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11- My Savior

Advertencia: Más daño a Ritsu y más Takano HDP

Un par de horas más tarde, los compañeros de trabajo del castaño se habían retirado a sus respectivos hogares, dejando a Shinobu y Ritsu solos. En ese rato que los integrantes de Emerald acompañaron a Onodera este les platico (o, mejor dicho, escribió) de su no tan pequeño accidente, como había ocurrido todo, incluyendo también la historia de Saga y Oda (pero claro, excluyendo la parte donde Yokozawa-san le había estado apoyando).

Tanto Kisa como Hatori y Mino se sorprendieron al enterarse de aquellos acontecimientos, ninguno de los tres se había equivocado al especular que entre Ritsu y Takano había algo más que una relación jefe-Subordinado.

Pero no fue hasta que Onodera llegó a la parte de su intento de quitarse la vida cuando el ambiente tranquilo que se formó se tensó de nueva cuenta.

Claramente recibió un par de regaños cortesía de sus compañeros, y él sabía que se merecía esos reclamos, sus decisiones no habían sido nada inteligentes, más bien fueron estúpidas; pero también recibió apoyo referente al trabajo de editor, eso lo hizo sentir con un peso menos que cargar en sus hombros. Podría descansar sin tener de preocuparse por su trabajo.

Vio a sus amigos partir y cerró la puerta de su hogar, se volteo encontrándose con la mirada de su amigo. Se sentó frente a él y permaneció con una expresión de seriedad.

-¿No tienes hambre? -El de ojos grises rompió el silencio-

"Un poco". Escribió el castaño en su ya conocida libreta.

Shinobu se levantó de su asiento caminando a la cocina de la casa del heredero, destapó una cacerola que estaba en el fuego de la estufa, dentro de la misma había sopa, que, según su criterio, tenía buen color, se veía comestible, buen olor y seguramente no envenenaría a nadie. Tomó un tazón y sirvió un poco de la sopa dentro del utensilio, agarró una cuchara y volvió a tapar la olla; volvió donde el ojiverde estaba dejando el plato en frente suyo. Ritsu comenzó a comer de manera lenta.

Nuevamente el silencio reinó en el hogar del editor, cada quién estaba en lo suyo, Ritsu haciendo intentos por ingerir su alimento sin que fuera doloroso y el menor tecleando en su celular con una sonrisa boba en sus labios.

El ojiverde terminó su comida y se levantó para dejar el plato en el lavabo, cuando regresó vio como Shinobu tomaba sus cosas.

"¿Ya te vas?" escribió con cierta tristeza.

-Me gustaría quedarme, pero ya vinieron por mí. -se acercó a su amigo y revolvió sus cabellos- Vendré luego, ¿ok? -le dio un abrazo para luego salir por la puerta, dejando al editor solo-

Fue a su cuarto y se recostó en su cama, pero no cerró los ojos a pesar de sentirse cansado y con sueño, simplemente rodaba sobre el colchón repetidas veces. Repitió aquella acción por un considerable tiempo, no sabía cuenta, quizá eran segundos, minutos e incluso horas, le era irrelevante.

El sonido de la puerta siendo golpeada llegó a sus oídos, se levantó rápidamente de la cama dejando su comodidad a un lado, se estiró un poco y caminó a la sala, quizá era Shinobu que había olvidado algo y vino por él, abrió la puerta... Grave error.

Su cuerpo tembló de forma involuntaria al observar a la persona que estaba en frente suyo. Pero ¿quién era esa persona? Fácil, empezaba con Takano, y terminaba con Masamune; Ritsu reaccionó, por reflejo quiso cerrar la puerta para así bloquearle la entrada a su jefe, pero no fue suficiente porque de una u otra forma este entró.

El mayor caminó hasta Onodera, el pobre castaño solamente retrocedía por cada paso que Takano daba, llegó un punto donde ya no pudo retroceder, terminó chocando con una pared y el azabache en frente suyo dejándolo sin posibilidad de escapar.

Masamune miró con desdén a su subordinado, pobrecillo, se veía tan indefenso y frágil, tal y como un lindo cordero a punto de ser devorado por un lobo feroz; un momento, eso estaba pasando. Tomó su rostro con nula delicadeza apretando las mejillas del castaño con fuerza haciendo que este le mirará fijamente.

-Abre los ojos. -ordenó al ver que el menor tenía sus obres verdes cerrados-

Ritsu no entendía que pasaba, él no había nada malo para que Takano llegará a su casa a violentarlo de esa manera.

-¿Eres sordo o te haces? -presionó su rostro con más fuerza, el de ojos esmeraldas se quejó un poco- Abre los ojos, ¡Ya!

Debido al miedo que estaba invadiendo su ser, acató la orden de forma rápida; poco a poco abrió sus ojos verdes cruzándose con la mirada color miel de su jefe.

Quiso empujar a Takano lejos de él para poder escapar, pero su plan no salió bien, el mayor fue mucho más rápido al sujetarle ambas manos.

-Que cobarde eres. -escupió con ponzoña en sus palabras- Enviar a la estúpida de tu ex-prometida a encararme en vez de venir en persona...

