CAPITULO 12
-¿Estás bien, Gene? – Preguntó Darcy abrazando a su amiga - ¡Ese tipo es un...!
-Estoy bien – sonrió la chica – Muchas gracias. Nicholas es un tipo muy molesto y sólo sirve para un par de cosas... ¡joder y joder! – Suspiró – Pero por mucho que lo intente, ya no me va a humillar ni hacerme sentir mal... ¡está decidido!
-¡Así se habla! – Exclamó Darcy y volvió a abrazarla.
-Entonces, ¿la fiesta continúa? – Preguntó Boris al ver el lugar casi vacío.
-No, creo que es hora de despedir a los invitados – Comentó Genevieve – Es muy tarde ya y estoy muerta de sueño.
-¡No te preocupes por eso! – Sonrió Tom desde uno de los sillones – Chase y yo nos hemos encargado de los invitados. Mientras tú estabas muy ocupada respondiendo las últimas entrevistas, nos dimos a la tarea de decirles que la fiesta se había terminado.
-Lo que pasa que muchas personas estaban metiéndose en cosas que no debían – Intervino Chase – Preguntando sobre el incidente con el "señor pantalones ridículos" y tú.
-¡Muchas gracias chicos! – Suspiró Gene – Ni siquiera me di cuenta de ello.
-Estabas ocupada, es todo – Murmuró la señora Robertson - ¿Les gustaría cenar? – Preguntó – Creo que en casa quedaron algunos bocadillos extra.
-¡Gracias señora Robertson! – Dijo Thomas poniéndose de pie - ¡Vámonos que aquí espantan!
Todos rieron ante ese comentario y después salieron del lugar para dirigirse a casa de los señores Robertson. Una vez ahí, todos se organizaron para preparar una pequeña reunión y relajarse después de una tarde muy ajetreada. Mientras charlaban y comían con ganas de esos deliciosos bocadillos. Martha Robertson se sentó junto a Genevieve y la tomó de la mano, la chica la miró esperando a que la señora dijera algo.
-¿Quién era ese hombre, mi niña? ¿Por qué te dijo todas esas cosas? – Preguntó la mujer.
Se hizo silencio en la sala. Tom, Darcy y Boris eran las únicas personas que conocían la historia de Gene y el porqué Nicholas se empeñaba en hacerle la vida imposible.
-¡Martha, por favor! – Intervino el señor Robertson – Deja a esa pobre niña en paz...
-¡No pasa nada, señor Robertson! – Exclamó Gene – Ese hombre es Nicholas Duchard. Él era mi agente y también mi pareja. Las cosas entre él y yo no terminaron bien y ahora no quiere dejarme en paz.
-¡Qué maldito! – Murmuró la señora Robertson – Deberías poner una orden de restricción.
-¡Ese tipo no tiene derecho de tratarte mal, querida niña! – Comentó el señor Robertson – Debes ponerlo en su lugar y no mostrarle miedo. ¡Vi tu cara! Ese hombre te asusta, no es un buen tipo y apoyo la idea de Martha, una orden de alejamiento lo mantendrá a raya.
-Quizá una denuncia por acoso también puede ayudar – Murmuró Fiorella – El tal Nicholas tiene cara de loco, ¡hasta yo me asusté cuando lo vi entrar!
-Nicholas Duchard le ha hecho mucho daño a Gene – intervino Darcy – Y todos ustedes tienen razón en decirle que se aleje de él, pero lo correcto sería que Gene lo enfrentara y le demostrara que no tiene miedo.
-¡Además no está sola! – exclamó Boris – Tiene el apoyo de todos nosotros, que no vamos a permitir que ese desgraciado le haga daño o atente contra su integridad.
-Apoyo a Boris – dijo Tom mirando a la chica con ternura – Cuenta con nosotros, sus amigos. Tengo poco conociendo a Gene, pero en las pocas veces que hemos salido juntos, esta es la segunda vez que nos topamos con Nicholas Duchard.
-¿Eso es verdad, Gene? – preguntó el señor Robertson con preocupación - ¿No ha intentado lastimarlos?
