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CAPITULO 8

Después de ese hermoso beso, Gene dejó escapar un hondo suspiro y se aferró aún más a los fuertes y protectores brazos de Tom. El hombre también suspiró acariciando la espalda femenina, guardando silencio. Una hermosa sensación lo recorrió, sintió unas enormes ganas de cuidar a esa chica, de ser él quién la consolara en sus momentos de tristeza y estar presente para compartir sus momentos de felicidad y verla sonreír. Abrazarla, besarla, despertar su lado... compartir los buenos y los malos momentos de la vida. ¡Era la primera vez que experimentaba un sentimiento más profundo por una chica! Tom cerró los ojos y volvió a suspirar, ¡no tenía porque hacerse ilusiones! Ella y él eran como agua y aceite.

Genevieve se recostó en el hombro de Tom, ¡se sentía tan bien estar entre sus brazos! Esos brazos cálidos y llenos de amor. Ni siquiera con Nick llegó a experimentar algo parecido. El hablar con Tom, desahogarse con él y sacar toda su frustración la había hecho sentir mucho mejor. Para comenzar, Tom no la juzgó, le permitió hablar y la escuchó atentamente para después darle los mejores consejos... no es que sus amigos no se los hubieran dado ya, pero necesitaba la opinión de una tercera persona, de alguien que no la conociera del todo para que no comenzaran los reclamos o los "te lo dije, pero no me escuchas". Tom se había ahorrado un sermón para ir directo al grano y darle su punto de vista. ¡Él tenía razón! Ya era hora de enfrentar sus demonios.

-¡Gracias, Tom! – Murmuró la chica apartándose y mirándolo con fervor a los ojos - ¡Muchas gracias!

-Yo soy quien debe agradecerte, Gene – sonrió el hombre – Me siento honrado porque decidiste hablar conmigo y abrirme tu corazón. ¡Gracias por confiar en mí!

-¡Es que eres un dulce! – Suspiró la chica y lo volvió a abrazar - ¿Cómo podré agradecerte?

-¡Hey! Ya te lo dije... no agradezcas – Dijo Tom tomando un mechón de cabello de Gene y acomodándolo detrás de su oreja – Ahora creo que debes ir a descansar, te hará bien dormir un rato.

-¡Ay, es verdad! – Gimió ella poniéndose de pie – Más tarde debes ir a trabajar y yo aquí quitándote el tiempo... ¡de verdad lo lamento!

-No te preocupes – Sonrió Tom – En realidad no estaba dormido, tenía insomnio – Mintió descaradamente para no hacerla sentir mal.

-¿Ya ves por qué te digo que eres un dulce? – Murmuró Gene abrazándolo de nuevo y Tom le dedicó una de sus acostumbradas sonrisas encantadoras - ¿Te gustaría acompañarme a una fiesta? – Preguntó de manera impulsiva – Una amiga cumplirá años y por lo que me dijo, va a festejar en grande.

-¿Una fiesta masiva? – Preguntó el hombre rascándose la cabeza – No soy mucho de fiestas en realidad, prefiero evitarlas, especialmente aquellas en dónde hay personas que no conozco.

-¿Entonces no me acompañas? – Respondió la chica visiblemente decepcionada – La verdad es que no quiero ir sola. ¡Bueno!, había pensado decirle a mis amigos que me acompañaran. Pero me pareció una buena idea pedirte a ti que también me acompañaras... ¡cómo una cita doble!

-De acuerdo, ¡voy a acompañarte! – Sonrió Thomas – Así te darás cuenta de que soy un cenobita aburrido...

-¿Un qué? – Preguntó Gene sintiéndose una tonta – Ceno ¿qué?

-Un cenobita, alguien que prefiere vivir aislado...

-¡No es cierto! – Sonrió la joven – No eres eso, tienes amigos, trabajas con personas.

-¡Lo sé! – Sonrió Tom sujetándola de las manos - ¿Cuándo es la fiesta?

-En un par de semanas... cuando me envíen los datos te daré más detalles al respecto, ¿vale?

-¡Gracias! – Sonrió Thomas.

