongi sabe? ¡Explícame! — suspiré, sabía que se alteraría.

— Taehyungie, estoy seguro que nos lo explicará mejor cuando le quiten la mascarilla. — asentí lentamente.

No sé si fue debido al cansancio, o al dolor, pero a mitad de camino me desmayé. Lo último que escuché antes de quedar inconsciente fue a Tae llamandome asustado, y sentí como se abrazó a mi con algo de dificultad.
Imploré al cielo que me dejara despertar, que por una sóla vez, la vida no me odiara tanto.


— Minnie, despierta... — acariciaba su cabello — No reacciona Jungkook... — llevaba casi cinco minutos desmayado, y ni con todo el movimiento y ruido que la ambulancia producía había regresado en sí.

— Tranquilo... — arrullaba a Han mientras me abrazaba por la cintura — Seguramente está bien...

— ¿Y que tal si no? — sentí que lloraría — Mira como lo dejó, no quiero ni imaginar cuantos moretones más tiene. — suspiré — Tengo miedo...

— Yo también, pero debemos tratar de mantenernos serenos... Si estamos mal podríamos afectarlo. — explicó suavemente.

Eran las 11:30 cuando llegamos al hospital, el mismo donde había nacido Soo.
Rápidamente bajaron a Jimin, y gracias a que yo había dejado descubierta su pancita, se percataron del embarazo y aceleraron el paso a urgencias. Corrí detrás de los paramédicos, uno de ellos me detuvo antes de entrar al pasillo de emergencias.

— ¿Que es usted del paciente? — su tono calmado sólo aumentaba mi desesperación.

— Soy... Su amigo. — no podía mentir, habría problemas en cuanto vieran la diferencia de apellidos — Déjeme pasar con él, por favor...

— No puede, sólo los familiares entran. — quise golpearlo, por suerte, Jungkook llegó junto a mi antes de cometer un delito.

— Señor, nadie de su familia vendrá. — explicó.

— Entonces su esposo, debería estar presente. — si supiera.

— Faltando a la discreción que Jimin nos pidió tener, su esposo tampoco vendrá, y espero no lo dejen entrar aquí. — intentó mantenerse tranquilo.

— ¿Razón? — ¿¡que no le vió los golpes!? ¡Carajo!

— Él es el causante de su ingreso a urgencias. — me contuve lo más que pude para no gritar.

Con ésa explicación, que no debimos haber dado, nos dejaron pasar. Le estaban haciendo una revisión exhaustiva en todo su cuerpo, tenía aún la mascarilla, su respiración era muy pausada, y los médicos intentaban encontrar el pulso del bebé.

La escena me dejó mal... Ni siquiera podía verlo sin comenzar a sollozar. Tenía marcas moradas en el rostro, cuello, brazos, piernas, pude ver cicatrices en su espalda, y en un costado, justo en sus costillas, también tenía moretones. Admiré más a mi Jimin en ése momento, porque a pesar de todo el daño que cargaba, logró escapar.

Claro que yo no quería que fuera así, yo hubiera deseado recibirlo en mi casa sin necesidad de verlo lastimado, desearía que me hubiera hecho un poco de caso antes de terminar así. Pero... Ya estaba fuera de las garras de Yoongi, y con éso debía conformarme por ahora.

Pasaron algunos minutos y salió un médico, tenía una expresión extraña, parecía preocupado pero a la vez aliviado... No sé cómo describir éso.

— ¿Son sus familiares? — me empezaba a cansar ésa pregunta.

— No, pero nosotros nos hacemos cargo de él. — respondió mi esposo — ¿Está bien?...

— Afortunadamente está estable, su bebé está bien aunque su pulso es un poco lento. — suspiré ligeramente — Lo ingresaremos a piso y tendrá que quedarse unos días, para monitorear que todo continúe correctamente.

— Gracias doctor. — sonreí de forma casi imperceptible.

Firmamos los papeles necesarios para su ingreso, llamé a mi mamá para que viniera por Han pues no me parecía buena idea tenerla aquí, ella llegó en poco tiempo, le contamos la situación, y dijo que esperaba todo saliera bien.

Además de pedirnos que cuando él reaccionara, le dijéramos un "te quiero" de parte de ella y mi padre.

Después de tanto alboroto, exactamente a la media noche, Jimin entró a la habitación 13 en el pasillo de pacientes delicados. Nos quedamos a su lado, esperando a que despertara para poder darle las buenas noticias.

Eran más de las 12 cuando llegué a casa, había ganado la pelea así que estaba de buen humor. Pensé en hablar con Jimin, no medí mucho mi fuerza por la tarde y quería resolver las cosas.

Aunque no es culpa mía, él iba a dejarme, ¿como esperaba que lo tomara?, no iba a saltar de alegría. O bueno, probablemente sí, pero antes me enojaría.
Es muy débil, ni siquiera le pegué tan fuerte.

— Llegué. — cerré la puerta, las luces del corredor y la sala estaban encendidas, pero nadie respondió.

