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CASSANDRA PEINABA SU CABELLO DELICADAMENTE, y también, admiraba su rostro y todos los detalles de este mismo aprovechando que las luces de su habitación estaban encendidas, y así se la pasaban siempre desde la última visión que tuvo. No podía estar a oscuras en su cuarto debido a que eso aumentaba la posibilidad de que ese espectro volviera, y le daba mucho miedo el solo pensar en tal posibilidad.

Por la noche, Enoch dormía con ella ya que a Coleman se le imposibilitaba la tarea de dormir con las luces prendidas, pero tampoco podía descansar sola si estaban apagadas. Y por el día, este mismo visitaba la habitación de Cass muchas veces para confirmar que todo estuviera bien, y cuando digo muchas veces no es por decir algo, es en serio. O'Connor podía ir hasta diez veces en una sola hora, lo que resultaba molestoso para Cassandra, pero entendía que Enoch no estaba más que preocupado por ella así que no decía nada.

Una vez que su cabello estuvo desenredado, dejó en el cepillo en su peinadora mientras miraba su reflejo fijamente. Analizó cada parte de su cara con detenimiento, vio sus ojeras que siempre estuvieron ahí pero con la reciente falta de sueño se hicieron notar aún más, sus labios y la pequeña herida de había dejado Enoch hace pocos días, sus pestañas que muchos elogiaban, sus grandes ojos que de pequeña la acomplejaban, sus mejillas y como estas nunca habían dejado de ser tan pálidas como cuando nació, y por último, su nariz, que por alguna razón que no lograba comprender era admirada por Emma.

Todas y cada una de sus facciones estaban correctamente acomodadas y perfeccionadas para crear su rostro. Tal vez si sus ojos fueran más pequeños, su nariz un poco más ancha o cualquiera de sus rasgos fuera ligeramente diferente, ella dejaría de ser ella. Su rostro, el cual odió por un período y deseaba arrancárselo, era prácticamente su esencia. Además, era casi aterrador como su cara iba tan bien con ella y su manera de ser, incluso haciendo que si no la conocieras pudieras deducir al menos un rasgo de su personalidad.

Hoy en día, Cass podría incluso admitir que era ciertamente agraciada. Su rostro era armonioso y agradable a la vista, pero eso no quitaba que siguiera encontrando razones para sentirse insegura, tal vez no específicamente en su físico, sino en su forma de ser.

Se vio en la obligación de salir de sus pensamientos cuando escuchó como alguien tocó su puerta con desesperación. Era raro, no creía que fuera Enoch porque él entraba sin tocar, así que pensó que tal vez era la señorita Peregrine, por lo que gritó un "pase" sin siquiera dudarlo. La puerta se abrió y pudo ver la pelirroja cabellera de Olive, algo totalmente distinto a lo que esperaba.

— Ah, hola, Olive. Pensé que eras la señorita Peregrine —rió un poco tratando de verse amable—. ¿Qué te trae por aquí? ¿Necesitas algo?

— No, no quiero ni necesito nada que venga de tí —esbozó con asco, extrañando a Cassandra.

— ¿Entonces qué haces aquí?

— ¿Por qué tuviste que robarme toda la atención de Enoch? —cambió de tema bruscamente—. Eres tan... egoísta. Es como si no fuera suficiente que Abe también estuviera enamorado de tí, todavía necesitabas que Enoch lo estuviera.

— No puedo robarte algo que nunca te perteneció, así que no te confundas, Olive. 

— ¡Eso es mentira! Antes de que tú empezaras a hacer todas esas estupideces, él estaba enamorado de mí.

— ¿De qué hablas? ¿Qué estupideces hice?

— Todas esas estúpidas miradas, el obligarlo a estar contigo, comportarte como un ángel con él —enumeró, dejando a Cass aún más extrañada—. ¿Crees que no me di cuenta? Hiciste hasta lo imposible para que se enamorara de tí.

Coleman carraspeó tratando de no soltar una imprudencia— No, Olive, estás equivocada. No sé a qué te refieras con miradas estúpidas, literalmente así como lo puedo mirar a él, también te podría mirar a tí ya que tengo ojos, ¿no? —aclaró la primera "estupidez—. ¿Obligarlo a estar conmigo? Yo nunca hice eso. Al principio tenía totalmente en claro que él no era la persona más amistosa del mundo, le gusta y le gustaba estar solo, yo respeté eso hasta que él mismo fue el que me comenzó a invitar a acompañarlo. ¿Y comportarme cómo un ángel? No sé a qué te refieres con eso, pero supongo que así me comporto con todas aquellas personas que lo merecen, así que no sé de qué hablas.

— Por Dios, no intentes ser graciosa, mucho menos obvia, no te sale.

— ¿Crees que lo que te digo es un chiste? —respondió con total calma. La serenidad de Cassandra estaba comenzando a hartar a Olive.

— ¡Por supuesto! Sabes muy bien que querías que Enoch se enamorara de tí, pero solo para molestarme a mí.

— Cuando llegaste yo ya estaba enamorada de él, Olive, él no sentía lo mismo por mí en ese momento, pero a tí tampoco te interesaba Enoch.

— ¿Cómo estás tan segura?

— Solo hablabas con Emma, estabas todo el día encerrada en tu cuarto sin socializar con ninguno de nosotros porque te daba vergüenza —Abroholos no contestó—. Me parece ridículo e inmaduro que quieras venir a echarme la culpa por los sentimientos de otra persona, yo no controlo algo como eso, Olive. Tal vez si tú hubieras sido un poco menos insistente con Enoch... ¿quién sabe? Incluso hubieran llegado a ser amigos.

