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36 - Broken Friendship

Salió de la habitación del castaño y volvió a colocarse los lentes, caminó por los pasillos en busca del elevador para bajar a la planta baja y así regresar a su casa para descansar, aquella platica con Onodera lo hacía sentir un poco mejor, al menos sabía que no era el único que pasó por esa situación tan dolorosa, y que en su editor podría encontrar apoyo y palabras de aliento. Una vez que el escritor bajó a la planta baja, salió del hospital y con la mirada buscó su automóvil, cuando lo ubicó subió a él y lo encendió arrancando para volver a casa. En ese transcurso por su mente pasaron varios cosas y recuerdos, la gran mayoría tenía que ver con Misaki, el escritor frenó en seco, no maldita sea, ¿por qué su cabeza se encargaba de atormentarlo con esos pensamientos? Soltó el volante y sujetó su cabeza, tratando de poner su mente en blanco, luego suspiró volviendo a manejar, sabía que superar lo que había ocurrido con Misaki no sería una tarea sencilla, pero todo era por su bien, él podría sanar sus heridas y volver a ser lo que era antes, pero claro, sin volver a caer en ese absurdo juego llamado "amor".

Llegó a su pent-house, bajó de su coche y caminó hasta llegar a la entrada de su casa, al abrir y entrar se encontró a su nuevo amigo (todavía era complicado decirle así) dibujando completamente concentrado, cerró la puerta con la debida precaución de no hacer ningún ruido y se apoyó contra la pared para observarlo dibujar, hacer eso no tenía ni el más mínimo sentido, pero para él era entretenido ver al mangaka tan concentrado en su trabajo, en ese instante, Ijuuin dejó de plasmar sus ideas en el papel, levantó su cabeza y giró su mirada hacía el escritor el cual todavía lo miraba sin perderlo de vista.

-Oh, hola Usami-san. -el mangaka se levantó de su asiento y estiró un poco sus brazos y piernas- ¿Hablaste con Onodera? -interrogó lleno de curiosidad-

-Si... -fue la única palabra que el de ojos lilas contestó-

-¿Y cómo te fue? -Kyo soltó otra pregunta, quería asegurarse de que Akihiko hubiera arreglado los problemas que tenía con su editor-

-Pues, hablamos y le pedí disculpas, parece que volverá a ser mi editor de nuevo.

-¿En serio? -a Ijuuin se le dibujó una sonrisa en los labios- Es bueno escuchar eso.

-Si... como sea, iré a descansar un poco. -Akihiko pasó sus manos por su rostro y comenzó a subir las escaleras, lo único que él quería y necesitaba era dormir por horas eternas y si era posible no despertar-

-De acuerdo, pero recuerda tomar tus medicinas, si no lo haces, lo sabré y haré que te las tomes a la fuerza~

Usami sonrió de medio lado, no era mentira que a veces olvidaba tomar sus medicamentos a la hora y los tomaba tarde, pero en esa ocasión estaba dispuesto a no tomarlas para ver si Ijuuin era capaz de meterle las medicinas a la fuerza, como él lo había dicho anteriormente.

*****

Tanto Kisa como Yukina permanecieron en esa misma posición, Kisa dando la espalda y el más alto abrazándolo con fuerza, completamente inmóviles, el silencio reinaba en ese baño de hospital donde anteriormente habían tenido una discusión, ahora estaban ellos dos, un par de almas destinadas con el corazón roto y herido, ansiando volver a estar juntos nuevamente.

Pero... no sabían cómo, por un lado estaba el de cabello negro, el cual había aceptado su error, pues él se había equivocado al haber juzgado injustamente a Kou y no querer escucharlo cuando este le quiso explicar que nunca le fue y que jamás le sería infiel, pero aquella vez estaba dominado por la ira y coraje por lo que reaccionó no de la mejor manera posible, pero ahora se arrepentía, extrañaba a Yukina y lo necesitaba a su lado para sentirse completo y sentirse feliz; para no volver a caer en ese pozo negro donde estuvo por mucho tiempo.

Por el otro lado estaba Yukina, ¿qué se podía decir de él? Además, que desde el rompimiento con Kisa-san, dedicaba su tiempo libre, o, mejor dicho, la mayor parte de su tiempo a seguir, espiar y stalkear a su expareja, y al que más de una vez encontró coqueteando con destinos hombres.

