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32 - I Need You

Él lo sabía, sabía muy bien que el decir las palabras: "Quiero ir con mis padres ahora" firmaría su sentencia de muerte, aún así decidió ignorar esa sensación, pues en ese momento se sentía muy seguro de sí mismo para confesarle la noticia a sus padres, pero... en el momento que el auto se estacionó frente a la enorme y lujosa casa, toda su seguridad se fue por completo a la mierda. Unos escalofríos recorrieron su espina dorsal, provocando que se estremeciera muchísimo, el castaño tenía el presentimiento que dentro de poco iba a devolver la comida que había consumido con anterioridad debido a las náuseas, pero esas no eran debido a su estado, se debían a que estaba nervioso, muy pero muy nervioso; velozmente abrió la puerta del coche, saliendo de este mismo a pasos largos casi tropezándose, tomó bastante aire, en ese momento lo necesitaba; Ritsu se quedó parado frente al portón que permitía y denegaba la entrada a la casa, se mordió el labio mientras que por su frente un sudor frio caía, era un manojo de nervios y eso no era bueno para ninguno de los tres.

Yokozawa notó el estado de su pareja, Ritsu era alguien muy fácil de leer y por las expresiones y gestos que el castaño tenía en ese momento, supo que los nervios lo estaban dominando por mucho, en un intento por tranquilizarlo tomó su mano, apretándola suavemente para no lastimarlo, era como decirle: "No estás solo, yo estaré contigo". Cuando sintió que los dedos de ambos se entrelazaban, supo que Onodera estaba un poco más tranquilo; la pareja levantó la mirada cuando escucharon el ruido del portón de metal, el cual se abrió de manera automática, todavía tomados de las manos, entraron a lo que parecía ser el jardín de esa casa, caminaron un poco más hasta llegar a su destino; la mansión, el de ojos verdes sin titubear, presionó el botón del timbre para luego esperar pacientemente a que la puerta fuera atendida.

No pasaron más de dos minutos cuando la pareja escuchó el sonido de unos zapatos, (que seguramente eran un par de tacones) que se acercaban a la puerta, el sonido de los pasos se detuvo, la puerta se abrió y frente a la pareja estaba una mujer mayor vestida con un simple pero elegante traje que le daba una apariencia impecable pero a la vez intimidante . Ritsu tragó saliva, bastante nervioso, estar frente a su madre lo hacía sentirse como un niño pequeño asustado.

—Hijo.

—Madre.

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó la mujer— Pensé que jamás volverías luego de...

—¿Podemos pasar? —el castaño la interrumpió con otra pregunta, como queriendo posponer el tema de su visita hasta estar dentro de la enorme casa y al mismo tiempo evitar que la mujer abriera la boca de más, la madre de Onodera se hizo a un lado, dejando que su hijo y acompañante entraran, algo que no pasó desapercibido por sus ojos fue como ambos hombres estaban tomados de la mano, pero decidió no decir nada—

Una vez los tres adentro, la puerta se cerró, fueron a la sala donde se sentaron en los sofás, mirándose frente a frente, el silencio reinaba en la enorme casa, Ritsu tenía una expresión bastante neutral en su rostro, aunque por dentro estaba que se moría de los nervios.

—Muy bien, ¿ahora me vas a decir a que se debe tu visita? ¿Y quién es el joven que viene contigo? —la madre del castaño inició con un bombardeo de preguntas, eso solo provocaba que sus nervios aumentaran, tuvo que sacar valentía de quien sabe donde para no levantarse de ese sofá y salir por la puerta para huir de ahí—

—¿Dónde está mi padre? —antes de que su madre preguntará más cosas, detuvo el interrogatorio con otra pregunta—

—No ha de tardar en llegar. —respondió ella mirando a su hijo de forma dudosa—¿Para qué...?

—Necesito que estén los dos. —de nueva cuenta, Ritsu se apresuró a contestar— Por favor, hay que esperarlo.

La mujer asintió levemente a la petición de su hijo, iban a esperar a que su esposo llegara. Pasaron unos largos, eternos y se podría decir que hasta interminables minutos, según los pensamientos de Ritsu, pues con cada minuto que pasaba en esa casa, sus ganas de irse aumentaban, pero no lo haría hasta haber hablado con sus padres; unos cuantos minutos más pasaron hasta que el editor escuchó como la puerta se abrió, asomó su cabeza levemente y vio a entrar a un hombre vestido con traje de oficina y una maleta en una de sus manos, era su padre.