Dejé mi maleta y cinturón en el sofá, giré mi vista por inercia y fue cuando me encontré con una escena terrible. Todos mis trofeos y cinturones estaban rotos en el suelo, incluso las fotos que ahí acomodé estaban hechas pedazos.
Me acerqué en un intento por recuperar algo, pero no había forma, nada servía ya. Mi molestia rebasó los límites nuevamente cuando, entre todas mis cosas destrozadas, ví el anillo de matrimonio de Jimin.

Quería matarlo, no hay otra manera de decirlo. Debí haberle cortado la respiración cuando tuve su cuello entre mis manos, me arrepentí de haberlo dejado vivir una noche más.

— ¡PARK JIMIN! — grité mientras caminaba por el corredor.

Entré a la habitación de golpe, no estaba allí. Lo único que ví fue la maleta que hacia horas le lancé y una carta sobre la cama.
Ése imbécil, después de todo, sí se fue. Aunque no me quedaba claro cómo lo hizo, tomando en cuenta lo herido que estaba cuando salí del apartamento.

— Cuando te encuentre te arrepentirás. — dije entre dientes sentándome en la orilla del colchón.

Abrí la carta pensado que allí estaría el lugar a donde había huído, considerando su poca inteligencia, probablemente habría escrito ésa información sin darse cuenta.

Sin embargo, lo único que leí fueron palabras dolorosas, escribió todo lo que jamás me había dicho de frente. Debo admitir, que aunque mi enojo seguía latente, ése simple papel me llegó como un golpe bajo.
Ahora, quería arrancarme la boca y cabeza por haber dicho y pensado tantas estupideces.

.・゜-: ✧ :-  

—Carta de Jimin.

"Yoongi, ésta será la última vez que te exprese mi sentir. Sé que nunca te gustaron mis cartas llenas de cursilería, pero por favor, te pido que llegues al final de ésta.

Necesito que sepas cuanto te amé, y cuanto te seguiré amando por toda la eternidad. Tengo en claro que me quisiste, aunque también sé que dejaste de hacerlo hace mucho tiempo. Está bien, lo entiendí, y te juro que traté de asimilarlo.

No podía obligarte a volver a quererme, porque por más que pensara, no lograba encontrar la razón de tu cambio. Mucho menos hallé la forma de remediarlo.

Creí que si esperaba pacientemente, algún día llegarías a casa, me darías un beso romántico como antes y me dirías nuevamente un Te amo. Aguardé por más o menos diez meses, la edad de nuestra hija, pero perdía cada vez más las esperanzas de tener tu cariño devuelta.

Aún así, no me rendí. Te demostré que yo te amaba a pesar de todo, continué tratandote como merecías, hice muchas cosas por ti. Me intentaba convencer de que no estábamos rotos, sólo un poco oxidados, y todas las mañanas que te veía me juraba a mí mismo que lograría reparar nuestro matrimonio.

Porque... Tú fuiste mi primer y único amor, y me negaba rotundamente a aceptar perderte. Tú me habías bajado una estrella del cielo una noche, gracias a ti Soo llegó al mundo. ¿De qué forma querías que te lo dijera para hacerte entender?...

Te amo más que a nada en el universo, a ti y a nuestra nena. Si existiera una palabra más fuerte que "te amo", créeme que sólo te la hubiera dicho a ti.

Ahora que sabes un poco de lo mucho que guardé en mi pecho, tengo que decirte las razones del porqué me fuí. Como dije... Tú ya no me amabas, ni siquiera en una mínima cantidad. Me dolía el alma excesivamente al verlo, y cada noche empeoraba más.

Cuando acabó el amor, comenzó el odio. Se volvió parte de mi rutina el escucharte gritar e insultar, te perdoné todas ésas palabras.
Luego, me acostumbré a la frialdad y soledad, también te perdoné tú indiferencia.
Llegaste al borde, cruzaste la línea Yoongi... Me heriste. ¿Y adivinas qué? También te perdoné aquella bofetada.

Confié en que éso no se repetiría, incluso les dije a Tae y Kook que no debían preocuparse. Que las cosas estaban bien, y que tú realmente no habías querido hacerlo.
Te defendí aún cuando mi mejilla ardía por culpa tuya.

Les prometí que sólo me quedaría una noche más contigo, sabiendo perfectamente que no lo cumpliría.

Otro golpe y un empujón al suelo llegaron, recuerdo a la perfección las cosas que me dijiste en ambas ocasiones. Primero, que nunca habías querido tener un bebé conmigo. Segundo, que yo era un completo inútil. Entre varios insultos más.

¿Te acuerdas, verdad?...
Nuevamente, te perdoné.

A partir de allí, todo se salió de mis manos, yo dejé de tener las situaciones bajo control. Y fue cuando más te aprovechaste de ése amor, realmente infinito, que tenía por ti.

Creo que aquí viene la parte que más me dolió, en su momento. Una noche llegaste con un aroma fuerte a perfume de mujer y alcohol, sí, aquella fecha de la que no tienes memoria. Jamás te dije lo que había pasado, pues no quería sumar más problemas a mi lista.

