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extra;❃

*Pov narradora*

Una nueva vida llegó, un nuevo mundo por descubrir, nuevas personas por conocer, mismos nombres y sentimientos conservados.

Después de muchos años, más de los que quisieran admitir, al fin el destino les otorgó otra oportunidad a dos almas que estaban predispuestas a estar unidas, pero que habían fallado en el primer intento.

El hilo rojo no se había roto, sólo alargado y torcido.

En ésta vida, Jimin era un aficionado del deporte. Amaba mirar por horas partidos de básquetbol y peleas de box, aunque se negaba a entrenar ya que tenía un miedo irracional a los golpes o fracturas.
Ésto último ni él mismo lo podía explicar, pero siempre supuso que tenía lógica de alguna forma.

Le costaba confiar en la gente, era reservado con la mayoría. Lo cual venía con algo más, y es que él jamás en sus 18 años de vida había tenido pareja. No le gustaba la idea, era una clase de desconfianza, casi fobia, que iba más allá del gusto por la soltería.

Le gustaba el ballet y la danza contemporánea, estaba pensando en estudiar ambas muy pronto. Sin embargo, tenía la sensación de que ya conocía perfectamente como realizar cada uno de los pasos sin siquiera haberlos practicado antes.

Como último dato, Jimin tenía algunas manchas/marcas en su brazo izquierdo y en la espalda, no muy visibles. No tenían explicación realmente, así que todos suponían que eran sólo de nacimiento, alguna pequeña particularidad del chico.

Yoongi, en ésta vida, era una persona pacífica. Sí le gustaba mirar deportes, ya fueran con un balón o que incluyeran puños, pero siempre sintió que no debía inmiscuirse mucho en ése ambiente.
No le agradaba la idea de pelear con alguien, mucho menos golpear a una persona.

Él rara vez gritaba, insultaba o se molestaba, cuando llegaba a hacerlo sentía una opresión en el pecho que lo hacía detenerse. Era raro, pues parecía que Yoongi era incapaz de tratar mal a la gente sin sentirse igual o peor que ellos.

Jamás había tenido pareja, pues seguía esperando a su persona especial. Se negaba a entregarle el corazón a cualquiera, por ello llevaba 19 años soltero. Además, tenía una extraña creencia de que podría lastimar a su acompañante si apresuraba las cosas, provocando que tuviera algo de miedo sumado a mucha paciencia.

A él le gustaba asistir a teatros, recitales y presentaciones artísticas, dígamos que era un chico con sensibilidad. Tenía la idea de que estaba muy ligado con ésas prácticas, haciéndolo un fanático en especial del ballet y lo contemporáneo.

Yoongi poseía una marca de nacimiento un tanto rara, tenía una mancha roja no muy visible en el centro de su abdomen. Nunca encontró explicación racional para ésto, pero tampoco era un asunto que le importara resolver.

[...]

Cierto día, Jimin salía de su apartamento donde residía solo, con la intención de ir a tomar un café con su único amigo, Tae.
Era sábado, por lo que buscaban descansar de la ajetreada escuela.

Mientras tanto Yoongi alistaba el local donde trabajaba, una cafetería cercana a la Universidad donde estudiaba. Los sábados era su turno de abrir el lugar y recibir a los primeros clientes.
Nunca tenía trabajo interesante, la gente que iba ahí por lo regular era aburrida, pero justo ésa tarde algo nuevo le ocurrió.

A una hora de haber abierto, entró un chico de cabello rubio acompañado de un muy sonriente peligris. Ambos ocuparon una mesa junto al ventanal de la cafetería, el gerente le pidió a Yoongi que fuera a atenderlos.

Mientras más cerca estaba de los chicos, más sentía que su corazón se aceleraba. Intentó reprimir sus expresiones nerviosas y por fin llegó con ellos.

— Buenos días, ¿que van a ordenar? — preguntó con su libreta y pluma en mano.

— Chocolate caliente, por favor. — pidió el de cabellos plateados, él anotó rápidamente.

— Yo un Americano por favor. — sin querer, ambos hicieron contacto visual por algunos instantes, haciendo que una sensación rara apareciera en su pecho.

— Enseguida los traigo... — quiso huir de allí, pero se forzó a sólo caminar con fingida tranquilidad hacia la barra.

— ¿Viste? Se veía lindo. — sonrió cuando él se alejó.

— Si... ¿Seguro que no habíamos venido aquí? — evadió un poco.

— No que yo recuerde, ¿por? — arqueó una ceja.

— Es que... Siento que ya lo conozco. — miraba constantemente hacia la barra, allí se encontraba recargado esperando la orden — Su cara me es tan familiar.

— Tal vez va en nuestra Universidad, seguramente lo viste alguna vez ahí. — se encogió de hombros, Jimin asintió no muy convencido de su explicación.

