CAPITULO 20
La madre de Genevieve colocaba una bandeja con un enorme salmón al horno con salsa de cítricos y jengibre, sobre la mesa del comedor. Esa noche Chase y Fiorella los acompañarían a cenar. Gene colocó en la mesa un bowl con ensalada de lechuga, mango y piña, aderezada con naranja. Detrás de Gene apareció Tom, él caminaba llevando entre sus manos un pastel de coco y limón.
-¿Falta algo más? – preguntó Tom a Genevieve que estaba a punto de entrar en la cocina.
-Sólo el vino y el flan de Ferrero que estaba en la nevera – respondió la chica – Mamá ha llevado una bandeja de pollo agridulce con crema de hongos y otra ensalada.
-De acuerdo, iré por el vino. – dijo Tom entrando a la cocina justo detrás de Genevieve – Muero de hambre.
-Tendrás que esperar un poco, que aún no llegan nuestros invitados. – sonrió la chica y le guiñó un ojo – Pero puedes tomar una porción de flan, hice unos individuales.
-¡Voy a esperar! – exclamó Tom antes de salir de la cocina con el vino.
Luego de poner la mesa, los tres se sentaron en la sala a esperar la llegada de Chase y Fiorella, quienes avisaron que llegarían un poco después de lo acordado.
-¿Tardarán mucho? – Preguntó Kathleen poniéndose de pie.
-¿Por qué lo dices mami? – Respondió Gene – Me dijeron que ya no tardaban.
-¡Muero de hambre! – Se rió la madre de la chica y miró a Tom - ¿Quieres un poco de ensalada, hijo?
-¡Yo si quiero, gracias! – Murmuró levantándose de su asiento – Estoy famélico y creo que no podré aguantar más, ¡como que ya tardaron más de lo debido!
Genevieve se mordió el labio y aguantó la risa. Tenían razón, Chase y Fiorella estaban tardando un poco más de lo prudente y la hora de la cena ya había pasado. La chica también decidió unirse a su madre y a su novio, cuando fueron interrumpidos por el sonido del timbre.
-¡Deben ser ellos! – Exclamó Kathleen y corrió a abrir.
-¡Ya era hora! – Bufó Tom saliendo de la cocina mientras mascaba ruidosamente la ensalada.
-¿Con que ya estás comiendo? – Dijo Chase entrando a la cocina - ¡No nos esperaron!
-Me estaba muriendo de hambre – Se rió Tom – Y comí sólo un poquito de ensalada, ¡una cucharada nada más!
-¡Perdón por hacerlos esperar tanto! – Gimió Fiorella – Fue mi culpa, tuve que salir de última hora y se me hizo un poco tarde – Suspiró – En verdad lo lamento.
-¡No debes preocuparte! – Comentó Gene – Lo entendemos, pero y sabes cómo es la gente de desesperada y no puede aguantar unos minutos sin comer...
-¡A mí me hubiera pasado igual! – Se rió Chase mientras se acomodaba en la mesa, junto a su prometida – Les agradezco la espera.
-¡No hay nada que agradecer, muchachos! – Murmuró Kathleen – Espero que les guste lo que hemos preparado para ustedes.
Chase y Fiorella se encargaron de dar las gracias por los alimentos y la cena comenzó entre charlas y muchas risas.
-¡Recibí las fotos, Genevieve! – Dijo Chase limpiándose los labios con la servilleta - ¡Muchas gracias! Ya he comenzado a trabajar en la edición de tus fotos y de hecho me contactó tu fotógrafo y me envió algunos outtakes de esa sesión y creo que ya sé cuales utilizaré para las ilustraciones del libro.
-¿De verdad? – Preguntó la chica – Me alegra mucho – Sonrió – August es un grandioso artista y un excelente fotógrafo. Cuando le hablé del proyecto, inmediatamente quiso participar.
-Yo le ayudé a elegir las imágenes – Intervino Tom – August estaba muy indeciso y Genevieve tampoco le ayudaba mucho con su elección.
-Pero la elección final fue perfecta – exclamó Chase y sonrió.
-¡Yo ya vi los primeros bocetos! – Intervino Fiorella aplaudiendo llena de felicidad - ¡me encantaron!
-¿Y cuál será el título de tu libro, Tommy querido? – Preguntó Kathleen – Leí los dos anteriores y quedé maravillada, me hicieron recordar mi época de adolescencia cuando leí el Silmarillion – Sonrió - Son perfectos.
-¡Por favor, Kat! – Se ruborizó el hombre – Me halagan tus palabras – Dijo devolviéndole la sonrisa – El título oficial del libro es Call of Destiny.
-¡Y es perfecto para la historia de Genevieve! – Comentó Chase – Como lector del borrador y el ilustrador oficial, debo decir que será todo un éxito.
-Seguro se convierte en un Best Seller – Exclamó Fiorella – Tiene todo para serlo.
-Yo no he querido leer nada al respecto – Dijo Gene comenzando a recoger los platos – Voy a esperarme hasta que el libro esté publicado y a tener la copia en mis manos.
-Mi madre vendrá a la presentación y según comentó, la acompañará Marlon – Suspiró Tom – Por fin se animó a viajar.
-¡Por fin conoceremos a Edna! – Gritó Fiorella.
-¡A la fantástica Edna! – Exclamó Chase – Por cierto, quiero hacer un brindis por el próximo éxito de nuestro amado Thomas... - Dijo levantando su copa - ¡Por Call of Destiny!
Todos levantaron sus copas y repitieron la última frase mientras entrechocaban las copas a rebosar.
* * *
Cuando la cena terminó, las parejas dejaron la casa para dirigirse a un club y tomar algunos tragos, bailar y divertirse. La noche aún era joven y perfecta para pasarlo bien, relajarse y disfrutar de agradable compañía. Entraron en el lugar y comenzaron bebiendo y charlando. Luego de un rato, las chicas decidieron que era hora de moverse un poco y bailar al ritmo de las canciones que el DJ programaba. Tom se rehusó a bailar un tema de reguetón, sí que Chase se encargó de llevar a las chicas a la pista de baile.
Después de un par de canciones, Gene se despidió de la pareja y caminó hasta la mesa dónde Tom permanecía sentado con un vaso en la mano.
-¿Esta vez bailarás conmigo? – Preguntó Gene a Tom, quién sólo se había concretado a mirar como Chase bailaba con ambas chicas.
-¡No soy tan bueno bailando! – Se quejó el hombre - ¡Lo sabes!
-¡Pero yo quiero bailar contigo! – Dijo la chica haciendo un puchero y frotando su rostro contra el de Tom – Y eso de que eres un mal bailarín... ¡que se lo crea tu abuela!
-De acuerdo – exclamó Tom de mala gana y se puso de pie – Espero sea una canción romántica, sabes que odio el reguetón.
-Es bueno para bailar – sonrió Genevieve rozando la nariz de Tom con sus labios – Pero yo preferiría bailar algo lento contigo – respondió Gene y lo tomó de la mano para dirigirse a la pista de baile.
Para fortuna de ambos, comenzó a sonar un tema lento y romántico. Algunas parejas se retiraron de la pista y otras más se unieron al baile. Tom sujetó a la chica de la cintura y ella a su vez le rodeó el cuello con sus brazos. Tom se inclinó para unir su frente a la de la chica y mirarla a los ojos, para comenzar a moverse al ritmo de la melodía.
-Lo haces bien – murmuró Gene rozando su boca en la mejilla de Tom – No entiendo porque te niegas a bailar.
-No me gusta – respondió con sinceridad – El baile no es lo mío – murmuró – Pero contigo es diferente, me gusta tenerte entre mis brazos. Es como si ambos nos eleváramos muy alto.
Ella sólo sonrió y recostó su cabeza en el hombro de Tom para continuar balanceándose al compás de la canción. Él la apretó a su cuerpo y le acarició la espalda, Gene dejó escapar un largo suspiro y se dejó llevar por esa canción. Al terminar la música, una nueva melodía se dejó escuchar en la pista y la pareja permaneció bailando. Gene levantó su rostro y contempló a Tom quien sonrió ampliamente. El hombre se inclinó un poco más besándola apasionadamente. Gene se aferró a Tom, mientras su cuerpo vibraba.
La cercanía de ambos, el roce de sus cuerpos al bailar, más los besos y las caricias que ambos se prodigaban lograron que la temperatura de sus cuerpos se elevara, mientras que el deseo comenzaba a hacerse presente. Ginny gimió cuando las manos de Tom recorrieron su espalda, posándose sobre su trasero y estrujándolo.
-¡Tom! – Susurró mientras los labios de su novio recorrieron su cuello llenándolo de besos - ¿No crees que ya es hora de irnos?
El hombre dejó escapar un jadeo cuando Gene se frotó contra él y apretó sus labios contra los suyos para besarlo con más intensidad. Ella tenía razón, lo mejor sería dejar ese club y encerrarse en su departamento para dejar que la llama de la pasión los abrasara.
-¡Vámonos entonces! – Suspiró Hiddleston separándose para tomarla de la mano y reunirse con Fiorella y Chase.
-¿Creen que ya es hora de irnos? – Preguntó Fiorella – Porque, ¡bueno! Chase ya tiene sueño...
-¡No es cierto! – Se rió el hombre – Pero pienso que...
-Tom y yo también habíamos pensado en retirarnos – Exclamó Gene y miró a Tom, quién se reía – Estamos un poco cansados.
La pareja se despidió de sus amigos y abandonaron el club para dirigirse al departamento de Thomas. Durante el trayecto, sólo se dedicaron algunas miradas de fuego y un par de caricias, la temperatura entre ambos estaba a punto de alcanzar sus límites.
Tom se estacionó en la parte de atrás del edificio, ayudó a Gene a descender del auto, caminó junto con ella hasta el elevador y cuando la puerta de este se cerró, ella se abalanzó a los brazos de su novio para besarlo con ardor. Tom la ciñó contra él, respondiendo a ese beso pasional y acariciándole el trasero. Tuvieron que separarse al abrirse las puertas del aparato, Tom suspiró y le extendió la mano a la chica para caminar por el pasillo hasta detenerse delante de la puerta del departamento. El hombre abrió la puerta y encendió la luz para después cerrar la puerta con llave y tomar a Gene entre sus brazos, llevándola hasta la alcoba.
-¡Me dolieron los pies! – Rió Gene lanzando las sandalias de tacón a un rincón y dejándose caer sobre el sillón.
-¡Te dije que no bailaras reguetón! – Se burló Tom lanzando su chaqueta sobre la cama.
Ella esbozó una sonrisa traviesa cuando Tom se acercó a ella y le acarició la mejilla con el dorso de su mano. Gene lo sujetó del rostro para comenzar a besarlo con pasión. Tom le devolvió el beso con la misma intensidad. Estaba excitado y sabía que ella también lo estaba. Hubo un choque de lenguas y montones de besos sonoros. Ginny le mordió el labio inferior y lo succionó varias veces, ¡podía pasar toda la noche besándolo! Tom también la mordió y sin dejar de besarla, le rodeó la cintura con un brazo y la levantó del sillón. Gene lo rodeó con ambas piernas y así, besándose una y otra vez la dejó sobre la cama mientras se colocaba sobre ella.
Tom la miró a los ojos durante un instante, Genevieve jugaba con su cabello y lo miraba a los ojos. Volvieron a besarse lentamente, saboreándose y transmitiendo su deseo a través de los besos. La pierna de la mujer se frotó contra la cadera de Tom, él se apartó un poco y Gene aprovechó para quitarse el top, dejando sus senos al aire. La chica arqueó la espalda y el dejó escapar un ligero gruñido mientras se quitaba la camiseta.
Las manos de la chica acariciaron el amplio pecho del hombre, pellizcándole los pezones. Tom gimió y se inclinó para besarle los senos y morderlos a placer. Gene gemía, arqueando la espalda y acariciando la cabeza del hombre. Nuevamente se besaron con más pasión y arrebato; gimiendo y suspirando con sonoridad.
Los labios de Tom se posaron en el cuello de la joven y lo succionaron, ella gemía sin control cuando la lengua del hombre dibujó un camino húmedo hasta sus senos y presionó sus pezones con los dientes. Las manos de Tom, rápidas y traviesas le desabrocharon la falda para bajarla lentamente por las piernas largas y torneadas de la mujer. Gene estaba ansiosa, así que terminó de quitarse la ropa, quedando completamente desnuda delante de él.
Tom aprovechó para quitarse la ropa ante la mirada de lujuria de la mujer que no dejaba de observar su notoria erección, Gene lo sujetó del elástico de los bóxers y lo atrajo hacia ella. Tom la abrazó con firmeza, besándola de forma salvaje y desesperada. Ella le acariciaba la espalda, devolviéndole esos besos apasionados que le estaba arrebatando el aliento y la condura.
La mano femenina descendió hasta la cinturilla de los bóxers y los haló para mirar lo que se ocultaba debajo. Sonrió con lujuria al ver su pene y los bajó, mientras se acomodaba sobre la cama. Thomas sólo rió de manera provocadora y terminó de quitarse la ropa interior, mientras que ella estaba desesperada por tenerlo cerca. Ginny lo llamó a señas y él se acercó, poniéndose de rodillas sobre el colchón mientras que ella sujetaba su miembro erguido con una mano.
Tom se inclinó y la besó, jugueteando con su lengua, mordiéndole los labios y jadeando, mientras que Gene lo masturbaba suavemente. La mujer lo apartó y se acomodó para comenzar a lamer el sexo de Tom, desde la base hasta la punta, trazando suaves círculos en esta. El hombre cerró los ojos cuando la chica lo sujetó con firmeza e introdujo su pene dentro de su boca para comenzar a mover suavemente su cabeza.
Thomas se recostó en la cama, deleitándose con las sensaciones que la boca de Genevieve despertaban en él. Ella continuó chupando y masturbándolo, mientras que la mano de Hiddleston apretaba el trasero de la chica y le daba un par de azotes. Ella gimió y continuó succionando. Entretanto, Thomas acariciaba la delicada curva de la espalda femenina y gemía de manera gutural. Lentamente la mano del hombre descendió hasta acariciar la humedad de Ginny, deslizó dos dedos sobre el sexo empapado de fluidos. La mujer jadeó y arqueó la espalda, abriendo las piernas para permitirle el acceso. Él no perdió el tiempo e introdujo sus dedos en ella, arrancándole un sonoro gemido.
Los dedos de Tom entraban y salían de la chica, quién se había separado de él para gemir y gemir. La mano de Gene continuaba frotando el pene erecto del hombre, quién hacía un esfuerzo sobrehumano para contenerse, pues los movimientos de ella comenzaban a ser más veloces. Suavemente la apartó y le sonrió con lujuria. La chica le devolvió la sonrisa mordiéndose el labio.
Tom la abrazó con fuerza, colocándola sobre él y besándola de manera arrebatadora y lasciva. La pelvis de Gene rozaba el sexo de Tom, pidiéndole que la penetrara de una vez. Él sujetó su miembro con una mano, lo deslizó sobre la cálida feminidad de la chica, empapándolo de sus fluidos y trazando círculos sobre el clítoris hinchado. Ella dejó escapar un suave grito y tiritó ante la deliciosa descarga que eso le provocó. Genevieve levantó la pelvis mientras Tom la penetraba con una poderosa embestida. La mujer arqueó la espalda para recibirlo y llenarse con el miembro de Tom. Ella lo miró a los ojos, dejando escapar una suave risa; le acarició los pectorales, acoplándose de inmediato a él.
Tom la contempló y se mordió el labio al escucharla reír, su humedad aterciopelada le presionaba el pene, atrapándolo de manera deliciosa. Él le apretó la cintura, presionándola contra su pelvis, indicándole que era hora de comenzar a moverse. Genevieve empezó a balancear las caderas, primero de forma suave y sensual. Tom la imitaba mientras ellos estaban inmersos el uno en el otro, no cerraron los ojos, se dedicaron a mirarse como hipnotizados ante ese excitante momento.
Genevieve aceleró los movimientos, mientras que Tom le apretaba las nalgas y empujaba con más vigor. Ella gemía a la par de él, la cabecera de la cama golpeaba la pared al ritmo de ellos. Tom estaba embelesado mirando como esos senos pesados y redondos golpeaban uno con otro. Gene cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, enterrando las uñas en los hombros de Thomas.
Ginny gimió con más fuerza y se inclinó para besarlo de manera brutal. La cabellera de la mujer lo envolvió y poco a poco las embestidas del hombre se aceleraron, entrando hasta el fondo. Tom la abrazó y se incorporó, dejándola sobe sus piernas, la besó una y otra vez, mientras que la pareja regresaba al suave balanceo del principio. Lentamente se dio la vuelta para invertir la posición y colocó las piernas de la joven sobre sus hombros.
Genevieve estaba emocionada y enajenada. Él la besó de nuevo, enredando su lengua con la de ella, se separó un poco y apoyó las palmas sobre la cama para arremeter contra la mujer de manera impetuosa, como queriendo partirla en dos. Gene gritaba, maldecía y gemía poseída por el placer que aquella ferocidad le provocaba, sus fluidos manaban a torrentes, resbalando por su trasero. Poco a poco fue perdiendo la capacidad de razonar, únicamente estaba concentrada en la placentera fricción que Tom le provocaba y escuchar los roncos jadeos del hombre era como escuchar música celestial.
Lentamente, ambos se abandonaron al placer. Tom gruñó cuando las paredes vaginales de la mujer se contrajeron sobre su sexo. Gimió de gozo y continuó embistiendo con fuerza, ella estaba demasiado excitada y a punto de colapsar, sus mieles le mojaban la pelvis y su pene entraba y salía con mucha facilidad de ella. Gene lo abrazó y buscó su boca para devorarla y morderle los labios antes de entregarse al orgasmo con un grito primitivo, al tiempo que su cuerpo temblaba completamente, presa del éxtasis. Instantes después él la siguió y estalló embargado de dicha y satisfacción.
* * *
-¡Estoy muy nerviosa! – exclamó Gene y se arrojó a los brazos de Tom – Tengo miedo de estar en ese juicio.
-¡Pero si ayer me dijiste que estabas lista! – respondió su novio abrazándola fuertemente y besando sus mejillas – Debes tranquilizarte y enfrentar tus miedos, ¡nada malo pasará! Al contrario, tu testimonio es muy importante.
-¡Lo sé! – gimió la chica separándose lentamente de Tom y mirando a su madre – Pero también siento pena por Nicholas, no imaginé que fuera a terminar así.
-¡Se merece eso y más! – exclamó Kathleen y abrazó a Gene – Entra ahí y no te guardes nada. Todos deben saber la clase de monstruo que es ese hombre. La cárcel es un castigo justo para él, aunque para mí debería ser ahorcado o castrado.
-¡Tranquila, Kat! – sonrió Tom – Nicholas merece el peor de los castigos, para ya no vivimos en la edad media para aplicar ese tipo de torturas.
-Pues hay personas que merecen las torturas más terribles que puedan existir – dijo la madre de Gene y se separó de su hija - ¡Tú puedes, mi amor! – exclamó la señora Blumer y la besó en la frente.
-Gracias a ambos por estar aquí. – murmuró Genevieve y abrió la puerta para entrar en la corte.
Genevieve caminó lentamente por la sala, había sido llamada como testigo y era hora de rendir su declaración delante del juez, el jurado y los demás presentes. No había querido estar presente durante todo el juicio, no estaba segura de poder soportarlo completamente.
Nicholas, al escuchar el nombre de la chica, se puso un poco pálido. No pensó que Gene fuera a estar presente en su juicio, ¡mucho menos como testigo! Él nunca la obligó a nada... y fue cuando recordó todas las veces que la amenazó con dañar a su madre si no se acostaba con algunos de su socios. Se llevó las manos al rostro... ¡una más que se sumaba a su lista! Y ahora se arrepentía de las estupideces cometidas... pero ya era demasiado tarde.
-¿Jura decir la verdad y solamente la verdad? – Preguntó el juez a la chica que levantaba la mano derecha y colocaba la izquierda sobre la biblia.
-¡Lo juro! – Murmuró Gene con convicción.
Gene se sentó en el estrado con las manos sobre el regazo, esperando las preguntas del abogado defensor de Nicholas. La chica levantó la mirada y miró Duchard, quién la miraba con dureza, como intentando intimidarla. Gene levantó el rostro y adquirió una expresión serena, dándole a entender al hombre que no le tenía miedo.
-Señorita Blumer – Dijo el abogado - ¿Hace cuánto que usted conoce al señor Duchard?
-Diez años, un poco más – Dijo Gene con seriedad.
-¿Cómo lo conoció y cuál era su relación? – Comentó el hombre – Tengo entendido que él era su representante.
Gene asintió y comenzó a narrar la manera en la que ella conoció a Nicholas, de su insistencia en que se convirtiera en modelo y que, ella aún siendo menor de edad, fue invitada por el hombre a salir y a posar de manera clandestina, sin el consentimiento de la madre de la chica.
-Después de que me gradué de la preparatoria y cumplí la mayoría de edad, yo huí con el señor Duchard y me convertí también en su amante – Suspiró la chica.
-¡Pero nunca te obligué a acostarte conmigo! – Gritó Nicholas – Tú te ofreciste, te entregaste por voluntad propia.
-¡Silencio, señor Duchard! - Gritó el juez – Continúe, señorita Blumer.
-Sí, tiene razón el señor Duchard en ciertos aspectos – Continuó Genevieve – Él nunca me obligó a mantener relaciones sexuales con él – suspiró la joven.
-¿A qué la obligó mi cliente? – Preguntó el abogado de Nicholas – Las otras jóvenes dijeron que fueron forzadas a tener relaciones con él o a satisfacer sexualmente a amigos y socio del señor Duchard. ¿El la obligó?
-Sí – Respondió Genevieve – Pero debo decir que, en un principio, esas peticiones, ocultas bajo un velo de amabilidad y buenos sentimientos las cumplí sin poner objeción – Murmuró ella y bajo la mirada, tratando de aguantar las lágrimas – Pero conforme esos actos adquirieron una vena más oscura, más perversa y más sucia... ¡yo me negué rotundamente a cumplir con sus caprichos! – Gimió la joven – Esos actos me hacían sentir sucia, humillada, mancillada, me afectaban en sobremanera – Exclamó un poco alterada – Como comencé a negarme, el señor Duchard me golpeaba y me amenazaba.
-¡Mentirosa! – Volvió a interrumpir Nicholas con un grito estridente - ¡Eres una puta! ¡A ti te gustaba! Siempre me lo dijiste.
-¡A callar, señor Duchard! – Gritó el juez – Su continúa interrumpiendo, lo haré expulsar de esta sala.
-Señorita Blumer – dijo el abogado – ¿Cuáles eran esas amenazas?
-Por lo general me amenazaba con desprestigiarme y echar abajo mi carrera como modelo - exclamó la joven – Después me amenazó con hacerle daño a mi madre, me llegó a decir que si yo no cumplía con sus órdenes mi madre moriría. – gimió Gene conteniendo las lágrimas – De hecho también amenazó con matarme el día que intenté alejarme de él. Recuerdo que me dio una gran golpiza y estuve varios días en cama, ya que no recibí atención médica. – dijo la chica y se limpió las lágrimas – Fui una mujer muy tonta, estaba cegada por el amor que sentía por él y por eso creía en sus falas promesas. Porque después de todo el maltrato que recibía, Nicholas llegaba arrastrándose a mis pies y rogando mi perdón. Prometiéndome que iba a cambiar y que todo iba a ser diferente, que no volvería a ponerme una mano encima. Pero jamás fue así, pasaba un tiempo, se olvidaba de sus promesas y el ciclo se repetía.
-¿Y por qué no lo denunció, señorita Blumer? – preguntó el hombre - ¿Por qué cayó todo esto?
-Tenía miedo - respondió la mujer – Este tipo de situaciones termina con tu autoestima, con tu voluntad. Te convierte en una persona débil y temerosa. Después de todo lo que se vive, uno no vuelve a ser el mismo.
-¡Ya callen a esa loca! – gritó Nicholas – Si ustedes no la hacen callar, ¡yo lo haré! – exclamó el hombre.
-¡Basta, señor Duchard! – gritó el juez y golpeó con su mazo.
Nicholas no escuchó la advertencia del juez, de cualquier manera ya estaba perdido. Se levantó de su asiento y corrió hasta el estrado donde se encontraba Genevieve, quién se puso de pie inmediatamente al ver que Nicholas se acercaba a ella.
Duchard se lanzó sobre Genevive y trató de estrangularla, pero los guardias lo detuvieron a tiempo antes de que pudiera tocarla.
-¡Te voy a matar, maldita zorra! – gritó Nicholas - ¡Todas son unas zorras! Ofrecen su cuerpo a cambio de fama y fortuna. Al final terminan haciéndose las víctimas. – decía el hombre - ¡Todas son unas putas! ¡Todas son unas sucias rameras!
Los guardias tomaron de los brazos a Nicholas y lo condujeron fuera de la sala del juicio. Se había armado un gran alboroto entre las personas que se encontraban en la corte. El juez intentaba poner orden pero los murmullos no cesaban. Genevieve estaba sobre el piso intentando levantarse, pero no podía. Tenía miedo, su cuerpo temblaba y estaba llorando con todas sus fuerzas. Una persona del jurado se acercó a ella y la ayudó a ponerse de pie.
Nicholas no se escaparía de la cárcel, eso era obvio. ¿Pero qué iba a pasar en ese momento? El juez aún no dictaba su sentencia y aún faltaban algunas chicas que debían rendir su testimonio, pero Gene ya no deseaba estar ahí.
Buscó con la mirada a Tom y a su madre. Ellos se encontraban en la parte de arriba y no podían bajar a auxiliarla. Como pudo, la chica logró llegar hasta allá y buscó los brazos de su madre para comenzar a llorar con fuerza.
* * *
Es obvio que Nicholas está frito y que recibirá su merecido en cualquier momento. El próximo jueves estaré publicando el capítulo final de esta historia. Pero comenzaremos todavía con el juicio, porque esto aún no ha terminado. ¿Qué les pareció el capítulo? No olviden dejar sus comentarios y gracias por leer. Les recuerdo que el fin de semana estaré presentando mi nuevo fanfic con Chris Evans y Sofia Carson. ¡No se lo pierdan!
Maria Decapitated
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