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Capítulo 16

Mira el reloj de la oficina, son las 6:00 y ante ello no puede evitar arquear un poco las cejas con pesar, solo espera que la junta termine ya. Su muestra de impaciencia por supuesto no pasa desapercibida a ojos del joven CEO de Kaiba Corps, quien ve a Yugi Mutou con gracia puesto que no suele ser tan ansioso aún menos en horas en trabajo.

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—Recuerda dejar en orden tu uniforme o nuevamente Ryuga—San te reñirá —son las palabras que escucha por parte de su compañero Misawa, el joven encargado de la jaula de los elefantes.

—Ni me lo recuerdes —es la respuesta que da Jaden Yuki quien ve la hora del reloj con desesperación, veinte minutos y darán las 7:00.

—Pareces tener prisa ¿Acaso tienes una cita? —dice socarronamente Misawa mientras alza las cejas en par y par tratando de molestar un poco a su nuevo amigo, si bien cuando se conocieron no se habían llevado bien, ambos habían llegado a un acuerdo, al menos por parte de Misawa, ya que Jaden no había notado la pequeña rencilla que había ocasionado la visita de Asuka al ir a verle en su nuevo empleo en el zoológico de la ciudad, puesto que el azabache había sido flechado por la chica.

—¡Así es! —Afirma seguro de sí mismo, Misawa pensó verlo ruborizar, pero este no es el caso, el chico parece ir en serio. Sin embargo pronto encuentra algo con que reírse a sus costas y es el hecho de que Jaden debe esperar a que su superior venga para finalizar su jornada de trabajo.

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6:45 y la junta al fin termino, el primero en salir sin dar respuesta es Yugi Mutou, solo espera no ser atrapado por Seto aunque ya es demasiado tarde para ello puesto que el joven CEO ya se ha dado cuenta de su desesperación por salir de la oficina. Por suerte antes de ser llamado por su jefe es salvado por la llegada de Mokuba Kaiba quien se encuentra recargado en la puerta de la sala de conferencias, como de costumbre trae el traje blanco debajo de este la camisa lila y en su faz una sonrisa se esboza.

—Parece que hoy tenemos prisa Yugi ¿Quieres que te lleve? —Ofrece el menor de los Kaiba risueño.

Yugi Mutou suspira resignado al verse pillado ante su necesidad, sin embargo con una sonrisa amable declina la oferta —Muchas gracias, pero creo que Seto y tú tienen asuntos de que hablar.

Es entonces que el azabache traga en seco, guarda las llaves del auto que había tomado de la empresa, ya sabía lo que venía después, aquel enorme sermón del cual podría zafarse si le comentaba sobre su negociación.

Un escalofrió se extendió por todo su cuerpo, no tuvo que preguntar el motivo, era la mirada de Seto, aquella gélida que demandaba una respuesta por su actuar, agacho la mirada cual niño pequeño procesando en cómo empezar ¿Tal vez estando Yugi Mutou a su lado pueda hacer que su hermano no sea tan duro? Es lo que piensa, sin embargo al mirar a su izquierda nota que el aludido ya no se encuentra.

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Después del sermón de Ryuga—San corría por entre las calles, faltaban 10 minutos para las 7:00 debía darse prisa si quería tomar el siguiente tren.

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Yugi Mutou no era de correr aún menos en hora de oficina, sin embargo esto ameritaba hacerlo, espero a que el elevador abriera sus puertas, en otro momento la espera no se le hubiese hecho tan sofocante, pero esta vez estaba entre la duda de esperar o correr por las escaleras.

Observo las luces de los botones dirigirse a su piso, fue una mirada fugaz la que ambos tuvieron, la joven de orbes color miel y piel canela, una joven que parecía ser menor que él, el vestido color vino que portaba relucía en ella y aquella sonrisa coqueta que le dirigió fue el saludo que le ofreció antes de entrar en el elevador.


7:10 p.m. había llegado a la terminal, se sentía frustrado por haber llegado tarde, sin embargo la suerte parecía correr de su lado, el tren se había retrasado. Se dirigió a sus puertas del andén, avanzo entre la multitud de la gente, tal vez haber aceptado la oferta de Mokuba hubiera sido mejor, pensó al sentirse apretado por el mar de gente, sin embargo lo comprendía, aquello no sería justo para los dos ¿O sí?

