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CAPITULO 9

-Tranquila pequeña, no vale la pena que llores por ese gorrino – exclamó Tom mientras acariciaba la cabeza de la chica – Es una porquería de persona, Gene. – suspiró el hombre – No entiendo cómo pudiste enamorarte de un ser tan despreciable como él.

-¡Porqué estaba ciega, Tom! – respondió Gene entre sollozos – Porque me dejé corromper por un hombre como él. Yo ambicionaba muchas cosas, sobre todo los lujos y la vida fácil. Con Nicholas, ¡yo lo tenía todo y a la vez no tenía nada! Me cerré ante todo, no veía ni escuchaba – sollozó la mujer – Y no lloro por él, lloro de vergüenza, de coraje conmigo misma ante mi estupidez. Yo sabía que no era bueno y aún así me quedé a su lado... ¡me siento tan sucia! – gimió - ¡Sólo fui usada! Fui el juguete de Nick, su muñeca favorita.

-Ya no sigas – exclamó Tom – Entiendo que cometiste un error pero se te está dando la oportunidad de corregirlo. – murmuró Hiddleston - Todos cometemos errores Gene, ¿por qué crees que estoy aquí? Porque cometí un error y en lugar de enmendarlo, huí. Hice lo más fácil, me porté como un cobarde y en ocasiones mi conciencia no me deja tranquilo – Suspiró el hombre - Pero lo importante ahora es que primero sanes tú y dejes ese pasado atrás para que le demuestres a ese barbaján que sin él has llegado muy lejos. ¡No lo necesitas! Nunca lo necesitaste, pero él te hizo creer lo contrario, aprovechándose de tu juventud, tu ingenuidad, tu inocencia – dijo el hombre abrazándola más fuerte – Eres muy valiente pero creo que te tendieron una trampa con esta fiesta.

-¡Es lo que imaginé! – sollozó la chica – Pero ya no importa, al menos pusiste en su lugar a ese imbécil y te lo agradezco de corazón, Thomas.

-Se lo merecía, tal parece que nadie lo había hecho. – respondió Tom – No entiendo a la gente que enaltece a los patanes.

-Yo tampoco – dijo la chica separándose de Tom para limpiar sus lágrimas – Pero desde que conozco a Nick, todos los que lo rodean alaban lo que hace, ya sea bueno o sea malo. – exclamó – Porque si le llevas la contraria, puede traer graves consecuencias – suspiró con tristeza – Recuerdo la vez que le dije que deseaba ver a mi madre y que iría a buscarla, aunque él me tuviera prohibido hacerlo. Tenía tantas ganas de ver a mamá que ideé la forma de salir a buscarla, pero abrí la boca y terminé confesándole a Nicholas mis planes. Recibí de su parte una buena paliza y me puso un custodio en la puerta de mi departamento para que no pudiera salir.

-¿Te golpeó? – Preguntó Tom sin poder ocultar su indignación - ¿Esa bestia se atrevió a ponerte una mano encima? ¿Y aún así seguiste con él? – Exclamó abrazando de nuevo a la joven – No lo entiendo, Gene, ¡eso no era amor! Lo que sientes por Nicholas o lo que pensabas tú que era amor se trataba de puro y simple miedo, ¡te aterraba la idea de que te lastimara física y psicológicamente! Debiste haber buscado ayuda y mandarlo al demonio a la primera falta.

-¡Pero no lo hice! – Susurró la mujer – Aguanté diez años de relación...

-Una horrible relación tóxica – Murmuró el hombre – Sin embargo, tienes varias ventajas y ahora la balanza se inclina a tu favor. Aprovecha esta nueva oportunidad, Genevieve, vive tu nueva vida, disfrútala. Ahora eres más madura y aprendiste tu lección. Eso te servirá de mucho y lo que yo te recomiendo ahora es que busques a tu madre. Sea como sea, en los brazos de una madre se encuentra el consuelo que no podemos encontrar en ninguna otra persona – Comentó Hiddleston para después poner el auto en marcha, ¡tenían que alejarse de ese sitio!

-¡Pero tengo miedo! – Murmuró ella – Tienes mucha razón en tus palabras... pero – Guardó silencio.

