51 - Don't Go
Advertencias: Mucho dialogo, mucho texto y mucho drama, casi todo el capítulo se la pasan peleando.
Sintió como su sangre se congeló por completo, su rostro se puso de color de azul, de ahí a morado, pasando por todos los colores habidos y por haber hasta que su cara se puso tan blanca como una hoja de papel, esto no podía estar pasando, ¿en qué momento había dejado su celular en su casa y como es que en ningún momento se dio cuenta?
-¿Perdón? ¿De qué estás hablas? No sé de qué mensajes me estás hablando... -dijo Ritsu tratando de sonar lo más natural posible, aunque por dentro estaba siendo un manojo de nervios, el castaño pasó a un lado de su pareja con la intención de ir a su habitación y saltarse por completo el tema de aquellos mensajes-
El más alto soltó un bufido en tono bajo y antes de que Onodera pudiera entrar a su habitación y dejarlo con el sermón que estaba dispuesto a darle en la boca, tomó su brazo, el castaño se quejó un poco, pero Yokozawa estaba tan enojado como para notarlo que estaba ejerciendo más fuerza de la necesaria.
-Suéltame. -pidió el de ojos verdes mientras trataba de zafarse- ¿No me estás escuchando o qué? ¡Te estoy diciendo que me sueltes! ¡Me estás lastimando! -exclamó Ritsu con una voz mucho más aguda de lo normal, su pareja lo jaló del brazo provocando que chocara contra la pared, el castaño volvió a quejarse debido al golpe que se había dado en la cabeza- Ouch... -murmuró-
-¿Por qué no me lo habías dicho? -preguntó el más alto apretando los brazos de su pareja-
-¿Decirte qué? -grave error, sintió como Yokozawa aumentó la fuerza de su agarre-
-¡No trates de verme la cara de idiota, Onodera! Sabes muy bien de lo que estoy hablando, ¡explícame que significan estos mensajes! -dijo el de ojos azules levantando la voz al mismo tiempo que tiraba el teléfono del castaño al suelo-
Onodera bajó la mirada, viendo como su teléfono aún seguía en una sola pieza, lo que más tenía le estaba ocurriendo en ese mismo momento, ¿cómo es que fue tan tonto como para no darse cuenta de que no traía su celular con él?
Sin embargo, algo lo invadió por completo, un sentimiento parecido a la valentía, y sentía la necesidad de contestar, sabiendo muy bien que esto podría terminar mal.
-Pues ya lo viste, ¿no? -dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo- Tu examigo tiene ya varios días amenazándome con ese tipo de mensajes -el castaño se cruzó de brazos, aunque no levantó la mirada-
Yokozawa suspiró pesadamente, tratando de mantenerse calmado y no explotar contra Ritsu o en su defecto, irle a tirar un par de dientes a aquel tipo. Así que como una persona con sentido común, hizo la típica pregunta.
-¿Por qué no me lo dijiste antes? -atinó a preguntar, el castaño permaneció callado, su paciencia en ese momento era una bomba contrarreloj, que estaba a escasos segundos de explotar- Ritsu, contesta, ¿te vas a quedar callado?
Otra vez no hubo respuesta.
-¿No confías en mí acaso?
-¡Yo no dije eso! -Onodera se puso a la defensiva-
-¡Pues no lo parece! -gritó finalmente, asustando al más bajo, pero este no le prestó atención- Siempre te guardas todo lo que te ocurre, soy tu pareja, ¿no? Se supone que no hay secretos entre nosotros, Onodera, pude haberte ayudado en esto, ¿crees que es agradable enterarte de esa forma de un secreto y no por la boca de tu pareja?
-¿Y qué se supone que hiciera? ¡El tipo me tiene amenazado! Alguien grabó la vez que tuvimos sexo en el auto y... él tiene ese vídeo, ¿cómo se supone que debo sentirme? ¿Por qué crees que decidí renunciar? -se calló de golpe-
-¿Qué tú qué...? -no podía creer lo que estaba escuchando- ¿Renunciaste a Marukawa?
-Y-Yo... -ya no tenía caso seguir mintiendo- Sí, renuncié porque ya no podía seguir trabajando ahí, él se la pasaba molestando, además... -tomó aire por algunos segundos, otra vez aquellos recuerdos invadieron su mente y todo su ser se congeló-
-¿Además... qué? ¡No te quedes callado, maldita sea! -lo tomó de los hombros sacudiéndolo bruscamente-
-¡Él trato de abusar de mí! ¡¿De acuerdo?! -por fin había soltado la bomba-
Yokozawa lo soltó y retrocedió varios pasos, no podía creerlo, eso era lo único que faltaba, de pronto algo emergió en él, una ira incontrolable y sabía muy bien quién era el responsable.
