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7. Algo Azul, Algo Olvidado

-Elora, Ontario-
-Canadá-
-1808-

Los primeros meses con Marius habían sido difíciles, sobre todo durante las noches.

Muchas veces el niño se iba a dormir con los ojos llenos de lagrimas. Muchas otras se despertaba a mitad de la noche, salía de su cama y corría hasta donde ella se encontraba, llorando desconsolado y sin una pizca de paz. Y ella no siempre sabia como calmarlo.

Los dias se convirtieron en meses y el tiempo, poco a poco y muy lentamente, sanaba ambos corazones.

Aquella noche, sin embargo, fue la que sanó todas las heridas.

-Entonces no debo cepillarlos mientras están secos.- dijo Peggy mientras arreglaba los húmedos rizos del pequeño antes de dormir.

-No, porque los estropearás.- respondió Marius con simpleza, logrando que la bruja soltara una risilla

-Bien.- dijo ella, enredando su dedo en un mechón, solo para soltarlo y admirar como este volvía a su lugar en forma de una onda perfecta.-A dormir-

El pequeño fue rápido en meterse bajo las frazadas, cubriéndose hasta el cuello y dedicándole una enorme sonrisa.

-¿Puedes hacer el truco de las luces?- preguntó Marius con una voz adormilada.

La bruja sonrió y bajó la iluminación de la lámpara de gas que descansaba sobre la mesita de noche, volviendo la habitación oscura y dando paso a que la luna los iluminara a través de la ventana.

Con delicadeza, la bruja ondeó su mano frente al niño y está se rodeó de pequeñas partículas de luz dorada que bailaban entre ambos.

Marius sonreía mientras admiraba las luces, imaginando que eran luciérnagas en el campo y estiraba sus manos para atraparlas, incluso cuando estas se apagaban al alcanzarlas.

-No puedo esperar a crecer y tener magia como tu.- dijo el niño , su voz cada vez más pesada y distante.

Peggy sonrío y una vez más tocó los rizos brillantes del pequeño.
-No hay prisa.- respondió ella con voz suave.- Buenas noches, pequeño.- dijo para después ponerse de pie y caminar hasta la puerta.

El niño bostezó, antes de cerrar los ojos y hundirse en la cama.

-Bonne nuit maman.- Buenas noches, mamá. dijo Marius, mientras caía dormido.

La bruja se quedó estática en su lugar por unos segundos, hasta que aquella frase golpeó su cerebro con fuerza.

Rápidamente volvió sobre sus pasos, su corazón latía con fuerza.

-Marius.- lo llamó, pero el niño no despertó.- ¿Marius, que has dicho? ¿Puedes repetirlo?-

Sus intentos de despertarlo habían sido en vano y, sorprendida por el pesado sueño del pequeño, se rindió. Aún así, crecía en su corazón un grato sentimiento de alegría.

-¿Lo has escuchado?- preguntó la bruja a su familiar, quien había sido testigo de la conmovedora escena desde los pies de la cama del niño.

-Si.- respondió Lilith, mientras se abrazaba al cuerpo de la bruja.-Felicidades.-

-Arcadia, California-
-Actualidad-

-¡Ja!- festejó la castaña.-¡Los encontré!-

Salió a gatas de las profundidades del armario, las palmas de sus manos y sus rodillas dolían, resintiendo el peso que habían soportado mientras ella llevaba a cabo su búsqueda.

Habían buscado por todas partes, segura que aquellas piezas de joyería estaban perdidas en alguna caja, una que resguardaba recuerdos de un pasado lejano y, los cuales se negaba a olvidar.

Corrió hacia la estancia, donde Hisirdoux y Joy ayudaban en su incansable búsqueda. Ambos estaban sentados en el suelo, rebuscando entre algunas cajas, rodeados de libros, prendas y fotos. Y todo parecía, genuinamente, sacado de una cápsula del tiempo.

-Ya los encontré.- anunció Peggy una vez más.

-Oww.- se quejó el más pequeño.-¿Ósea que mamá ganó?-

La castaña infló su pecho con orgullo, pavoneándose en su victoria.

-No te preocupes, pequeño.- dijo Douxie, aún sentado en el suelo.-Seguramente pronto tendremos que buscar cualquier otra cosa que tú madre haya perdido. Entonces ganaremos.-

El mago pasó su mano por el cabello del más joven, logrando sacar una risita de parte de Joy.

Ella resopló irritada, no tanto por el comentario, sino por la complicidad que había detrás de este.

Eran un equipo del cual ella no era parte, y eso, en ocasiones, no era algo que disfrutara.

