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33 - Monster

Tenía la vista fija en el sinfín de papeles que estaban en la mesa, eran demasiados manuscritos como para terminarlos en un solo día, pero él se lo buscaba por haberse atrasado tanto, descansó un poco, estiró ambos brazos para luego volver a acomodarse antes de seguir con su trabajo vio la hora en el reloj de su muñeca, cuatro y media de la tarde, Takano soltó un pedazo y sonoro suspiro para posteriormente, continuar con la edición del manga. En lo que estaba haciendo esa actividad, su mente estaba totalmente concentrada en las hojas que tenía frente a él; tal acción fue interrumpida por el sonido de su puerta, alguien estaba tocando, algo molesto se levantó con pesadez para atender la puerta y muy probablemente correr a patadas a la persona que osaba interrumpir su "paz", a pasos lentos avanzó hasta la puerta de su pequeño hogar para abrirla, en su rostro se dibujó una expresión neutra, queriendo no mostrar una mueca de desagrado al ver a la persona que tenía en frente suyo. Era Misaki el cual tenía un par de maletas de tamaño mediano a cada uno de sus costados y una mochila que reposaba sobre sus hombros.

—Hola. —dijo Misaki apenado, o eso parecía—

—¿Qué quieres? —Masamune se cruzó de brazos mientras ponía los ojos en blanco, no quería tener a ese ser tan fastidioso cerca de él—

Takahashi tragó saliva, estaba muy nervioso, tanto era así que ni siquiera sabía cómo comenzar a hablar.

—Yo... verás... me corrieron de mi casa, ¿crees que tú...?

—Olvídalo. —esa fue la respuesta, concisa, directa y fría, el editor se dio la media vuelta, estaba más que dispuesto a cerrar la puerta, pero antes de que eso ocurriera, el de ojos verde lo jaló de su camisa—

—Por favor Takano, no me dejes solo. —No podía creer que estuviera suplicándole, eso solo hacía que su orgullo estuviera muy por lo sueles, casi en el centro de la tierra—

—He dicho que no y punto. —Masamune deshizo el agarre del menor, muy enojado, ¿es que ese tonto era tan cínico? Le había visto la cara de idiota y el muy hijo de puta tenía el descaro de venir a rogarle que lo dejara vivir con él, claro que no; en ese momento por su mente pasó una pregunta, ¿Onodera lo hubiera engañado de esa manera? Al percatarse de sus pensamientos sacudió la cabeza, alejando esa pregunta, Takano se dio la media vuelta quedando frente a frente al estudiante— Deberías buscar otro lugar donde quedarte, donde puedas encajar bien, ¿sabes? Creo que un burdel sería una buena opción.

Luego de decir aquellas palabras, el editor de manga recibió una bofetada que lo dejó con la mejilla un tanto enrojecida, dicha acción hizo que su cabeza se girara para un lado, Misaki al darse cuenta de lo que había hecho cubrió su boca con ambas manos al mismo tiempo que abría enormemente sus ojos sorprendido, cuidadosamente se acercó al editor para ver si se encontraba bien, grave error.

Justamente cuando el castaño se acercó, Takano reaccionó de una forma no muy amable, jaloneó a Takahashi del brazo con fuerza, adentrándolo dentro del departamento, para Misaki le fue imposible no soltar un quejido de dolor junto a un par de reclamos, la puerta fue cerrada con una gran fuerza y el estudiante recibió la bofetada de vuelta, dicho golpe lo dejó tirado en el suelo con la cabeza baja mientras sobaba su mejilla.

—¡¿Pero qué rayos te ocurre?! —después de algunos segundos, Misaki reaccionó ante esas agresiones y se puso a la defensiva— No sé porque me hablas de esa manera...

—¿Qué? ¿No me digas que ahora te vas a hacer el ofendido? ¡No me hagas reír por favor! —el de ojos color miel soltó una sonora carcajada— Te estoy hablando como lo que eres, una puta. —el editor se agachó a la altura del estudiante y lo sujetó de las muñecas con fuerza, provocando que Misaki sollozara levemente por el dolor, Masamune no desaprovechó la vulnerabilidad del castaño para acercar su rostro al de él y besarlo—

Aunque claro, ese beso era agresivo y sin ningún tipo de tacto, el estudiante comenzó a retorcerse mientras sentía como el sabor de la sangre que emanaba de sus labios llegaba a su boca, se encontraba realmente nervioso y sobre todo, asustado, sus muñecas fueron liberadas por un veloz segundo, después sintió como las enormes manos de Masamune golpeaban su pecho y lo tumbaban en el suelo, Misaki quiso arrastrarse para poder escapar de ese lugar, pero para su desgracia, su cometido no se pudo cumplir, pues ahora el editor estaba encima suyo; escuchó como su camisa era desgarrada, luego de eso, sus manos fueron atadas y su boca amordazada, unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos al verse en esa situación, en ese momento recibió un fuerte golpe en el estómago que lo dejó sin aire.

—¿Estás llorando? —preguntó Takano, dando a relucir el toque irónico de su voz, acercó su mano al cabello de Misaki y lo jaló provocando más lágrimas en el de ojos verdes— Pero no llorabas cuando te la metía, al contrario, gemías como una perra, ¿qué tal si repetimos alguno de esos momentos?

El castaño sentía el miedo recorrer por cada poro de su cuerpo, el que estaba frente a él no era Takano, era algo mucho peor, un monstruo.

*****

Abrió los ojos y soltó un grito totalmente horrorizado, intentaba tranquilizar su respiración pero le era tan difícil, lo que el editor le había hecho hace ya algunos días atrás era algo que quisiera borrar de su mente, pero dicho recuerdo iba a estar muy presente por mucho tiempo, retiró la sabana que lo cubría y se sentó en el borde de la cama cabizbajo viendo sus pies, haber ido a la casa de Takano fue uno de los peores errores que pudo cometer, las lágrimas salieron de sus ojos como si de un grifo de agua se tratase, se sentía jodidamente mal y no tenía a nadie a su lado para que lo consolase, pasó sus manos por sus castaños cabellos realmente frustrado y lo jaloneó con algo de fuerza, Misaki quería creer que todo eso solo era una horrible y muy realista pesadilla, que tarde o temprano despertaría y todo sería como antes; el castaño se abofeteo a sí mismo con fuerza, ¿es que en serio era tan ingenuo como para creer eso? De golpe se levantó de la cama individual que su nuevo hogar (si es que se le podía llamar así y no de otra forma un tanto más despectiva) tenía ya incluida, arrastrando sus pies descalzos se adentró al baño, caminó algunos pasos más llegando al lavabo que arriba suyo tenía un viejo y algo roto espejo, observó su propio reflejo por unos minutos, su aspecto era tan poco agraciado, ojeras de un tono morado intenso debajo de sus ojos, sus ojos verdes estaban hinchados y rojos de tanto llorar en las noches; su rostro se le veía tan pálido y demacrado a falta de alimento (y muy probablemente el resto de su cuerpo estaría igual) Takahashi con algo de temor desabotonó los botones de sus pijama y la retiró dejando a la vista aquellas horribles marcas y heridas que Takano le había infligido anteriormente, mordió su labio inferior intentando no emitir un grito lleno de dolor y angustia, cayó arrodillado al suelo cubriendo su rostro con sus manos, dejando salir sus lágrimas y el fuerte sonido del llanto que intentaba salir de sus labios.

—¿Por qué? ¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MALDITA SEA?! —sin poderse contener comenzó a gritar, pero luego de algunos segundos volvió a callar, sus nuevos vecinos no eran gente agradable y por lo tanto, no quería despertarlos con sus gritos de frustración—

Mordió la manga de su pijama para nuevamente seguir llorando como si de un bebé recién nacido se tratase, tal vez Takano si tenía algo de razón después de todo, él era una puta cualquiera y por eso la vida lo estaba tratando de esa manera; ese era su castigo por haber engañado a Usagi-san... En esa lluvia de pensamientos llegó a su mente la imagen de su hermano. Mierda, ¿ahora como lo iba a ver a la cara? Temía que su hermano se sintiera defraudado de él.