-La vez que falté a la cena en casa de mis padres... ese fue el motivo, no quería que vieras la herida que me hizo...
-Yo lo mato... -dijo mientras se dirigía a la puerta, Onodera se dio cuenta del cambio de actitud y lo siguió-
-Espera, ¡no puedes hacer eso! ¡Te vas a meter en un problema! -gritó el castaño sujetando el brazo del más alto en un intento inútil de detenerlo, sin embargo Ritsu terminó en el suelo observando como Takafumi subía a su auto-
-¡Yokozawa baja del auto en este mismo instante! -se levantó y golpeó el vidrio con la palma de su mano, pero su pareja no le prestó atención- ¡¿Me estás escuchando?!
El auto arrancó, dejando al castaño atrás completamente, Ritsu balbuceó completamente atónito, las lágrimas comenzaron a caer lentamente, cayó al suelo de rodillas y se permitió llorar libremente.
*******
Despertó de aquel sueño al sentir como el auto se detuvo completamente, Ijuuin talló con ojos mientras bostezaba con pereza antes de abrir el vidrio y asomarse, por fin habían llegado al aeropuerto, revisó la hora en su celular, la hora marcaba las 5 de la tarde con treinta minutos, seguramente el sol no tardaba mucho en ocultarse, le quitó el seguro a la puerta y salió con algunas maletas en sus manos. El vuelo salía a las 7, así que tenían aproximadamente una hora y media para arreglar todo, suspiró pesadamente, por una parte le dolía dejar Japón, pero por la otra... sabía que era lo mejor para su salud emocional y para el bebé que estaba esperando, no podía aferrarse a un amor unilateral por toda la vida (aunque ya lo había hecho, no una, si no dos veces) y por ningún motivo habría una tercera.
-¿Estás listo? -la voz del Usami mayor lo sacó de sus pensamientos, dio un pequeño brinco y lo volteó a ver, sonrió ligeramente-
-Sí -dijo mientras tomaba una de las maletas y caminaba hacía la entrada del lugar-
Una vez que todo el equipaje fue documentado, ambos tomaron asiento en la sala que se les fue asignada, el mangaka miraba sus redes sociales, en lo que esperaba que su acompañante trajera algo de comer para ambos, suspiró echando su cabeza para atrás, ¿estaba tomando la decisión correcta? ¿Haruhiko era lo que aparentaba? ¿Algún día sus heridas podrán ser sanadas? Había tantas preguntas en su cabeza, y había tan pocas respuestas, por no decir que no había ninguna respuesta.
Miró la hora, cada vez faltaba menos para el abordaje, vio a Haruhiko regresar con un par de bolsas con un panda estampado, al parecer era comida china, regresó su vista hacia el pequeño artefacto que estaba entre sus manos, sabía que nadie llamaría para despedirse, él no le comentó nada a nadie, ¿estaba esperando que Akihiko llegará a detenerlo como en esas telenovelas cursis que hay en televisión? Tal vez, pero no para irse con él, si no para darle un buen golpe y arruinarle esa cara tan asquerosamente perfecta que tenía.
-Gracias... -dijo mientras tomaba la bolsa-
A los pocos minutos aquella bocina habló, era hora de su vuelo, pesadamente se levantó de su asiento y colgó su mochila en sus hombros, se dio la media vuelta dejando que Haruhiko se adelantara para buscar los asientos, camino de forma lenta, casi como si se tratara de un vídeo musical, volvió a tomar aire, sujetó las correas de su mochila con fuerza y levantó la mirada hacia aquella puerta, lleno de seguridad, comenzó a caminar más rápido, era momento de tomar las riendas de su vida y de su propia felicidad.
-¡Ijuuin!
¿O no?
*******
Eran ya las ocho de la noche, ya habían pasado 4 horas desde que Yokozawa se había ido y comenzaba a preocuparse ya que este no le contestaba los mensajes y si lo llamaba lo mandaba directamente al buzón de voz, suspiró y volvió a marcar el número, aunque en esta ocasión no tuvo oportunidad de volver a escuchar aquella voz robótica y programada ya que otra vez tuvo la necesidad de devolver el estómago; no sabía que rayos le estaba ocurriendo, quería creer que todo se trataba debido al estrés y la preocupación de no saber nada de su pareja, si eso debía ser... jaló la palanca y fue al lavabo a lavarse la boca, volvió a la sala donde vio a sus gemelos dormidos plácidamente en el sofá, sonrió un poco antes de recostarse en el suelo y mirar al techo, cerró los ojos por un momento, y justo cuando estuvo a punto de quedarse dormido.