Genevieve caminó hacia la salida seguida de Tom quién de inmediato abrió la puerta. Gene exhaló profundamente y se dio la vuelta para arrojarse a los brazos de Tom. El hombre la recibió con una sonrisa mientras se miraban a los ojos y volvían a unir sus labios en un beso lento y profundo.

* * *

Gene entró en la casa de Darcy y Boris, su amiga la acompañaba y se quejaba del dolor de pies. Gene en cambio, caminó directamente a la cocina y sirvió un par de vasos de limonada, regresó a la sala y entregó un vaso a Darcy quién bebió un enorme sorbo. Genevieve suspiró y se quitó los zapatos, dejándose caer en un sillón.

-¿Cuántas chicas entrevistarte? – Preguntó Darcy.

-¡Ay, no sé! Fueron muchas, pero voy a tomar en cuenta al barbero – Dijo poniéndose derecha – Creo que estaría bien incluir atención para hombres, ¿no lo crees? Pienso que no debe ser un sitio exclusivo para mujeres.

-Supongo que tienes razón, sería muy egoísta que el lugar sólo fuera para damas – Sonrió Darcy.

-Lo comenté con Austin y el está de acuerdo conmigo – Sonrió Genevieve bebiendo un poco de limonada – Tendremos un área para niños, una para damas y otra para caballeros.

-¿Y qué hay con los masajes?

-Eso será después – Murmuró Gene– Todo va a depender del éxito de este negocio durante los primero seis meses o quizá el año.

-Haces bien en pensar a largo plazo y no excederte. – dijo su amiga levantando las piernas – Pero yo te auguro que será todo un éxito.

-Gracias, nena – sonrió Genevieve y se mordió el labio inferior - ¿Sabes? Ayer me llamó mi amiga Sharon, ¿la recuerdas?

-¿La rubia piernas largas? ¿Esa chica que mide como dos metros de altura? – preguntó Darcy y arqueó las cejas – Es imposible de olvidar.

-¡Ella misma! – respondió Gene – Y nos invitó a su fiesta de cumpleaños.

-¿Nos? Eso me huele a manada. – exclamó Darcy entre risas – Me encantaría ir.

-¡Es en dos semanas! Y he invitado al profesor Hiddleston.

-¿Dos semanas? Es imposible – comentó Darcy con tristeza – La madre de Boris vendrá desde Australia y estará aquí por un mes. No podremos acompañarte y lo siento mucho. – exclamó su amiga – Pero ve con el profesor y diviértete con él, sé que lo pasarás muy bien. – dijo Darcy y le guiñó un ojo.

-¡Eso haré! – respondió Gene y suspiró – Ayer estuve hablando con Tom, lo desperté a la hora del muerto.

-¿A las tres y treinta y tres? – exclamó Darcy - ¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Recibí una llamada de Nicholas – dijo frunciendo el ceño - ¿Recuerdas lo que nos comentó Austin? – preguntó y Darcy asintió – Parece que está metido en un lío muy gordo, es grave de que se le acuse de intento de violación, de pervertir jovencitas. ¿Puedes creerlo?

-¡Pues yo si lo creo! – exclamó Darcy con furia - ¡Mira lo que hizo contigo! Se puede esperar todo de ese tal Nicholas. Es un tipo detestable y merece más que la cárcel por querer aprovecharse de los sueños de las chicas y burlarse de ellas tomando su inocencia. ¡Eso no es bueno!

-¡Lo sé! – suspiró Gene – Me rogó que lo ayudara, que hablara bien de él. – exclamó la chica y las lágrimas corrieron por sus mejillas - ¡Pero no puedo!

-¡Qué se joda! – respondió su amiga – Cada quién recibe lo que merece y la cárcel es lo que se desgraciado merece. – dijo la mujer y abrazó con fuerza a su amiga – Mejor acompáñame a la cocina y preparemos un pastel, ¿te apetece?

Gene sonrió y asintió. Era mejor dejar por un momento el tema de Nick y no estresarse, no debía dejarlo de lado pues ese asunto era complicado y si llegaba ir a los tribunales, era posible que la llamaran para atestiguar. Le daba miedo sólo pensar en eso, pero tenía que ser valiente. Nicholas era un monstruo y debía responder por todos sus actos.

