19 - Just, Give me a Chance
—Ritsu-kun —dijo Aikawa acercándose a Onodera—
—Dime. —contestó el chico dejando su labor, vio como una pila de hojas de tamaño considerable caía sobre su escritorio—
—¿Puedes llevar esto al departamento de ventas? —preguntó la pelirroja—
Onodera quiso negarse rotundamente a dicha petición, pues no quería cruzarse con Yokozawa-san por ningún motivo, pero por alguna extraña razón, le dio una respuesta afirmativa a la mujer, tomó las hojas entres sus manos y se levantó de su silla, salió de literatura y dirigió su paso hacia el departamento de ventas.
Las cosas entre Yokozawa-san y él no eran para nada favorables, quitando el hecho de que el mayor lo había llevado a su hogar, desde aquella noche en la que el peliazul se le había confesado, ninguno de los dos se dirigía la palabra, en el trabajo intentaban encontrarse el menor número de veces posibles, las poquísimas veces que estaban en el mismo lugar solo se saludaban por ser educados, pero de ahí, absolutamente nada más. Tal y como en los viejos tiempos.
Estaba en lo más profundo de sus pensamientos que llegó a ventas mucho más rápido de lo que tenía pensado, se quedó parado justo en frente de la entrada del departamento, tragó saliva y aclaró su garganta, puso la pila de papeles contra su pecho y los aferró a él, con una seguridad más falsa que el supuesto amor que Takano le tenía entró al lugar.
Ahora que lo pensaba...
No sabía a quién demonios darle los mentados documentos, se dio una bofetada mental y luego un pequeño golpe en la cabeza a sí mismo, no podía creer que fuera tan despistado para no preguntar el nombre de la persona, en eso una idea llegó a su cabeza, dejar las hojas en alguna mesa y huir de ese lugar, si, su idea era fantástica. Por lo que sin titubear dejó la pila de hojas en una mesa cercana de donde estaba él, se dio la media vuelta para poder regresarle a su puesto de trabajo, pero algo, o mejor dicho alguien arruinó el plan del ojiverde.
—¡Onodera! —al escuchar esa voz el castaño se estremeció totalmente, por esa razón no tenía el deseo de ir a ese lugar, no quería encontrarse con él—
Ritsu quedó petrificado cuán estatua, sus sentidos no le respondían y eso le molestaba, pues tenía, quería irse del departamento de ventas. Pero claro, a veces las cosas no salen como uno quiere.
Sintió como una mano se posaba sobre su hombro, aquella acción hizo que el editor volviera en sí, giró un poco su cabeza y vio que atrás suyo estaba Yokozawa-san con cara de pocos amigos. Onodera dio un pequeño brinco en su lugar y giró su cuerpo por completo.
El mayor miró al chico con una ceja arqueada, ¿qué hacía allí? Takafumi no tuvo la necesidad de preguntar, pues Ritsu le contestó torpemente.
—A-Aikawa m-me dijo que le diera esto... —señaló los papeles con el dedo temblando— S-Si me disculpa, tengo que irme —velozmente se dio media vuelta y caminó hasta la salida, tenía la cabeza levemente abajo, pues su rostro tenía todas las tonalidades de rojo habidas y por haber—
El peliazul se quedó ahí parado, viendo como la persona que le robaba el aliento se iba, soltó un profundo y sonoro suspiro, luego volvió a su lugar.
—Lo asustaste, ¿cómo quieres que te acepte si lo intimidas?
—Cállate Zen. —dijo Yokozawa jalando levemente sus cabellos, no quería aceptarlo, pero la "voz" tenía toda la razón —
—¡Por supuesto que tengo razón! ¿Por quién me tomas? ¿Eh? —dijo indignado, el ojiazul ante eso puso los ojos en blanco—
—¿Qué es lo que puedo hacer? —preguntó a la nada en voz alta, importándole poco que las demás personas lo estuvieran viendo como si de un bicho raro se tratase—
—En primer lugar, deja de hablar en voz alta. —respondió, Takafumi miró a su alrededor y notó como sus compañeros lo estaban viendo raro, el rostro del hombre se puso de color rojo, de la vergüenza—
—Genial, ahora van a pensar que estoy loco...
—Pues si estás loco, pero loco de amor por Onodera. —Kirishima soltó una leve carcajada— Ya en serio, deberías hablar con él, tal vez si lo platican pueda y que te dé una oportunidad...
—¡¿Bromeas?! —el trabajador de ventas se levantó exaltado de su asiento, tomó sus cosas y salió de ventas, caminó por quien sabe cuántos minutos, hasta que llegó a una zona muy, muy alejada de la editorial, era una clase parque— De seguro Onodera me manda al demonio —suspiró tristemente — Él cree que solo estoy jugando, que voy a ilusionarlo, hacer que me amé, llevarlo a la cama y que tarde o temprano lo botaré por el primer tipo que me pase por enfrente...