Ring. Ring.
Soltó una pequeña maldición levantándose y tomando el teléfono inalámbrico que sonaba con bastante insistencia, Ritsu miró el número por algunos segundos, no lo conocía pero sabía que la lada era de ahí, con algo de duda, presionó el botón verde y contestó.
-¿Hola?
-¿Con Onodera Ritsu? -habló una voz grave-
-Sí, soy yo. -contestó- ¿Quién llama?
-Hablo de la estación de policía, ¿usted conoce a Yokozawa Takafumi?
Oh no, ya sabía por donde iba el asunto, soltó un suspiro que se escuchó al otro lado de la línea.
-Deme la dirección por favor, iré enseguida. -anotó la dirección en un papel, tratando de mantener la calma, solo... esperaba que él estuviera bien, y si lo estaba, lo golpearía muy duro, colgó y rápidamente fue a recostar a los niños en su cuarto, dejó una nota en el cuarto de Hiyori antes de tomar las llaves de su auto y salir de la casa-
*******
Nunca en su vida pensó terminar en una celda, pero ahí estaba, con un ojo morado, el labio partido, la mejilla inflamada, varios rasguños en el rostro y brazos, con una raspadura en su pierna, y muy posiblemente con la nariz desviada ¿por qué? La respuesta era simple, había ido hacia donde estaba aquel tipo y le dio una paliza que muy difícilmente iba a olvidar en un muy bien tiempo, el único inconveniente es que la pelea había sido en medio de una calle concurrida y le habían llamado a la policía, ahora ambos estaban en una celda cada uno y los separaba una pared de color gris.
Eso había pasado hace ya más de dos horas, su celular se había descargado y tampoco tenía el valor de llamarle a Ritsu para que viniera por él y verlo a la cara, se sentía avergonzado por un lado, pero por el otro se sentía satisfecho por haberle dado a entender a Takano que nadie se metía con su pareja y quedaba impune; una sonrisa de suficiente se dibujó en sus labios la cual no duró mucho porque otra vez se quejó de lo adolorido que estaba, su ropa estaba algo rasgada, llena de tierra y manchada con gotas de sangre, sus nudillos estaban notoriamente heridos, soltó un suspiro recostándose en la incómoda cama que había en aquella pequeña celda.
Pasaron unos 15 minutos cuando escuchó el sonido de una cerradura que estaba siendo abierta, levantó la mirada y vio a uno de esos tipos de uniforme.
-Arriba, ya vinieron por ti.
Él se levantó y caminó fuera de la celda, aún de espaldas podía sentir la mirada casi asesina que Takano le estaba dando, quiso volver a encararlo, pero no iba a volver a estar ahí encerrado.
-No cantes victoria tan pronto -habló el otro hombre desde su celda- Esto está muy lejos de terminar, no descansaré hasta verte 3 metros bajo tierra, si él no es mío no será de nadie.
Aquellas palabras lo dejaron con la sangre helada, no sabía como tomárselas, si solo era una amenaza vaga soltada al aire o si realmente aquel problema no había terminado del todo, por el momento lo ignoró, siguió al policía y ahí vio al castaño con el ceño ligeramente o más bien bastante fruncido, firmando unos papeles para después sacar un fajo de billetes de un tamaño considerable.
-Señor, entiende que si volvemos a encerrar a su pareja no podrá pagar fianza, ¿verdad?
-Sí, sí ya entendí, no tiene por qué repetírmelo mil veces, Oficial, gracias. -le dio el dinero y sin dirigirle la mirada al mayor salió de la estación, se quedó de pie apoyándose en el auto y esperó a que Yokozawa saliera, cuando eso ocurrió se acercó-
-Oye, gracias por venir a... -el ojiazul no pudo terminar la oración ya que lo recibió una fuerte bofetada cortesía de Ritsu-
Yokozawa se quedó en silencio completamente estático, atónito e incrédulo, nadie se atrevía a ponerle una mano encima y si lo hacía posiblemente no viviría para contar, sin embargo esa situación era algo muy distinto, su pareja era quien le había levantado la mano, lo miró a los ojos, viendo como este lo miraba con un gran enojo y a punto de estallar en llanto.
