22 - Kirishima Zen
Lo último que recordó de aquel accidente de carretera fue que un auto chocó con él, provocando que su auto junto con él cayera por un barranco, recibiendo un sin fin de golpes y heridas. Luego, todo se volvió oscuro.
Una resplandeciente luz de color blanco pegó en su cara, abrió los ojos, era una sensación agradable, ya no había dolor, ya no había heridas, se levantó de donde se encontraba, tenía puesta la misma ropa del día de accidente, eso lo desconcertó, ¿había sobrevivido a la caída? Parecía que sí, Kirishima caminó, dándose cuenta de que estaba a unas cuantas cuadras de Marukawa, llegó al enorme edificio, entró. La curiosidad lo llamó cuando vio a un sin fin de personas que no necesariamente eran trabajadores de la editorial. Eran policías, parpadeó confundido, ¿qué hacían los policías ahí?
Vio a Isaka-san bajar a la planta baja, los policías le dijeron algo que no logró entender, pero solo viendo la expresión de shock y algo de tristeza del presidente, dedujo que era algo grave.
La noticia desconocida para él rápidamente corrió como pólvora por toda la editorial, desde la recepción, los departamentos de manga y finalmente... el departamento de ventas. Se metió a dicho departamento, le extrañó que nadie lo haya visto o saludado, era como si fuera invisible.
Espero a cierta persona en un rincón de lugar, cosa que no tardó mucho, Yokozawa había entrado, le dijo algo, pero su pareja tampoco le hacía caso, el oso gruñón se sentó y comenzó a hacer su trabajo.
A los minutos, los policías entraron a ventas, se dirigieron hasta donde estaba su pareja, este se levantó de su asiento y los recibió.
Las autoridades y su pareja estuvieron hablando por un tiempo considerado, pero no supo de qué pues no podía escuchar nada a su alrededor; la siguiente escena de la que fue espectador lo dejó en shock totalmente.
Yokozawa con los ojos bien abiertos, negando con la cabeza repetidas veces, como no queriendo creer lo que acababa de escuchar, sus ojos azules derramaron lágrimas, lágrimas que reflejaban dolor y tristeza, volvió a tomar asiento, con ambas manos cubrió su rostro, no quería que lo vieran llorar, siendo tal débil.
Los policías le dieron cierto tiempo a solas para que el trabajador se calmara, luego se acercaron a él y le dijeron algo, esta vez sí pudo escuchar.
—Necesitamos que vaya a reconocer el cuerpo. Por favor, acompáñenos.
¿Cuerpo? ¿De que estaban hablando esos tipos? ¿Alguien de Marukawa había muerto? No entendía absolutamente nada.
El oso gruñón asintió con la cabeza para luego levantarse de la silla, tenía los ojos rojos e hinchados, la expresión de tristeza que adornaba su rostro rompió el corazón de Kirishima. Las autoridades salieron de ventas y Yokozawa detrás de ellos. Decidió seguirlos.
Luego de una travesía en automóvil, llegaron a un edificio, los policías salieron del vehículo junto a Yokozawa, entraron y caminaron por varios pasillos; pararon en frente de una puerta, uno de ellos la abrió, entraron, el ambiente se volvió lúgubre y pesado, el cuarto era frío y totalmente oscuro, en las paredes había los que parecían ser unas puertas, había mesas y encima de estas, unos bultos cubiertos con sábanas, era una morgue.
En una mesa específica, estaba el cuerpo de una persona, tapado con una sábana algo amarillenta, sus pies estaban al descubierto y en uno de los dedos había una etiqueta. Zen se quedó observando el cuerpo en un lugar algo escondido de la morgue.
El ojiazul tragó saliva, con lentitud se acercó a ese cuerpo, rogando e implorando a todos los dioses de todas las religiones existentes que no se tratara de Kirishima, alzó lentamente su brazo derecho y acercó su mano a la vieja sabana, la agarró con fuerza y tiró de la misma descubriendo el cuerpo.
Yokozawa palideció en ese mismo instante, nuevamente las lágrimas cayeron de sus ojos, en esa mesa estaba el cuerpo sin vida de Kirishima, tanto fue el shock del de ventas que término por perder el conocimiento y cayó desmayado.
Ahora Zen comprendió todo, entendió por qué nadie lo veía o escuchaba, él... Estaba muerto.
*Días más tarde*
El día de su funeral llegó, era un día gris, lluvioso y, sobre todo, triste; en ese cementerio estaban los trabajadores de Marukawa vestidos de negro, en los cuales se destacaban los de manga Shojo, los de literatura y los de ventas, y, por último, pero no menos importante, sus padres y su hija.
Había ya un hoyo cavado en la tierra, a un lado estaba su ataúd, la caja estaba rodeaba y cubierta por un sin fin de flores. Todos se tenían una expresión de tristeza sobre sus rostros, pero no supo si era de verdad o solamente fingían.
Pasaron varias horas, el momento de enterrar su cuerpo había llegado, las personas ahí presentes le dieron sus palabras de despedida, luego prosiguieron a meter el ataúd en el agujero en la tierra, este poco a poco fue cubierto por la tierra.
Los asistentes se fueron retirando, en ese cementerio solo quedaron su pareja, sus padres, su hija Hiyori y dos editores de Emerald, Takano y Onodera para ser específicos.