—¡Estoy en casa! —dijo el hombre cerrando la puerta que estaba detrás de él, caminó unos pasos más para llegar a la sala, ahí vio a su esposa... y a su hijo, parpadeo un par de veces, creyendo que solo se trataba de algún holograma, pero luego se dio cuenta que era verdad— ¡Ritsu! ¡Hijo mío! ¡Cuánto tiempo! —hizo que el editor se parara de su asiento para que lo saludara como era debido, con un fuerte abrazo—

—Hola padre. —saludó Onodera algo avergonzado, padre e hijo rompieron el abrazo, el padre del castaño dirigió su mirada hacía el acompañante de Ritsu— ¿Y este muchacho? ¿Es un amigo tuyo? —preguntó lleno de curiosidad viendo fijamente al de ojos azules—

—De eso es a lo que vengo a hablar. —dijo el editor, tomando un tono serio— Padre, ¿puedes tomar asiento?

El hombre de traje hizo caso a esa petición, tomando asiento justo a lado de su esposa, el de ojos verdes se sentó nuevamente, tomó bastante aire, en su mente pasaron una y mil maneras de decirle a sus padres de su relación con Yokozawa y la noticia que muy pronto serían abuelos y no necesariamente porque iba a adoptar.

—Bien. —dijo su madre— Tu padre y yo te escuchamos.

Una vez más, los nervios invadieron a Ritsu, no sabía por donde comenzar y el discurso que él se había armado en su cabeza, se borró en ese momento, mientras estaba encerrado en su burbuja, sintió como la mano de su pareja se entrelazaba con la de él, le dirigió una mirada muy discreta, el castaño se sonrojó levemente, pero gracias a esa pequeña muestra de afecto, algo de seguridad vino a él, tomó aire para luego expulsarlo, sus verde mirada se fijó en las dos personas que estaban frente a él, sus padres.

—Quiero presentarles a alguien... —pausó por unos minutos— Mamá, papá, él es Yokozawa Takafumi y... es mi pareja.

Después de haber dicho esas tres palabras, la sala fue inundaba por un muy incomodo silencio, los padres de Onodera abrieron los ojos llenos de sorpresa ante la noticia que les dio su único hijo. El silencio duró por unos cuantos minutos más hasta que una voz interrumpió ese ambiente tan callado, era el padre de Ritsu.

—Mujer, págame, gané la apuesta. —el hombre de traje extendió una de sus manos hacía su esposa, mientras sonreía de oreja a oreja—

—¿Apuesta? —dijeron Ritsu y Takafumi al unísono, bastante confundidos—

—Si, verás hijo, tu padre y yo teníamos la leve sospecha de que te gustaban los chicos, yo lo creía algo imposible, pero él insistía en que estaba en lo correcto, por lo que decidimos apostar para ver quien tenía la razón. —dijo su madre con voz calmada—

—¡Y gané! —soltó el padre con un toque burlón en su voz— Así que paga mujer. —la madre de Onodera puso los ojos en blanco mientras le daba un fajo de billetes a su esposo—

La pareja intercambió un par de miradas, completamente desconcertados por lo que acababa de ocurrir, Ritsu por su parte estaba sorprendido debido a que nunca pensó que sus padres harían ese tipo de apuestas que lo involucraran, por el otro lado estaba Yokozawa, el cual no pudo evitar soltar un suspiro de total alivio al ver que los padres del castaño habían "aceptado" las preferencias de su hijo. (Aceptado entre comillas porque todavía no era oficial), lo peor del caso es que aún faltaba decirles a los señores Onodera la noticia bomba, que su hijo hombre, su único hijo, podía tener bebés de forma natural, o mejor dicho, de manera artificial.

Una vez que los padres de Onodera dejaron de discutir acerca de la dichosa apuesta, retomaron aquella compostura seria y elegante que tenían momentos atrás, las miradas de los esposos se fijaron en la pareja más joven de esa sala. Esta vez, la madre fue quien habló.

—Muy bien, no creo que mi hijo solo haya venido para decirnos acerca de sus preferencias sexuales y a presentarnos a su pareja, así que hablen. —Ordenó de manera directa y sin rodeos, solo como ella sabía hacerlo—

Ritsu estaba a punto de abrir la boca, pero en esa ocasión, el que iba a hablar sería en de ventas.