—¿Tal y como Takano lo hizo? —cuestionó la voz, una pequeña luz se hizo presente, de a poco esta tomó la forma de una persona con enorme alas blancas en su espalda—
—Si...
—Pero tú no eres así, Yokozawa. —el hombre de cabezo rizado tomó asiento a lado de la persona que cuando él vivía era su pareja— Se lo has demostrado un sin fin de veces, vales muchísimo la pena, y estoy seguro de que si vas a verlo te dará una oportunidad, te lo mereces.
Takafumi ante esas palabras sonrió de manera sutil, Kirishima sabía cómo animarlo en momentos como esos.
—Un minuto... —murmuró el ojiazul— ¿Quieres decir que Ritsu siente algo por mí? —preguntó con grandes esperanzas—
—Es secreto. —posó uno de sus dedos sobre sus labios, guardando silencio y sonrió—
El ángel y el humano guardaron silencio por un considerado lapso, eran alrededor de las cinco y media de la tarde y el sol estaba por ocultarse en su totalidad, era un atardecer bastante hermoso.
—Es hora. —Zen se levantó de golpe, dejando desconcertado a Yokozawa—
—¿Hora de qué? —preguntó confundido—
—De que vayas a hablar con Onodera. —el ángel lo jaló del brazo para levantarlo, luego lo empujó haciéndolo caminar—
—¿Qué? ¡No! ¡Todavía no estoy preparado! —exclamó el peliazul muy pero muy nervioso, si las personas que trabajaban con él lo vieran en esa faceta, nadie lo creería—
Pero a Kirishima los reclamos del oso le entraban por un oído y le salían por el otro, continuó empujándolo por el parque hasta que llegaron a una florería.
—Entra... —susurró, el de ventas obedeció, abrió la puerta del local y el ruido de la campana se hizo presente—
Una chica de cabello castaño oscuro lo atendió.
—¿En qué puedo ayudarlo? —preguntó la muchacha con amabilidad—
—Pide un ramo, igual o inclusive mejor del que le regalaste en San Valentín.
El rostro de Yokozawa se puso de color rojo pasión, ¿hace cuánto que Zen los vigilaba? Sacudió su cabeza y reaccionó.
Eligió algo clásico, casi como un cliché, rosas rojas y blancas, entre Zen y él escogieron las rosas más hermosas, el ramo tenía que ser perfecto en toda la extensión de la palabra, la dueña del sitio acató las indicaciones dadas e hizo un excelente trabajo, pues era tal y como Takafumi lo imaginó. Una vez que las flores estuvieron listas, el trabajador de ventas pagó y salió del lugar, no sin antes escuchar un: "Suerte con esa persona especial" de la chica.
En voz baja le agradeció, pues realmente la necesitaba. Continuó su caminata por el lugar, escuchando de manera atenta los ánimos y consejos que Kirishima le daba, un taxi es estacionó en frente de él, con confusión se subió al vehículo, le dio la dirección al chofer y este arrancó, alzó un poco su mano y vio con detenimiento su reloj, casi las ocho de la noche.
¿En qué momento el tiempo pasó tan rápido? No podía entenderlo, se percató que el taxi hizo una parada total, finalmente había llegado a su destino, le pagó al conductor con un billete de gran valor, pero no se molestó en pedir el cambio de vuelta, bajo del vehículo y cerró la puerta detrás de él.
Con lentitud caminó hasta la entrada del edificio, donde el guardia, después de un sin fin de preguntas, lo dejó pasar, se detuvo frente a las escaleras, Ritsu vivía en el quinto piso y ese edificio no tenía elevador, tomó bastante aire y comenzó a subir.
Llegó a su destino y con la mirada buscó el apartamento de su castaño, detuvo su paso en la puerta con el número 27.
—Llegamos... —dijo el ángel viendo el lugar—
—Así es. —murmuró aún muy nervioso—
—¿Qué esperas? Toca la puerta.
—Seguramente Ritsu aún no ha llegado a casa... —se excusó rápidamente dándose la vuelta, quedando de espaldas con la puerta—
Zen hizo una mueca de molestia al ver a su acompañante siendo tan negativo.
—Yokozawa, ya éstas aquí, no puedes echarte para atrás en un momento como este, es ahora o nunca, si no hablas con él ahora, otra persona lo va a enamorar y no quieres eso, ¿verdad? —el de ventas negó con la cabeza— Entonces ve, toca esa estúpida puerta y conquístalo, ¡Hazme sentir orgulloso, joder! —lo tomó por los hombros y le sonrió — Mereces una oportunidad más para ser feliz. —Zen lo hizo girarse dejándolo frente a la puerta—
El oso gruñón tragó grueso, los nervios lo estaban carcomiendo, pero el ángel tenía razón, esta era una oportunidad única que probablemente no se repetiría. Así que tomó aire, el nerviosismo desapareció por ese instante, levantó su mano derecho formando un puño, acercándolo a la puerta y tocó.