-Yo no necesito un equipo- solía decir ella cada vez que Douxie y Joy presumían ser uno. Y los dioses sabían que ella mentía con cada fibra de su ser.

-Que gracioso.- dijo Peggy, cortando la complicidad del momento.-Debo irme ya o se me hará tarde.-

Aquel día, como el anterior, y los siguientes antes de la boda, eran horriblemente ocupados. Tanto ella como todo aquel que se había ofrecido en ayudar con la organización del evento se encontraban hundidos en un infinito mar de interminables pendientes. Desde flores, invitaciones, confirmaciones y decisiones que cambiaban constantemente, la lista se volvía infinita.

De alguna forma, se las había arreglado para tener aquella tarde libre.

-¿Iras con Livi?- pregunto Joy al ponerse de pie. Peggy asintió.- ¿Puedo ir?-

El pequeño, ahora completamente de pie, la veía desde abajo con sus enormes y brillantes ojos verdes. Simplemente era imposible negarle cualquier cosa.

Joy corrió a buscar sus cosas, principalmente su mochila y una paquete de stickers nuevos que quería mostrarle a su hermana, dejando a ambos adultos esperando.

Douxie tomo los pendientes, aun cuando estaban algo sucios y se notaba lo viejos que eran, y los admiró.

-¿Segura que quieres dárselos?- preguntó el mago.-Se que tienen un valor sentimental.-

La bruja suspiró con ligereza y se abrazó de la cintura del mago, sintiendo su calor y respirando su hipnótico aroma, y sonrió.

-Si.- respondió.- No le harán bien a nadie si están guardados, acumulando polvo. Si Bernie supiera que sus joyas terminaron arrumbadas en mi armario sin ser usadas, no dejaría de reprocharlo. Además, se que a Olivia le gustarán.-

Luego de unos minutos, y haberse despedido de Douxie, caminaban hacia su destino.
Sin embargo, algo detuvo su andar.

Una nueva energía inundaba el aire, una que no lograba reconocer.

Volvió su vista hacia todos lados, buscando el origen de aquella fuente desconocida. Sin embargo, aun cuando cuando todo se encontraba solo y en silencio, no logró ver a nadie cerca. Y aquella espina de duda, aun cuando seguían su camino con calma, no la dejaba del todo tranquila.

••••

Casi al llegar a la joyería, Joy divisó algo en el parque frente a esta.

El lugar estaba repleto de puestos y la gente caminaba contenta y sin cuidado, llevando a cabo sus compras de domingo, captando toda la atención del pequeño pelinegro, quien ahora le rogaba a su madre para ir a ver lo que aquellos locales escondían.

-Después, cariño.- le había dicho la bruja.

Afortunadamente para Joy, la limpieza de los aretes tomaría mas tiempo de lo planeado, dándoles la oportunidad de explorar tanto como quisiesen.

En realidad no había nada nuevo o, al menos, nada que Peggy no hubiese visto antes. Siempre eran los mismos pequeños vendedores locales: desde adolescentes que vendían repostería para pagar su baile de graduación; adultos que vendían manualidades, hasta ancianas que vendían lo que fuera que hubiesen tejido.

Aun así, era un agradable paseo, Joy incluso encontró mas stickers que mostrarle a Olivia una vez que la viera.

De pronto, una vez mas, su paz se vio interrumpida, aquella energía desconocida volvió a hacerse presente. Esta vez mas ruidosa y agobiante que la primera vez y, como si supiera que le ponía los nervios de punta, se volvía mas insoportable a cada segundo.

-Mamá.- habló Joy, volviendo todo silencioso una vez mas.- ¿Estas bien?-

La castaña volvió su vista hacia el niño, encontrando paz en aquellas orbes esmeralda que compartían. Una paz que, extrañamente, había aprendido a encontrar solo en él.

-Si.- respondió con un hilo de voz.- Todo esta bien.-

Al volver a la joyería, los pendientes habían sido limpiados a profundidad y dispuestos en una cajita aterciopelada. Verdaderamente se veían como nuevos y ahora harían de un excelente regalo.

Una vez mas se pusieron en marcha y aquel sentimiento que antes solo hacia cosquillas en el fondo de su mente, ahora permanecía presente y constante.

Asechándola.

Mientras subían al departamento que Marius y Olivia compartían, apenas y lograba mantener la calma. Por suerte, Joy era bueno distrayéndola, ya fuera con preguntas graciosas o acciones espontaneas. Siempre agradecía a los astros por ese pequeño rayo de alegría que lograba distraerla de los pensamientos que la atormentaban.