-¿Pero qué? – Preguntó él – No pongas excusas, Gene. Además, no le temes a tu madre. Quizá lo que tu sientas sea vergüenza, tu orgullo herido es lo que te impide acercarte a ella. Seguramente tu madre te espera, ¿no lo crees? – Dijo mirándola a los ojos por un instante.

-Si accedo a buscarla – Suspiró Gene poniéndose colorada, ¡cuánta razón tenía Thomas en sus palabras! - ¿Me acompañarías? No digo que sea hoy o mañana, sino el día que me sienta segura y lista para enfrentarme a ella.

-Sólo no tardes demasiado – sonrió él – Cuenta conmigo como compañía – Dijo el hombre concentrando toda su atención en la carretera.

Gene guardó silencio y dejó escapar un profundo suspiro. Tom era como una especie de guía. Apareciendo justo en el momento que ella más lo necesitaba, alguien que podía ayudarla a darle equilibrio a su vida desordenada, un consejero y un buen amigo.

Tom tampoco dijo nada, se concentró en el camino y de vez en cuando desviaba la mirada hacia la chica que estaba recostada sobre el asiento y hojeaba uno de sus libros. Gene la inspiraba ternura, parecía una mujer frágil a simple vista, ¡pero no lo era! Él la admiraba por eso, porque estaba demostrando su valentía. No era como él, ya que Tom había vivido una situación más o menos similar a la que Gene vivió junto a Nicholas. Aunque él prefería olvidar eso y no sacar el tema a relucir.

El chico estacionó el auto y ayudó a Gene a bajar de este. La chica tomó entre sus manos los libros que Tom le había obsequiado y caminó detrás de él para subir juntos al elevador. Ambos se miraron a los ojos pero continuaron sin decir una sola palabra. El ascensor se detuvo en el noveno piso. Tom tomó de la mano a Gene y así caminaron hasta detenerse frente a la puerta del departamento de la mujer.

-¡Gracias, Tom! – exclamó ella - ¡No sé que hubiera hecho sin ti! – suspiró y se arrojó a los brazos del hombre.

-No agradezcas – respondió Tom – Pero por el momento evita las fiestas con esa gente. – sonrió.

-¡Entonces saldré de fiesta contigo! – dijo Gene con emoción - ¿Quieres pasar? Yo te invité a una fiesta y todo se echó a perder. Pero me has contagiado el optimismo y una fiesta es la que vamos a tener ahora, ¿qué dices?

-¡Me agrada la idea! – Exclamó Hiddleston – Una fiesta para dos.

Gene se mostró visiblemente emocionada y lo hizo pasar a su departamento, haciendo una seña para que se sentara.

-Iré a la cocina, traeré bebidas y algo para comer – Sonrió la joven perdiéndose en la cocina.

-¿Quieres mi ayuda? – Preguntó Hiddleston.

-¡No, gracias! – Gritó Genevieve - ¿Te parece bien hacerte cargo de la música?

Tom no respondió, de inmediato se puso de pie para buscar algo interesante que escuchar. Buscó entre los discos que Genevieve tenía en un mueble, pero no pudo encontrar nada que llamara su atención.

Gene salió de la cocina, llevando en sus manos una bandeja con una gran jarra de limonada y un gran bowl repleto de papas fritas junto a otro más pequeño que contenía maní salado. La joven miró a Tom que repasaba sus discos favoritos, dejó la bandeja sobre la mesa de centro y se acercó a él, abrazándolo y besando su mejilla.

-¿Indeciso, Tommy? – Preguntó la joven con una gran sonrisa.

-Voy a ser sincero contigo, espero no te moleste mi comentario. Pero no escucho este tipo de música – Sonrió un poco apenado mientras señalaba un álbum de Shakira – Quizá lo que yo escuche no sea familiar para ti.

-¡Yo me encargo, note preocupes! – Sonrió Gene tomando su teléfono para buscar un tema al azar.

https://youtu.be/yzvVGP5Ge9s

Gene caminó rumbo al sillón mientras movía su cuerpo al ritmo de la canción. Tom la observó moverse con gracia y sensualidad, los movimientos de Gene lo hipnotizaron, dejándolo clavado en el piso, con una enorme sonrisa boba dibujada en sus labios.

-¿Vas a quedarte ahí, profesor? – Preguntó Gene ofreciéndole un vaso de limonada - ¡Hagamos un brindis!