Hubo un silencio por algunos segundos, pero luego ese silencio desapareció, pues algunos ruidos dentro de la casa comenzaron a escucharse. Kirishima se dio la media vuelta para irse.
—¿Te vas? —preguntó Yokozawa—
—Claro, no me gustaría ser espectador de las cosas que vayan hacer ahí dentro. —dijo y se echó a reír a carcajadas—
—¡N-No haremos nada malo! ¡No malpienses las cosas! —aquellos comentarios provocaron que su rostro hirviera—
—Lo que tú digas campeón. —volvió a reír y sus alas comenzaron a aletear— Por cierto, Hiyo está bien, y ella también te extraña. —Esto último lo dijo con un toque de tristeza en su voz, Zen emprendió vuelo para luego desparecer—
Takafumi volvió a tocar la puerta y esperó pacientemente que esta fuera abierta. De nueva cuenta escuchó ruidos que provenían del hogar de Ritsu, unos segundos después la voz que tanto anhelaba escuchar habló.
—¿Quién es? —al parecer Ritsu recién se despertada, su voz se notaba adormilada—
—Soy Yokozawa. —respondió con simpleza, su rostro estaba tan serio y malhumorado como siempre—
Un enorme bostezo se hizo presente, la puerta número 27 se abrió dejando ver a un castaño con las marcas de la almohada por toda su cara.
La expresión seria del trabajador de ventas se perdió totalmente al ver al castaño, pues, el antes mencionado se veía extremadamente adorable.
Sus cabellos estaban fuera de su lugar, el peinado que Ritsu usaba habitualmente fue remplazado por algunos mechones de cabello cubriendo completamente sus ojos y algunos otros estaban parados; se notaba a kilómetros que recién despertada, Onodera tenía puesta un pijama color azul, completamente lisa, a simple vista Yokozawa se dio cuenta que la parte de arriba del conjunto le quedaba grande al castaño, ya que esta caía dejando sus hombros y parte de su pecho descubiertos.
Ante la vista, Takafumi se ruborizó levemente, Ritsu se veía jodidamente irresistible, tuvo que contenerse las ganas de tirarlo al suelo, besarlo ferozmente, quitarle la ropa y hacerlo suyo ahí mismo.
Espera un momento...
¿Por qué mierda tenía esos pensamientos tan impuros? Santo cielo, él no era así, se regañó a sí mismo mentalmente.
—¿Yokozawa-san? —la voz de Onodera fue quién lo sacó de mundo— ¿Piensa quedarse ahí parado?
—Eh... No, para nada. —dijo para luego pasar al hogar del castaño—
Escuchó como la puerta era cerrada, giró y vio como Onodera volvía a bostezar, al parecer había llegado en un mal momento, pero no importaba era ahora o nunca.
—Puede tomar asiento. —dijo el heredero — Iré a vestirme, no tardo.
El ojiverde caminó hasta su cuarto, pero no pudo llegar a este, paró al instante cuando sintió como los enormes brazos de su acompañante lo rodeaban, formando un cálido abrazo.
—Así estás perfecto, Ritsu. —le dijo cerca del oído, provocándole confusión y un sonrojo—
—¿Q-Qué está tratando de decir? —preguntó nervioso—
—Te amo, Ritsu.
Esas simples palabras hicieron que el castaño reaccionara y rompiera el abrazo.
—Por favor, no diga tonterías. —dijo en un tono frío, pero aún con el estúpido sonrojo en la cara—
—No son tonterías, Onodera, es la verdad... te amo.
El ojiverde negó con la cabeza frenéticamente, no, no, no, esto no era más que una simple broma para molestarlo.
—Déjese de bromas y vaya al grano, no creo que haya venido a mi casa solo a jugarme una mala broma.
—¿Por qué crees que es una broma? —pregunto con un semblante sereno, mirándolo fijamente—
Ritsu comenzó a sentir incomodidad al tener la mirada azul de Yokozawa encima de él, por lo que no pudo responder a la pregunta que él antes mencionado le hizo, algunos balbuceos salían de sus labios, pero no tenían ningún sentido. Sacudió su cabeza y regresó en sí, miró de vuelta a su acompañante, pero siguió sin contestar la pregunta.