Su pequeña hija salió de los brazos de sus abuelos y corrió hasta donde estaba el trabajador de ventas y lo abrazó con fuerza, el mayor correspondió el abrazo y ambos lloraron el silencio. Permanecieron así un buen rato, hasta que los abuelos de la niña la llamaron, se separaron para luego mirarse fijamente.
—Onii-chan, ¿nos volveremos a ver? —preguntó Hiyori—
—Claro que si pequeña, claro que si... —respondió el de ojos azules queriendo retener las lágrimas en frente de ella—
Luego de esa breve conversación, la familia del difunto se retiró del cementerio, solo quedaban el mejor amigo de Yokozawa y Onodera.
Takano estaba muy ocupado atendiendo otros asuntos por celular, que en ningún momento se acercó a Yokozawa a darle el pésame. Todo lo contrario, a Onodera que, aunque no se llevaba del todo bien con Takafumi, fue y se acercó a él, tocó su hombro y se colocó de rodillas a lado del oso gruñón y lo acompañó en silencio, el castaño se sorprendió cuando el mayor apoyó su cabeza en su hombro y continuó sollozando.
*Años Después*
Pasaron varios años de su muerte, y aunque él ya no pertenecía al mundo de los vivos, ante sus ojos todo pareció volver a la normalidad, pero claro, siempre hay excepciones.
Hiyori ahora vivía con sus abuelos, desde si funeral ella ya no tenía contacto alguno con Yokozawa, aunque no lograba entender por qué; su departamento fue vendido a otra persona y, por último, Yokozawa, él se quedó con Sorata y una vez al mes iba a visitarlo a su tumba donde el de ventas lloraba.
Él los cuidaba siempre, él era su ángel guardián, aunque él no lo creyera del todo. Kirishima se encargaba de que sus seres queridos estuvieran siempre a salvo.
Los meses pasaron rápidamente y con ello un miedo invadió a Zen; él temía que Yokozawa se olvidará de él, que se enamorara de alguien más y que lo borrará de su memoria, o peor aún, que volviera a caer por Takano, tal vez era algo egoísta de su parte pensar así, pero le era imposible evitarlo.
Tal y como lo temía, Yokozawa se enamoró de alguien más, ¿de quién? Se estarán preguntando, la respuesta muy fácil, de Onodera Ritsu, la pareja de Takano o eso creía él, ya que después se percató que Masamune engañó al castaño cruelmente.
Dolió, no lo negaría, le dolía haberse enterado de eso, también se enojó muchísimo, hubo una temporada donde su rostro parecía el de un demonio en lugar de un ángel, siempre estaba de mal humor, hacía rabietas entre otras cosas, por su mente pasaban ideas siniestras de como torturar a Onodera de mil y una formas, gracias a eso, casi fue expulsado del paraíso. Después de haber superado esa faceta, se dio cuenta que no debía ser egoísta, él ya estaba muerto y el de ventas tenía todo el derecho de rehacer su vida a lado de alguien más; por lo que, con todo el dolor de su corazón, aceptó ayudar a Yokozawa a conquistar al castaño.
Esa tarea no fue nada fácil, Ritsu sufrió mucho con la ruptura de Takano, un intento de suicido y el maltrato tanto físico como emocional que Onodera recibió por parte del editor jefe solo complicaron las cosas para Yokozawa. El de ojos verdes desconfiaba completamente en Takafumi. La actitud de Yokozawa tampoco ayudaba mucho, él no ponía de su granito de arena para acercarse al editor de literatura, por lo que a veces tenía que obligarlo.
Aun así, Yokozawa comenzó a avanzar poco a poco, se acercaba a Ritsu lentamente y le coqueteaba sutilmente, el menor solo atinaba a sonrojarse, ahí Kirishima supo que Onodera si sentía algo por Yokozawa.
Él siempre hacia comentarios sarcásticos y graciosos acerca de la relación de esos dos, aunque por dentro tenía el corazón roto, eso ya no importaba, si el de ventas era feliz con eso le bastaba, él también lo sería.
Ritsu le dio la tan ansiada oportunidad al ojiazul, ver feliz a Yokozawa por eso no tenía precio, la felicidad de él era su felicidad también
Ahora, esos dos estaban en una cafetería, hablando de la noche que habían pasado juntos, Zen tuvo que aguantarse una carcajada al ver que el castaño creía que todo lo ocurrido solo era algo pasajero, eran tan tonto e ingenuo.
Después de compartir algunas palabras, el de ventas le dio un corto beso en los labios al menor, lo miró a los ojos y preguntó.
—Onodera Ritsu... ¿quieres ser mi novio?
Antes de irse de aquel lugar, escuchó la respuesta del editor de literatura, fue un sutil, pero entendible.
—Si.
Continuará...
¡Hola! Aquí el nuevo capítulo, espero les haya gustado nwn
Kirishima: Si con gustar te refieres a llorar, seguro les encantó
CaOs: No puedo argumentar ante tu lógica (?)
Gracias a todas esas personas que votan, leen y comentan, los/as amo ♥♥♥♥♥
Lo sé,soy demasiado floja para ponerlos a todos, estoy trabajando en eso (?)
¿Me creerían si les digo que iba a ser que Onodera le dijera que no? xD
Ok, bien, ahora debo pensar como será el siguiente capítulo, solo les diré que habrá una pelea entre Misaki y Ritsu (?)
Una pregunta
¿Se imaginan a Kirishima con una demonio vengativo en lugar de un ángel guardián? ¿Cómo creen que sería? xD
Ahora, sin más que decir, me despido
Nos leemos
Bye!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro