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Capítulo 25

—Nosotros hacemos magia —enuncio Jonouchi Katsuya cuando Jaden le pregunto sobre a que se dedicaban. Si bien en ese instante Jaden creyó que solo era una broma más del carismático hombre que había preparado el desayuno, al verlo ahí en medio del escenario junto a Mai, sus ojos se iluminaron llenos de la misma magia que había invadido el lugar.

¿Quién querría a un estúpido conejo cuando de su sombrero podría salir un enorme fénix o a un dragón?

Y el juego de adivinar la carta cobraba un nuevo sentido al ver como las espadas atravesaban la fantasmagórica ilusión de luces de colores.

No, Jaden nunca había conocido ese tipo de magia, magia que agradecía poder mirar por primera vez, porque no solo significaba una nueva experiencia, era el hecho se conocer más sobre la persona que amaba al ser también su familia quien se presentaba en el escenario.

Mientras, a paso calmo como alguna vez en sus años de escuela solía efectuar cuando entraba a hurtadillas a su habitación para no ser pillado al escapar sin permiso, Yugi Mutou se acercó al hombre más apuesto que alguna vez pudo ver, Jaden Yuki.

Dando un ameno saludo a Yusei Fudo antes de que se levantara de su lugar, extendió su mano hacia su hombro.

—Me alegra verte, buen trabajo —elogió Mutuo antes de ir con Jaden, Yusei asintió yendo a la dirección opuesta sin esperar que entre la multitud encontrase el calor de la mano que le tomó con premura y convicción.

—¿Jack? —sus orbes se abrieron un poco más de la cuenta al ver a su jefe en el lugar, las yemas de sus dedos y parte de su palma sintieron el cuero de sus guante blancos.

—Parece que has visto un fantasma —sonrió socarronamente Atlas.

—Pensé que no vendrías, después de todo, tú te encontrabas fuera y...

—Te lo dije ¿No? —su voz sonó altiva, lleno de diversión— Que estaría aquí contigo ¿No? —los ojos de Jack resplandecieron, cerúleo con cerúleo chocando entre si hasta unirse y perderse mientras se miraban en medio del brío de las luces, mientras por encima del cielo raso el caleidoscopio de tonalidades bailoteaban.

•••

—Pareces que te estas divirtiendo —declaro Yugi al llegar junto a Jaden.

Jaden asintió, en sus ojos se observaba la alegría. Ese milagro llamado inocencia volviendo a él junto con todos los presentes que se dejaban inundar en esa noche llena de magia.

Así, en silencio Yugi se quedó junto a él, y a pesar del esplendoroso espectáculo que se estaba llevando a cabo su mirada se posó en algo aún más maravilloso.

El brío de las luces centelleó por encima del cabello avellana de Jaden, y ¿Qué decir de su mirada? Aquellos ojos cafés que a contra luz brillaban como la propia miel, dulce néctar del cual quería probar otra vez, debía admitir.

Sin embargo Yugi no se atrevió a opacar el espectáculo en el cual su amado se había sumergido en ese instante. No, él no lo haría, en cambio pensó en acompañarlo, observando así cada pequeño gesto que solo hacía revolotear aún más su corazón en un sonoro "Ba-dum", si, esto sin lugar a dudas era amor, llegó a la conclusión Yugi a pesar de haber perdido la cuenta de cuantas veces había llegado a esa resolución.

•••

—Soy su novia por supuesto —declaro sin tapujo alguno Aigami Sera, cuando Pegasus Crawford preguntó sobre la relación que tenía con Mokuba Kaiba.

Como respuesta tanto Diva y Seto casi escupieron su bebida, mientras Mokuba simplemente carraspeo, fingiendo una tos seca, nunca creyó que su propia novia lo dejara servido en bandeja de plata para Pegasus y su hermano, aun menos para Aigami Diva a quien le juro nunca poner sus "sucias" manos en su mayor tesoro: su hermana menor.

Ahora estaba seguro de que Seto ni Pegasus dejarían de molestarlo por un buen rato.

Por otra parte Pegasus simplemente suspiro. Mientras Kisara jovialmente felicitaba a la joven pareja.

—¿Sucede algo? —le llamo Sera, su meliflua voz sonaba tranquila, notando así, que a pesar de lo aguda que podía ser la chica, era un tanto -mucho- despistada sobre algunos puntos que aun debía entender.