-Mi amigo Tom tendrá cara de ser la persona más buena y linda del mundo, pero sabe defenderse y como es todo un caballero, estoy seguro que defendió a esta hermosa dama y puso en su lugar a ese engreído y ridículo idiota. – exclamó Chase, que hasta el momento no había participado en la conversación.
-Chase tiene razón – respondió Genevieve – Con Tom me siento segura, así que no debe preocuparse, señor Robertson.
-Deberíamos cambiar de tema – intervino Boris y todos asintieron. No tenía caso seguir tocando ese tema. - ¿Qué les pareció la inauguración? ¿Les gustaron los bocadillos?
-¡Me encantó! – exclamó Fiorella – He sacado una cita para un masaje y un facial y en cuanto a los bocadillos, ¡estuvieron deliciosos! ¿Tú los preparaste?
-¡Sí, fui yo! – respondió Boris y miró a su esposa – Pero no lo hubiera logrado sin la ayuda de mi esposa y mi hermana.
-¡Estuvieron maravillosos! – dijo Tom – Deberías pasarme la receta, ya que cuando tengo tiempo me encanta cocinar y experimentar en mi cocina. Aunque a mí no se me quema el pan, ¿verdad Gene?
Gene empezó a reír y movió la cabeza. La primera vez se le quemó el pan porque lo descuidó al perderse en las redes sociales y la segunda, fue por culpa de Tom que intentaba seducirla. Lo miró y su rostro se puso rojo como un tomate, Tom sólo la miró y le guiño un ojo. Le dedicó una sonrisa y continuó con la charla, el rostro de Gene estaba más relajado y había vuelto a sonreír.
* * *
Después de despedirse de sus amigos. Gene y Tom caminaron lentamente por el pasillo del edificio, deteniéndose frente a la puerta del apartamento de Hiddleston. Gene suspiró y lo sujetó de la mano, mientras besaba su mejilla. Tom la miró con intensidad y en su rostro se dibujó una sonrisa traviesa.
-¡Buenas noches, profesor Hiddleston! – Murmuró la joven – O mejor dicho, días – sonrió.
-¿Quieres pasar? – Preguntó Thomas sin rodeos – Puedo ofrecerte un café si quieres o un....
-Beso apasionado, un abrazo – Susurró ella en su oído – Tus manos sobre mi cuerpo desnudo – Dijo ella dedicándole una sonrisa de complicidad.
Él asintió y la tomó de la mano para entrar en la casa. Bobby dormía sobre el sillón y apenas levantó la cabeza para mirarlos, bostezó sonoramente y cambió de posición en el sillón. Hiddleston miró al piso, buscando alguna porquería en él, pero no encontró nada.
Mientras el hombre realizaba su inspección, Gene se dedicó a mirar el apartamento del hombre. Estaba un poco desordenado, los libros y los documentos se amontonaban en los rincones de la casa. Le preció raro no encontrar un televisor en la sala, sólo un viejo tocadiscos, un aparato de sonido y varios acetatos esparcidos sobre una mesa.
-Me gusta tu departamento – suspiró la chica – Es tan vintage.
-Aburrido, ¡dirás! – Comentó él y la sujetó por la cintura - ¿Qué te apetece primero; el abrazo, los besos o las caricias?
-¡Todo combinado! – Gimió la mujer y sujetó su rostro para acercarlo y besarlo lentamente.
Él dejó que Gene tomara el control del beso, entregándose y correspondiéndole con la misma pasión. Instantes después entraron en la habitación y Thomas cerró la puerta para que durante ese momento ardiente, no fueran molestados por Bobby.
Apenas cerraron la puerta, él la jaló para abrazarla y besarla lentamente en los labios, Genevieve le echó los brazos al cuello, rindiéndose ante ese beso profundo y erótico que elevó de manera inmediata su temperatura corporal. Las manos de Hiddleston le recorrieron la espalda y se posaron en sus nalgas, apretándolas y pegándola a su cuerpo para que experimentara la dureza de su sexo contra su vientre. Gene gimió al sentirlo y comenzó a quitarle la ropa para tocar el pecho desnudo de Tom. Él no quiso quedarse atrás y también le quitó la ropa, intercalando besos y caricias sobre el cuerpo de la chica, quién se estremecía entre sus brazos
Tom devoró la boca de Gene con un beso ardiente que la dejó sin aliento, sus lenguas chocaron y se enredaron en una danza erótica. Sin dejar de besarla la condujo hasta la cama, dónde la depositó con suavidad, quedando de pie frente a ella y contemplando la belleza de su cuerpo desnudo.
-¡Eres tan hermosa! – Murmuró el hombre llenando su vista con el cuerpo de Genevieve – Que con sólo mirarte se me eriza la piel - Le dijo con voz grave y terminó de desnudarse lentamente – Me gustaría saborear tus secretos, quiero que sientas cómo mi lengua lame tus labios – Susurró Tom con voz ronca.
A Genevieve se le secó la boca al escucharlo mientras lo miraba quitarse la ropa sin perder detalle. Sus pupilas estaban dilatadas y el deseo se desbordaba por los poros de su piel. Ella comenzó a tocarse delicadamente, rozando sus palmas contra sus senos y jalando sus pezones endurecidos, suspirando y mordiéndose el labio inferior al contemplar la erección del hombre, que se acercó un poco a la cama.
- Bésame, tócame, hazme tuya, ¡seamos uno! – Jadeó Genevieve – Deseo que sea así, porque he tenido tantas preocupaciones que necesito olvidarlo todo en tus brazos – Dijo la chica arqueando su espalda.
El hombre al escuchar el tono erótico de la voz de Gene, sintió como toda su piel se erizaba, la sangre le golpeó en las sienes y su temperatura corporal se disparó inmediatamente así como los latidos de su corazón. Contempló a la chica que deslizaba los dedos sobre su monte de Venus, abría las piernas y los introducía lentamente en su feminidad.
-¡Oh, Tom! – Gimió la chica – Ni siquiera me has tocado y ya estoy muy mojada.
Tom dijo algo ininteligible para Genevieve y sonrió satisfecha al ver lo que había provocado en él. Movió sus dedos dentro de ella y balanceó sus caderas para gemir sonoramente. Hiddleston se acercó al borde de la cama y apoyó una rodilla sobre el colchón, inclinándose para tocar los senos de la mujer, los dibujó sutilmente con sus manos, los estrujó y pellizcó delicadamente sus pezones hinchados. Gene echó la cabeza hacia atrás y se arqueó. ¡Esas caricias la enloquecían! La mujer ahogó un grito cuando el hombre la besó con pasión, penetrando su boca con la lengua para deleitarse con su dulce sabor y sin dejar de masajearle los pechos.
Las caricias de Thomas se intensificaron y continuaron su camino hacia abajo, dibujando la silueta de la mujer con un tacto tan delicado que ella simplemente se abandonó ante el deseo que iba creciendo dentro de ella. Gene se aferró a la colcha de la cama, gimiendo de gozo. Él continuó aplicando fricción sobre el cuerpo de la joven, estaba conociendo sus puntos más sensibles y adoraba ver sus reacciones cada vez que él la tocaba. Los labios masculinos reemplazaron sus manos, besando sus pechos y chupando deliciosamente sus pezones. Un nuevo camino fue trazado por la boca de Tom quién dejaba besos húmedos y sonoros por la piel de la muchacha. Ella acarició su ancha espalda y dibujó sus músculos tensos y marcados, hasta que las manos del hombre se posaron en su cintura y él se arrodilló delante de sus piernas abiertas.
Genevieve se apoyó en sus codos, sentándose a medias sobre la cama, gritó al sentir la ancha lengua de Hiddleston recorrer su humedad, sus labios le succionaron el clítoris, aumentando las sensaciones eróticas entre ambos. La cadera de Gene se elevaba, pidiendo más de él. El hombre comprendió y continuó complaciéndola con la boca, mordiendo tiernamente de vez en cuando. El cuerpo de la chica tiritaba al tiempo que grandes gemidos nacían en su garganta. Tom se deleitaba complaciéndola, llenando sus oídos con sus gemidos y jadeos, recreándose con su sabor. Hasta que el cuerpo de Gene se desprendió de su alma, como si intentara llegar al Valhalla y unirse ahí con los dioses.