-¿Puedo saber a que se debe eso? -fue lo único que atinó a preguntar, Onodera solo soltó una risa forzada entre dientes-
-¿Y todavía tienes el descaro de preguntar? Pedazo de imbécil. -rugió Ritsu- Son casi las nueve de la noche, te fuiste a las cuatro de la tarde y recién me vengo a enterar que tienes horas aquí encerrado, ¿cómo mierda quieres que te reciba?
-No lo sé, ¿con un gracias quizá?
-¡¿Gracias?! No me hagas reír, ¡te tuve que recoger de la maldita estación porque te peleaste!
-Sí, me pelee con Takano por ti, porque se atrevió a meterse contigo, así que si esto me gano por irle a partirle la cara al tipo ese y dejarle en claro que te no debe meterse en lo que no le importa, dame otra bofetada entonces. -y sorpresivamente recibió otra bofetada del castaño, esta vez en su mejilla herida- Era una broma, Ritsu...
-Era una broma. -lo imitó de forma absurda tirándole las llaves del auto y subía al asiento del copiloto, Takafumi suspiró pesadamente, su noche estaba muy lejos de terminar-
Y ahí estaban los dos, Onodera mirando la carretera por la ventana y su pareja conducía concentrado en la carretera, ambos estaban en completo silencio, el mayor quiso acercar su mano con la mano de Ritsu, pero este lo rechazaba tajantemente, otro suspiro salió de sus labios.
-¿Vas a estar así todo el trayecto? -le preguntó-
-¿Y cómo quieres que esté, eh? -contestó con otra preguntar sin despegar su vista de la ventana- Te dije que te ibas a meter en problemas, ¿pero me hiciste caso? No, y ahora tendremos que ir a que te curen.
-Estoy bien,
-No, no lo estás Yokozawa, te está saliendo sangre de la nariz y tienes todo el rostro irreconocible, si los niños te ven así se van a asustar.
-Ritsu, entiende que esto lo hice por ti, no iba a dejar que Takano se saliera con la suya y te siguiera molestando.
-Pero esta no era la forma de resolver el problema.
-¿Ahora lo defiendes?
-¿Disculpa? Yo no lo estoy defendiendo.
-Eso parece -apretó el volante- Es como si tratarás de justificar toda la mierda que hizo.
-¿Te estás escuchando acaso? -recriminó el castaño volteándolo a ver por primera vez, pero esta vez su pareja si contraatacó-
-No, ¿te estás escuchando tú? Me recriminas algo que nos involucraba a ambos, y tú en lugar de apoyarme dices que romperle la cara no era la forma, es como si lo estuvieras justificado, todo esto no estaría pasando si tú hubieras sido sincero desde el principio del problema, si me hubieras contado lo que estaba ocurriendo, posiblemente yo no hubiera estado ahí encerrado, no estaríamos peleando y probablemente ya estaríamos durmiendo de cucharita, ¿o me equivoco?
Ritsu estuvo a punto de hablar, pero algo lo hizo callar y aunque dañara su orgullo, sabía que Yokozawa tenía razón en gran parte, giró su vista hacía la carretera viendo como una luz cegadora se acercaba hacía ellos, luego el sonido de claxon que sonaba desesperadamente.
-¡Yokozawa! -se quitó el cinturón y se colocó encima suyo protegiéndolo con su cuerpo, un fuerte sonido de choque se hizo presente-
Y todo se volvió oscuro.
*******
Se pellizcó así mismo, creyendo que todo esto se trataba de una muy mala pesadilla, pero al darse cuenta de que le dolió se dio cuenta que todo esto estaba pasando, frente a sus ojos estaba Usami Akihiko... y no se veía para nada bien.
-Pareces un vagabundo. -dijo, creyendo ingenuamente que solo lo estaba pensando, sacudió su cabeza y retomó su postura segura- ¿Qué haces aquí?
-Vengo por ti... -habló el peliplateado, para después recibir una fuerte bofetada del otro-
-No puedes estar hablando en serio, ¿qué no eras tú quien no me quería cerca? -dijo, tratando de no alzar su voz y llamar la atención de las personas- ¿Eh? Dime, ¿con qué cara vienes aquí a decir que vienes por mí? ¿No tienes vergüenza?