-¿Y-Yukina?... -Kisa tartamudeó bastante desconcertado, recién en ese momento había caído en cuenta de que Yukina lo tenía abrazado, y al parecer no tenía ni la más mínima intención de soltarlo-

Kou aún permanecía en completo silencio, él solo se disponía a abrazar al de menor estatura.

-Yukina... por favor suéltame, me lastima más tu silencio que todas las palabras que quieres decirme... -suplicó en un intento en vano de soltarse para poder salir de ahí, sabía que fue una mala idea haber querido hablar con él, ahora se arrepentía profundamente-

-No lo hare. -Esas tres palabras fueron lo único que pronunciaron sus labios-

-Por favor, ya déjame ir... O, no lo sé, ¡grita de una buena vez que me odias! No me tortures más de esta manera... -Kisa sentía que en cualquier momento se iba a romper a llorar, solo quería largarse de ese sitio, volver a la habitación de Ricchan o irse a cualquier otro sitio para poder soltar su llanto sin que nadie lo viera-

La respiración Yukina rozó en el cuello de Kisa, por inercia el de ojos negros cerró los ojos soltando un suspiro completamente estremecido, necesitaba que Kou dijera algo, que abriera la boca, quería volver a escuchar su voz.

Lentamente el de cabello claro se acercó al oído del editor y con una voz bastante serena, Yukina comenzó a hablar.

-No podría hacerlo... ¿y sabes por qué? Porque no te odio.

-Claro... Y yo no soy para ti más que una cualquiera de esquina. -el de cabello negro sacó a relucir el tono sarcástico e irónico en su voz, volvió a forcejear de nueva y como era de esperarse, no tuvo éxito-

-Sabes que eso no es cierto Kisa-san, tú eres mejor que eso, mucho mejor.

-Pues eso no lo creíste tú momentos atrás, pensaste que te había reemplazado con un doctor y con un mesero.

-Y tú creíste que te estaba engañando con un amigo. -definitivamente esto parecía una batalla de reclamos, una donde ninguno de los dos estaba dispuesto a perder-

-¿Ah? ¿Y ahora me lo estás reclamando? -Shouta sin darse cuenta alzó la voz y algo cansado hizo un nuevo intento para soltarse de los brazos de Yukina- Por favor, suéltame. -exigió con molestia, ya cansado de la situación- Tengo qué...

-No te voy a soltar, ni, aunque uses la excusa de que tienes que ir a cuidar a alguien.

-No te entiendo, ¿cuál es tu propósito con hacerme esto? ¿Qué buscas de mí? ¿Tenerme agarrado para después decirme todas mis verdades? Si es así pues no sé qué estás esperando para abrir la boca, ¡maldita sea!

-Respóndeme algo... ¿recuerdas cuando me dijiste que querías volver conmigo? Porque yo si lo recuerdo muy bien. Y déjame decirte, que yo también quiero volver contigo

-Déjate de rodeos y dime que quieres... Espera, ¿qué dijiste?

En ese momento, Yukina dejó de abrazarlo, sujetó las muñecas del más bajo y lo acorraló contra la pared, sus ojos se cruzaron por un momento.

-Dije: Qué quiero volver contigo, Kisa-san. -habló Yukina con mucha seguridad en su voz, para luego acercarse a los labios de editor de cabello negro-

-¡¿Q-Qué haces?! -el rostro del editor se puso rojo cuan tomate- M-Más te vale que esto no sea una broma del mal gusto, porque si no te juro que...

-Entonces déjame demostrarte que esto no es una broma. -dijo antes de juntar sus labios con los de Kisa, formando un beso-

*****

Al día siguiente...

10:00 AM.

Takano, alias Bakano-san caminaba hacía la oficina de Isaka-san, este con anterioridad le había dicho que necesitaba hablar con él y que su presencia era urgente y necesaria, ¿por qué? No lo sabía, pero eso era lo que él iba a investigar cuándo llegará a la oficina del presidente de la editorial, antes de salir de su puesto de trabajo, vio que ahí estaban tres de los cuatro editores, la pregunta era, ¿dónde estaba el idiota de Onodera? Seguramente no soportó el exceso de trabajo y los insultos de él hacía el castaño que tuvo que renunciar, de nuevo, era un debilucho.

