Central de Kaiba Corps, Tokyo Japon

Una pequeña sonrisa de lado se asoma en sus labios ante el llamado de su jefe que ya tenía previsto desde que había puesto un pie en la sede principal de Kaiba Corps, lleva una carpeta entre sus manos, el pequeño dispositivo de guardado se encuentra en su bolsillo.

Si alguien más quien fuese llamado por el joven CEO Seto Kaiba no podría ni caminar ante los nervios, pero Yugi Mutou no es cualquier persona, dentro de su departamento de trabajo es conocido como una persona amable, comprensiva que trata de fomentar el trabajo en equipo, además de hacer su trabajo en orden y sin retraso alguno, en un comienzo cuando ingreso a la compañía la duda en que aquel chico no aguantaría ni una semana por el carácter estricto del joven empresario era la apuesta que habían perdido sus compañeros de área puesto que el chico hablaba de lo más elocuente con el mismísimo Seto Kaiba como si se tratase de cualquier persona.

Su caminar es pausado y calmo no es de asombro siendo que tiene ese tacto que logra derretir a las peores bestias, hasta se toma unos segundos para ver el avance de su equipo de trabajo.

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Universidad T, Departamento de Literatura

—Esto es aburrido. Enserio no comprendo, ¿Cómo lograste estar aquí? —señalo Asuka quien se mecía en la silla de enfrente, su hermano como Profesor de Literatura era como una extraña broma que aún no lograba procesar, siendo que conocía su carácter libertino y despreocupado.

—Oh vamos no es como si no me viese profesional —rio un tanto nervioso, pero al notar la mirada de su hermana guardo silencio, al final suspiro —Lo lamento, sé que tienes mejores cosas que hacer, eres una adolescente, a tu edad estaría en cualquier parte menos en la oficina de una Universidad.

—No es como si lo odiase —la chica le miro— de alguna forma me recuerda a la oficina de nuestro abuelo, cuando éramos niños solíamos pasar el tiempo entre libros —sonrió.

—Es verdad, aun así son vacaciones, deberías divertirte, prometo que cuando me desocupe haremos algo divertido.

—Mmm ya que lo dices...

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Primer día de trabajo e iba tarde, dio una última mirada a la habitación vacía, su amado se había ido primero, era de esperarse cuando Seto Kaiba se tomó la molestia de llamarle después del trabajo con una petición. Salió sin más para dirigirse hacia lo que era su primera experiencia laboral desde hace años siendo que la última había sido repartiendo el periódico en su vecindario.

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—¿Entonces fue una petición de Crawford? —soltó Yugi Mutou sin reparo, le asombraba el hecho de que hubiese cedido tan fácilmente, sin embargo el mutismo del joven que tenía enfrente le hizo comprender mejor como fue la situación— Déjame adivinar... —hizo una pausa mientras sonreía divertido— ¿Kisara Crawford fue la que te hizo esa petición? —Observo su ceño fruncir, solo necesitaba esa respuesta para saber la respuesta— Como sea —extendió el dispositivo —el informe está aquí, además —coloco el folder— una revisión detallada de cada transacción dentro de los últimos dos años —sonrió, Seto suspiro.

—Bien, puedes marcharte —dijo sin más.

—Un gracias no te matara —le sonrió antes de salir.

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Zoológico de Tokyo

—Bien, ¿Comprendes lo que debes hacer? —preguntó el hombre de lentes negros, short caqui, camisa azul marino y chamarra azul con franjas negras

—Entregar los globos a los niños que vea pasar al igual que los volantes con los horarios —respondió el chico dentro de la botarga de león.

—Cualquier problema ya sabes que debes informar a los guardias, y nunca te quites el traje a menos que sea en tú hora de descanso.

—Sí —afirmo mientras veía al hombre darse la vuelta para irse, cuando le vio lejos suspiro.

Su primer día de trabajo y ya había sido regañado, sin embargo aquello no le detendría.

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Yugi Mutou se estiró en su asiento, ha terminado todo por el día de hoy, ya ha corroborado el avance de su departamento, ha ido nuevamente a ver a su jefe para comentar su salida, este solo hizo un ademan con la mano restándole importancia a su presencia mientras se despide, si fuese alguien más reprocharía pero es de Seto Kaiba de quien hablamos.

Sin más siguió su camino, tararea una dulce canción, no es de hacer ese tipo de cosas, pero no puede evitarlo ¿Así te pone el amor? No lo sabe, pero parece siempre vivir dentro de él, espera ver pronto a su lindo chico menor, pero al llegar a casa se topa con que este aun no llega, era de esperarse, había olvidado que su chico había obtenido un trabajo en vacaciones, mira la sala vacía, coloca su bufanda en el perchero junto el abrigo, deja su maletín en la mesa de enfrente del televisor.

Suspira. El tiempo se le hace eterno. Le extraña y demasiado ¿Cómo puede esperarle todos los días sin sentirse impaciente cuando él apenas ha llegado y ya no aguanta sin su tacto?