Al llegar al departamento y tocar la puerta, fueron rápidamente recibidos por Olivia y su brillante mirada plateada.

La bruja menor fue rápida en tomar al pequeño en sus brazos, mientras ambos reían y daban vueltas, como si no se hubieran visto el día anterior, y el anterior, y el anterior.

-Que bueno que estas aquí, Margaret.- dijo Olivia.- Pensaba que podíamos discutir lo que llevaran las niñas de las flores en sus cestas, no estoy del todo conven...-

-No lo se.- interrumpió Peggy.- Es mi día libre, y el tuyo también ¿Recuerdas?-

Las mejillas de Olivia se encendieron.

-Si.- dijo.- Lo siento.-

Peggy sonrió con pesar. Sabia que Olivia estaba mas que emocionada por planear su boda, y estaba en su derecho de discutir y cambiar todo lo que desease. Pero también sabia que un descanso no lo vendría mal.

-No te disculpes, lo discutiremos mañana a primera hora. Lo prometo.- aseguró Peggy.- Por lo pronto, tengo algo para ti.-

Olivia la miró con curiosidad, su mirada era ahora iluminada por pura ilusión, como la de un niño que abría sus regalos navideños, y esta solo brilló mas cuando la mayor le entregó la cajita aterciopelada, decorada con un listón plateado.

La bruja abrió la pequeña caja con emoción, deteniéndose en los pendientes nuevos que sostenía entre sus manos. Un modelo tan antiguo como elegante, que brillaban como si fueran piezas recién hechas, esperando que alguien las usara y presumiera ante el mundo.

Alguna vez así había sido.

-Debo admitir que son un regalo reciclado.- dijo Peggy con algo de pena.- Pero tienen un gran valor sentimental.-

Esos pendientes habían sido alguna vez parte de un juego que Bernice Collins había recibido de parte de su padre e, incluso cuando pertenecían a la temporada invernal, Bernie las había usado ante la Reina Carlota en la primavera donde fue presentada como debutante ante la sociedad inglesa. Y si, aun cuando no había sido la favorita de Su Majestad, la reina no dejo pasar desapercibida la belleza de la joven Collins ni tampoco se limitó solo a admirar los bellos zafiros que colgaban de sus orejas.

La historia de como es que Peggy los había recibido era menos emocionante. La joven Collins se había presentado en su casa, como lo hacia casi siempre. Sin embargo aquella vez llevaba consigo un joyero de madera, lleno hasta el tope de joyas que ya ocupaban demasiado espacio en su tocador y que bien pudo haberlas obsequiado a su madre o a sus queridas primas.

Sin embargo pensar en que Peggy, aquella que alegraba sus dias y noches enteras con solo su presencia, portara sus joyas, una parte de ella, y que las llevara siempre consigo. Oh, aquel pensamiento llenaba su corazón de una calidez que ninguna persona, seda o diamante, podría jamás hacerlo.

Tal vez Peggy sentía lo mismo y por eso no se negaba a sus absurdos obsequios pasados de temporada.

No había necesidad de que Peggy contara aquella historia, pues Olivia la conocía, habiéndola oído mas de una vez gracias a Marius.

La bruja menor se lanzo a sus brazos, agradeciendo por el regalo y repitiendo sin cansancio lo bonitos que eran.

Peggy correspondió el abrazo y, cuando este hubo acabado, paso la vista por la estancia en busca de su hijo mas joven, pero algo mas llamó su atención. Se acerco a la ventana que daba a la calle, recibiendo de esta un inusual destello que la cegaba.

-Peggy.- la llamo Olivia, pero la mencionada solo la ignoró, enfocada en eso que veía y no podía encontrar.-¿Esta todo bien?-

Olivia caminó hasta llegar al lado de la otra bruja, observando por la ventana, sin encontrar nada fuera de su lugar.

-Si...-dijo Peggy, su voz distante y poco convincente.- Debo irme.-

La bruja mayor llamo a su hijo, quien fue rápido en tomar su mano, el mismo preocupado por la extraña actitud de su madre y el, ahora, inquieto semblante en el rostro de su hermana mayor.

••••

El camino de vuelta a su hogar había parecido eterno.

Cada vuelta que daban, cada callejón que atravesaban, cada gato que saltaba desde los contenedores de basura y aterrizaban a sus pies. Todo había sido motivo para que la bruja se sobresaltara y diera un paso hacia atrás.

