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43 - Still Loving You

Meses después...

Había pasado bastante tiempo desde la última vez que vio a aquel hombre de ojos grises que fácilmente se podrían confundir con la plata, se podría escuchar como algo completamente estúpido, pero desde que lo vio aquella vez luego de su pelea con Akihiko se había sentido completamente atraído hacía él, no solo por su físico que por sí solo era como una obra de arte en la vida real y por lo tanto no tenía nada que envidiarle a otros hombres, sino por su forma de ser, amable, gracioso, compresivo y lo escuchaba, Ryota fue bastante listo a darse cuenta de su embarazo, al contrario de lo que Misaki creyó, ese hombre de 36 años se encontraba realmente fascinado por su condición de doncel, a su pequeño Hikaru le había agradado la voz de ese tipo, lo supo debido a que el bebé se movía bastante cada que este se acercaba o le hablaba... en la mente del castaño pasó que podía ser un padre perfecto para su hijo, pero dentro de él sabía que eso jamás pasaría, él no era un digno merecedor del amor de una persona, eso lo tenía más que claro; cuando aquella cita dio por terminada, Ryota salió por esa puerta, y nunca jamás lo volvió a ver, ni siquiera se tomó la molestia de buscarlo en alguna red social, seguramente era un hombre que se sentía atraído por la chicas y lo más importante, seguro tenía una pareja e hijos los cuales cuidar, y él ya no estaba dispuesto a entrometerse en una relación.

No importaba cuán enamorado estuviera de Ryota Fujimori.

El ligero sollozo de su hijo Hikaru Takahashi de apenas un mes de nacido lo sacó de sus pensamientos, velozmente se levantó de la silla donde estaba sentado y corrió a su habitación donde se encontraba la cuna del bebé, se apresuró a cargarlo entre sus brazos y arrullarlo para que este dejara de llorar, lo revisó bien, estaba limpio y tampoco parecía tener hambre, aquello solo significaba una cosa, Hikaru había tenido una pesadilla, estaba seguro, desde que el pequeño Takahashi nació la mañana de un viernes 8 de julio a las once en punto, Misaki supo que había algo peculiar en el bebé, eran pocas veces en las que esto ocurría, pero Hikaru despertaba debido a que tenía pesadillas y solo se dormía cuando tenía a su madre (si, Misaki no tiene ningún problema con que le digan así) lo suficientemente cerca para que lo arrullara.

Cuando el pequeño volvió a quedarse dormido en su pecho, lo recostó con cuidado en su cama y luego se acostó él a su lado sin dejar de observarlo, Hikaru era él vuelto a nacer, su mismo color de cabello y mismo color de ojos, además de otras facciones que Misaki tenía cuando era más pequeño era como una mini copia suyo, tanto era así que el mayor podía decir que su padre era cualquier otro hombre sin problema, pasó sus mano por el abundante cabello de su hijo mientras sonreía, era hermoso en toda la extensión de la palabra y eso que para él era bastante corto, sin embargo a veces se preguntaba que hubiera ocurrido si Hikaru se hubiese parecido a Takano... pero algo era seguro, él iba a amar a su hijo por sobre todas las cosas y si tuviera que dar su vida por el bien del niño, lo haría sin pensarlo dos veces.

Volvió a suspirar nuevamente sin despegar la vista del pequeño, que rápido había pasado un mes, parecía como si fuera ayer cuando le apenas podía con las horribles contracciones mientras trataba de caminar rumbo al hospital, fue como un milagro que Onodera Ritsu hubiera pasado por donde estaba él en ese momento, podía recordar como el otro castaño lo acompañó en la ambulancia mientras trataba de hacerlo sentir bien, aún recordaba claramente las palabras que le había dicho al mayor mientras sollozaba del dolor.

—Por favor... si algo me llega a ocurrir, cuida de mi bebé, no dejes ni que Usagi ni Takano lo lastimen...

Y ahí fue cuando Misaki se dio cuenta que le dijo a Onodera de una forma indirecta quién era el padre de su hijo en realidad , el mayor sí que se sorprendió al escuchar esa noticia y debido al dolor también terminó confesando el abuso de Takano, sin embargo a pesar de eso, Ritsu se comportó a la altura, le prometió que su hijo jamás estaría solo y así lo acompañó hasta el hospital hasta que finalmente su pequeño hijo nació.
Revisó la hora en su celular, eran las dos y media de la tarde y él entraba a trabajar a las 8 de la noche, aprovecharía el tiempo para dormir y descansar un poco antes de entrar a su jornada laboral, y seguramente se estarán preguntando, ¿cuál es el trabajo de Misaki? La respuesta era, en un burdel, como un vil bailarín y cualquiera de esquina, pasó sus manos por su cabello mientras buscaba algo de ropa para alistarse en unas horas más, no es que él quisiera trabajar en ese sitio, pero se había endeudado de una forma atroz con el casero de la vecindad y el tipo había sido muy claro con su amenaza.