* * *

Tom salió de la facultad y caminó velozmente a su automóvil. Miró su destartalada cafetera y suspiró. ¡Necesitaba limpiarlo! ¡Necesitaba comprar un auto nuevo! El sábado por la tarde acompañaría a Genevieve a la fiesta de cumpleaños de su amiga y no se iba a presentar a esa fiesta en un automóvil de hacía treinta años, haría quedar en ridículo a Gene y... ¿por qué carajo le preocupaba lo que otros pensaran de él? Su auto funcionaba y era su mayor orgullo, ¡esos autos estaban extintos! Existían sólo pocas personas en la ciudad con un auto como el suyo.

Tom suspiró y recordó a Genevieve, no había hablado mucho con ella después de esa charla en su departamento, sólo algunos mensajes de texto y unas cuantas palabras cada vez que se cruzaban en el pasillo del edificio. Sabía que la chica estaba muy ocupada, atendiendo todo lo referente a su nuevo negocio. Y él estaba concentrado en su libro, desde que había conocido a esa chica, su inspiración fluía a borbotones, durante un tiempo estuvo estancado en un capítulo y ahora había escrito tres y estaba a la mitad de un cuarto. ¡Incluso soñaba con Genevieve como la protagonista de su historia! Y se atrevió a hacer modificaciones al texto, como cambiar el nombre de su protagonista y la apariencia de la misma, inspirándose en su hermosa vecina, pero Thomas se hacía a un lado a propósito y no quería profundizar demasiado con esa mujer. Gene y él eran tan diferentes y estaba seguro que tarde o temprano, ella se cansaría de un tipo aburrido y regresaría a su vida más activa y de sociedad.

-¿En qué piensas Hiddleston? – La voz de Chase lo hizo regresar a la realidad – Te he estado gritando desde hace un rato y tú nada más no volteas y no reaccionas. ¿Qué te pasa? ¡Estás en las nubes!

-No pasa nada – Murmuró el hombre – Sólo que he estado trabajando en mi libro y me llegan las ideas de repente.

-¿Por eso no nos has llamado? ¿Ese es el motivo de tu ausencia y hermetismo? – Preguntó Chase rascándose la cabeza.

-En parte – Respondió el profesor – Además que he tenido demasiado trabajo.

-¿Vendrás a cenar a casa este sábado? Preguntó Chase entrecerrando los ojos, pues notaba un tanto ausente a su amigo – Fiorella se muere de ganas de verte. ¡A ti y a Bobby!

-No puedo – Suspiró Tom – Tengo un compromiso – Sonrió - ¿Puedo pedirte un favor?

-Siempre y cuando me digas de que se trata ese compromiso...

-Gene me invitó a una fiesta en Malibu – Suspiró Thomas – Es el cumpleaños de una de sus amigas modelos y...

-¿Cumpleaños? ¿Amiga modelo? – Preguntó Chase más que sorprendido - ¡Pero sí tú no eres de ese tipo de fiestas! ¿Qué harás allá? ¿Aburrir a los demás? Mejor ven con la gente aburrida y patética como nosotros – Exclamó Chase abrazándolo - ¿Qué podría hablar tú con un puñado de modelos engreídos? ¿De Historia Universal? No, no es tu estilo...

-Gene me lo pidió y... - Bufó – Honestamente no quiero ir, ¡pero se lo prometí! No quiero fallarle.... acá entre nos, ¡me gusta! ¿sabes? – Volvió a bufar - ¡Hasta me inspira! Pero...

-¡Oh aquí viene! – Suspiró Chase – Pero ¿qué? – Exclamó - ¡Ah, ya lo sé! No me lo digas... son tan diferentes y tú no puedes ser feliz con alguien diferente a ti. ¡De eso se trata amigo! – Gritó palmeándole su espalda – Las leyes de la física son claras: "polos opuestos se atraen". El Yin y el Yang, la luna y el sol, el cielo y el infierno, el blanco y el negro...

-¡Ay ya cállate! – Murmuró Tom abriendo la portezuela de su auto y empujando a Chase para entrar en él.

-¡Es la verdad! Pero te duele que te lo diga... ¡afróntalo! Eres un gallina.

-¿Vas a cuidar de Bobby este sábado? – Respondió Thomas cambiando drásticamente de tema.

-¡Por supuesto! – sonrió Chase – Cuidaremos de él – Pero te perderás del pastel de calabaza.