Una vez que se sintió más "tranquilo", se levantó del suelo y volvió al lavabo abrió la llave del agua y empezó a mojar su rostro, queriendo limpiar todo rastro de lágrimas, cerró la llave del agua y apoyó sus manos en el lavabo viendo su rostro en ese viejo espejo, su mano derecha formó su puño y sin pensar las consecuencias, su puño golpeó el espejo con fuerza, quebrándolo en mil pedazos. Ignorando que debido al impacto su mano terminó cubierta de sangre, apagó la luz del baño y fue al comedor donde se sentó pesadamente; vio el dinero que había en la mesa y a lado un pedazo de papel lleno de cuentas sobre gastos, Misaki suspiró, el dinero poco a poco se le iba a acabar, necesitaba conseguir un trabajo lo más pronto posible, pues trabajar en la editorial ya no era una buena opción, por lo que ya había decidido renunciar; mañana a primera hora iría a buscar trabajo, fuese el trabajo que fuese él lo iba a aceptar.

*****

La luz provocó que entrecerrada los ojos, era demasiado blanca y por lo tanto lo encandilaba, lentamente levantó su mano y la puso sobre sus ojos para cubrirlos de esa luz tan resplandeciente, bajó su mano y volteó un poco su mirada, se encontraba en un hospital, pero no recordaba porqué, en eso un flashback llegó a él, iba saliendo de una tienda cuando alguien con un aire muy sospechoso se acercó a él, no le tomó importancia y siguió caminando, pero en esas el tipo le colocó una filosa navaja en el estómago amenazándolo si no le daba lo que él quería, claramente él se negó rotundamente; un grave error de su parte, pues el asaltante clavó la navaja en su estómago repetidas veces hasta dejarlo herido en el suelo sangrando para luego salir corriendo despavorido del lugar, no sin antes haberle robado el dinero de su billetera; sintió el sabor metálico de la sangre en su boca y un pequeño hilo de la misma salió por la comisura de sus labios; Tsukishima avanzó casi a rastras en busca de ayuda, pero al poco tiempo su ensangrentado cuerpo cayó impactando en la acera donde él estaba, todo a su alrededor se nubló y finalmente cerró los ojos.

—¿Desde hace cuánto que estoy aquí? —se preguntó el voz baja, con la mano que no estaba conectado a la intravenosa levantó la sábana blanca que cubría la mitad de su cuerpo, estaba, como era de esperarse vestido con la típica bata de hospital y seguramente debajo de esta tenía su estómago vendado con quien sabe cuántos vendajes, volvió a mirar hacía un lado, dándose cuenta que su largo cabello castaño estaba suelto, se volvió a acomodar en la camilla, esperando a que alguien entrara, ya fuero un médico o una enfermera—

Aparentemente, sus pensamientos se volvieron realidad, pues unos momentos después la puerta de su habitación comenzó a abrirse lentamente, Tsukishima rápidamente cerró sus ojos aparentando estar todavía profundamente dormido, escuchó la puerta cerrarse y como unos pasos se acercaban a donde estaba él, la presencia se sentó en una silla que estaba al lado de su cama, acto seguido, hubo un suspiro.

—Otro día más sin despertar, ¿eh Tsukishima?

"Esa voz... yo la conozco, ¿Kuroda?". Se interrogó a sí mismo en sus pensamientos, ¿a qué se refería su pareja con "otro día sin despertar"? ¿Por cuánto tiempo estuvo en estado de coma? Tantas preguntas inundaron su cabeza hasta llegar al punto de tener jaqueca. En ese instante sintió como la cálida mano de Kuroda se posaba su mejilla y la acariciaba con suavidad, en eso unas cuantas lágrimas comenzaron a caer sobre su hombro.

—Dime, ¿es que acaso disfrutas hacerme sufrir? —la voz de su pareja estaba entrecortada, debido a su llanto, debido a esas palabras el sentimiento de culpa invadió su herido cuerpo, el cuerpo de Tsukishima se sintió rodeaba por los brazos de Kuroda que se aferraba a su cuerpo como si no quisiera que se fuera nunca— ¿Qué haré yo si llego a perderte? No podría soportarlo, no otra vez Tsukishima, no de nuevo...