-No Ijuuin, fui un estúpido y no me di cuenta de la gran persona que tenía a mi lado, cometí un grave error en decirte todas esas cosas, por favor, perdóname. -dijo el escritor y de nueva cuenta, recibió otro golpe en el rostro siendo esta vez a puño cerrado, perdiendo el equilibrio y cayendo al piso de lleno, los ojos de Ijuuin estaban derramando lágrimas de coraje-
-¡Vete a la mierda, Akihiko! Me humille por ti, prácticamente te implore, me arrodille para rogarte que me apoyaras en esto, ¿y tú crees que con unas simples disculpas vas a solucionar todo? Estás mal de la cabeza, ¿crees que te perdonaré tan fácil que me hayas enamorado, para luego acostarte conmigo y después botarme como si fuera una basura? Así no funcionan las cosas, además de encapricharte con un niño que ni siquiera es tuyo, al contrario de este que tengo adentro, que para mí desgracia, sí es tu hijo -se dio la media vuelta para entrar a la puerta de abordaje, pero el Usami menor lo tomó de la muñeca-
-Por favor no te vayas... Te amo. -aquello acabó con su paciencia-
-No Akihiko... Tú no me amas, tú no amas a nadie más que solo a ti -soltó una risa entre dientes- Es más, creo que tampoco te amas a ti mismo, tú no sabes lo que es amar, solo estás encaprichado, como si fueras un niño pequeño. -soltó aquel agarre, el pecho comenzaba a dolerle, sentía que en cualquier momento iba a quebrarse nuevamente- No soy un juguete del cual puedas disponer cuando se te dé la gana, búscate a otro que te soporte, no me sorprende que Misaki-kun también se haya ido de tu lado...
-¿A-A dónde irás?... -preguntó con un hilo de voz-
El mangaka guardó silencio por algunos segundos para luego responder.
-En dónde pueda... no, dónde podamos estar lejos de ti. -sentenció caminando hacia la puerta, dejándolo todo atrás-
*******
-Misaki-kun, ya llegamos. -habló Ryota mientras estacionaba su camioneta-
Takahashi se quitó la venda que tapaba sus ojos, parpadeó un par de veces antes de sacar su cabeza por la ventana, lo que vio lo puso pálido; comer en aquel sitio le costaría un ojo de la cara y un riñón juntos.
-Ryota... ¿por qué estamos aquí? Este restaurante es muy costoso, podías haberme llevado a un puesto de hamburguesas y no tendría problema.
-Pero quiero consentirte, Misaki-kun -habló el profesor- Además, hoy es un día que celebrar, después de muchos meses, por fin mi madre aceptó lo nuestro y pudiste salir de aquel sitio -sonrió ampliamente- No te preocupes por el dinero, todo esto va por mi cuenta, así que no temas en pedir lo que quieras. -se quitó el cinturón y salió, dio toda la vuelta alrededor del coche para abrirle la puesta al castaño- ¿Vienes? -extendió su mano-
Misaki quedó petrificado por algunos segundos, cuando pudo reaccionar miró a Ryota, aquellos ojos cautivadores y sonrisa cálida que lo había enamorado se hizo presente, sus mejillas tomaron un color rojo bastante parecidos al de las manzanas, sujetó bien a Hikaru antes de tomar la mano del otro hombre.
Una vez dentro del restaurante, Misaki observó todo impresionado, como si fuera un niño pequeño, hacía mucho tiempo que no tenía una salida así... se había equivocado con su relación con Usami-san, había metido la pata hasta al fondo, pero ahora él estaba sanando poco a poco y la vida le había dado una oportunidad más de volver a ser feliz y esta vez se iba a esforzar de hacer todo correctamente de la mejor manera posible.
Ambos pasaron un buen rato con comida deliciosa, entre risas y bromas, Misaki se sentía como un príncipe, nunca pensó volver a encontrar el amor y menos con un hijo de otro hombre, pero él sabía que Ryota y Hikaru se llevaban bien, tan bien que algunas veces se sentía celoso de que su propio hijo prefiriera al profesor por encima de él, aunque luego se le pasaba.
Ryota pagó la cuenta del restaurante (que obviamente fue excesivamente costosa) Misaki se levantó de su asiento creyendo que ya era momento de regresar a casa, pero para nada esperaba lo que iba a ocurrir.