-Probaré drogas duras en la fiesta de Malibu – Se rió Hiddleston – Así que no, no lo extrañaré.

-¡Como digas! – Se rió Chase - ¡Eres un cerdo! Pero llévame a mi casa.

-A sus órdenes – Murmuró Tom abriendo la otra puerta del vehículo.

* * *

Tom llamó a la puerta de Genevieve, estaba un poco nervioso. No tenía idea de lo que podía suceder en esa fiesta y tampoco estaba seguro si su atuendo de jeans en color negro, camisa a tono y chaqueta de piel negra fueran adecuados para la ocasión. Gene no le había dicho nada más, así que esperaba no desentonar y causar buena impresión. Pero, ¿desde cuándo le importaba su apariencia física? En realidad no quería agradarle a los demás, quería agradarle a Gene y solamente a ella. Espero unos instantes hasta que la puerta se abrió y ella apareció, hermosa y despampanante como siempre. Tom tragó grueso al verla mientras sus hormonas se alborotaban como si fuera un adolescente. El hombre dio dos pasos atrás para observar a la mujer, quién también le sonreía y posaba para él.

-¿Cómo me veo? – Preguntó Gene sin despegar sus ojos del hombre mientras pensaba que Thomas se veía maravillosamente exquisito e irresistible.

Tom la miró por varios segundos, Genevieve se veía magnífica, su cabello castaño caía sobre sus hombros en gráciles ondas, varios collares adornaban hermosamente su delgado cuello y enfundada en ese vestido rojo, entallado que se ajustado a su cuerpo como unas segunda piel, sin mangas, con un cinturón de la misma tela satinada que caía hasta sus tobillos. El color contrastaba exquisitamente con la piel morena y brillante de la mujer. Hiddleston arqueó las cejas al mirar los pies de la chica.

-¡Creo que ya basta de zapatillas de tacón! ¿No lo crees? – Murmuró Gene moviendo su pie derecho – Creo que estos Nike con más cómodos.

Tom no respondió, sólo silbó varias veces y le aplaudió en señal de aprobación, pero no dejó de mirarla. Gene se ruborizó, esa mirada de Thomas era hipnótica, profunda y con un matiz oscuro y misterioso. Por un momento, Gene deseó tomarlo para devorarlo a besos. Ese atuendo más relajado e informal lo hacía ver más masculino y sensual. Ella se mordió el labio inferior y rápidamente se aproximó a Hiddleston para abrazarlo.

-Te ves hermosa – Murmuró él con voz profunda y sensual – Definitivamente vas a ser la chica más linda de esa fiesta.

-¿Tú lo crees así? – Preguntó Gene con emoción.

-Por supuesto – Sonrió el hombre – La belleza física o un simple rostro bonito es algo muy frágil, como una flor pasajera; en cambio, la belleza del alma es firme y segura – Murmuró Tom acariciando el rostro de la joven – Así como tú, Gene.

-¡Gracias! – Suspiró ella poniéndose más roja que un tomate.

-¿Nos vamos? – Preguntó Thomas ofreciéndole su brazo.

Gene asintió y caminó aferrada al brazo de Tom. La chica sentía que flotaba, le agradaba la compañía de Hiddleston, aunque el hombre parecía un poco retraído.

-¿No quieres ir a la fiesta? – Preguntó Gene – Si quieres podemos ir a otro lado, ¡no me gustaría que te sintieras incómodo!

-No pasa nada – Dijo Hiddleston encogiéndose de hombros – Sólo que estoy nervioso por estar contigo y no sé sí encaje con toda esa gente.

-¡Lo harás! – Dijo Gene deteniéndose junto a Tom – Eres muy inteligente y culto. Sabrás desenvolverte con todas esas personas. Pienso yo que quizás sean ellos los que no encajen contigo.

Tom suspiró, ¡vaya consuelo! y abrió la puerta de su auto. Gene observó el vehículo y sonrió. Le gustaba, le recordaba al viejo auto de su abuelo, siempre lleno de cosas y a ella le encantaba explorar entre esa "basura" pues a menudo encontraba objetos que podían servirle como juguetes.

-¡Me gusta tu auto! – Murmuró Gene al ver la expresión en el rostro de Thomas - ¿Qué tanto guardas ahí? – Preguntó Señalando el asiento trasero - ¿Puedo mirar?

-Espero no te pierdas en esa jungla – Sonrió Tom poniéndose en marcha – Son muchos libros y cuadernos.... una que otra basura.

-¡Me encanta! – Dijo Genevieve con una enorme sonrisa dibujada en su labios – Me trajo buenos recuerdos – Exclamó mientras miraba las tapas de esos libros.

Tom sonrió y miró a Genevieve, o más bien dicho, el trasero de Genevieve. El hombre suspiró y tragó grueso. Era preferible mirar al frente y suprimir las ganas de darle un par de azotes en el trasero. Esa chica lo descontrolaba y muy fácilmente lo llevaba al límite. Negó con la cabeza, ¡sólo eran cosas suyas! Tom condujo en silencio hasta que la joven se acomodó en el asiento con un par de volúmenes en las manos.

-¿Puedes prestarme estos? – Preguntó y se mojó la punta de los labios con la lengua – Parecen interesantes.

Tom le echó un ojo a los libros y asintió. Se trataban de sus propios escritos y él le había prometido regalarle alguno.

-Si quieres puedes quedártelos – Exclamó el profesor – Después que los leas, ya me darás tu punto de vista.

Gene sonrió, apretó los libros contra su pecho, dejando escapar un suspiro. Durante el trayecto a la fiesta, ninguno de los dos dijo una sola palabra. A la chica no le pareció un silencio incómodo, sino todo lo contrario, aprovechó para estudiar atentamente a Thomas y no perderse ningún detalle de cada uno de sus gestos mientras conducía.

Thomas detuvo su auto frente a una enorme mansión y silbó al observar el tamaño de la propiedad, mientras ayudaba a Genevieve a descender del auto. Ella levantó una de sus cejas y se echó a reír.

-Jamás vi un lugar así - dijo el hombre tomando a Gene de la mano - Espero no perderme en este lugar.

-La fiesta es en el jardín - Respondió Gene caminando lentamente junto a él - Así que no tienes nada que preocuparte.

Tom no respondió, solo caminó hasta la entrada de la casa en donde fueron recibidos por la anfitriona, quién al ver a Genevieve dejó escapar un grito agudo y corrió a abrazarla y llenarla de besos. Gene también lanzó una exclamación y abrazó con fuerza a la rubia, besándola en ambas mejillas.

- Te extrañé mucho, Jen - Dijo la mujer sin despegar sus ojos del acompañante de la morena - ¿No vas a presentarme? - Preguntó con curiosidad.

-Él es Thomas Hiddleston, mi amigo y vecino - Sonrió la chica - Ella es Sharon - Murmuró dirigiéndose a Tom.

-Es un gusto conocerla, señorita - Exclamó el hombre haciendo una reverencia.

-¡Ay, es inglés! - Gritó la rubia - Me encanta su acento - Gimió - Y por supuesto, también él... es tan guapo - Dijo mientras sujetaba a Tom de la barbilla - Si sólo es tu vecino, quizá yo...

-Me gusta Gene - Dijo el hombre con sequedad - La conocí hace unos días y me parece una chica bastante interesante, muy delicada y admirable - Exclamó al tiempo que llevaba el dorso de la mano de Gene a sus labios para besarlo con delicadeza.

Genevieve estaba colorada y Sharon no supo que decir ante esas palabras. La rubia observó el rostro de Tom y se dio cuenta de que no mentía. A ese hombre le encantaba Genevieve, ¡ella sí que tenía suerte con los tipos guapos! No como ella, que siempre ponía los ojos en tipos patanes y fastidiosos que sólo estaban con ella por su fama y cara bonita. Sharon se despidió de Gene y Thomas para ir a saludar a otros invitados.

-¿Te gustaría tomar algo? – preguntó Genevieve – Tal vez alguna bebida de frutas, un poco de vino o una cerveza. ¡Hay mucho que beber aquí!

-Vamos por una bebida de frutas – respondió él tomándola de la cintura para dirigirse a una barra – Sólo tomaré algo ligero, recuerda que soy yo quién conduce.

Gene movió la cabeza de manera afirmativa y pidió un par de vasos de una bebida de frutos rojos. Entregó uno de los vasos a Tom mientras el hombre le dedicaba una de sus encantadoras y seductoras sonrisas. La chica lo miró fijamente, ¡él era hermoso! Tom tenía un porte distinguido, rasgos muy finos y atractivos. Sus ojos verdes brillaban como esmeraldas y su mirada era dulce y a veces tierna. Cuando él sonreía, el corazón de Gene latía tan rápido que sentía que iba a salir de su pecho. No había duda que la perfección existía y Tom era una prueba viviente de ella.

Thomas también la miró a Gene con detalle. Ella era muy bonita y se le notaba contenta de estar ahí. Había muchas caras conocidas para ella y a menudo levantaba su mano para saludar a alguien o dedicarle una sonrisa. Otras personas se acercaban a ella para saludarla, abrazarla y decirle que la habían echado de menos. Gene no perdía la oportunidad de presentar a Thomas con sus conocidos.

-¿Dónde está el baño? – Preguntó Tomas en el oído de la joven una vez que se quedaron a solas después de haber charlado con algunos de los invitados.

-Creo que está por allá – Murmuró la muchacha señalando la dirección.

Tom se puso de pie y caminó con rumbo a los sanitarios. La chica lo miró perderse entre las parejas que bailaban y suspiró. ¡Tenía que bailar con Hiddleston! Y aprovecharía la oportunidad una vez que regresara del sanitario. Se dio cuenta que lo estaba pasando muy bien, la compañía de Tom era inmejorable y se notaba que el hombre se desenvolvía bastante bien entre las personas, incluso se atrevió a contar algunos chistes y bromear con sus conocidos.

-¡Hola Jen! – Dijo una voz bastante conocida para ella - ¿Te diviertes?

Gene se dio la vuelta y abrió mucho los ojos al mirar a Nick Duchard de pie junto a ella. El hombre tenía una enorme sonrisa dibujada en sus labios y la observaba detenidamente. Gene se tensó e inmediatamente se puso de pie, alejándose de él.

-¿Qué haces aquí, Nicholas? – Preguntó la morena.

-¡Lo mismo que tú, cariño! – Exclamó él sin borrar su sonrisa cínica - ¡Divertirme! Sharon me invitó y me puse muy feliz al saber que asistirías.

La joven miró a ambos lados, buscando a Tom, pero no logró verlo aún, solamente miró a Sharon quién le sonrió y levantó su mano derecha, moviendo sus dedos mientras se dirigía a los sanitarios... ¡esa tipa! ¿Sería posible que se tratara de un sucio plan?

-¡Pues diviértete! – Sonrió Gene con nerviosismo - ¡Voy al baño!

Ella se dio la vuelta para huir de Nick, pero el hombre la sujetó con firmeza del brazo.

-Vas a buscarlo, ¿verdad? – Preguntó Nicholas entre dientes - Irás corriendo a refugiarte a los brazos de ese sucio y desaliñado hombre – Bufó apretando aún más el brazo de la mujer – ¿Acaso te acuestas con él? ¿Ese tal Thomas es mi reemplazo?

-¡Suéltame! – gimió Gene - ¡Me estás lastimando!

-Me das pena, Jen – Continuó Nick apretándola - ¡Qué bajo has caído! Pensé que tus gustos eran más finos y selectos... ¡pero me llevé una amarga decepción! Mira que enredarte con ese profesor de quinta, ¡me das vergüenza!

-¡Estúpido! – Murmuró Gene entre dientes - ¿Cómo te atreves? Tom es una persona extraordinaria. Él es un caballero, es amable, atento, que me ha tratado muy bien. ¡Es muy diferente a ti!

-¿Me estás comparando con ese esperpento? – preguntó Nicholas con burla - ¡Por favor Jen! Es obvio que ese tipejo y yo somos muy diferentes, él carece de la elegancia y finura que yo poseo. – dijo al momento que comenzaba a bailar como robot.

Genevieve observó al hombre. Lo notaba pálido y demacrado, la edad le había caído encima, ya no se veía tan jovial como antes, ahora parecía un hombre anciano, a pesar de que no era tan viejo. Sus movimientos eran torpes, arrastraba las palabras al hablar y su comportamiento, como ese baile, estaba demasiado fuera de lugar. ¡Nicholas estaba ebrio! Ella bufó y trató de alejarse de él, no tenía caso discutir con ese tipo, especialmente estando tan borracho.

-¿A dónde vas? – Gritó el hombre halándola del brazo.

Gene bufó, ¡deseaba apartarse de él! Pero ese tipo no iba a permitírselo, así que gritó con todas sus fuerzas para que Nicholas la dejara en paz. Ahora que había estado lejos de él, dedicando tiempo para sí misma y reflexionando, ¡le temía! Ese hombre le causaba aversión. Su tacto era muy rudo y la estaba lastimando mientras apretaba más y más, lo que hizo que ella comenzara a llorar de dolor.

-¡Suéltala! – La voz de Hiddleston resonó como un trueno – Suéltala ahora.

Nick miró a Tom y sonrió de manera boba. Thomas estaba muy furioso con ese hombre, ¿quién se creía que era? ¿Con qué derecho trataba a Gene de esa manera? ¡Él no lo permitiría! Gene era una dama, una mujer delicada y que debía ser tratada con cariño y respeto... ¡como todas las mujeres! Ese patán no tenía derecho a lastimarla y mucho menos a gritarle de esa manera.

-¡Ay, pero si es el profesor de quinta! – Se rió Nicholas soltando a Genevieve – Por favor, el papel de caballero de armadura oxidada te queda muy bien... ¡bravo, bravo! – Se mofó el hombre y caminó tambaleándose hasta dónde se encontraba Tom.

Hiddleston también se acercó, colocándose rápidamente frente a Gene, ocultándola de la vista de ese sujeto. Genevieve de inmediato lo rodeó con sus brazos y comenzó a llorar.

-¡Es hora de irnos! – Gimió la chica tratando de llevarse a Thomas – Ya es suficiente.

-¿Por qué se van tan pronto? – Preguntó Nick – La fiesta apenas comienza.

-¿Te encuentras bien? – Preguntó Tom a la chica mientras la acariciaba, ignorando por completo a Duchard.

-¡Vaya, vaya! – Continuó mofándose Nicholas – Veo que te gusta recoger las sobras, ¿no es así, profesor? Pero por supuesto, ¿qué se puede esperar de la gentuza? ¡Buscan a los de su clase! – Dijo entre risas – Y ahora que la veo bien, ¡puedes quedarte con ella! A mí las gordas no me parecen atractivas y ¡mírala a ella! Parece una cerda fofa y asquerosa.

¡Eso ya era el colmo! Thomas no iba a tolerar que ese tipo estuviera faltándole al respeto a Gene, así que con un movimiento veloz, Hiddleston lo sujetó por el cuello y comenzó a apretárselo lentamente.

-Mira, imbécil – Gruñó el inglés poniendo su puño cerca del rostro de Nicholas – No te parto la cara y te doy tu merecido porque no me gusta golpear a los ancianos ebrios. Las personas de la tercera edad tienen todo mi respeto, pero por desgracia, hay sujetos indeseables y gorrinos como tú que son dignos de la paliza más grande – Gritó soltándolo mientras Nick caía al piso -¡Vámonos, Gene! – Suspiró Tom acomodándose la chaqueta.

-¡Por supuesto! – Dijo la chica tomándolo firmemente de la mano – Creo que fue un error venir aquí.

Tom y Genevieve se alejaron de la multitud que los observaba. Nadie intervino para defender a Gene, ni para defender a Nick. Juntos salieron de la propiedad y de inmediato, buscaron el auto de Hiddleston. La chica había estado aguantando y, una vez que subieron al vehículo, comenzó a llorar, ocultando su rostro entre sus manos.

* * *

¡Maldita Sharon! Fue plan con maña... ¡cómo detesto a ese Nicholas! Yo si lo hubiera golpeado, pero Thomas es un caballero que no se rebaja al nivel de ese bastardo.
¿Qué les pareció este capítulo? A partir de estos capítulos, tendremos un acercamiento más fuerte entre Thomas y Genevieve, ¡ya lo verán!
Gracias por sus comentarios, votos y por supuesto, por el tiempo que les robo al leer mis historias.
Maria Decapitated

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