Llegó a la oficina de Isaka y lo primero que hizo fue tocar la puerta, pues no podía entrar así como así, el editor de manga se apoyó en la pared cruzando los brazos, al parecer Isaka estaba ocupado, pues se escuchaban otras voces además de la de él dentro de la oficina; esperó no tan pacientemente alrededor de diez minutos hasta que la puerta se abrió, curioso vio por el rabillo del ojos quien o quienes salían de la oficina, era Tsukishima el cual caminaba con un poco de ayuda de otro hombre que lo acompañaba, los miró alejarse por unos segundos y luego entró a la oficina de Isaka-san, cerró la puerta y tomó asiento.

-Qué bueno que te veo, Takano. -habló el director de Marukawa completamente serio-

-¿Puede hablar rápido? Tengo cosas importantes que hacer. -Dijo Masamune quitándole importancia al asunto-

-Entonces voy a ser breve con lo que te voy a preguntar, ¿por qué empujaste a Onodera?

Esa pregunta le cayó de golpea al de ojos miel, ¿así que aquellos idiotas ya le habían ido con el chisme a Isaka? Je, esto no estaba nada bien, pero de esta iba a salir bien librado sí o sí.

-¿Qué? ¿De qué está hablando Isaka-san? Yo no empuje a nadie. -alegó el azabache fingiendo inocencia completamente, eso sacó de quicio al presidente, el cual se levantó golpeando la mesa con ambas manos-

-No me quieras ver la cara de idiota Takano, sé que empujaste a Onodera, así que no me vengas con esa cara de no rompo ni un plato porque no te creo, ahora dime la verdad, ¿por qué lo empujaste?

En ese momento, la expresión facial de Takano pasó de relajada a una llena de molestia pura.

-¿Por qué? La respuesta es bastante sencilla, solo le di a ese idiota una dosis de disciplina, tuvo el descaro de levantarme la voz, pero ¿quién se cree? Además, solo fue un empujoncito, fue una exageración que lo llevarán al hospital.

Isaka lo miró con los ojos abiertos como un par de platos redondos, ¿qué mierda le estaba pasando a Takano? Él no era así, ¿por qué tuvo ese cambio tan radical? Antes amaba a Onodera, luego lo cambió por Chibi-tan (del cual todavía no tenía información de su paradero) y ahora estaba insoportable. Isaka suspiró, y tomó la compostura, dispuesto a darle un ultimátum al patán de Takano.

-¿Es todo lo que me tienes que decir? Bien, entonces yo te digo esto: Más te vale que le vayas bajando tres rayas a tu prepotencia, si no quieres que te despida.

-¿Me está jodiendo? ¿Solo por esa estupidez me va a despedir? -soltó una risa, incrédulo a lo que acababa de escuchar-

-¡No es ninguna estupidez! ¡Agrediste a tu compañero de trabajo! Y ese tipo de actitudes no es algo que voy a permitir en esta empresa.

-¿Ahora resulta que un inofensivo empujón ya cuenta como agresión? No me hagas reír Isaka-san, por lo que veo el marica de Onodera no aguanta nada. -Masamune se cruzó se brazos con una mirada severa-

Esas palabras fueron la gota que derramó el vaso, ahí la poca paciencia de Isaka-san se fue directo por un tubo, ahora estaba completamente furioso.

-¡Pues déjame decirte que gracias a ese "inofensivo empujón" como tú le dices, la vida de Onodera y la de sus bebés corrieron peligro! -Isaka estalló en cólera contra Takano, pero se contuvo las ganas de darle un buen sillazo para que se le quitará la estúpida sonrisa de la cara-

-¿Qué? ¿Entonces los rumores...?

-¡Largo de mi vista ahora mismo! Y pobre de ti si me llego a enterar de que volviste a agredir a Onodera o a cualquier otra persona, te las vas a ver conmigo.

Cuando Takano salió de la oficina, el presidente tomó asiento en su silla respirando profundamente, necesitaba relajarse, pero ese imbécil lo hizo perder los estribos, sobó sus sienes queriendo tranquilizarse, tal vez solo necesitaba tomar un poco de aire fresco. Volvió a pararse de la silla y antes de que pudiera abrir la puerta escuchó la voz de Yokozawa decir.

-¡A ti te quería ver, pedazo de escoria!