Pasados unos minutos, el mesero de cabellos azules regresó con una charola y con cara de concentración, supusieron que para no tirar las tazas sobre ellos.
Les entregó a cada uno su bebida, y entonces Tae decidió romper un poco el hielo entre los tres.

— ¿Como te llamas? — Jimin mantenía la cabeza baja.

— Yoongi. — omitió su apellido, en ése momento el rubio alzó la mirada con un poco de sorpresa.

— He escuchado tu nombre antes. — se sonrojó levemente al tener otra vez contacto visual.

— Yo... Sé que te conozco de algún lado... — admitió controlando sus nervios — ¿Cual es tu nombre?

— Jimin. — tampoco dijo su apellido, pero el contrario al escucharlo se sorprendió.

— Estoy seguro de haber escuchado tu nombre hace mucho. — ninguno podía apartar la vista.

— Ay ya, ¿no es más fácil si se piden sus números telefónicos? Así hablan después de ésto. — animó Taehyung.

No lo pensaron mucho para hacerlo, aunque para los dos era una situación extraña.
Yoongi jamás daba su número en el primer encuentro.
Jimin nunca confiaba tan rápido como para dar su teléfono así de sencillo.

[...]

No se llamaron ésa tarde ni por la noche, tampoco querían parecer desesperados o muy interesados en el otro.
Sin embargo, al dormir, los dos tuvieron una experiencia igual o más rara que las acontecidas durante la mañana.

(Nota: Intenten ignorar los apellidos en los banners jsjsjs).

Desperté a mitad de madrugada gracias a un sueño extraño... Bueno, más bien era una pesadilla que se sintió demasiado real.

Estaba en un departamento, ni muy amplio ni muy pequeño, había una repisa llena de trofeos y cinturones de boxeo, y el ambiente era pesado.
Podía escuchar a una bebé llorar desconsolada a lo lejos, y frente a mi estaba el chico de la cafetería... Su mirada me daba miedo y no paraba de gritarme.

Yo no podía hablar ni moverme, solamente estaba ahí de pie recibiendo insultos. Comencé a llorar de desesperación y cerré los ojos fuertemente, quería que la pesadilla se detuviera, pero no lo hizo, sólo cambió el escenario.

Al abrirlos otra vez, me encontraba en una habitación algo oscura y fría, ya no escuchaba el llanto pero al mirar hacia abajo me percaté de que mi abdomen estaba abultado. Éso me asustó más.
Lo siguiente que recuerdo... Fue que ése chico vino hacia mi con un aura aterradora, y comenzó a golpearme sin piedad, sin frenar por más que yo le suplicara.

La pesadilla acabó cuando él me señaló, escupiendo una amenaza de muerte antes de dejarme allí tirado en el suelo.

Al reaccionar, me dí cuenta de que lloraba como si toda mi vida hubiera guardado mucho dolor, mi cuerpo temblaba y sentía una presión en el pecho bastante fuerte.
Además, las marcas de nacimiento que tengo empezaron a punzar como si fueran cortadas recientes, era una sensación demasiado horrible.

Puede ser que... Sí lo conozca, tal vez el sueño fue un recuerdo de mi vida anterior con él. De ser así, muchas de mis fobias y desconfianzas tendrían sentido ahora.
Pero... ¿Él será igual en ésta vida? Dudo que haya cambiado... ¿Porque el destino me puso en frente de la persona que me hirió tanto?...

Tuve una pesadilla algo... Inusual.
Me veía a mi en un apartamento, había una bebé en el sofá llorando, y yo... Estaba lastimando a un chico.

Fue raro verme allí como un espejo, sin poder avanzar para detener la fuerte escena. Yo jamás golpearia a alguien, mucho menos si es mi pareja, ¿porque lo estaba haciendo con tanto odio?...
Grité que lo soltara, y en ése momento la imagen cambió.

Era una recámara, por como estaba ordenada parecía de un matrimonio. Entró ése chico de cabello negro corriendo, detrás de él venía yo... El chico que huía era Jimin, el mismo que ví en la cafetería.
Se veía aterrado, rogaba que no le hiciera daño, y aún así no se detuvo.

Nuevamente, grité intentando ayudar, era una escena fuerte en demasía y no podía creer que yo fuera quien infringía tanto daño. Tardó mucho en parar, y cuando lo hizo, lo amenazó antes de salir de la habitación. Me acerqué a Jimin, por obvias razones no me veía ni escuchaba.

Estando ya frente a frente, pude notar que su abdomen estaba algo crecido, me odié enormemente. Él estaba en cinta, probablemente a escondidas.

Desperté muy alterado y llorando sin control, me sentía la peor persona del mundo, y el pecho me dolía.
Si ésa fue mi anterior vida con Jimin, tendría sentido gran parte de mi existencia actual... Pero, ¿porque lo tengo cerca otra vez?

No creo merecer una segunda oportunidad después de lo que ví...