— Tú no sabes nada sobre mi comportamiento con Enoch, Cassandra.

— Veo como lo persigues por toda la casa, como te sientas a su lado cada vez que vamos a comer a pesar de qué él no quiere que estés ahí, como lo fuerzas a estar contigo, y creo que eso es todo lo que necesito saber —de nuevo, no recibió respuesta—. Lo lamento, pero los ojos de Enoch nunca estuvieron puestos en tí.

La pelirroja no podía seguir defendiéndose racionalmente, así que prefirió salir de la habitación a paso rápido sin tomarse la molestia de cerrar la puerta. Cassandra no podía creer lo que había pasado, no entendía como Olive podía ponerse a discutir con ella solo por un hombre, es decir, a él ya le gusta otra persona, ¿por qué hacer todo ese escándalo en vez de aceptarlo en silencio?

Por primera vez en dos días, Coleman decidió salir de su habitación por cuenta propia. Consideraba que ya llevaba bastante tiempo ahí encerrada, sentía que el aire se estaba haciendo incluso más denso, sofocándola poco a poco. Salió al patio, encontrándose con los niños jugando animadamente como de costumbre, pero su presencia no pasó desapercibida por una pequeña de rizos rubios.

— ¡Cassie, Cassie! —corrió hasta ella con sus brazos abiertos. Cass sonrió también, tomándola entre sus brazos cuando tuvo la oportunidad—. ¡Te extrañé tanto! ¿Por qué ya no bajabas al patio? ¡No hemos jugado en tantos días!

— Linda... —buscó una excusa—, he estado muy cansada, y la señorita Peregrine me dejó quedarme en mi habitación hasta que me sintiera mejor.

— Pero ya habían pasado demasiado tiempo, ¿por qué aún seguías allí?

— He pasado solo dos días sin salir, Clairy.

— ¡Demasiado! —apoyó su cabeza en el hombro de la mayor—. Te extrañé demasiado, mami

Coleman sintió como un calor agradable se posaba en su pecho al escuchar como la pequeña la había llamado. Era como si su vínculo con la niña hubiera crecido aún más, y su amor por ella también.

— ¿Cómo me dijiste, cariño?

— Ah, es que... eres como mi madre, y te quise llamar como tal, ¿te molesta que te diga de esa forma? —estaba avergonzada.

— No, mi niña, no me molesta para nada. Me siento muy afortunada de ser la madre de una niña tan linda e increíble como tú —la abrazó con felicidad.

Cassandra comenzó a caminar con Claire entre sus brazos. Hablaban sobre cosas que habían pasado en esos tres días en los que la mayor casi no había salido de su habitación, como que Millard se cayó de una forma muy graciosa cuando estaba jugando fútbol con Hugh, también hablaron sobre lo mucho que la niña se divirtió cuando jugó a la casita de muñecas con Fiona y Bronwyn, y también sobre cuando Enoch le rogó a la señorita Peregrine para que lo dejara dormir con Cass, pero eso lo mantendrían en secreto.

Y hablando de O'Connor, el chico estaba sentado debajo de un árbol, el mismo donde Coleman también solía sentarse muchas veces. Pensaba en cosas como los últimos sueños de Cassandra, como podría protegerla a ella y a todos los demás de Barron, también salvarla de terminar en ese futuro tan catastrófico al que tanto le temía. Al ser el mayor, sentía que todo el peso de proteger a los demás estaba sobre sus hombros, y le preocupaba no hacer un buen trabajo. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la presencia de sus dos personas favoritas de la casa.

— ¿Cass? —sonrió al verla—. Al fin saliste de tu habitación, eso es bueno. Imagino que ya estás mejor, ¿no?

— Afortunadamente sí, Enoch. Aún me duele un poco el cuerpo, pero no podía seguir ahí encerrada. Es muy aburrido, no tengo nada que hacer ahí dentro —rodó los ojos.

— No deberías estar cargando a Claire si aún te duele el cuerpo, mi amor —el mayor se levantó del suelo y tomó a la niña entre sus brazos, ignorando por completo sus protestas.

Cassandra no se acostumbraba a los apodos cariñosos que Enoch le ponía, por lo que aún la tomaban por sorpresa y provocaban un ligero sonrojo en ella.

— Pero no la he abrazado en tanto tiempo, ¡por fi, deja que ella me cargue!

— No, Claire. No podemos dejar que Cass haga tanto esfuerzo, entiéndela —la pequeña se rindió rápidamente. Sabía que Enoch no era fácil de convencer, mucho menos cuando se trataba de un tema que tuviera que ver con Cassandra.

— Está bien.

Los dos se sentaron nuevamente bajo la sombra del gran árbol. Ninguno dijo ni una sola palabra, solo disfrutaban la cercanía del otro pero, claro estaba que Coleman no podía sacar de su cabeza el hecho de que ahora Claire tal vez los veía como una familia, porque si Cass era su madre e Enoch era su "pareja", entonces sería como un padre para la niña, ¿no?

La castaña apoyó su cabeza en el hombro de O'Connor de manera inconsciente. Estaba feliz, y actualmente todo estaba bien, lo que la hizo no pensar en el futuro.







































































































































﹙capítulo de relleno como ya podrán haberse dado cuenta. denme ideas de qué les gustaría ver en el capítulo nueve y diez, ya que a partir del once es que empezaré a desarrollar los sucesos de la película 🤍﹚

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wrote on the folklore cabin
© aznara's studios

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