Isaka abrió la puerta de su oficina y lo que vio lo dejó como una piedra, pero con una extraña satisfacción. Ahí estaba Yokozawa dándole una bien merecida golpiza a Takano, el agredido tampoco se quedó atrás y le dio un puñetazo al de ojos azules en la mejilla, las personas que pasaban por ahí pararon sus actividades y se quedaron como idiotas observando a ese par pelear; aunque luego de uno minutos, Isaka supo que ya era hora de interferir, se introdujo entre la muchedumbre y después de varios intentos y empujones logró separar a los ex mejores amigos, poniéndose en frente de Yokozawa tratando de calmarlo y evitar que un homicidio fuera provocado en ese pasillo, porque si Takafumi hablaba muy en serio cuando dijo que quería matar a Masamune.

El de ojos miel sacudió y acomodó sus ropas mientras se ponía sus gafas las cuales estaban rotas, retrocedió lentamente con la intención de irse, antes de que desapareciera por los pasillos escuchó a de ventar gritar.

-¡Aléjate de Onodera!

¿Es qué Yokozawa se había vuelto loco? ¿Por qué defendía al castaño? ¿Qué había entre ellos dos? ¿Por qué...? ¿Por qué se sentía molesto?

Una vez que Takano se retiró, los espectadores de la pelea regresaron a sus actividades habituales, como si era pequeña riña nunca hubiera ocurrido, Yokozawa respiró repetidas veces hasta que logró calmarse completamente, el de ventas tocó su mejilla lastimada y soltó un quejido de dolor.

-Eso tardará en sanar. -dijo Isaka burlonamente, miró de pies a cabeza al de ojos azules notando algo pelicular, tenía la ropa muy mal puesta y había varias marcas en su cuello- ¿Pasaste la noche con Onodera?

-¿No puedes ser un poco más discreto? -el rostro de Yokozawa se puso colorada y rápidamente cubrió su cuello con una mano, en un intento inútil de cubrir las marcas-

-Es que es tan obvio... -soltó una leve carcajada- Al menos cerraron la puerta con seguro, ¿verdad? -por el rostro del de ventas supo que no fue así-

-Una enfermera nos vio...

-¡Qué poca vergüenza tienen! -exclamó Isaka exagerando dramatismo- Eso no importa, ¿a qué vienes? -dejó las bromas para ponerse serio nuevamente-

-Quería asegurarme de que habías hablado con Takano y a cumplir mi palabra de darle una paliza. -dijo mientras acomodaba sus ropas, luego tomó su maletín- De hecho, ya me voy, tengo una cita con un agente de bienes raíces.

-¿Vas a comprar una casa? -el presidente dirigió su mirada hacía el de ventas, lleno de curiosidad-

El ojiazul metió su mano en uno de sus bolsillos y buscó su celular, cuando lo sacó, fue a su galería de imágenes y buscó las fotos de una casa, las encontró y se las mostró a Isaka el cual las veía bastante sorprendido.

-Faltan pocos meses para que los gemelos nazcan y no creo que sea buena idea que sigamos viviendo separados, además de que nuestros departamentos son pequeños, en cambio esta casa es lo suficientemente espaciosa, además tiene un jardín por si pensamos en tener una mascota. -explicó sin rodeo alguno mientras alzaba los hombros- Y, de hecho, ya la compré, los padres de Onodera me ayudaron un poco con el gasto, yo me negué al principio, pero me al final me obligaron a aceptar, solo me falta firmar, Ritsu no sabe nada, será una sorpresa.

-Ya veo. -dijo Isaka asintiendo levemente con la cabeza- Bueno, entonces te dejó, aún tengo asuntos que atender. -el presidente de la editorial se dio la media vuelta y se dispuso a regresar a su oficina-

El de ventas miró la hora en el reloj, en ese momento apresuró el paso ya que faltaba poco para su cita con el agente y no quería retrasar más el asunto.

Continuara...

¡Hola! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les haya gustado nwn

Yo sé que les faltó el lemon, pero ese tipo de cosas no me van xD así que se los debo por hoy

Pero, Yoko y Takano tuvieron un duelo a muerte con cuchillos 7u7 (sigan el mame, no sean malos plox)

Gracias a todos lo que leen, votan y comentan, lo/as amo ♥♥♥♥

Antes de irme, les tengo una adivinanza, en el episodio donde los gemelos nazcan, va a aparecer cierto personajes, ¿quién creen que sean? Los que me contesten bien, les doy... lo que me pidan, menos mi pack o mi corazón, porque ella lo tiene :'v </3 xD

Ahora sin más que decir, me despido

Nos leemos

¡Bye!

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