-Misaki-kun... -comenzó a hablar el de ojos grises- Sé que cuando nos conocimos me tiraste una piedra en la cabeza, sin embargo, todo este tiempo de conocerte solo me has dado motivos para admirarte, eres el chico más fuerte, valiente y lindo que he conocido en mi vida y sé que esto puede ser apresurado pero... -Fujimori se levantó metiendo su mano en uno de sus bolsillos y sacando una cajita de terciopelo rojo-
-R-Ryota-san... -tapó su boca completamente sorprendido-
La pequeña caja se abrió mostrando un anillo color plateado, con un pequeño diamante justo en medio y a los costados detalle que parecían un tipo de trenzado.
-Misaki Takahashi, ¿me dejarías ser parte de tu vida y la de Hikaru? ¿Te casarías conmigo?
Todos miraban la escena impacientes por una respuesta, fue cuando finalmente Takahashi respondió.
-... Sí.
*******
La cabeza le dolía, sentía que en cualquier momento le iba a explotar, su vista era borrosa y apenas podía distinguir una ligera luz de color amarillo junto a un techo blanco, cerró los ojos nuevamente sintiéndose encandilado por aquella luz y contó 10 segundos antes de volver a abrir sus ojos azules, miró detenidamente todo lo que lo rodeaba, paredes blancas, cortinas, mesas gris metálicos, gente con bata blanca o en uniforme en color azul... estaba en un hospital.
No entendía nada, ¿qué estaba haciendo ahí? Trató de hacer memoria pero fue completamente en vano, cada que intentaba pensar su cabeza le dolía más, se miró a sí mismo, tenía vendas en las manos, su ropa ya no estaba y había sido reemplazada por una bata, tocó su rostro notando como tenía algunas banditas en él junto con algo pegajoso que seguramente era algún tipo de ungüento, se recostó en la cama y ahí fue donde los recuerdos llegaron a su cabeza.
Él estaba conduciendo mientras peleaba con su pareja, ambos estaban molestos y los dos eran demasiado orgullosos para disculparse, fue cuando escuchó el sonido de un claxon que se repetía de forma seguida.
-¡Yokozawa! -vio como el de ojos verdes se quitaba su cinturón y se ponía encima suyo, dándole un pequeño beso en los labios antes de chocar y que todo se volviera oscuridad.
-Ritsu... ¡Ritsu! -se levantó de golpe y hubiera salido de la habitación si no fuera porque un doctor entró y lo hizo volver a recostarse- ¡Suélteme! Tengo que ir donde mi novio... -dijo con la respiración agitada, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar-
-Señor por favor, cálmese... -habló el hombre de pelo canoso-
-¿Cómo quiere que me calme? ¡Necesito saber dónde y cómo está él! -comenzó a alterarse-
-No se preocupe, él está bien, solo que si recibió mucho más daño que usted. -corrió la cortina, dejando ver a Ritsu-
El chico tenía un collarín puesto, una venda alrededor de su cabeza, su rostro algunos rasguños y moratones, además de una pierna cubierta de algún tipo de yeso. El corazón de Yokozawa se rompió al instante, verlo de esa forma... inconsciente, con un rostro tranquilo pero al mismo tiempo tan vulnerable, le dolía, era como si mil estacas en llamas lo atravesaran y eso era poco a comparación.
-Mi amor... -dijo en un susurro, sus ojos estaban húmedos y sentía que el cualquier momento rompería en llanto-
-Recibió un fuerte golpe en la cabeza, tardará en despertar algunas horas, fue una fortuna de que su vientre no tuviera ninguna lesión, hubiera perdido al bebé.
-¿B-Bebé?... ¿De qué me está hablando?
-Señor, ¿no lo sabía? Su pareja tiene dos meses de gestación.
Continuará...
... Lo sé, tenía desde febrero que no dada señales de vida, en mi defensa, la verdad no tengo nada que decir, la flojera se adueñó de mí, aparte de subestimar mi semestre en línea y reprobar una materia, pues no tenía ni p*ta idea de como seguir porque sentí que esto se estaba volviendo aburrido y que ya no tenía la misma emoción de escribir un capítulo a cuando empecé con esto hace 3 años, pero yo me prometí terminar este fic y la promesa sigue en pie, así que le tuve que agregar un poco de toxicidad al asunto para hacerlo un poco más interesante, espero que ustedes lo vean igual.
Anillo de Misaki:
No tengo nombre para este capítulo, así que se aceptan sugerencias.
Para el próximo se los compensaré con cosas cursis de la OTP y algo más 7u7
En fin, espero les haya gustado, voten y comenten ♥♥♥
Nos leemos
¡Bye!
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