Hubo un momento, casi al final de su trayecto, en el cual Joy comenzó a sentirse cansado y le rogó a su madre que lo tomara en brazos y esta así lo hizo. Sin embargo, esta vez no hubo paz que la consolase.

Cuando llegaron a casa, Hisirdoux fue al primero que buscó, sin embargo este no estaba en casa y eso no la dejaba más tranquila.

-¿Que sucedió?- preguntó Lilith al verla entrar.

Su corazón latía despavorido, su mente intranquila maquinaba todos los posibles y horribles destinos que pudieran nublar su juicio. Y sus ojos se llenaban de lagrimas que no podía controlar.

¿Qué sucedía? No lograba entenderlo.

Sentía en su ser un miedo que jamás en sus casi mil años de vida había sentido. No de la nada, al menos. No como esta vez lo sentía.

Lo que resto del día aquel sentimiento no la dejó, y la noche entera, fue pasada en vela

••••

La mañana fue menos cruel con ella y aquella desesperación que la atormentaba parecía haber desaparecido al amanecer.

-¿Como te sientes?- le había preguntado Hisirdoux a la hora del desayuno.

La castaña sonrió, las bolsas bajo sus ojos dando una única respuesta.

Y, cuando estuvo a punto de responder, alguien llamó a la puerta, y todas esas emociones volvieron a atormentarla

Era un llamado sereno y paciente, como una tranquila melodía que silenció su aturdida mente. Y esa energía que no lograba reconocer, acompañaba a aquel calmo repiqueteo.

En silencio  caminó hacia la puerta, con los nervios totalmente destrozados.

Logró girar la perilla, casi en automático, como si lo que hubiera del otro lado no fuera el causante de su pánico y, a quien encontró, era todo lo que menos imaginaba.

Una desconocida, alguien a quien, en verdad, jamás había visto y que, aun así,  cargaba con aires familiares.

Desconcertada, Peggy intento reconocerla, buscar en esa desordenada y rota mente suya algún indicio de quien fuera aquella mujer. Sin éxito alguno.

Ni su piel morena y brillante; o su melena oscura, manchada por uno que otro mechón canoso, sujeta en trenzas; su rostro decorado por líneas de expresión; ni sus vibrantes ojos marrones.

Nada hacia eco en su memoria.

-Así que.- hablo la desconocida.-¿Así se ve una bruja de las Sombras?-

La mujer se dio paso hacia dentro y Peggy, sin pensarlo dos veces, retrocedió. El miedo, aun plasmado en su rostro.

-Es un titulo muy grande.- continuo aquella mujer.- Y tu eres una bruja tan pequeña.-

Lilith se apresuro a pararse frente a su familiar, gruñendo y bufando, en busca de proteger a la bruja e Hisirdoux se tensaba detrás de ellas.

-Eres difícil de encontrar, eso debo admitirlo.- dijo la desconocida.- No importaba cuanto buscara. Cuanto creyera que estaba cerca de encontrarte, siempre desaparecías. Nadie parecía, nunca, recordar tu nombre.-

Su confusión era ahora mas grande que su miedo.

-¿Quien eres?- preguntó Peggy con voz temblorosa.-¿Que es lo que buscas?-

La mujer siguió paseando por la estancia, su mirada perdida en los muchos artefactos y fotografías que adornaban su casa. La mayoría de estos eran recuerdos recolectados en sus viajes por el mundo.

-Mi nombre es Georgette.- dijo la mujer, antes de detenerse en una foto de Marius y Joy, cuando Joy era mas chico, él y el mayor sonreían y saludaban a la cámara , una de las muchas veces que lo había llevado de día de campo.

-No se quien eres.- dijo la bruja, su miedo se desvanecía con lentitud.

La otra bruja sonrió con tristeza.

-Lo se.- admitió.- Y, aun así, te has llevado algo que era mío.-

Peggy la veía con confusión y, poco a poco, perdía la paciencia.

Invocó con su magia un arma, una espada hecha de sombras, tan grande como su cuerpo y tan ligera como una pluma, y la blandió con elegancia, apuntando hacia la bruja desconocida.

-No me conoces, jamás nos hemos visto. Eso es cierto.- admitió Georgette.-Pero si conociste a mi hermana. Y a su hijo.-

Entonces, como una revelación divina, todo encajó en su lugar.

-Marius.- susurró Peggy, al fin reconociendo ese familiar rostro frente a ella.

Los labios de Georgette, incluso curveados hacia abajo, mostraban una sonrisa melancólica.