—¡Sed! ¡Me dio sed! —respondió por reflejo— ¿Quieres que te traiga algo de beber?

—¡Oh! Claro —respondió Sera antes de regresar a la conversación con Kisara.

Segundos después de que Mokuba se retirara, Seto hizo lo propio. Yendo hacia la mesa de aperitivos le encontró comiendo un par de bocadillos tras dar un gran trago a su copa.

—Así que Diva no lo sabía —profirió Seto cruzándose de brazos.

—¡Oh vamos! No me vengas con alguno de tus sermones —soltó de mala gana— No es como si tú no te hubieras dado cuenta. Aun así tu...

—¿Fingí delante de Diva? —Mokuba alzo una ceja esperando a que prosiguiera— No fue del todo una mentira —admitió, puesto que lo sabía, su hermano estaba creciendo, la talla que solía usar de ropa ya no le quedaba, además su forma de vestir había cambiado, y la timidez que en cierta forma le mermó de vez en cuando había sido reemplazada por la elocuencia y altivez, pensó que tal vez serían las hormonas, después de todo estaba en "esa edad", sin embargo muy en el fondo, quería creer que su hermano seguía siendo el mismo pequeño que siempre estuvo detrás de él, aquel niño que sin notarlo trató de imitarlo, pero cuando Sera declaró la verdad que se negaba a ver, Seto se dio cuenta que su hermano menor realmente había crecido, bueno al menos lo suficiente como para notar el sexo opuesto y "salir" con alguien.

—¿Seto? —le miro incrédulo— No me digas que... Realmente no te habías dado cuenta. — "Es por la misma razón que no se ha dado cuenta que debemos dejarlo que lo descubra por sí sólo." Recordó las palabras de Yugi en ese instante— Seto yo...

—Supongo que tendremos que tener "esa" charla.

Mokuba tardó solo un par de segundos en entender las palabras de su hermano mayor para que su rostro se arrebolara por completo. Y formando con sus brazos una "X" varias veces repitió su negativa.

—No. No y no ¡Por supuesto que no!

•••

—Supuse que no podrías venir —confesó Yusei. Tanto él y Jack se habían alejado del ajetreo de la fiesta.

—Bueno, no quería dejarte todo el trabajo a ti. No otra vez —tomo un trago de su copa, Fudo se quedó en silencio, por unos segundos observó el porte y gallardía del hombre que estaba al frente de él perdiéndose en sus pensamientos, pensamientos que tuvo que dejar de lado cuando vio como la mano de Jack se acercó al costado de su mejilla.

—¿Jack?

—Tenías una migaja —rió con aquella intensidad que le hacía vibrar sin saber porque.

•••

—Así que el pequeño Mokuba creció —Seto escuchó la irritante flema inglesa de Pegasus, pronto sintió como su brazo se había colocado por encima de su hombro— Es tan difícil verlos crecer ¿No? Uno los cría, y cuando sucede —se lamentó cual padre afligido, Seto en cambió se quedó en silencio, observando a su hermano tratando de arreglar su desastre, puesto que uniendo ambas palmas de sus manos y haciendo un par de reverencias se disculpó con Aigami Diva, quien después de unos segundos solo largo un poco de aire para extender su mano hacia su hombro, "¿Acaso le había aceptado?", pensó Seto, mas su vista tuvo que redirigirse hacia Crawford cuando le escuchó soltar tan amenamente— Por lo menos aún me queda uno~

El entrecejo de Kaiba se frunció, con su poca -nula- paciencia y parca forma de hablar, pensó en responder, más su boca en lugar de moverse junto a su lengua para hacerlo, sintió el sabor del tiramisú que Kisara Crawford llevo a ella.

—Está muy bueno, debes probarlo, Seto —declaro con ahínco Kisara tras sonreírle con dulzura.

Tras tragar, Seto simplemente atinó a soltar un simple "Si".

•••

La sincronía y armonía que generaba cada cuerpo en los actos de malabarismo con espadas, aún más la confianza clara el uno en el otro, fue el atisbo final que maravillo como hirió el corazón de Jaden al anhelar una relación del mismo tipo con Yugi.

