
Bunny-Musharna
Bunny es la protagonista de una vieja historia mía no publicada, Angel Bunny. Es la hija menor de un rico hombre de negocios, muy mimada tanto por éste como por su hermano mayor. Bunny siempre tuvo la capacidad de tener sueños lúcidos, es decir, poder soñar con lo que desea a voluntad, permitiéndole disfrutar cualquier aventura posible mientras duerme. Sin embargo, después de encontrarse con una mujer misteriosa que la lleva al palacio de Morfeo, Bunny descubre que el mundo de los sueños es un sitio real, amenazado por terribles criaturas de pesadilla.
Musharna es un pokémon de tipo psíquico puro introducido en la quinta generación de Pokémon. Está basado en un tapir, solo que es de color rosa y tiene siempre los ojos cerrados. Musharna emana un humo rosa de su cabeza conocido como Humo Onírico, el cual manipula los sueños. Es muy fiel a su entrenador, tanto que hasta devora sus pesadillas para que pueda dormir tranquilo.
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-¡Bunny, nena, vamos, llegarás tarde a la escuela!- gritó su padre desde el comedor.- ¡Bunny!
-Olvídalo, papá, ya sabes como es ella. Dormilona como un Snorlax- se burló su hermano mayor, ya bien trajeado desde la mañana y con aspecto divertido.- O más bien como un Musharna.
-Sabía que si Munna evolucionaba se convertiría en un problema- suspiró el hombre.- Ese humo que larga nos tiene a todos adormilados, especialmente a Bunny, que insiste en que duerma en su habitación.
-¿Qué esperabas, papá? Ha sido su pokémon desde la infancia, obviamente que no se separaría de ella solo porque haya evolucionado.- El muchacho se limpió la boca con una servilleta y apartó su taza vacía, sonriente.- Bueno, lamento que tengas que lidiar con esto otra vez, pero tengo que apurarme si quiero llegar a la oficina. La presidenta Lilith nos quiere a todos temprano hoy, y es mejor causarle una buena impresión de entrada. ¡No me gustaría nada perder mi trabajo en la Liga solo por llegar tarde!
"Ojalá a Bunny también le importara más llegar a tiempo a la escuela" suspiró el padre antes de levantarse él también e ir en persona a despertar a su hija. "Dormir es un placer y soñar un alivio, ¡pero la realidad también es importante!"
(...)
Bunny no estaba de acuerdo. El colegio normal no era como la escuela pokémon, donde se aprendían cosas relevantes y útiles. El colegio normal era soporífero y odiaba estudiar allí, pero no le quedaba de otra.
Cuando niña, había sufrido una rara enfermedad que la mantuvo internada en hospitales durante mucho tiempo. Entraba y salía de los sanatorios como si fueran casas de campo, y por tal razón su padre nunca le permitió hacerse entrenadora pokémon. Era impensable que una chica tan frágil como ella se largara a viajar sola por toda la región, exponiéndose a incontables peligros solo por un puñado de medallas, de modo que su querido papá había sido inflexible.
"Yo entiendo eso. Y sé que papá lo hizo por mi bien" pensó Bunny con un suspiro, en el asiento trasero de su lujoso automóvil. "Pero me hubiera encantado ser entrenadora. Ahora que tengo quince años y debo prepararme para el futuro, nunca podré hacer ese sueño realidad. ¡Al menos dormida puedo vivir las aventuras que yo quiera!"
-Señorita, ¿se encuentra bien?- preguntó su chofer al verla bostezando con disimulo. Ella asintió.
-Sí, Michael, no pasa nada. Solo tengo algo de sueño.
Su padre se había esforzado por darle una vida de lujos para compensar sus dolencias, y en la actualidad, ya curada, tenía más privilegios de los que muchas niñas de su edad tenían. Pero esos privilegios no incluían faltar a la escuela, y todos los días sin falta su padre la enviaba con un chofer para que no perdiera clases.
-Que tenga un buen día, señorita Bunny. La pasaré a buscar a la hora de siempre, a menos que tenga alguna actividad extra hoy...
-Eh... de hecho, Michael, saldré con mis amigas después de clases. Iremos a tomar unos helados y nos llevará el chofer de Trinity, así que no tienes por qué regresar.
-¡Oh! De acuerdo... ¿su padre lo sabe?
-Por supuesto.
-Bien, en ese caso, que tenga un gran día con sus amigas también, señorita Bunny. Nos veremos mañana.
(...)
Aunque las clases eran aburridas, sus amigas hacían que valiera la pena ir a la escuela. Mirastar, Linda y Trinity habían sido sus mayores apoyos en todos esos años, la habían visitado y habían ido a jugar a su casa incontables veces, y ella agradecía eso como no tenían ni idea. Probablemente cuando la gente las veía juntas por la calle pensaban que eran un típico grupo de adolescentes ricas en plan de compras, pero la gente no sabía nada.
-Bunny, nena, ¡tenemos que ir a lo de Misha sin falta!- exclamó Trinity entusiasmada.- Hoy presentaba su nueva línea de pijamas y accesorios para dormir. ¿No te gustaría comprarle algo a Musharna?
-Seguro, ¿por qué no?
-Y de paso podemos averiguar más cosas sobre su boda con el presidente Terry- agregó Linda, que adoraba los chismes.
-Yo solo quiero ir a la tienda pokémon y comprar más antiquemar y pociones. Papá compró algunos Rapidash de Kanto y me dijeron que su fuego puede quemar muy fuerte si no se toma precauciones...
-Suena bien, Miri. Iremos a la tienda pokémon, yo también necesito comprar algunas cosas- aceptó Bunny de buen humor, adorando cada pequeño detalle de aquella salida.
Otros podían verlas como adolescentes mimadas. ¿Pero esas personas sabían cuánto tiempo había pasado en cama, sin salir ni al jardín de su casa? A veces todavía podía oler el aroma a remedios que se había visto obligada a tomar de niña. Poder salir, reír, comprar un lindo pijama lila para su Musharna en Marbelle Mode, era todo un lujo que no pensaba desperdiciar. Mientras el chofer de Trinity la llevaba de nuevo a casa, meditó mucho sobre los pros y los contras de su vida actual. Su padre y hermano aún no habían vuelto de sus trabajos, lo que le facilitó la tarea de cambiarse de ropa y recostarse con su querida compañera pokémon.
-Musharna, estoy tan cansada. Desearía que usaras tu humo onírico en mí para dormir hasta mañana, pero papá se preocuparía... ¿No?
Musharna asintió, acercándose a su amiga para brindarle consuelo con su tacto. Bunny sonrió.
-Entonces será mejor que aguante despierta hasta que lleguen, así cenamos juntos. ¡Cielos, me siento tan confundida a veces! Por un lado, dormir con tu humo onírico me ayuda a soñar con todo lo que nunca pude hacer de niña. Pero por el otro hay días como hoy, donde me divierto muchísimo con las chicas y puedo imaginarme haciendo cosas nuevas. ¿Será que... tengo que dejar de pensar en sueños viejos y crear sueños nuevos? ¿Es eso, amiga?
Musharna emitió un sonido reconfortante y Bunny se lo agradeció de corazón, estirando los brazos y levantándose. Sí, a veces su cabeza era una maraña de sentimientos encontrados y los recuerdos tristes no ayudaban a calmarla, pero siempre debía recordar que su vida era el presente y el futuro, no el pasado. Por lo tanto, a pesar de no haber cumplido su deseo de ser entrenadora, todavía tenía mucho tiempo para descubrir nuevos deseos y vivir días felices con todos sus seres queridos.
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