Tom se rió y caminó hacia ella para tomar el vaso, permaneciendo de pie.

-¡Por nuestra amistad! – Dijo Tom chocando su vaso con el de la joven.

-¡Por nuestra amistad! – Repitió ella para después beber un poco.

Gene se dejó caer en el sillón junto a Tom, acurrucándose en el hombre y estirando sus pies. Tom suspiró y sonrió feliz de tenerla tan cerca. De escucharla respirar, aspirando el aroma de su perfume.

-Y bien – Exclamó Gene al tiempo que Tom arqueaba las cejas - ¿Qué me cuentas sobre ti? ¿Cómo ha sido tu vida en California? Porque se nota que no eres de aquí...

-No, soy inglés – Dijo Hiddleston guiñando un ojo – Llegué a trabajar a la Universidad de California hace dos años y decidí quedarme aquí por tiempo indefinido – Murmuró – Me gusta enseñar y lo disfruto mucho... - Exclamó mientras jugaba con el cabello de Genevieve – Mi vida aquí es tranquila, creo que estoy enamorado de California, es un sitio genial. Disfruto mucho salir a dar largos paseos con Bobby, mi perro.

-Tu perrito es adorable – Intervino Gene – Es muy juguetón y travieso... ¡idéntico a su padre! – Comentó ella girando su rostro para observar a Tom y dedicarle un guiño de complicidad.

-¡Es todo lo contrario a mí! - Se rió el hombre – Yo no soy nada juguetón o travieso – comentó sin parar de reír – Pero de que es adorable lo es - suspiró – Es mi compañía incondicional, se supo ganar mi corazón. Lo encontré dentro de una bolsa para la basura, ¡el pobre apenas se podía sostener y me cabía en el cuenco de la mano!

-¡Aaawww! Pobrecito – Gimió la morena – No entiendo cómo puede existir gente así de cruel.

-En ocasiones también me hago esa pregunta – suspiró Tom y guardó silencio.

Gene se incorporó y se sentó para sujetarlo de las manos. Buscó con su mirada los ojos de Tom, observándolo con detenimiento. Los ojos del hombre eran increíblemente hermosos y expresivos. Ella suspiró al darse cuenta de la tristeza que transmitían.

-¿Quieres bailar? – Preguntó Gene poniéndose rápidamente de pie y extendiendo su mano. ¡No iba a dejar que el ánimo de Tom cayera!

-¡No sé bailar! – Se excusó el profesor – No, gracias.

-¡Ay, Hiddleston! –Se quejó Gene – No seas aburrido, ¡nadie nos mira! y... se supone que esto es unafiesta, no un funeral, o algo así.

https://youtu.be/Y_suJQ71DGQ

Tom se puso de pie a regañadientes y se acercó a Genevieve. La chica sonrió y buscó otra canción en su teléfono, algo más vibrante y alegre. Ella comenzó a moverse al ritmo de la música, sujetando las manos de Hiddleston y obligándolo a que se moviera junto a ella. Tom comenzó a reír a carcajadas cuando ambos giraron con fuerza sin soltarse. Parecían dos niños, girando y girando sin cesar. Después de un rato de dar vueltas, se soltaron para recuperar el aliento, mientras se tambaleaban y contenían las ganas de vomitar.

Un nuevo tema se dejó escuchar y ambos se movieron con ritmo, se trataba de una pieza de música electrónica. Gene bailaba sensualmente, levantando sus brazos y agitando la cadera. Tom también sabía moverse, era buen bailarín y la mujer no dejó pasar por alto ese detalle. Ella comenzó gastarle bromas respecto a eso y juntos terminaron riendo, bromeando y charlando mientras una y otra canción saltaba en el reproductor de música. 

https://youtu.be/3j75HwukNV8

La música cambió a un tema un poco más lento y sexy, Genevieve se sonrojó cuando las manos de Thomas rodearon su cintura y la apretaron a su cuerpo.

-¿Qué esto no se baila así? – Preguntó el hombre con un tono más sensual en su voz - ¿O prefieres que regresemos al sillón?

-¡No, no, no, no! – Gritó Genevieve – Me gusta bailar así contigo, muy juntos.

-¡Pero es la primera vez que bailamos! – Se rió Tom y acarició el rostro de Gene.

-¡Entonces eso es mucho mejor! – Suspiró la joven colocando su cabeza en el hombro del chico.

Ambos se balancearon al compás de la canción que se escuchaba con claridad en el equipo de sonido. Gene cerró los ojos, disfrutando del calor de Thomas y de su aroma corporal. Por su parte, el hombre dejó escapar un suspiro al experimentar la cercanía de Genevieve, miles de emociones detonaron en su interior, desequilibrándolo, aturdiéndolo... ¡pero se sentía tan bien! Sonrió mientras sus manos comenzaron a recorrer la pequeña espalda de la joven, logrando que ella se estremeciera bajo su tacto.

Gene dejó escapar un largo suspiro, las manos de Tom recorrían lentamente su espalda de una manera tierna y etérea. Poco a poco fueron en descenso hasta quedar sobre su trasero, el cual también fue acariciado a placer. Gene no se atrevía a abrir los ojos por miedo a romper la magia del momento, pero su cuerpo tembló ante esas caricias.

-¿Quieres que pare? – Preguntó Hiddleston sujetando la barbilla de la chica.

Gene negó con la cabeza y abrió los ojos. Tom la miraba con ternura y pasión, pero también había un brillo de lujuria en sus ojos. Ella abrió la boca y se lamió los labios, haciéndole una invitación para besarla. ¡Quería que Tom la besara como aquella vez! Deseaba un beso intenso y pasional, de esos que terminaban bajo las sábanas. Esa mirada del hombre despertó en ella el deseo y lo que Genevieve quería era más que simples besos y caricias.

Tom la sujetó por la cadera, pegándola a su cuerpo. Había adivinado los pensamientos de la mujer y él también quería eso. Se inclinó para fundir sus labios con los de Gene en un beso lento y ardiente. La chica le correspondió al tiempo que acariciaba el pecho de Tom y él deslizó sus manos sobre las nalgas de Gene, después acarició sus brazos y sus costillas. Poco a poco el beso se tornó más intenso, sus lenguas se acariciaron, saboreándose, mostrando su deseo. Tom llenaba de caricias el cuerpo de Gene, sus manos se paseaban por su espalda y su trasero. Una y otra vez le apretaba las nalgas mientras que ella gemía con la boca del hombre pegada a la suya.

Las manos del hombre masajearon los muslos de Gene, levantando poco a poco su vestido, hasta sacarlo fuera de su cuerpo. Por unos minutos él no se movió, sólo la observó detenidamente, esbozando una sonrisa traviesa. La chica estaba un poco turbada, esa mirada era perversa, pero a la vez le gustaba que él la mirara de esa forma. Sabía que con Tom se encontraba segura y no tenía nada a que temerle. Él no era como Nicholas.

Tom se acercó a Genevieve para volver a besarla y llenar su cuerpo de caricias. ¡La deseaba! Y esa su oportunidad para llenarse de ella, sentirla, poseerla y amarla como nadie lo había hecho. Los tersos labios de Hiddleston se posaron sobre el cuello de la mujer. Ella arqueó su espalda y gimió cuando él comenzó a besar sus senos y a lamerlos sobre la tela de su sostén. Las manos de Gene tocaron la cabeza de Tom, deambulando sobre su cabello al tiempo que tiraba con suavidad de este y gimiendo quedamente.

La boca de Tom descendió, besando el vientre de la joven y quedando en cuclillas frente a ella. Él levantó la mirada para encontrarse con los ojos marrones de Gene, que lo contemplaban sorprendida y a la vez excitada. Thomas bajó los ojos, mirando fijamente el triángulo de sus bragas que apenas cubrían lo indispensable. Los dedos del hombre acariciaron esa zona, arrancándolo un nuevo gemido a la chica.

Thomas suspiró tocando los muslos de Gene, friccionando sus palmas sobre ellos, sobándole la cadera y recorriendo con sus dedos la zona púbica. Gene lo observaba con detenimiento, él la tocaba con pasión y a la vez con ceremonia. Como queriendo conocerla y tratando de memorizar sus zonas más sensibles. La chica soltó un gritito cuando él le sacó las bragas y su boca le besó el monte Venus, el tibio aliento del hombre sobre su sexo aumentó el calor dentro de Genevieve, de inmediato su sexo se humedeció y sus pezones se tensaron.

Genevieve gimió con sonoridad cuando Tom comenzó a besarle el vientre y poniéndose de pie. Ella entreabrió los labios, deseosa de un beso más apasionado y urgente, Tom no tardó en brindárselo, entretanto, su mano derecha se abría camino entre los pliegues de su intimidad. Gene arqueó la espalda y sin dejar de besarlo, le acarició la espesa barba. Los dedos de Tom se movían en su sexo, presionando su clítoris o trazando círculos sobre él. El cuerpo de Genevieve comenzó a temblar y a sacudirse, ¡eso había sido intenso! Y unido a los besos apasionados del hombre y su lengua moviéndose dentro de su boca, le provocaban arrolladoras emociones. La chica guió la mano de Thomas para indicarle cómo debía moverse sobre su sexo. Ella también balanceaba lentamente sus caderas y se aferraba al cuello del hombre.

-¡Vamos a mi habitación! – Susurró ella en el oído de Hiddleston.

Tom gimió, la sujetó de los muslos y la levantó. Ella enredó las piernas en su cadera, apretándose contra él, sintiendo su erección por encima de la ropa. Él la llevó en sus brazos hasta la alcoba y abrió la puerta de una patada. La chica se rió y continuó riendo hasta que él la colocó en el piso antes de devorar su boca con un beso desesperado y ardiente que los dejó sin aliento. Al separarse, Thomas le dio la vuelta, poniéndola de espaldas y desabrochó su sostén, el cual cayó al piso. Él le besó los hombros, deslizando sus palmas por su cintura y cadera.

-Cuando quieras que me detenga – Jadeó el hombre - ¡Sólo tienes que pedirlo!

-¿Y crees que yo deseo que pares? – Gimió Genevieve dándose la vuelta para desabotonar su camisa - ¡No quiero que te detengas, Tommy!

Ella lo empujó contra la pared, intercalando besos y caricias sobre su piel desnuda. Gene levantó el rostro para volver a besarlo de forma lenta y apasionada. Sus lenguas se encontraron sólo para acariciarse y explorarse. La camisa de Hiddleston cayó al suelo y ella sonrió al verla. El cuerpo de Genevieve se frotó contra el del hombre hasta que quedó de espaldas a él, pegando su culo a la pelvis de Tom mientras llevaba la mano del hombre hasta su entrepierna.

Los dedos de Hiddleston se introdujeron en la aterciopelada humedad, hundiéndose con premura dentro de su sexo. Gene lanzó un hondo gemido antes de estimular la erección del hombre con su trasero. Él hizo eco a los gemidos de la mujer y movió sus dedos dentro de ella. El cuerpo de Gene se sacudió y se tensó ante el cúmulo de emociones que se agolparon en ella. Pero estas perdieron intensidad cuando Tom dejó su sexo para masajearle los senos y morder los frágiles hombros femeninos.

Gene continuó frotándose contra el hombre, notando cómo su erección crecía a medida que sus movimientos se intensificaban. Tom suspiró con fuerza y la hizo girar para que quedara frente a él. Gene le sonrió de manera coqueta, él le ayudaba a liberarse y a sacudirse sus inhibiciones, tocó su fuerte pecho al tiempo que lo besaba con ansias. Sus manos bajaron por su abdomen, deteniéndose en la cintura de sus pantalones. Desesperada buscó el broche de la prenda, lo soltó y bajó el cierre. Sus manos se introdujeron entre la ropa interior y acariciaron su pene erecto, logrando que Tom cerrara los ojos y jadeara de manera gutural.

La chica comenzó a masturbarlo tímidamente, sonriendo al ver cómo Tom se mordía los labios y gemía con fuerza. Thomas la apretó a su cuerpo, besándola salvajemente, sus caricias lograron aumentar su necesidad y sus ganas, disparándolas hasta sus límites. Durante un breve instante de lucidez, el hombre la apartó y le dedicó una sonrisa perversa mientras se lanzaba a la cama para terminar de desnudarse. Gene lo contempló, titubeando un poco pero sin dejar de admirar su cuerpo esbelto y bien marcado. Tom era un hombre increíblemente atractivo y seductor, y su sonrisa arrancaba suspiros.

Él le hizo una seña para que se acercara a la cama. Genevieve no dudó en hacerlo, reptando sobre el colchón con movimientos sensuales y gracia felina para sentarse sobre el vientre de Hiddleston y besarlo con sensualidad y erotismo. Sus besos eran frenéticos y estaban llenos de deseo. Ese era el momento para entregarse el uno al otro. Ella apenas podía contener las ganas, lo mismo sucedía con él. Sus pupilas estaban dilatadas y su respiración se agitaba cada vez mas. Tom sujetó a Genevieve por la cintura y ella comenzó a friccionar su sexo ardiente sobre el miembro del hombre, quién se estremeció y dejó escapar un gruñido profundo y primitivo. La mujer continuó balanceando sus caderas sobre Tom, quién le acarició los senos y se los apretó hasta que ella se quejó. Gene levantó la cadera y tomando el pene de Hiddleston, lo guió hasta la entrada de su feminidad, dejándose caer suavemente sobre él.

Tom la miraba a los ojos, no había perdido el contacto visual, ambos estaban inmersos en su propio placer y juntos gimieron con fuerza al lograr su perfecta unión. Genevieve se apoyó en el pecho de Tom, subiendo y bajando las caderas con un ritmo más o menos intenso. Él le apretó los muslos y los acarició, mientras observaba embelesado el movimiento de los turgentes senos de la morena. Durante un momento, Genevieve dictó el ritmo, cabalgando veloz sobre el hombre que gruñía y jadeaba cada vez que la penetraba.

Los brazos de Hiddleston la rodearon por la cintura y la obligaron a inclinarse sobre él y a bajar el ritmo de su vaivén, apoyando las palmas sobre el colchón. La boca de Hiddleston le besó los senos y se los chupo una y otra vez. Genevieve arqueaba la espalda y cerró los ojos, dejándose llevar por esa descarga eléctrica que recorría su cuerpo.

Las manos del profesor estaban por toda su espalda y su trasero. Ella le sujetaba el rostro, buscando con urgencia su boca, quería besarlo de nuevo. Sus besos la transportaban fuera de ese mundo a uno mágico y encantador, y a Gene le gustaba experimentar esas emociones. Hacer el amor con Thomas era una especie de viaje astral, se sentía plena, completa, especial. ¡Todo era tan diferente! Trató de no pensar en el pasado, ¡debía concentrarse en el presente! Especialmente en eso que estaba viviendo ahora junto a Tom.

Él se incorporó, sentándola sobre su regazo y estrujándole las nalgas, pero jamás dejó de besarla. Los besos de Gene eran dulces y en cada uno de ellos se entregaba por completo. Esa chica era pura pasión, puro amor y fuego, despertando en él eso que creía muerto. En su seco corazón, la corteza se desprendía para dar paso a uno nuevo, renovado y listo para amar.

El balanceó de Gene se tornó más veloz y agresivo. Enderezó la espalda, echando la cabeza hacia atrás, mientras las manos de Thomas la rodeaban por la cintura, apretándola a él. La habitación se llenó de sus gemidos y besos sonoros. Hiddleston descendió sus manos hasta las nalgas de la chica, urgiéndola a ir más a prisa. Ella gemía y gritaba sintiendo cómo las emociones, el placer y el éxtasis se agolpaban en su cuerpo y su vientre que se contraía con cada penetración. Tom bufaba, conteniéndose, haciendo lo posible para que ella se liberara y así también poder entregarse.

Gene se aferró a su cuello, perdiendo el control de sí misma. Se besaron, se mordieron y se lamieron hasta que la chica no pudo más, gritó ante ese maravilloso orgasmo que la tomó de improviso. Tomas sintió cómo el cuerpo de Gene se tensaba y su vagina lo aprisionaba, y poco a poco, él también se liberó, dejando escapar un potente gemido y la abrazó fuertemente, volviéndola a besar con pasión.

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Parece que entre estos dos ardió ya la llama dela pasión. Ambos se deseaban y todo fue tan lindo y delicado. Quizá ya nos encontremos en los últimos capítulos de esta historia, que como se los mencioné en el comienzo, sería corta y con tintes muy, muy rosados.
¿Qué les pareció este encuentro? ¿Y el capítulo en general? Espero sus comentarios y muchas gracias por leer.
Maria Decapitated

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