"O te pones a trabajar y pagas todo lo que me debes, o yo mismo me encargo de deshacerme de tu bastardo".

Y eso era algo que no podía permitir en lo más mínimo, primero ese escritor idiota y ahora ese viejo asqueroso, pero, no le importaba, haría todo lo que estuviera a su alcance con el fin de que su pequeño estuviera a su lado, volvió a recostarse y no fueron necesarios más de 5 minutos cuando Misaki había caído en los brazos de Morfeo.

*****

—¿Estás seguro de que estarás bien en manga con los niños? —preguntó un preocupado Yokozawa mientras estacionaba su automóvil—

—Si Takafumi, estaré bien, no tienes nada de qué preocuparte. —el castaño rodó los ojos mientras respondía a la misma pregunta por décima vez en ese día, hacía ya algunos meses atrás que, de nueva cuenta, había regresado al infierno de Marukawa, el departamento doncella, Usami-san había decidido que se tomaría unas vacaciones y que por lo tanto no necesitaba de sus servicios, por lo que a Isaka se le ocurrió la genial idea de regresarlo al departamento de manga Shojo, pero en esta ocasión las cosas no se salieron de control con Takano, claro, seguía siendo un completo amargado pero ahora no había intentado atentar contra su integridad, por el retrovisor vio a sus pequeños gemelos de 6 meses de edad, era la primera vez que los traía al trabajo, en otras ocasiones su mamá se encargaba de cuidarlos el tiempo en que los dos estuvieran en la editorial, pero ahora su madre tuvo otros asuntos que atender y a falta de niñera, no hubo otra opción que traerlos consigo— Vamos, quita esa cara, parece que no confías en mí...

—¿Qué? No digas eso, sabes que yo confió en ti ciegamente, solo... no quiero que les pase nada, ¿me entiendes?

—Si, lo tengo claro, pero estaremos bien, ¿de acuerdo? —le dio un beso en la mejilla antes de bajar del auto para bajar la carriola doble y poner a los niños en esta, el mayor imitó la acción y se puso a su lado para comenzar a entrar a la editorial, entraron al elevador y esperaron pacientemente a llegar a su destino—

—Oye Ritsu... —dijo Yokozawa a su pareja de ojos verdes—

—Dime —respondió el castaño viendo fijamente al hombre de ojos azules que estaba a su lado—

—¿Sabes qué día es hoy? —interrogó el de ventas—

—Eh... si, hoy es veintidós de agosto, hoy cumplimos un año con cuatro meses como pareja —respondió el castaño sonriendo levemente—

—¡Lo recordaste!

—Claro que sí, tonto, no creas que soy tan olvidadizo —soltó una pequeña risa mientras veía como el elevador se abrió en su destino, besó los labios de Yokozawa antes de tomar la carriola— En la noche vemos como celebraremos, ¿de acuerdo? —al tener su respuesta afirmativa salió del elevador y entró al departamento de manga Shojo— Buenos días, chicos —saludó a las cuatro personas que estaban ahí, tomó asiento en su silla poniendo la carriola a un lado suyo–

—¡Buenos días Ricchan! —saludó alegremente Kisa mientras abrazaba a su amigo, luego dirigió su vista hacia los gemelos los cuales aún permanecían profundamente dormidos— ¡Vaya! Hasta que por fin decides traerlos. —se levantó de su asiento para contemplarlos mucho mejor— Woh... sin duda son hermosos, se parecen mucho a... —el chico de cabello negro fue callado cuando su compañero castaño le puso una mano en su boca al notar como su estúpido jefe entraba a la oficina, Takano los miró de manera extraña a ambos antes de ignorarlos y sentarse en su silla, los otros dos editores volvieron a tomar sus respectivos asientos.

—Tú que abres la boca y yo que me encargo de que no llegues a tu boda, ¿entendiste? —Onodera miró a Shouta de una forma bastante amenazante, faceta que nadie antes había visto en el castaño, por lo cual el de cabello negro algo asustado asintió con la cabeza— Más te vale. —lo soltó y comenzó a hacer su trabajo—

Así pasaron las horas, de vez en cuando Onodera tenía la necesidad de salir debido a que sus hijos necesitaban atención ya sea para alimentarlos y limpiarlos, no quería que Takano comenzará a darle sermones por el hecho de llevar a los bebés al trabajo, pero para fortuna del de ojos verdes, esas salidas fueron muy pocas en el día, Hisoka y Yamato eran unos bebés muy tranquilos y por lo tanto casi no daban ningún tipo de problemas, la mayor parte del tiempo se la pasaron dormidos o jugando con el peluche de conejo y oso que Ijuuin-san les había regalado, entre tantos manuscritos, llamadas que Yokozawa le hacía cada media hora para ver si los tres estaban bien y tener que atender a sus niños, el reloj había dado como hora las seis en punto de la tarde, el sol estaba casi por ocultarse, el castaño soltó un suspiro al ver que su trabajo ya estaba por fin terminado, Kisa imitó su acción para luego revisar su maletín, de este sacó 5 tarjetas de tamaño mediano y que eran de color crema, Shouta se levantó y comenzó a repartir las tarjetas, Onodera tomó la suya y comenzó a leerla, era la invitación de la boda de su amigo y su pareja.

