Linda es uno de los personajes principales de Written Destiny, una historia original mía. Es la guardiana del Agua, una de los doce elegidos para derrotar al poderoso guardián de la Destrucción. Para que una persona sea elegida guardián, debe tener una fuerte conexión con el poder que representa, y en su caso es su amor por el buceo y la natación. Linda puede dominar desde las gotas de lluvia hasta los tsunamis, y puede fusionarse con la guardiana de la Oscuridad para dar origen a Calycase, una guardiana legendaria.

Vaporeon es un pokémon de tipo agua puro perteneciente a la primera generación de Pokémon, y es la primera de ocho posibles evoluciones para Eevee. Es un excelente nadador, y entre sus muchas características está la de poder volverse invisible en el agua. Vaporeon es maduro y tranquilo, pero también puede ser orgulloso. Le encanta llamar la atención de los demás, por lo que, sumado a su gran belleza y elegancia, es un pokémon perfecto para los concursos.

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Ante los ojos del resto del mundo, Linda era una chica sociable que adoraba la vida en la gran ciudad. Siempre se la veía rodeada de amigas, yendo de compras y a fiestas, y en definitiva divirtiéndose como cualquier otra adolescente. Y aunque todo eso era cierto, Linda no era otra niña rica mimada que solo pensaba en frivolidades. Tenía sus propias ambiciones, y disfrutaba de muchas más cosas que gastar dinero en la capital.

Su familia era de abolengo dentro de la sociedad de Galar, y eso les aseguraba un estatus económico importante. Ese estatus le había permitido a su padre comprar diversas propiedades, entre las que se encontraba un hotel para turistas en Pueblo Amura, y era allí donde Linda se sentía más a gusto que en ningún otro lugar. Amura era un sitio cálido, divertido, con un rincón playero tan bonito como ella no había visto en otros sitios, y una feria increíble donde se podía comprar y vender objetos curiosos. Allí estaba también el estadio de la líder Cathy, la especialista en pokémon tipo agua, y Linda era su ferviente admiradora. Por lo tanto, cada vez que pasaban por Amura insistía en ir al estadio a ver los combates de Cathy contra los diversos aspirantes.

-¡Los combates con pokémon de agua son lo máximo!- aseguró aplaudiendo una nueva victoria de Cathy.- ¿Verdad, papá?

-Es una soberbia líder de gimnasio, sí. ¿Crees que podrías vencerla?

-¡Ni en un millón de años!- respondió riendo.

-Pensé que confiabas más en Vaporeon- intervino su madrastra. Linda rodó los ojos antes de contestar, con aire de fastidio:

-Confío en Vaporeon, pero no puedes vencer a un pokémon de agua con otro pokémon de agua, sus ataques serían poco eficaces. Claro que a la larga se puede combatir igual, pero los pokémon de Cathy tienen más experiencia. Eso lo sabe cualquiera.

-Linda- dijo su padre con discreción, pero dándole a entender a su hija que su forma de hablar había sido un poco impertinente. Linda se disculpó abochornada y luego a la salida se fue por su cuenta, sin explicar demasiado bien a dónde iba. Su madrastra, apenada por no poder establecer un buen vínculo con ella, le preguntó a su esposo si se le ocurría algo para solucionar el problema. El hombre suspiró.

-Tienes que tener más paciencia, querida, no se me ocurre otra cosa. Linda es una gran chica, pero está en una etapa difícil. Todos los adolescentes son un poco rebeldes, pero para ella es peor porque ha perdido a su madre. Y, bueno... Le está costando adaptarse a ti. No es que te odie, conozco a mi tesoro, pero...

-Está bien, no necesitas decir más, mi amor. Yo sé que Linda tiene un corazón de oro, y que no es grosera conmigo a propósito.- Suspiró.- Supongo que no me quedará más remedio que tener paciencia pero, si se te llega a ocurrir alguna cosa para que me acerque a ella, ¡dímelo! No quiero que tu hija crezca viéndome con recelo. Quiero llegar a ser su amiga.

(...)