Pero ya es hora de decírtelo.
Intentaste golpearme otra vez, logré detenerte. Te ofrecí una disculpa aún cuando no debía, y te pedí que fuéramos a dormir, que olvidaramos la discusión.
Me pediste tener relaciones contigo. ¿Te confieso algo?... Yo no quería, pero acepté con tal de evitar que las cosas empeoraran.

No, no abusaste de mí. Hiciste algo que, a mi punto de vista, fue peor.
Te pedí que te cuidaras, ya que tú mismo dijiste que no deseabas más hijos y yo te apoyé.
Yoongi, me ignoraste y no te protegiste. Fuiste muy brusco conmigo, y aún así no dije nada. Te grité, prácticamente te rogué que pararas cuando me dí cuenta del elemento faltante, no te detuviste hasta que estuviste satisfecho.

Así fue como quedé embarazado de ti por segunda vez, tan sólo seis meses después de haber tenido a Soo.
Nunca te lo dije, tú jamás te diste cuenta.

Felicidades, eres papá nuevamente.

¿Te cuento algo? En dos días cumplo cuatro meses de gestación, pronto tendré a tú hijo o hija en brazos. ¿Pero sabes que me duele más?, que él o ella no te verá la cara en toda su vida.
No sé cómo les explicaré tú ausencia, pero tendré que encontrar la manera.

Me faltó algo por mencionar, la última vez que me golpeaste. Hubo una ocasión antes de ésta, pero no quiero recordarla, por éso la omitiré...
Tenía ya algunas semanas que había cumplido el tercer mes de embarazo cuando lo hiciste. Llegaste más temprano a casa con un poco de alcohol en tu sistema.

Aunque no me creas, yo no hice nada para provocarte... Y aún así, terminé con el brazo herido gracias a que me lanzaste una botella vacía, y con la espalda igualmente sangrando, a consecuencia de que me empujaste a la mesa y rompí con mi peso dos vasos.

Definitivamente, todo estaba mal. Yo no podía defenderme de ti, a duras penas lograba proteger a Soo, y ahora tenía otro ser al cual intentar procurar ya que tú ni siquiera sabías de su existencia. Mi única opción... Fue dejarte. Después de meses, tomé la decisión de salir del infierno que con mucho esmero creaste para mi.

Y sí, lo he dicho un millón de veces, pero ésta vez es una promesa. Ayer, fue la última noche que me quedé contigo, espero jamás volver a tenerte junto a mi.

Sé que serás feliz sin mi presencia. Yo podré ser feliz algún día sin la tuya.

No te diré a dónde iré, mucho menos con quien. Éso es lo de menos, además, sería estúpido de mi parte darte información que fácilmente podrías tomar en mi contra.

Sé que lo que diré no te importará, pero yo te sigo queriendo con cada parte del corazón que pisoteaste.
Cada 22 de diciembre, te lloraré, pues si aún recuerdas, ésa era nuestra fecha especial.

No quiero que te acerques a mi ni a Soo, mucho menos te mantendré al tanto de tu segundo hijo.
Yoongi, tu siempre eres el vencedor en todo, pero por una única vez en tu vida, permite que yo gane.

Hazlo por el amor que antes me tenías, Min Yoongi."

.・゜-: ✧ :-  

No podía creerlo, Jimin estaba embarazado de mi otra vez... Y yo lo golpeé justo en su abdomen.

Una culpa enorme cayó sobre mi espalda, pues sabía que si algo le pasaba a él y al bebé, la responsabilidad sería completamente mía...
De haber tenido un arma, juro que me hubiera dado un tiro en la boca, era la peor basura del mundo...

Cuando abrí los ojos, sentía que todo me daba vueltas. El cuerpo seguía doliendome, aunque en menor intensidad que antes, y poco a poco fuí regresando a mi centro. Tae y Kook estaban a mi lado sobre un par de sillas, así que inmediatamente intenté sentarme y saber lo que ocurría.

— ¿Como está mi bebé? ¿Donde está Soo? ¿Que sucedió? — pregunté alterado.

— Calma, necesitas mucho reposo. — sonrió leve Tae — Tú y tú bebé están bien, ambos estables.

— Dijeron que debías quedarte en el hospital unos días para asegurar que todo seguía su curso normal. — explicó Jungkook.

— Y Soo está por llegar con Hoseok, revisé tu teléfono y ví la llamada, supuse que era importante así que hablé con él. — suspiré aliviado.

— ¿Y Yoongi? ¿No está aquí cierto? Díganme que no me encontró. — los miré preocupado.

— No lo hizo, te prometemos que él nunca estará nuevamente frente a ti. — aseguró Tae — Estás a salvo con nosotros Minnie. — los tres sonreímos.

Al fin, pude respirar con total libertad. Mis hijos estaban bien, yo también, había escapado de Yoongi.

¿Que más podía pedir? Lo había logrado, salí del infierno y sobreviví.




















Les dije que todo estaba planeado para que Jimin saliera bien.
Ahora, prepárense para el epílogo, porque seguramente lloraran brillos.

Los amo. ❤

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