—Señores, hay algo que necesitan saber y ese algo es que su hijo y yo vamos a ser padres. —él era alguien muy directo y por lo tanto decir esa noticia de forma que a los padres de Onodera no le afectara le era complicado—

—¿Cómo...? ¿Van a adoptar? —preguntó la señora Onodera confundida ante tan directa noticia—

—No, mamá, no vamos a adoptar. —Ritsu tuvo que aguantarse una carcajada— Lo que pasa es que... yo estoy embarazado.

****

Ijuuin tenia un presentimiento y no era muy bueno que digamos, después de haber hecho las paces con Usami-san estuvieron hablando por un rato, aunque luego el escritor tuvo que irse debido a que tenía trabajo atrasado, eso lo desconcertó bastante, ya que por medio de otras personas, él sabía que el peliplata no era necesariamente alguien responsable con respecto a su trabajo, no le tomó la mayor importancia y fue a su habitación para poder descansar como era debido. Aunque no pudo ni siquiera pegar los ojos, ese mal presentimiento aún lo tenía en mente, en la breve charla que tuvo con el de ojos lilas lo notó muy diferente a como solía verse comúnmente, lo veía triste y muy deprimido, aunque no lo culpaba, cualquiera podía ponerse de esa manera al enterarse que su pareja le puso los cuernos por quién sabe cuánto tiempo, hasta él, para ser completamente honesto.

Con pereza se levantó de su cómoda cama, sentándose al borde de la misma mientras veía a un punto especifico del cuarto, dejó su trance a un lado y agarró su teléfono celular que estaba en su mesa de noche, en sus contactos buscó el número del autor y le marcó. Buzón de voz, maldita sea, frunció el ceño y volvió a internarlo, pero en ninguna ocasión el escritor atendió su llamada, suspiró pesadamente mientras se ponía los zapatos, tendría que ir a la casa de Akihiko, solo para quitarse la mala sensación que sentía en su ser, se levantó de la cama y tomó algunas de sus cosas para después salir de su departamento, solo esperaba que nada de lo que pasaba por su mente en ese instante se volviera realidad.

****

Observaba detenidamente como la bañera lentamente se llenaba de agua, faltaba poco para que esta se llenará en su totalidad, una vez que la bañera se llenó, le cerró a la llave, desabotonó su camisa blanca de manga larga quitándosela en el acto, tiró la prenda de la parte superior en algún lugar del cuarto del baño, apagó el cigarro que estaba fumando; tomó la última bocanada de aire mientras un sinfín de lágrimas caían de sus ojos de amatistas, que, debido al llanto, habían tomado un rojo algo rojizo, introdujo un pie en la bañera y luego su cuerpo completo estaba dentro del agua, se estremeció levemente, el agua estaba muy helada. Usami Akihiko miró a un punto fijo, sin perder la concentración para nada, teniendo un solo pensamiento en su cabeza.

¿Por qué? ¿Por qué todo tuvo que terminar de esa manera tan horrible? Había perdido a Misaki, y ni siquiera sabía por qué, él no había hecho nada malo para que el castaño lo traicionara con otra persona, ¿es que acaso el amor que le dio nunca fue suficiente? ¿Ya no era atractiva o había perdido su encanto? ¿Misaki se había cansado de él? Un millón de preguntas que jamás tendrían una respuesta, una vez más, un río interminable de lágrimas cayó por sus mejillas, ahí estaba él, llorando el completo silencio en una bañera, por ultima vez en su vida, la vida sin Misaki no tenía ningún sentido, pues Misaki era su vida y sin aquel traidor castaño de hermosos ojos verdes que amaba con locura, ya no podía seguir viviendo.


—Te necesito, Misaki.

Lentamente el escritor fue hundiendo su rostro en el agua, primero fue la barbilla y la boca, luego la parte de la nariz y finalmente cerró los ojos hundiendo su cabeza por completo en el agua, sentía la necesidad de salir para poder tomar aire pero no lo haría, moriría, iba a morir y su cuerpo poco a poco se iría pudriendo y nadie sabría absolutamente nada; poco a poco sintió como el aire le comenzaba a faltar, su vista se nublaba y como perdía el conocimiento, ya era hora de su fin, cerró sus ojos para esperar pacientemente su muerte, antes de eso, escuchó una voz distorsionada que decía su hombre.

—Usami-san... ¡No!

Luego de eso, todo se volvió negro.