*Pov narradora*

Algunos días pasaron, ninguno de los dos estaba seguro si tener contacto era buena idea.
Los sueños, o pesadillas, que habían tenido los confundieron demasiado, les daba miedo pensar que ésa era realmente una memoria de su vida pasada.

No querían que la historia se repitiera, sin embargo, debían intentar afrontar su situación.

Así que, una semana después de haberse "conocido", Yoongi llamó a Jimin invitándolo a salir. Él aceptó aún con intranquilidad en su mente.
Se reunieron en un parque cercano a la cafetería, casi era el atardecer, así que el lugar estaba algo solitario.

— ¿Porque querías verme? — habían evitado mirarse directamente desde que llegaron.

— Yo... Sonará raro, pero hace unos días soñé contigo... — el menor se sorprendió ante la confesión.

— También soñé contigo. — ahora ambos estaban sorprendidos por la coincidencia.

— ¿Que soñaste exactamente? — esperaban que las similitudes no fueran tantas, pero al comenzar a hablar sobre sus experiencias, las cosas se pusieron más extrañas.

Con aquella plática, no tan rápida, les quedaron claras varias de sus dudas. Comprendían perfectamente el porqué sentían tan familiares sus presencias entre sí, le encontraron explicación a sus peculiares miedos o formas de pensar, incluso sus marcas que poseían cobraron algo de sentido.

Jimin, contrario a lo que pensó en un inicio, dejó de sentirse amenazado o aterrado por Yoongi. Su corazón le decía que las cosas no estarían mal ésta vez.
Yoongi, tenía un sentimiento de culpa aún latente, pero también creía que podría haber cabida a una nueva oportunidad.

— No sabes cuanto lo lamento... No merecías todo el daño que te hice... — sus ojos comenzaban a cristalizarse — Y encima... Ibas a tener un bebé, soy lo peor...

— Eras, Yoongi. — corrigió — Ya no lo eres... Has cambiado muchas cosas malas que antes tenías...

— ¿Podrás perdonarme algún día? — un par de lágrimas rodaron por sus pálidas mejillas.

— Ya lo hice. — le otorgó una sonrisa dulce.

— Jimin... — se acercó un poco — ¿Está mal... Si te digo que te amo todavía?... — sintió su cara arder — Una vida no fue suficiente para quererte...

— ¿En serio me amas? — trató evitar llorar.

Sí, eran palabras repentinas, pero tomando en cuenta que en realidad ya habían pasado una vida juntos, era de esperarse que los sentimientos afloraran. Después de todo, sus corazones aún se reconocían entre sí, aún latían con más velocidad al tenerse de frente, sus ojos conocían totalmente el brillo de los contrarios.

Se habían encontrado por fin, y no deseaban esperar mucho más para decir lo que sus almas habían guardado hasta ése momento, sin saber con exactitud lo que reprimían.

— Te amo Jimin, sé que lo hago. — tomó las pequeñas manos del rubio con suavidad — Pero... Necesito saber... ¿Tú podrás amarme de nuevo?...

— Yoongi... Siempre te amé, y hoy que te tengo nuevamente aquí, el sentimiento creció. — entrelazó su meñique con el contrario — Prometamos hacer las cosas bien ésta vez ¿si?...

— Te daré todo el amor que me hizo falta entregarte, lo prometo. — sonrió, provocando un sonrojo en el menor.

— Confío en éso. — se envolvieron en un abrazo cálido, era una sensación tan desconocida y a la vez tan familiar.

[...]

Desde aquel atardecer, jamás volvieron a estar separados uno del otro.
No querían desaprovechar la segunda ocasión en que el destino los había juntado, deseaban que todo saliera bien, tal como debió ser desde siempre.

Yoongi nunca lo lastimó, y sus pensamientos de culpabilidad fueron desapareciendo con el paso de los meses.
Jimin aprendió a delimitar lo que estaba bien y mal, y amó a su chico con un corazón reparado, sin permitir más heridas.

Finalmente, Jimin y Yoongi, dos almas destinadas a estar unidas, lograron conservar su amor sin fracturas, remendando el hilo rojo que tanto habían torcido en el pasado.

Jimin, en su primer vida había aceptado que su destinado ya no estaría con él. Tuvo que quedarse con la persona que lo amaba, no con quien él quería.
Aveces pasa, él sabía que su nuevo novio no era su destino, pero también tenía claro que el amor de su vida no le hacía bien. Decidió que permanecer a lado del chico que no lo dañaba era lo mejor.

Yoongi se negó a hacer lo mismo, quedándose solo hasta que su corazón frenó. Por ésto, su amor se conservó aún más en su alma. Él esperó a que su verdadero destino regresara.

Y sirvió, porque al fin, eran felices. Tal como el destino dictó.





















Me tardé, pero aquí está el extra, ojalá les haya gustado.

Con ésto, doy por terminada la historia, espero que no me odien por hacerla tan emotiva jsjsjs. Espero iniciar una nueva pronto.

Los amo, gracias por llegar hasta aquí❤

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