Nuevamente, el silencio reinó en aquella habitación de hospital, los únicos sonidos emitidos en ese lugar eran los sollozos en tono bajo que Kuroda estaba dando, el castaño cerró sus ojos con fuerza no queriendo soltar ninguna lágrima, levantó su mano que estaba conectado por vía intravenosa y lentamente la colocó sobre la espalda del mayor; Kuroda al sentir dicha acción se quedó completamente petrificado.

—¿Tsukishima? —Kuroda rompió el abrazo de golpe, quedándose sentando al borde de la cama, en ese momento, el castaño abrió sus ojos y sonreía débilmente—

—Hola... Kuroda.

*****

En otra habitación del mismo hospital...

—Entonces... ¿qué hago aquí? —Interrogó Usami-san a la doctora que tenía en frente suyo, por la simple apariencia exterior del escritor, se podía notar todo tipo de emociones negativas en su interior, entre ellas podía estar la decepción, el enojo y la tristeza, los recuerdos llegaron a su cabeza a los pocos segundos de haber despertado, las conversaciones en el celular de Misaki, como lo confrontó en frente de su amante, la forma en la que lo había echado de su casa, su aparente nueva amistad con el hombre que juró odiar con su vida y finalmente... él en esa bañera con agua helado ahogándose lentamente; y para su mala suerte, alguien había llegado a su rescate—

La doctora abrió la boca y comenzó a explicarlo el motivo de porque se encontraba internado en ese hospital, la causa y como la persona que lo rescató no se había separado de él desde el día que llegó a ese lugar, si sus cálculos eran correctos, muy probablemente llevaba días o tal vez hasta semanas internado; el escritor suspiró con pesadez recostándose en la camilla mientras se dejaba cambiar el medicamento; cuando la mujer de bata terminó, se retiró dejándolo solo.

Akihiko cerró sus ojos sintiendo como gruesas lágrimas caían por sus mejillas, estaba completamente solo, así que poco le importaba ponerse a llorar, no estaba seguro a que se debían esas lágrimas, si eran por la traición de ese castaño o porque su plan de abandonar ese mundo había sido un total fracaso... tal vez era una combinación de ambas, ¿cómo se supone que iba a vivir con esto? Su corazón estaba hecho trizas y dudaba mucho que alguien más llegará a reparar y pegar cada uno de esos fragmentos. Instantáneamente retiró el agua que salía por sus ojos con el dorso de la mano cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse, miró fijamente la puerta y como dos personas, el de cabello plateado quedó totalmente desconcertado al ver a sus visitas, no fue por Aikawa sino más bien por la persona que venía a lado de ella.

—Veo que ya despertó, Usami-san. —dijo Ijuuin con una sonrisa bastante sutil—

El escritor le regresó la sonrisa, pero no era sincera, era una sonrisa falsa, casi parecía una mueca, pero agradeció infinitamente porque ninguno de sus dos acompañantes se percató de ese detalle.

Su antigua editora se acercó a él con algo entre sus manos, era un oso peluche que en uno de sus brazos tenía atado una cinta que sujetaba un globo, dejó el presente sobre una pequeña mesa y abrazó a Usami-san, feliz de verlo aún con vida. Aunque luego de esa muestra de afecta, el de ojos lilas recibió un fuerte golpe en la cabeza, cortesía de la pelirroja, seguido de un sinfín de regaños y reclamos, tanto fue así que el mangaka tuvo que interferir antes de que el escritor volviera a quedar noqueado; la pelirroja quedó muy confundida al ver como Ijuuin defendía a Usami de sus golpes.

Ante esa acción, Usagi-san se sintió un poco más feliz...

*****

Dejó caer su cabeza contra la mesa y cerró los ojos completamente cansado, ese mes estaba siendo un eterno e interminable calvario, se preguntaba varias veces por qué demonios había aceptado volver a Emerald, pero luego recordaba que Isaka-san le ofreció pagarle el doble de lo que le pagaba comúnmente y ahí mismo encontraba la respuesta, Onodera levantó un poco la mirada y soltó un bostezo, todavía le faltaba más de la mitad del trabajo de ese día y ya estaba muriendo del sueño.