- No sé qué me pasa contigo – exclamó Thomas incorporándose mientras miraba el cuerpo de Genevieve aún sacudido por los espasmos del orgasmo - Pero hay un enigma que me obliga a estar pensando continuamente en ti – Exclamó en un ronco susurro, recostándose junto a la chica.
Ginny se dio la vuelta, tomando con su mano la nuca de Hiddleston, atrayéndolo para besarlo con pasión arrebatadora. Él la tomó por la cintura y la colocó encima de él sin dejar de besarse. Con ese beso, la pasión entre ambos se avivó y sus cuerpos se tensaron. La chica apoyó las rodillas sobre la cama y lentamente fue penetrada por el hombre. Ambos gimieron con fuerza, entregándose el uno al otro. Gene levantó de nuevo la cadera y volvió a dejarse caer sobre la erección del hombre, quién no soltaba su cintura y le indicaba cómo debía moverse sobre él. La boca del profesor se apoderó de uno de los senos de la joven y comenzó a succionar. Ella cabalgaba lentamente sobre su masculinidad aferrada a su cuello, embargada por esas voluptuosas sensaciones que la volvían presa del placer.
-Cuando me miras me siento como en el cielo – Jadeó Genevieve clavando su mirada en los ojos de Tom.
Él gruñó y comenzó a embestirla con mayor fuerza, mientras que el suave vaivén de las caderas de la mujer tomó un ritmo más frenético. Ella se incorporó, friccionando su pelvis contra él y arqueando la espalda para sentirlo más hondo. Tom levantó las manos y le estrujó los senos y gimió con fuerza. La sujetó de la cintura e invirtió la posición, para continuar bombeando dentro de ella. Las piernas de Genevieve se enredaron alrededor de la cadera masculina y gritó, pero el grito fue silenciado por la boca del hombre que la besó salvajemente, sintiendo cómo las paredes vaginales de la mujer se contraían alrededor suyo y poco a poco el orgasmo se apoderaba de la chica. El cuerpo de Ginny tembló completamente y se separó de la boca de Thomas, gritando y arañando su espalda. Él se sintió satisfecho y se dejó llevar con un grito que hizo eco al de ella y cerró los ojos para disfrutar de ese placer devorador.
La chica se hizo un ovillo en los fuertes brazos de Thomas, el hombre la envolvió en un cálido abrazo y ambos dejaron un hondo suspiro. Él le acarició la espalda y la besó, pero no dijo nada, había sido un momento tan maravilloso que no deseaba romper esa magia con palabras. Ella levantó su rostro para contemplarlo y él lo acarició, inclinándose para sellar sus apetitosos labios con un tierno beso. Ambos cerraron los ojos, relajándose y dejándose llevar por el sueño.
* * *
El fuerte aroma a café y el olor a panqueques impregnaron la nariz de Ginny, la chica hizo un esfuerzo sobrehumano para no levantarse de la cama, deseaba continuar durmiendo, pero el fuerte rugir de sus tripas la hizo levantarse y caminar hasta la cocina. Bobby corrió a su encuentro y meneando su rabo comenzó a ladrar.
-Buenos días, precioso. - Saludó Gene al cachorro y acarició su cabeza.
La chica levantó la vista y se encontró con la intensa mirada de Tom. El hombre le dedicó una sonrisa y se acercó a ella para tomarla entre sus brazos y besar con sonoridad sus mejillas.
-¿Cómo has dormido? - Preguntó Tom depositando un beso en la punta de la nariz de Ginny - ¿Tienes hombre?
-¡Dormí de maravilla! - exclamó con alegría - Dormir a tu lado es una verdadera delicia. – dijo esa última frase con un tono erótico – Y respecto a tu segunda pregunta, ¡muero de hambre! ¿Escuchas eso? – preguntó la chica señalando su barriga – Es el rugir de mis tripas, y el aroma de ese Muffin inglés con huevo y aguacate me está volviendo loca.
-También preparare panqueques con un poco de fresas, banana y mango. – exclamó Tom y la tomó de la mano para guiarla a la mesa – Ya todo está listo – sólo necesito que tomes asiento y te sirvas lo que quieras.