-Siempre quise conocerlo- dijo.- Pero mi hermana se fue antes de que naciera, siguió a su esposo hasta el otro lado del océano, lejos de mi. Las únicas noticias que recibía de ella eran sus cartas. Pero cada vez se volvían menos frecuentes.-

Peggy observó como los ojos de la otra bruja se perdían en la nada, a la par que se llenaban de lagrimas silenciosas, que caían por su mejilla con una gracia increíble.

-La última de ellas fue una en la que Cecile temía morir antes del amanecer.- continuó Georgette.-Para cuando aquella carta llegó y yo logré partir, ya habían pasado meses. Mi hermana había muerto y su hijo había sido raptado por una extraña.-

La bruja volvió su vista hacia Peggy, y esta no pudo hacer más que seguir amenazando con la espada de sombras y un semblante serio.

-Yo no rapté a nadie.- se defendió.- Yo prometí que protegería al niño, ella lo permitió y yo así lo hice.- su voz ahora se quebraba con cada palabra y blandió la espada con mas fuerza.- No puedes venir a mi hogar y amenazarme...-

Los ojos de Georgette se iluminaron y aquella sonrisa triste fue reemplazada por un ceño fruncido.

-Yo no soy una amenaza.- interrumpió.

La Hija de Morgana no bajó la guardia y sus ojos, antes a punto de romper en llanto, ahora brillaban con coraje.

-Solo deseo verlo.- admitió Georgette.-Por favor, es la ultima conexión que tengo con mi hermana.-

Peggy estaba a punto de negarse. ¿Cómo se atrevía aquella extraña a perturbar su paz solo para pedir una audiencia con su hijo? ¿Por que no ir directamente con el, en vez de atormentarla a ella? ¿Por que debería ella, entonces, cumplir su deseo?

Su mano fue, entonces, tomada por Douxie, quien le dedicaba una cálida mirada. Esa que era la única capaz de hacerla bajar la guardia, incluso en el momento mas crucial.

¿Qué sabia ella sobre familias, cuando nunca tuvo una? ¿Qué sabia sobre el amor entre hermanas, cuando las suyas ni siquiera eran de sangre? ¿Qué derecho tenia una pobre huérfana de negar una reunión familiar?

La espada se deshizo en sus manos y, temblorosa, comenzó a llamar a Marius.

-¿Sucedió algo?- preguntó Marius cuando, al fin, devolvió la llamada.

••••

Cuando Marius llegó, apresurado, preocupado y sin aliento, encontró a su madre sentada en la estancia al lado contrario de una mujer que no conocía.

-¿Que sucedió?- preguntó el muchacho, suponiendo que la causante de su preocupación matutina era esta desconocida presencia.

Paseó su vista, buscando cualquier otra cosa fuera de su lugar, llegando hasta su madre, quien lo miraba con ojos apagados e hinchados.

Y, antes de que pudiera acercarse a ella, la otra mujer se puso de pie y camino hasta el con una rapidez que lo desconcertó.

Georgette atrapo su rostro entre sus manos, inspeccionándolo con una mirada iluminada por ilusión y una enorme sonrisa, que lentamente desaparecían y se entristecían. Marius no entendía que sucedía, pero algo le impedía alejarse de aquel repentino toque.

-Yo...- dijo la mujer.- No... Yo no... No esta ahí-

Confundido, Marius retiro las frías manos de su rostro.

-¿Que?- preguntó.

-Creí que encontraría a mi hermana en tus ojos, - dijo, apartando sus manos por completo.- pero no logro verla en ti. En verdad la he perdido para siempre.-

Marius le dedico una triste mirada, luego volvió su vista hacia Peggy, cuya misma vista estaba perdida en el vacío, con una que otra lagrima bajando por su mejilla.

-Creo que así ha sido.- dijo Marius.- Lo siento.-

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Ohh cada capítulo más dramático que el anterior😭

Como sea, como les va? Yo triste porque ya se me acabaron las vacaciones owww😔

Este capítulo esssssss relleno? No diría relleno porque si tiene cositas importantes que pues deben estar ahí👁️ como la primera vez que Marius le dijo mamá a Peggy??? Oh por dios fue hermoso😭😭 o que Joy puede absorber las energías negativas de la demás gente?👀 O LA TÍA DE MARIUS?!😭 (la verdad es que me atinaron la trama el capítulo pasado jsjsjs yo la más predecible😭😂)

Y por supuesto Olivia bb de recibiendo un súper regalo de la margarita💖😤

Y bueno, así esto. Ya el próximo capítulo es la boda y ahí no habrá drama solo romance del que si nos gusta 😭💖😭💖😭💖

Y pues nada los tqm y les mando un besito😤

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