Entre los empujes poco a poco se movió hacia el andén de a lado, por suerte en aquel andén no había tanta gente, ¿Pero que podía esperar? Era hora pico después de todo.

Fue el sobresalto que le causo el sentir sus manos tapando sus ojos por detrás. Pronto pudo sentir su olor, aquel que no podía ser opacado por ningún otro.

—¿Jaden? —fue el nombre que soltó con una sonrisa en el rostro, mientras le escuchaba reír y le soltaba.

La sonrisa de Yugi Mutou se ancho al ver la suerte que le había favorecido, encontrarse en el mismo tren no era algo que hubiesen planeado, aun así ahora mismo podían compartir un poco más de tiempo juntos.

Fue el brusco detenimiento que hizo el tren el que dio oportunidad a Jaden de pasar su brazo detrás de Su chico, después de todo Jaden Yuki amaba demostrar su afecto y aún más aprovechar cualquier oportunidad para tenerlo entre sus brazos, aunque a simple vista solo fuese un joven tomado el pasa manos, pero ellos sabían la verdad; el abrupto les había hecho a ambos acercarse aún más.

Si bien Yugi Mutou era un tanto conservador ante los hechos no dudo con su mano derecha tomar el mismo pasamos que el de su joven pareja, después de todo era otoño y lo más natural era el congelamiento de vías por lo cual aprovechar aquel estrambótico movimiento de su transporte no estaba demás.

Una sonrisa de oreja a oreja apareció en el rostro del menor ante la iniciativa de su pareja, la noche era fría aun así sus mejillas se encontraban rojas al sentir como su mano buscaba la suya y se entrelazaban las dos.

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Sin lugar a dudas parecía que la suerte les sonreía a los dos o eso pensó Yugi Mutou al llegar a su destino.

Tanto Yugi como Jaden reconocían lo difícil que era poder tener un tiempo para los dos ante el horario de ambos siendo que ahora Jaden trabajaba, aun así ambos habían decidido que la monotonía no les afectaría y habían tomado una decisión.

Como el año pasado asistirían al Kumamoto Oshiro Matsuri*, si bien se celebraba dos veces al año, ambos preferían ir en otoño, era en la época fría cuando sus recuerdos se mantenían más vivaces y buscaban el calor del otro.

Sin embargo el retraso del tren les había dejado sin reservación, lo cierto es que ambos más que asistir a los concursos de taiko* preferían la vista que ofrecía el río al ser iluminado por las miles de velas dentro de los bambúes finamente tallados que iluminaban el castillo de la ciudad. Pero aquello parecía ser imposible, a pesar de que Yugi Mutou semanas atrás hubiera hecho reservaciones en uno de los hoteles que mejor vista tenia esta había sido ocupada por alguien más, lo más común en esa época; turistas.

Ante el rostro de derrota de Yugi Mutou, Jaden trato de animarlo, después de todo no era el festival ni el hotel, era el estar juntos lo importante.

—Siempre habrá otro lugar —fueron las palabras que soltó el joven de pelo castaño mientras le llevaba del brazo hacia afuera, después de todo la noche era joven.

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Fue una vieja posada el lugar en el que terminaron hospedándose, si bien no estaba ni cerca del río de Kumamoto era tranquilo.

—Vamos ¿Por qué no tomas un baño? —fue la propuesta que Jaden dio mientras seguía sentado en el tatami de la estancia.

—¿No quieres ir primero?

Jaden negó con la cabeza —Ve tú primero, yo me duchare después, de seguro fue un día largo en la oficina —Yugi Mutou se lo pensó por unos segundos, pero al final acepto su propuesta.

El canto de las cigarras se hacía escuchar mientras el agua corría por la regadera, sin lugar a dudas el agua le había de vuelto las energías después de tanto ajetreo ante la planeación de la celebración de Kaiba Corps.

Tomó la Yutaka color azul con franjas negras, pensó en llamarle, pero al ver su mirada fija en el estanque de peces no quiso interrumpir su quietud, Jaden podía ser un tanto hiperactivo, pero cuando se fijaba una meta siempre amaba dar todo de sí, era en esos pequeños momentos de calma cuando vislumbraba al chico vuelto adulto.

—Es tranquilo este lugar —fueron las palabras de Yugi Mutou quien había tomado asiento a un lado suyo y recostó su cabeza en su hombro.