-¿Qué tenemos en el menú? – preguntó Gene y sus ojos brillaron al observar la mesa repleta de delicias.
-A parte del muffin inglés con huevo y aguacate, de los panqueques con futa y el café, tenemos yogur con fruta y cereal, rolls de jamón y queso y quesadillas de aguate y queso. – respondió Tom con orgullo.
-¿Tú preparaste todo eso? – preguntó Ginny sorprendida, no imaginó que Tom fuera capaz de preparar todo eso en tan poco tiempo.
-Me levanté temprano, pues Bobby no paraba de rascar la puerta. – respondió Tom tomando una copa de yogur con cereal y fruta – Mi querido perrito ya había ensuciado todo el baño y quería que le llenara su plato de comida. Así que mientras tú dormías plácidamente, yo me levanté a limpiar la casa y a prepararte un suculento desayuno, digno de una reina.
-¡Por eso te adoro! – exclamó Gene mientras llevaba a su boca un roll de queso y jamón - ¡Eres un excelente cocinero! – Dijo mientras lo besaba en la frente – Creo que me convienes.
-¿Por qué lo dices? – Preguntó el hombre con la boca llena de mango.
-Porque cocinas delicioso, eres bueno para la limpieza – Sonrió mientras llevaba a su boca un gran trozo de muffin – Eres inteligente, culto, das buenos consejos y... lo mejor de todo – Murmuró esbozando una sonrisa coqueta – Eres un maestro en las artes amatorias.
Tom arqueó las cejas y se ruborizó, Gene apretó los labios y también se puso colorada. Poco después ambos comenzaron a reír, él se acercó a la chica y la abrazó con fuerza, besándola en la frente mientras suspiraba. Estaba a punto de responder, cuando su teléfono comenzó a vibrar. Tom miró la pantalla del aparato y el nombre de su madre apareció.
-Disculpa, pero debo atender – Dijo y se puso de pie, alejándose un poco de Gene - ¡Hola madre! – Murmuró tomando la llamada - ¿Cómo estás?
-¡Estos muy bien, bebé! – Respondió Edna – Pero dime, ¿tú cómo estás? Me tienes preocupada. Mi último mensaje no me lo respondiste, intenté llamar pero tampoco atiendes, ¿para qué quieres el móvil?
-Perdón madre, te comenté que asistiría a una fiesta y estuve divirtiéndome con mis amigos – Dijo Tom – Si no atendí tus llamadas hace un rato fue porque estaba un poco ocupado, ¡lo lamento!
-¡Excusas, excusas! – Murmuró Edna.
-¡De acuerdo! No quería responder – Dijo Tom y esbozó una sonrisa – En verdad estoy un poco ocupado, si quieres te llamo luego...
-Ahora ya no quieres hablar conmigo – se quejó su madre.
-¡Ey! – Bufó Hiddleston – Te prometo que te llamaré en cuanto me desocupe...
-¿Qué estás haciendo que no quieres hablar conmigo? ¿Qué es más importante que tu madre?
-No es nada, mamá... ¡por favor! – Murmuró el hombre y dejó escapar un largo suspiro – Estoy con una chica, ¿de acuerdo?
-¡Ay, mi bebé ya tiene novia! – Gritó su madre – Y me imagino que es una chica encantadora. ¡Estoy tan feliz! Me alegra mucho que hayas decidido darte una nueva oportunidad y que no te cierres. ¡Quiero verte enamorado y feliz!
-Gracias, madre. – respondió el hombre – Genevieve y yo apenas nos vamos conociendo, tenemos pocas semanas de salir y hasta ahora nos hemos llevado muy bien.
-¿Se llama Genevieve? – Preguntó la mujer - ¡Quiero conocerla! ¿La traerás a Londres en tus próximas vacaciones? ¡No puedo esperar a conocerla!
Tom guardó silencio un instante y miró a Genevieve, la chica estaba atenta a la conversación de Thomas, sabía que él estaba hablando con su madre y que el tema de conversación se había centrado en ella. Eso la emocionaba, ¡Tom le hablaba de ella a su mamá! Aunque también la hizo ponerse un poco triste, si ella pudiera tener una charla con su madre, ¡seguramente le hablaría a cerca de Tom!