Esperen un minuto... ¡¿Qué Annchan había hecho qué cosa?! Por un demonio, ahora ya todo cobraba sentido. Forcejeo queriendo liberarse aun sabiendo que eso iba a ser imposible.

-Aún intentas escapar, vaya, eres todo un rebelde -río con burla- Parece que el castigo del otro día no fue suficiente.

Un escalofrío llegó al cuerpo del menor ante esas palabras, no, no, no... no otra vez. Volvió a forcejar sin éxito alguno.

-¿Por qué no debería hacerlo? -mágicamente, el editor en jefe adivino los pensamientos de su "víctima"- Te daré un buen motivo para incapacitarte.

La confusión llegó a Onodera, ¿un buen motivo?

-Por favor, ¿en serio creíste que me iba a tragar el cuento de que estabas enfermo? -pauso unos instantes- Era muy obvio que solo era una excusa para no presentarte a trabajar, es un holgazán y un bueno para nada, después de tres años, ¿aún no puedes editar un jodido manga de forma decente?

"Holgazán" "Bueno para nada" esas tres palabras habían perforado profundamente su no tan estable mente y su muy herido corazón; su mirada se ensombreció de manera increíble y unas pequeñas lágrimas descendieron de sus ojos.

-No llores, que no eres un niño. -dijo secamente, pero eso solo hizo que el llanto silencioso aumentara, eso lo enfadó, y mucho-

Ritsu no supo en que momento Takano había le había dado un buen puñetazo en el ojo, eso lo dejó bastante shockeado al respecto, pero eso si, sus lágrimas se hacían cada vez más prominentes. Se sentía terriblemente mal pero no sabía que era peor, el daño físico que estaba recibiendo o el daño psicológico que las palabras de su amor habían ocasionado.

"¿Por qué? ¿Por qué Takano-san? ¿Esto es porque nunca fui sincero con mis sentimientos? Si es así, no sabes cuánto lo lamento". Pensó en heredero.

Masamune miró de reojo a Ritsu y se percató de que algo singular adornaba su cuello, se acercó a él y vio que una venda rodeaba el cuello del castaño, esta estaba casi limpia ya que había ciertas manchas carmesí en la misma.

-Quítate la venda. -ordenó con autoridad-

Onodera negó rotundamente la petición.

-Vamos, si es realidad que estás enfermo no tendrás problemas en mostrarme, además, soy tu jefe, debes obedecerme.

El castaño permaneció en la misma posición, negarse, no iba a permitir que Takano viera el resultado de su estupidez. Masamune harto de la negativa por parte de Onodera se estaba preparando para propiciarle otro buen golpe a su ya no tan adorado castaño. Pero antes de que esto pudiera siquiera ocurrir alguien lo tomo de los brazos impidiendo que volviera a tocar al editor castaño.

-¡Masamune basta! ¡Lo vas a matar! -la voz de Yokozawa retumbó en sus oídos-

-Esto no te incumbe, Takafumi. -respondió con molestia-

-Lo sé, pero eso no te da derecho a maltratar a alguien que no te ha hecho nada. -dijo sin soltar a su amigo del agarre, y sin que este se diera cuenta miraba al castaño que estaba tendido en el suelo en posición fetal, cubriendo su rostro con sus rodillas, y no era necesario ser un genio para saber que estaba llorando, no entendía por que defendía al menor-

-¡Como sea! ¿A qué vienes?

-Vine a dejarte a Sorata, pero viendo mejor la situación me iré por donde vine con todo y gato, no te lo quieras comer.

-Muy gracioso -rodó los ojos- ¿Puedes soltarme?

-Si. -caminó con Takano en brazos al pasillo, donde lo dejó y cerró la puerta del hogar del castaño- Onodera -se acercó al chico- ¿Estás bien? -preguntó-

Este negó con la cabeza.

-Lo supuse. -suspiró- Onodera, sé que quieres a Masamune, pero debes alejarte de él, si sigues así tarde o temprano terminará por asesinarte, y... yo... no quiero eso. -susurró eso último de manera inconsciente-

Ritsu escuchaba atento las palabras de Yokozawa, él tenía razón con lo que estaba diciendo, estar en ese departamento ya era peligroso para él tanto física como emocionalmente y no solo su hogar, también Emerald.

Con delicadeza el ojiazul recogió al castaño del suelo, lo hizo sentarse en una silla, observó el ojo morado de Ritsu.

-Mira cómo te dejó... -murmuró-

-Y-Yokozawa-san... -dijo Ritsu en tono bajito-

-¿Si?

-Gracias... Gracias por ser mi salvador... -sonrió-

Continuará...

Bueeeno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero les haya gustado mucho :3

Gracias a Yezy_18, HarukaAlvarado, RenRen, Lucesita, Izumi18, Vika Nikiforov, Barbara Cardenas y a KuranaiNee por comentar y votar, las amo ❤❤❤

Dejar aquí su Hate a Takano (?)

Casi llegamos a las 1000 vistas! Muchas gracias por seguirme en este fic, realmente me hacen feliz, luego planeare algo para cuando llegemos a ese número

Ahora si, sin más que decir me despido

Nos leemos

Bye!

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