¿Cuándo podrían tener algo así? Pensó, es más, ¿Podrían llegar a ese punto de confianza? Porque no solo era habilidad la que demostraban Mai y Jonouchi en el escenario, era el trabajo duro de la suma de los días que tuvieron que vivir, entre la desdicha y felicidad.

—¿Estás cansado? —preguntó Yugi al volver con un par de bebidas en las manos. Ambos habían salido al balcón.

Jaden guardo silencio por un momento tratando de procesar la pregunta que Yugi había formulado. No obstante fue sólo cuando este se acercó a él tras dejar las bebidas en la mesa que tocando su frente con su mano derecha y colocando la izquierda en la propia su cuerpo se inclinó hacia atrás y cual chillido soltó su nombre.

—¡Yugi!

—No pareces tener fiebre —pronunció pensativo, las cejas de Yugi se habían arqueado hacia abajo y en su rostro se denotó la preocupación.

—¡Estoy bien! —se irguió en su lugar para tomar sus manos con una enorme sonrisa y cuando notó lo que había hecho su rostro se arrebolo por completo— ¡Y-yo...! No quise... —quiso soltarle, pero las manos de su pareja se entrelazaron con las suyas, alzando la vista pudo ver la hermosa sonrisa que le regalaba en ese momento.

—Yugi... —musitó entre la suave música, mientras el espectáculo de luces y magia llegaba a su fin en los violetas orbes de su compañero pudo ver su propio reflejo entre el brío de su iris, cual hermosas galaxias que buscaba explorar una vez más.

Así, nuevamente cautivado por la primorosa imagen que tenía al frente se inclinó esta vez hacia adelante, bajando su rostro hasta la altura del suyo, aferrando sus manos con plenitud, cual tesoro, sus ojos temblaron al saborear el momento, era tal vez un error, pero Jaden no podía evitarlo, quería tomar sus labios en ese momento.

Un beso suave entre el anonimato, dónde todas las miradas se encontraron absortas dentro y sobre el escenario.

Infraganti, bajo la luz de las estrellas, sus labios encajaron a la perfección, en un tenue roce, mientras sus miradas se reencontraron. Como el hogar anhelado al cual habían regresado. Degustando la exquisitez de los labios ajenos, así, se quedaron por unos segundos hasta que el deseo empezó a crecer y el beso no basto.

—Jaden yo...—susurro su nombre, sus orbes seguían sobre los miel de Yuki quien le miraba expectante.

Dentro del interior de Yugi una vorágine de sensaciones estallo, y simplemente pensó que tal vez el momento correcto nunca ocurriría. Pero eso no significaba que no pudiera crearlo y decir lo que tanto profesaba su corazón.

Palabras que empezaban a colarse por cada poro de su cuerpo hasta que sus labios temblaron y sin pensarlo dos veces no resistió en tomar su boca.

«Yo realmente...

Dejándose atrapar por las caricias de Yugi, el corazón de Jaden se cubrió por las muestras de afecto que tanto necesitaba, soltando una de sus manos le atrajo hacia él al tomarle de la cintura.

El calor que desprendía el cuerpo anhelado solo se volvió una dulce tentación que tuvo que esperar un poco más cuando Yugi escuchó su nombre en el intercomunicador que traía en su cinturón negro y él tuvo que volver adentro.

—Yo lo lamento, pero...

—No —le miro enternecido— No hay nada que explicar yo lo entiendo —acaricio con dulzura su mejilla antes de verle partir.

Y aunque Jaden Yuki quiso aparentar madurez no pudo evitar sentirse enojado por interrumpir "su" momento.

Alzando la vista hacia las estrellas, vio una estrella fugaz pasar. En ese momento cual niño pequeño otra vez pidió el mismo deseo.

«Quiero ser un adulto para estar con él»

(❀)

Jaden soltó un largo y grande bostezo, si bien la noche había sido espectacular jamás creyó que al día siguiente tendría que levantarse antes de que el sol se asomara por el cielo con su fulgor.

¿Por qué? Simple, así como habían llegado de improviso Mai y Jonouchi hacían lo mismo al avisar de la nada que partirían en un par de horas.

Noticia que dejo inquieto a Jaden al pensar en la reacción de su pareja.

—Entiendo —se acercó a Jonouchi— Me hubiese gustado pasar más tiempo con la pequeña Mana —acaricio el rostro de la pequeña quien dormía plácidamente entre los brazos de su padre.