-Oye – Exclamó Hiddleston alejándose un poco más – No es nada seguro, ¿de acuerdo? Únicamente somos amigos y...
-¿A qué se dedica? – Preguntó Edna haciendo caso omiso de las palabras de su hijo - ¿Cuántos años tiene?
-Es dueña de un salón de belleza que se inauguró ayer, por cierto – Respondió el hombre – Ginny tiene veintisiete años.
-¡Casi veintiocho, Tom! – Gritó Gene guiñándole un ojo al chico.
-¿Está ahí? – Exclamó la mujer, quién había alcanzado a escuchar el comentario de la chica - ¡Pásamela! Quiero hablar con ella.
-¡Pero...!
-¡Nada! Si está cerca, deseo saludar a mi futura nuera – Suspiró su madre – Tommy – Dijo con ternura - ¡Por favor! Ya fue suficiente, tienes que darte una nueva oportunidad. ¡Te la mereces hijo! Eres un chico tan maravilloso y tan apuesto que no me cabe duda que cualquier chica quedaría prendada de ti al instante de conocerte – Rió – Además, eres un hombre culto, galante y caballeroso. ¡No eres cualquier pelafustán! – Bufó – Además, ¡tú no hiciste nada malo!
-Pero no estoy preparado para una relación – Suspiró Thomas pasando su mano por sus cabellos – No quiero arruinarlo, ni quiero arriesgarme a fracasar.
-Si no te arriesgas, ¿cómo vas a saberlo? – Preguntó Edna – Tommy, ya estuvo bien. No te cierres, deja el pasado atrás y vive tu presente. ¡Mereces ser feliz! Y, ¡dale una oportunidad a esa muchacha!
-¡No te anticipes, mujer! – Exclamó Hiddleston – Ella es quién tiene la última palabra a... ¡lo que sea!
-¡Faltaba más! – Rió s madre – Pásamela y me encargaré de averiguarlo.
Tom meneó la cabeza y se acercó Genevieve, quién cada vez estaba más intrigada con esa conversación. Continuaban hablando de ella y por lo que escuchaba, de algo a cerca del pasado e Tommy. Era extraño, ella le había contado todo acerca de sí misma, pero él jamás abrió la boca para decirle algo más sobre él. Nada íntimo o más revelador. Ella se estaba quedando atrás, ¡quizá la madre de Tom le despejaría algunas dudas!
-Quiere hablar contigo – Dijo el hombre extendiéndole el aparato a la chica – Mi madre desea hablar contigo – Corrigió.
Gene tomó el teléfono, Tom no se veía muy convencido de que ella charlara con su madre. ¿Había hecho bien en abrir la boca e interrumpir su conversación? Esperaba que eso no trajera consecuencias graves en su amistad con Tom.
-¿Diga? – Preguntó Gene.
-¡Hola! – Exclamó la mujer – Soy Edna Wilkins, la madre de Tom. Es un gusto, querida.
-Un placer, señora Wilkins – Dijo la chica – Soy Genevieve Blumer.
-Por favor, ¡llámame Edna! – Comentó la mamá de Tom - ¡No puedo creer que estas saliendo con mi Tommy! – Murmuró - ¿Lograste que saliera de su madriguera? Me comentó que había asistido contigo a la inauguración de tu salón de belleza, ¿es cierto?
Gene se echó a reír ante esa respuesta. Parecía que Tom no mentía al decir que no era de esos tipos que salían a divertirse con frecuencia.
-Lo conocí a mi llegada a Los Ángeles – Respondió la joven – Es un chico muy dulce y atento, ¡se ha portado de maravilla conmigo! – Suspiró - ¡Y me encanta!
-¿Te gusta? – Preguntó Edna – Porque se nota que tú le encantas, aunque debo decirte que mi niño es muy... ¡reservado! – Suspiró – Tom se ha cerrado demasiado a esas cuestiones sentimentales... pero no soy la indicada para decirlo. Sólo puedo decirte que lo hirieron y tiene su corazón destrozado – Murmuró con tristeza – Sus heridas no han sanado por completo, aunque él te haga creer lo contrario, sé que, como su madre que soy, mi bebé sufre.