—No has respondido mi pregunta. —dijo acercándose al menor, acorralándolo impidiéndole escapar—
—Eh... Por qué... usted me odiaba —que respuesta más estúpida, dijo él en su mente—
—¿Y la gente no puede cambiar de opinión? —Yokozawa posó su mano en el rostro del editor y comenzó a acariciarlo lenta y suavemente—
El contacto hizo que Ritsu cerrará los ojos y que sus mejillas se tiñeron de color carmín, esa sensación le gustaba bastante y no quería que el ojiazul se detuviera, aunque no lo admitiría en voz alta. Por el otro lado, el trabajador de ventas se acercaba de a poco al editor, quedando a una distancia muy peligrosa, quería, necesitaba, anhelaba probar nuevamente esos labios que lo volvían loco.
Dejó de acariciar el terso rostro de su castaño, este por inercia abrió los ojos, su mirada se cruzó con los profundos ojos azules de Yokozawa-san, su rostro estaba de mil colores, el mayor lo tomó delicadamente de la barbilla y posó sus labios sobre los suyos.
A Onodera esto lo tomó por sorpresa, pero por alguna razón no hizo el intento de forcejear o separarlo, Ritsu rodeó el cuello del más alto con sus brazos y lentamente correspondió el beso. Eso hizo feliz a Yokozawa.
Era un beso tan... Único, si, esa era la palabra correcta, era tan cálido, apasionado, dulce, tierno, suave, estaba tan lleno de amor y todas esas emociones se podían sentir.
El de ventas mordió levemente el labio inferior, haciendo que Onodera abriera un poco la boca, como dándose permiso de entrar a la boca del menor.
Pero como los seres humanos común es y corrientes que eran, necesitaban oxígeno para poder vivir, por ende, se separaron después de unos cuantos minutos, quedando solo un delgado hilo de saliva de prueba.
—Correspondiste. —dijo Yokozawa y sonrió—
—Si, lo hice. —Ritsu bajó la mirada y cerró los ojos con fuerza, sentía como el salado líquido amenazaba con salir de sus ojos, cosa que no pasó desapercibida por el peliazul—
Rápidamente el de ventas tomó rostro del editor y lo levantó, sus ojos se inundaron de lágrimas, esa escena le rompió el corazón.
—Ritsu... —con la yema de los dedos limpio todas y cada una de esas molestas lágrimas—
—Yokozawa-san, ¿por qué hace esto?
—Por qué te amo, Ritsu, te amo como nunca creí amar a alguien. —aun con el rostro de Onodera entre sus manos le plantó un beso en la frente— Dame una oportunidad para enamorarte, Ritsu, nunca te rompería el corazón, es lo único que te pido, solo, dame una oportunidad.
El heredero miró de reojo al de ventas, en sus ojos pudo ver algo que con Takano ya no había visto hace mucho tiempo.
Amor.
Su corazón comenzó a latir frenéticamente, se podía escuchar el sonido de sus latidos, casi salía de su pecho, entonces lo supo.
Él sentía algo por Yokozawa-san.
No lo podía negar, era completamente seguro, lo quería, quería a Yokozawa-san.
Y él diciendo que esto no era amor.
El chico tomó aire para poder hablar.
—Y-Yokozawa-san... —habló en voz baja—
—Dime. —contestó—
Ahora sus manos comenzaron a sudar, maldita sea, ¿por qué le era tan difícil hablar de sus sentimientos? Sacudió su cabeza y tragó saliva, miró fijamente a Yokozawa.
—Entonces... ¿Crees que nos podremos dar una oportunidad más para amar?
El mayor abrió los ojos de la sorpresa, ¿acaso él...?
—Yokozawa-san, y-yo lo quiero...
Continuará...
*Aparece Takano* Ok, si preguntan donde está CaOs, ella está ocupada y a mi me dejó a cargo, así que tengo que decir lo que ella dice en todos los capítulos de esta cosa fea
Gracias Aome Nadia, LucesitaTakaRitsu, Sakurai Akira, loxas32, julieth2016, kisamichizeusrocky, Barbara Cardenas, Yokojandro, Romi-san, RenRen801, KawaiiNekoAkira, Yezy18, xiomara151515, mascayeta, Jhannielper, eammon, Kooki_Pookie, bellamuoz5, estefaniaanime, KuneraiNee, Jisatsu-Kohai, BeatrizBritez5, RuthSepulveda5, Auroralmhof, Talena24 por votar, leer y comentar, que las ama ♥
Siempre dice estas cosas?
Ah, y que el siguiente capítulo tendrán el lemon que tanto desean, si no es que la mato primero...
Supongo que es todo, así que sin más que decir y evitando chanclas voladoras, me despido
Bye!!
CaOs: Ahora que hizo este idiota? No importa, ya dijo lo que tenía que decir, así que les pregunto, ¿como quieren el lemon? ¿Suave? ¿Medio? ¿Hard? ¿Con azucar? Diganme :3
Por Cierto, le pondré pareja a Zen 7u7
Ya, ahora si yo me despido
Nos leemos
Bye!
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