El primer día de vuelta a Emerald era tal y como se lo esperaba, todos estaban como unos muertos vivientes, pero claro, la reacción de Kisa fue de pura alegría, pues literalmente, el de cabello negro saltó de su asiento para abrazarlo y colgarse de él, aunque luego de unos pocos segundos Shouta bajó riendo avergonzado, luego puso su mano sobre su vientre y lo miró de una manera que Ritsu entendió como: "No te preocupes, ya lo sé todo". En ese instante, fue la primera vez en la que sus gemelos se movieron, ambos chicos se emocionaron y el de cabello negro se autoproclamó como "Padrino" de uno o de los dos bebés, no lo sabía. La bienvenido que recibió por parte de Mino y Hatori fue un poco más sutil pero igual de cálido, recibió un par de cajas de regalos donde venía algo de ropa de bebé de un tono amarillo claro, agradeció los obsequios. Y por último... estaba Takano, el insufrible, prepotente, malhumorado y amargado editor jefe de Emerald, Takano Masamune, honestamente de él no esperaba ni los buenos días, pero inesperadamente, el azabache se vio bastante interesado por su llegada, tanto que tuvo que ser víctima de un muy incómodo interrogatorio, tanto que no sabía si estaba hablando con algún agente o con su jefe, una vez terminada la serie de preguntas, se le fueron asignados algunos manuscritos y así comenzó su "triunfal" regreso a esa infernal sección.

Ahora, luego de un mes, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar y no necesariamente debido a su embarazo, se levantó pesadamente de la silla del comedor de su hogar, su mirada color verde fue directamente hacía el reloj de pared.

10:30 PM.

Volvió a bostezar, Ritsu arrastró sus pies hasta su habitación, abrió la puerta y se tumbó sobre la cama, no tardó mucho tiempo para que el editor cayera en los brazos de Morfeo.

—Ritsu... —el castaño sintió como alguien lo movía suavidad, abrió los ojos y una silueta borrosa estaba en frente suyo, con lentitud se sentó en la cama y talló sus ojos para aclarar su vista, se sorprendió mucho al ver a Yokozawa en frente suyo—

—¿Cómo entraste? —preguntó somnoliento—

—Le saqué copia a tus llaves. —jugó con un juego de llaves que tenía entre sus dedos—

—Ya veo... —murmuró el castaño y volvió a recostarse en su cama—

Yokozawa suspiró y acarició la cabeza de Ritsu suavemente, no faltaba preguntarle nada para saber que su castaño estaba demasiado cansado y estresado, y aún más con la espera de sus pequeños gemelos, se levantó de la cama y cubrió a Ritsu con una sábana, se agachó para estar a la altura de su pareja y le dio un corto beso en los labios.

—Buenas noches, vendré por ti en la mañana, te amo. —el de ventas se dio la media vuelta para irse, antes de ponerse en marcha, la mano de Onodera agarró la suya, impidiéndole irse— ¿Pasa algo?

—Te... ¿Te puedes quedar conmigo esta noche? —preguntó Ritsu todavía más dormido que despierto, Takafumi se enterneció ante esa escena, por lo cual no se pudo negar.

—Por supuesto que sí.

Continuará...

¡Hola! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les haya gustado mucho nwn

Espero haberlos puesto en un dilema moral donde no saben si sentir pena por Misaki o decir que se lo merece jeje

Muy bien, está es una de las partes por las cuales van a odiar a Takano, van a tener que esperar hasta el próximo capitulo para saber lo demás xD

¿Saben algo? Acabo de pensar que embarazar a Misaki no es una mala idea jajajaj xD

Misaki: ¿Es que te diviertes con el sufrimiento ajeno?

CaOs: Tal vez, y tu que haces por estos rumbos?

Misaki: No tenía ganas de salir con los demás, preferí quedarme aquí

CaOs: ¿Ok? 

Una pregunta, ¿quieren ver bloopers YokoRitsu? xD

Misaki: Hey, ya son las doce. (Donde yo vivo)

CaOs: ¿Y eso qué?

Misaki: ¡Tonta! Hoy cumples años!

Ay si es cierto :'v ok ya, gracias a todos por leer, comentar y votar, la/os amo ♥♥♥ (ya ahora si, en el próximo los pongo a todos ♥♥)

Y pos, ya no tengo más que decir, nomas que coman frutas y verduras

Ahora si, nos despedimos

Nos leemos

¡Bye!

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