—¿Así que solo extrañaras eso? —le acusó Mai a su hermano.

—Claro está —sonrió Yugi risueñamente— que también a sus amados padres extrañare —finalizo al ver a su hermana celosa por sus palabras. Como respuesta Mai soltó un bajo "mmm"— Aunque —prosiguió— no pensé que fuesen contratados por Pegasus en su primera presentación con él.

—¿Ha? ¿Qué va? Era más que obvio —alardeo.

—Bueno que Crawford guste por los espectáculos tipo las vegas les dio puntos extras —añadió.

—Ja, ya quisieras —le guiño un ojo, Yugi en cambió rio, claro que estaba feliz por ellos, sin embargo si podía tener la oportunidad de molestar a su hermana mayor no lo dudaría. Al menos en ese momento lo que más quería era que su último recuerdo antes de decir adiós fuese una sonrisa y no la pena que alguna vez le invadió.

Jaden miro con cierto deje de asombro y alegría el momento. Siendo que aun recordaba aquella vez, cuando supo que Mai se había ido. Las noches en las cuales sin querer Yugi derramó un par de lágrimas al recordarle.

Sin embargo aquel Yugi de hace años no era el mismo que observaba en ese momento y al mismo tiempo seguía siendo el mismo chico del actual se había enamorado.

—Hey —le llamó Jonouchi tras extender su mano hacía él, Jaden hizo lo propio y choco puños con él. Y una sonrisa compartida antes de partir— Nos vemos —le espolvoreo la cabellera antes de subir al avión.

•••

Se quedaron ahí hasta que el avión sobrevoló en el cielo, Yugi colocó su mano sobre el cristal.

Esta vez no fue la furtiva despedida de hace años. En sus ojos no habían lágrimas, pero si la emoción y felicidad.

Felicidad de ver a su hermana logrando sus metas sin perderse a ella misma.

Porque cuando supo sobre su vocación no pudo evitar sentirse preocupado.

Pero era al fin de cuentas la confianza que tenía en ella y a Jonouchi lo que le instó a mantener la fe hasta que vio la suma de sus esfuerzos al fin constatando que nada fue un error.

Así, mirando la estela en el cielo que empezaba a aclarar sintió como Jaden colocaba una mano en su hombro.

Yugi dirigió su vista hacia él, asintiendo a la propuesta sin palabras que Jaden le ofreció ambos regresaron a casa.

•••

La mañana era fría, apenas se vislumbraban los rayos del sol salir, entre el frío del otoño caminaron codo a codo atesorando la compañía del otro.

Fue Yugi quien detuvo sus pasos al llegar a la altura del parque Inokashira*, esta vez el colorido de las flores de estación se habían perdido por el color ocre y pálido de sus hojas las cuales se desplegaban cual alfombra por debajo de sus pies.

—Jaden sobre lo de ayer, yo... Lo lamento —negó— No, en realidad, estas semanas, el estar ocupado —bajo la mirada— El no poder estar contigo yo...

Yuki rio —Yugi lo entiendo —le sonrió antes de volver la vista al frente, a pesar de ello Yugi no se sintió tranquilo.

Mirando su ancha espalda, Jaden mantenía las manos en los bolsillos y su mirada gacha. No, aquel semblante no estaba nada bien.

Viendo cómo se alejaba sintió como su corazón ya no podía resistir más, así que apretando las manos cual puños en sus costados quiso retomar la "charla" de la noche anterior.

—Jaden, te amo ¿Lo sabes, no? —susurró, "no, por supuesto que no podría saberlo si no era tan honesto como él", se reprendió, y Yugi sabía a la perfección que no podría ser tan sincero como Jaden, sin embargo, a pesar de su flaqueza, se vio así mismo con las mejillas completamente rojas y aferrando su pantalón con fuerza, invadido por cada cumulo de emociones cuando al fin dejo escapar lo que había resguardado su corazón por tanto tiempo— ¡Te amo!

Jaden detuvo sus pasos, girando la vista hacia atrás vio a Yugi con lágrimas en los ojos.

—¿Qué dijiste?

Con el rostro arrebolado su cuerpo temblaba al igual que sus labios, a pesar de ello le ofreció la más bella sonrisa tras volver a repetirlo— Te amo, Jaden.

