Penúltimo capítulo

Al tomar asiento en el banco se cruzó de brazos, la parada de autobuses comenzaba a llenarse a esa hora de la noche. NaBi tenía sus auriculares grandes puestos en sus orejas, la música hacía un poco más sencillo su día a día, se sentía cansada, sólo quería llegar a la habitación que alquilaba y descansar. Esperando, no se dio cuenta de cierto pelinegro a su lado, éste estaba de pie pensando en una manera de acercarse, desde hace un mes aproximadamente JungHoon se había convertido en un cliente frecuente en la tienda. La chica de la caja le parecía muy linda a pesar de ser un tanto seria con él.

Era la primera vez que coincidían en la noche.

El autobús se detuvo abriendo sus puertas, así como algunas personas descendieron, otras subieron. NaBi quedó de pie en el pasillo sosteniéndose del borde de los asientos para no caerse, JungHoon fue empujado por alguien más ocasionando que golpeara sin querer el brazo de la castaña, NaBi detuvo la música en sus auriculares presionando un botón en ellos.

—Lo siento, hola—saludó con una sonrisita vergonzosa.

—Hola—saludó ella regresando la música a sus oídos.

Hablar con ella no era tan sencillo como esperaba.

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JungHoon tenía un rato libre de las clases, lo primero que pensó fue en visitar la tienda que estaba cerca de la universidad, era poco más del mediodía cuando entró por la puerta escuchando el sonido de la campana. NaBi atendía unos clientes registrando los productos en la caja, JungHoon aprovechó de escoger algo por el pasillo, escuchó a la chica estornudar en tres ocasiones, se asomó con discreción notando su malestar, parecía tener gripe.

"¿Habrá comido ya?, ¿Y si no tiene nada para la gripe?"

Cuando fue su turno de pagar dejó los productos en la caja. NaBi sorbió por su nariz roja, al ver al chico lo saludó con un ligero movimiento de cabeza.

—¿Te has mojado mucho con la lluvia?

—Un poco—su voz fue ronca.

—¿Has bebido algo para...?

—Estoy bien, no te preocupes—aceptó la tarjeta de JungHoon registrando el costo. El chico puso su clave y la compra se efectuó, NaBi guardó las cosas en una bolsa con el dolor de cabeza latente—Aquí está, gracias por su compra.

JungHoon tomó de la bolsa un paquete pequeño de galletas junto al envase de jugo colocándolo frente a ella.

—Esto es para ti.

Entregó el recibo a NaRi quien tomó la bolsa, de ella sacó uno de los paquetes de galleta junto al refresco de lata.

—Esto es una ofrenda para que no te vayas de la tienda—lo dejó frente a él—Volveré mañana, JungKook.

—No puedo aceptar...—ya era muy tarde. Aquella castaña se había alejado en algunos saltitos retirándose de la tienda.

—No puedo aceptar...

—Por favor, hazlo. Es sin ningún compromiso, hubiera comprado medicina, pero...creo que no tienen...—se dio cuenta de su error. Detrás de NaBi estaban los estantes con algunas medicinas—Oh, voy a comprar...

—No. No necesito que lo hagas—le regresó la galleta con el jugo—Tómalo y déjalo así. No voy a morir, sólo es una gripe.

—Está bien—recogió todo para luego retirarse.

Cuando NaBi no estuvo en la caja, JungHoon aprovechó de dejarle las cosas de nuevo en dicha caja con una nota que decía:

Recupérate :) No es lindo estar enfermo.

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La joven castaña caminó a la parada de autobuses esa noche, se detuvo al ver a JungHoon sentado en el banco, era el único allí. Tenía sus manos en la cabeza encontrándose inclinado hacia adelante, parecía frustrado y agotado. NaBi se acercó manteniendo la calma sentándose a su lado, fue raro para ella que él no la saludara.

—¿Estás bien?

JungHoon ni se movió, aunque reconoció la voz.

—No.

—¿Un mal día?

Allí respiró profundo enderezándose. La mochila en su espalda se veía algo pesada.

—La universidad me está consumiendo, NaBi.

—Eso es normal, consume a todos.

—Me estoy esforzando mucho.

—Ese es el problema—él la miró—Te esfuerzas tanto que te olvidas de tomarlo con calma. ¿No?

—Eso creo.

Su desánimo no le gustó. Quizás estaba loca por lo que diría, pero debía agradecerle por haber sido atento con ella hace tres días cuando enfermó.

—¿Sabes lo que me ayuda cuando me siento estresada?

—¿Golpeas a alguien?

—No. Ramyeon—indicó—El ramyeon soluciona cualquier cosa y su mejor acompañante es el soju.

—Cuando me sentía sofocada de la universidad solíamos hacer esto—señaló—Decías que el ramyeon solucionaba cualquier cosa y la mejor manera de acompañarlo era el Soju.

—Luego del primer bocado terminabas dándome la razón.

JungHoon la miró levantarse a la vez que le extendía su mano. NaBi levantó una de sus cejas al acomodar su bolso en el hombro.

—¿No vienes?

—¿A dónde?

—A solucionar tu estrés, por supuesto.

JungHoon sonrió ladinamente aceptando aquella invitación imprevista. Esta vez la iniciativa era de ella.

Algunas relaciones están destinadas a ser así como algunas personas están destinadas a conocerse.