"Ahh... lo hice otra vez. Papá debe pensar que soy una malcriada" pensó Linda con vergüenza, mientras se sentaba en una cafetería con la única compañía de su Vaporeon. El enorme zorro de agua apoyó su cabeza sobre el regazo de su entrenadora, logrando distraerla un poco de sus aflicciones, pero no del todo.

Linda no odiaba a su madrastra, pero tampoco le gustaba del todo. Una parte suya seguía viéndola como una intrusa, alguien que había llegado para borrar el recuerdo de su madre, y eso le resultaba intolerable. Y la otra parte (la racional) le decía que aquello era una estupidez, y que su madrastra no tenía la culpa de la muerte de su madre ni de haberse enamorado de su padre. Las personas rehacían su vida, se enamoraban de nuevo, y eso estaba muy bien. Ella no podía seguir siendo grosera porque simplemente no tenía motivos ni derecho a serlo.

-Quiero mucho a papá, Vappy- le dijo con tristeza a Vaporeon.- No quiero hacerle daño ni que él y su esposa peleen por mí. No es justo...

-¿Vap? ¿Vap?

-Sí, estuve mal y tendré que disculparme cuando vuelva. Ella no hizo nada malo, y tampoco es una experta en pokémon. ¿Por qué tuve que salir con eso de los tipo agua y los ataques poco eficaces? Arceus... ¡A veces soy insoportable!

Vaporeon sopló unas burbujas y formó figuras con ellas, un truco simple que siempre lograba sacarle una sonrisa a Linda. Y esa vez no fue la excepción: Linda acarició sus orejas puntiagudas y le ofreció de su mismo plato de galletas, un gesto de amistad que había tenido con él desde que era un Eevee. De hecho, un gesto que había tenido con él desde antes que fuera su Eevee.

-Linda, ¿otra vez?

-¿Otra vez qué, mami?

-Otra vez le has dado de comer a Eevee de tu mismo plato. ¿Verdad?

-¿Qué te hace pensar eso, mami?

-Oh, no lo sé... ¿será que este plato está lleno de pelos marrones? Y la última vez que me fijé, hija, tú tenías el cabello azul.

-Jijiji... ¡Lo siento, mami, pero es que Eevee es tan adorable que no puedo resistirme a darle de comer! Además nos encantan las mismas galletas. Es como una señal.

-Eso puede ser cierto, es verdad. Una señal de que tú cuidarás a Eevee tan bien como yo, porque lo quieres tanto como yo.

Algunas lágrimas salieron de ella sin notarlo, como siempre que esos recuerdos venían a su mente. Su mamá había tenido a Eevee desde antes que ella naciera, y aunque nunca había llegado a evolucionarlo, muchas veces le comentó que le gustaría verlo convertido en un radiante Vaporeon, el pokémon burbujas jet. Su madre sentía fascinación por los pokémon de agua, la misma que sentía ella, pero no había querido forzar los tiempos de Eevee. Cuando falleció, Linda se hizo cargo del pequeño y le preguntó si ya era la hora. Y como la respuesta fue sí, compró una piedra agua de inmediato y lo hizo evolucionar.

-Vappy, extraño mucho a mamá pero no puedo hacerle la vida imposible a mi madrastra. No lo merece, ni papá. ¿Me ayudas a pensar en una forma de disculparme?

-¡Vaporeon!

-Gracias, Vappy. Solo déjame pagar la cuenta y nos vamos...

-No te preocupes, la casa invita- la interrumpió la mesera, cuyo uniforme decía que se llamaba Nassau. Linda, sin entender, preguntó a qué venía esa invitación.

-¿Acaso nos conocemos de algún lugar?

-No, pero ya quisiera...

-¿Eh?

-Olvídalo, bonita. Puedes volver otro día si quieres, para que hablemos más tranquilas. Creo que ahora tienes otras cosas que hacer, ¿me equivoco?

Linda se sonrojó un poco pero se despidió de Nassau con ánimo, y al rato Vaporeon volvió a soplar burbujas para ella, por lo que su ánimo se elevó aún más. Todo se arreglaría, pensó con entusiasmo. Era cuestión de poner empeño en ver las cosas buenas que la rodeaban y el resto se daría solo.