Los ojos de Yuki se abrieron más de la cuenta, dos palabras, un significado, era la paz volviendo a su alma y corazón, y sin pensarlo dos veces corrió por sobre sus pasos hasta llegar con él para tomarle entre sus brazos.

—¡Yo también te amo, Yugi! —grito a los cuatro vientos mientras le sujetaba en el aire y bailaban entre la brisa del otoño.

En ese momento la sonrisa de Jaden resplandeció con fervor, sus ojos avellana brillaban tratando de contener las lágrimas al reconocer que todos sus miedos e inseguridades eran nada al escuchar los sinceros sentimientos de Yugi.

Él lo amaba, la persona que había inundado a su corazón como un océano lo amaba.

Así los dos se mantuvieron unidos hasta que los rayos del sol cayeron por sobre el río Kanda* y Yuki nuevamente grito con todas sus fuerzas a pesar de sentir un nudo en la garganta.

—¡¿Lo escucharon?! ¡Me ama! ¡La persona que más amo en todo el mundo me ama! —quiso que todo el mundo lo supiera.

Tal vez fue la emoción del momento, la seguridad de sus palabras, o solo la felicidad que deseaba perdurara por siempre en el semblante de Jaden, que Yugi con su mano izquierda aun aferrándose a él, colocándola a la altura de sus labios también grito.

—¡¿Lo han escuchado?! ¡Mi persona amada también me ama! —un par de lágrimas salieron de sus orbes mientras su voz resonaba entre la mañana que se habría paso, solo un día más para ellos en esa su historia de amor.

Porque la felicidad de haber llegado a lo más profundo del corazón de la persona más importante de sus vidas era la dicha esperada cuando el miedo había nublado a la razón.

Así, dejándose envolver con el amor del otro miraron el amanecer.

(❀)

—Te amo —repitió una y otra vez en un cálido susurro antes de levantarse de la cama, nuevamente solo se encontraban ellos dos en el departamento, pudo ver como Jaden se removió entre las sabanas, aún era muy temprano para despertar, sin embargo el placer de madrugar era siempre un deleite al poder observar la imagen de la persona que más amaba— Iré a preparar el desayuno, así que por favor duerme un poco más —deposito un beso en su sien antes de ir a la cocina, solo para verse envuelto por su abrazo y la cobija— ¿Jaden?

Yuki tomo su mentón con delicadeza, acercando su rostro al de él le miro con decisión —¿No olvidas algo antes? —sonrió pícaramente. Yugi le miro con curiosidad, y por supuesto que Jaden no le diría, después de todo siempre era mejor mostrárselo de primera mano.

—¿Ja...?

La oración quedo inconclusa por el beso de "buenos días" olvidado.

—Yo también te amo, Yugi. Ahora empecemos con el desayuno —soltó a su pareja muy a regañadientes, sin ver el rostro embobado de Mutou.

Si ese no era amor, no sabía que podría ser, pensó Yugi al darse cuenta que ese amor solo crecía más y más sin poder detenerse.




Río Kanda: tiene una longitud de 24,6 Km y una superficie de cuenca105 km² se extiende 24,6 km desde el parque Inokashira en Mitaka hasta el río Sumida debajo del Puente Ryōgoku al límite de Taitō, Chūō y Sumida.

Parque Inokashira: se extiende a través de Musashino y Mitaka al oeste de Tokio, Japón. En primavera el color pálido de las flores contrasta con el cielo y la superficie del agua. En verano por otra parte uno puede disfrutar del verde de los árboles que cubren Gotenyama, una zona del parque con cipreses y arces japoneses. Es en otoño, que las hojas de los diferentes tipos de árboles en el parque cambian de color, y las hojas caídas entierran los senderos. Mientras en el invierno se dejan cubrir por la blanca nieve.






Hello, LittleKurboh aquí, ¿Ha sido un largo tiempo no? Muchas gracias a las hermosas personitas que me han esperado con dedicación, también a la nueva gente que se unió, ¡Me hace muy feliz que cada vez más personas amen tanto esta historia como yo lo hago!

Por favor sigamos juntos hasta el final, y recuerden LittleKuriboh les ama y les manda mucha buena vibra.

También recuerden que cada voto y comentario es muy bien recibido 

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