—Así es —respondió sin mirarle Jaden quien entrelazo su mano derecha con la suya.

—Es una lástima que debamos partir por la mañana —declara el mayor.

—Bueno es domingo podemos quedarnos un rato más si así lo deseas ¿Sabes?

—Pero ¿Y tú trabajo?

—Bueno yo...

Yugi se separó de Jaden ante sus palabras —Por favor no —hablo mientras le miraba fijamente—acordamos venir, pero habíamos quedado que no afectaría nuestras demás actividades —aferro su mano.

—Lo sé, es solo... —bajo la vista— lamento que nuestros tiempos no coordinen —expreso apenado.

—Eso debería decir yo —sonrió amable Yugi Mutou— estos días Seto es más aprensivo de lo usual.

—Ese tipo debería aprender a relajarse —suspiro Jaden un tanto molesto mientras fruncía el ceño.

—Tú también, está bien desear ser un adulto, pero —acerco su rostro al suyo— yo te esperare —susurro a su oído— ahora ¿Por qué no tomas un baño para refrescarte?

Fue el movimiento casi automático que hizo a Jaden levantarse de su lugar con las mejillas sonrojadas lo que hizo a Yugi Mutou reír, si, Jaden era casi un adulto, pero aun podía comportarse como un niño de vez en cuando, aún más no podía evitar sonrojarse ante la cercanía de su amado.

Sintió el frío en su mejilla izquierda, pronto tomo la lata con su mano. —No creo que lo mejor sea beber —afirmo Yugi.

—Está bien, siempre te cuidare —guiño un ojo Jaden a su compañero, después de todo conocía a demasía la poca resistencia que tenía Su chico para con el alcohol.

Lo sé —afirma con una sonrisa, Jaden tomo asiento a su lado, trae puesta la yutaka color azul crema con franjas blancas, le resulta cómodo ya no portar la ropa de hace un rato, el pantalón caqui y camisa negra la ha dejado en el baño junto con la ropa de su pareja.

El sonido de las cigarras parece ser el canto que ambos esperaban, esta vez no es la música del tambor lo que les rodea como hace un año y las luces del rio que forman el sendero al otro mundo no está visible, pero en cambio es el conjunto de cigarras que fungen como su propio camino.

Jaden toma la lata que está a su izquierda, a la par el sonido de ambas latas al abrirse se escucha, es la mirada cómplice de los dos mientras sus orbes no apartan la vista del otro.

Es la composición de sus cuerpos que se mueven cual reflejo y es el brindis que dan al estrechar ambas bebidas mientras sus labios buscan con desesperación los del otro.

Y en el beso dado el recuerdo fluye entre su tacto.

La cerveza ha caído en el tatami, lo cierto es que ninguno de los dos necesita beber para estar completamente embriagado del otro.

Yugi Mutou se encuentra en el piso, encima Jaden Yuki, ha pasado un año y aun así las sensaciones parecen permanecer vigentes, lo sabe al sentir su corazón latir como la primera vez mientras toma su muñeca y roza su nariz en el dorso de esta.

Es entonces que una vez más lanza aquella propuesta que reconoce no necesita respuesta.

—Yo Jaden Yuki —su mirada se afila, sigue clavada en la del contrario— quiero ser tu familia —Yugi Mutou siente sus labios en su mano, pronto el beso es dado, el calor de su respiración agita su piel la cual empieza a sentir caliente— Por favor acéptame, por favor se mi compañero de por vida —y en sus palabras no hay duda ni flaqueza o miedo, en cambio una sonrisa se esboza, característica de su sinceridad y puros sentimientos, Yugi Mutou lo sabe, no importa la respuesta Jaden Yuki se lo ha dejado en claro una y otra vez, que no le dejara ir y él no desea escapar, es por ello que se permite responder a sabiendas que la respuesta sale sobrando.

—Sí.

Y en medio de la noche mientras comparten una sonrisa sincera que los dos se funden en un solo ser.







KumamotoOshiro Matsur* festival que se celebra dos veces al año, una en primavera y otra en otoño. Durante el festival podemos ver concursos de taiko (tambores japoneses) y, al caer la noche, alrededor del castillo y por el río se encienden miles de velas dentro de piezas de bambú finamente talladas

Taiko* tambores japoneses

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