—¿Se van a casar en septiembre? —interrogó Ritsu sin despegar su vista de la invitación—

—Así es, y tú quedaste en ser mi padrino de anillos, así que no me defraudes, Ricchan... —dijo el de cabello negro con una sonrisa de bobo enamorado mientras suspiraba, sonrío para sí mismo, le causaba alegría y ternura ver a su amigo tan ilusionado por unir su vida con la persona que él amaba—

—Onodera... —la voz de su jefe lo sacó de sus pensamientos, sacudió su cabeza para luego voltear a ver a Takano el cual lo miraba de una forma que no pudo descifrar— Ven conmigo —acto seguido el de ojos avellana salió de la oficina—

Sin embargo, Ritsu permaneció en su lugar, dudando si ir con su jefe a quién sabe qué lado o quedarse en su sitio cuidando de sus gemelos, sintió una mano en su hombro, volteó y vi a ese chico Tsukishima el cual era tan parecido a él, tanto que a veces llegaba a asustarlo.

—No te preocupes, Ritsu, nosotros cuidamos de los niños —le dio una sonrisa de amabilidad y por alguna razón, eso lo hizo sentirse más tranquilo, se levantó y antes de irse le dio un beso a la frente a cada gemelo y salió de la oficina—

El editor castaño comenzó a caminar detrás de su jefe a una distancia que él podía considerar segura, así que si algo llegaba a pasar, tendría el tiempo suficiente para escapar de las garras de ese lobo feroz, se abrazó a sí mismo, sentía como los nervios comenzaban a invadirlo, quería huir de ahí, pero sus sentidos solo lo hacían caminar hacia adelante, solo esperaba, que pasara lo que pasara no fuera nada malo...

Se detuvo al mismo tiempo que Takano dejó de caminar, ambos habían llegado a una oficina que estaba sola, tragó saliva mientras sentía como sus manos comenzaban a sudar, quería verse tranquilo, pero con esa tensión y ese ambiente que había el estar calmado era algo completamente imposible, tomó el suficiente aire para comenzar a hablar.

—¿Y bien?... ¿para qué me quería? —Onodera volteó para otro lado cuando sintió que Masamune se acercaba de manera muy peligrosa, trató de empujarlo pero el de cabello oscuro fue más rápido y sujetó ambas muñecas del castaño, lo hizo voltear para que sus miradas, los ojos verdes pudieron observar que había algo raro en los ojos miel, pero seguía sin poder descifrar lo que era— Takano-san...

—Onodera, te sigo amando. —no supo en qué momento su jefe comenzó a besarlo de forma desesperada, trató de separarse pero parecía que este no iba a ceder tan fácilmente, lo acorraló contra la pared sujetando ambas muñecas con una sola mano mientras que su mano libre pasaba debajo de su camisa—

Los minutos fueron eternos para Ritsu que no sabía dónde meterse debido a esa situación, tomó las suficientes fuerzas para empujar a su jefe y después abofetearlo con fuerza, tapó sus labios mientras su verde mirada se posaba en el con enojo, estaba completamente furioso, pero no haría un escándalo, se dio la media vuelta y se fue de ese lugar, debía recoger sus cosas para regresar a casa.

Pero, lo que nuestro protagonista no sabía, es que Yokozawa había visto toda la escena (exceptuando el empujón y la bofeteada, claro está), y obviamente, el de ojos azules estaba como alma que se lleva el diablo, golpeó la pared con fuerza antes de irse de ahí, iba a despotricar con alguien.

Lastimosamente, ese alguien era la persona equivocada.

Onodera Ritsu.

Continuará...

¡Feliz año nuevo! :3 si, he regresado >:v/

Espero que el capítulo les haya gustado mucho, a pesar de lo que pasó al final uwu pero tenía que hacerlo, nuestra pareja ya necesitaba drama y que mejor drama que uno provocado por Bakano-san xD asdfghj

Gracias a todos lo que leen, votan y comentan, los amo ♥3♥

Well, ¿algo más que decir? Ah, las tragedias para Ijuuin aún no terminan, ya sabrán porque xD

Ahora si, me despido

Nos leemos

¡Bye! ♥♥


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