****

Ritsu iba en camino hacía la editorial, iba a hablar con Isaka-san acerca del tema de su despido, ya habían sido varios meses desde aquel indecente y le era bastante monótono y aburrido estar encerrado en su casa sin poder hacer nada que lo mantuviera entretenido, y aun así, Isaka-san era tan bueno que todavía le pagaba como si estuviera trabajando, llegó a la oficina del director de Marukawa Shoten y tocó la puerta repetidas veces, escuchó un adelante y Onodera abrió la puerta, entró a la oficina principal cerrando la puerta detrás de él, fue al escritorio y se sentó en frente de Isaka.

—Nanahikari, que bueno que te veo, necesito que hagas algo por mí. —dijo Ryūichirō viéndolo fijamente, a simple vista, el de ojos verdes pudo notar que se encontraba muy nervioso.

—Claro... —contestó en voz baja— Dígame que necesita—

—Onodera, yo sé que te prometí que jamás ibas a volver a pisar la sección Emerald en lo que te queda de vida, y soy consciente que con esto estoy rompiendo mi palabra, pero no sé a quién más acudir... —Ritsu se sintió asustado, ya sabía para donde iba a esto— Necesito que regreses a Emerald temporalmente, Tsukishima, tu reemplazo sufrió de un asalto a mano armada, lo hirieron de gravedad en el estómago y está en el hospital.

Luego de escuchar esas palabras, el editor sintió como todo a su alrededor daba vueltas, su rostro palideció y se desplomó en el suelo, resultado de aquella no tan agradable noticia para él.

Yokozawa había escuchado toda la conversación a través de la puerta, solo iba a entregar algo pero se llevó una no muy grata sorpresa; negó con su cabeza repetidas veces, no, no y más no, no lo iba a permitir, no dejaría que su castaño ni sus bebés estuvieran en peligro en esa sección del demonio, sabía muy bien que no podía hacer nada al respecto, pues la palabra de Isaka era ley en la editorial, desaminado se fue de ese lugar, caminando por los pasillos sin rumbo alguna, pues no podía hacer nada para ayudar a su Ritsu para que no estuviera en peligro en manos del imbécil de Masamune.

En su camino, tres personas se cruzaron con él, sintió como un rayo de luz prácticamente lo iluminaba, en ese instante, literalmente, se le encendió el foco al de ventas, tenía una idea y esa idea implicaba a Kisa, Mino y a Hatori.

—¡Ustedes tres! —gritó con su típico tono de voz duro, severo y autoritario de siempre, los tres editores de Shojo se sobre saltaron de sobremanera al escuchar al oso gruñón— Vengan conmigo, ¡ahora!

Temerosos a lo que les pudiera pasar, los tres editores no tardaron en acatar la orden del trabajador de ventas. Los cuatro llegaron a una oficina que siempre estaba vacía, entraron y Yokozawa cerró con seguro, evitando que cualquier entrometido entrara.

—Y... ¿para qué nos citó? —preguntó curioso Hatori con su semblante tan serio como siempre—

—Seré directo. —habló el de ojos azules— Y espero que me entiendan muy bien, Onodera va a regresar a Emerald y necesito que lo cuiden de Masamune.

—¿Eh? Yo pensé que usted y Onodera-kun no se llevaban bien. —esta vez habló Mino mientras se rascaba la nuca—

—¿A qué se debe ese pedido? —interrogó el de menor estatura, Kisa—

Yokozawa suspiró pesadamente mientras se masajeaba las sienes, no podía creer que iba a decir eso.

—Ritsu y yo somos pareja, y vamos a ser padres, él está embarazado.

—¡¿QUÉ?! —dijeron los tres editores al unísono—

Continuará...

¡Hola! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les haya gustado mucho nwn

Como pueden ver y leer, esto se está descontrolando y demasiado, por algo las dos semanas que no actualicé xD

Takano: De hecho no escribiste nada antes porque estabas ocupada salvando el semestre y estando de floja como siempre.

CaOs: Bueno, tienes razón, pero lo salvé, ahora debo dinero ;-;

Takano: ¿Cuando voy a volver a aparecer por cierto?

CaOs: Cuando se me dé la gana volver a meterte en el fic...

Takano: Y otra vez olvidaste contestar comentarios y agradecen a la gente que vota, pero que floja eres.

CaOs: No entiendo porque me dejan contigo siempre ¬¬

Bueno, gracias a todas las personas que leen, votan y comentar, las/los amo ♥♥♥ (ahora si prometo ponerlos a todos en las notas finales y contestar comentarios ;-; </3)

Ok, ya no tengo nada más que decir, así que me despido y seguiré alegando con Takano.

Takano: ¡Ritsu será mio al final del fic! >:v

CaOs: Ya va a empezar.

Nos leemos

¡Bye!


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