-La entiendo, Edna – Respondió Gene – Y sé que como madre, usted defenderá a capa y espada a su hijo y no permitirá que alguien vuelva a lastimarlo o a jugar con sus sentimientos – Exclamó la chica – Pero déjeme decirle que esas no son mis intenciones, ¡Tom me gusta mucho! Es un encanto – suspiró – Y sólo espero que me dé una oportunidad, yo también acabo de salir de una mala relación y, me gustaría que esto que está comenzando, florezca de a poco. – Rió – Pero siendo Tom como es, dudo que las cosas vayan lentas. Tiene muy buenas cualidades que nos encantan a las mujeres, ¡es como el hombre perfecto!
-Lo sé, hija, lo sé – Murmuró Edna – Sólo espero que logres ayudarlo a sanar y que él también te ayude a ti.
-Lo está haciendo y, si él me lo permite ¡yo lo ayudaré! – Exclamó la chica con decisión.
-¡Gracias! – Murmuró Edna – Ahora debo dejarte. Estoy encantada de conocerte y espero hablar contigo pronto. Despídeme de Tommy por favor, ¡después me pongo en contacto con él!
-El gusto ha ido mío, Edna. No se preocupe, yo se lo hago saber – Dijo Gene y terminó la llamada.
La chica suspiró y entregó el teléfono a Tom, quién la miraba atentamente y con el ceño fruncido mientras comía un trozo de panqueque.
-¿Te molestó que hablara con tu madre? – Preguntó Gene al notar su expresión facial.
-No, por supuesto que no – Respondió Tom Guardando su teléfono – Pero... ¡primero me reclama y ahora no se despide de mí!
-Dijo que te llamaría más tarde – Comentó la joven – Me agradó mucho tu mamá – sonrió – Parece una buena mujer.
-Eso lo dices porque no vives con ella – Sonrió el chico – A veces se las ingenia para ser una completa pesadilla.
-¡Es una mamá! – Rió Genevieve – Se supone que las mamás deben hacer eso.
-¿Y qué hay con tu madre? – Preguntó Hiddleston.
-He estado tentada a llamarle... ¡pero me entra el pánico y cuelgo antes de que comience a timbrar! – Gimió Gene llevando a sus labios la taza de café frío.
-Si no hablas con tu madre, ¡no permitiré que vuelvas a hablar con la mía! – Exclamó Tom apuntándole con su dedo índice.
-¡No es justo! – se quejó ella – Tu mamá me cayó muy bien y...
-¿Qué te dijo para que te cayera tan bien? – Preguntó el chico.
-En realidad hablamos de ti – sonrió Gene - ¡Te adora! Además me contó que....
-¡Ya sé lo que te contó! – Comentó con un tono algo cortante y bufó.
-¿Quieres hablar de ello? – Preguntó Gene – Yo te conté algo de mí, ¡me inspiras confianza! – Suspiró - ¿Yo te inspiro confianza?
-Por supuesto – Respondió Tom tomándola de las manos – Es sólo que... ¡es muy complicado y doloroso! Al menos para mí – Dijo cerrando los ojos para después abrirlos de golpe - ¿Quieres ir a dar un paseo? – Preguntó cambiando drásticamente el tema... ¡luego te hablaré de mí! Quizá en otra ocasión...
-Me encantaría – Dijo la chica – Y respecto a lo otro, puedes hablarme de ello cuando lo consideres adecuado y estés listo para hacerlo. ¿Salimos en una media hora? Me gustaría ir a mi departamento para ducharme y cambiarme de ropa.
Tom asintió y la acompañó hasta la salida. Genevieve lo abrazó con fuerza, besándolo apasionadamente. No lo iba a presionar, dejaría que él fuera quien diera el primer paso para hablar de su pasado, porque tenía que ser algo muy doloroso o que le hubiera afectado en exceso para que se negara a revelarlo.
* * *
¡Gene ha conocido a Edna, la madre de Tom! Y al parecer ambas se agradaron y quizá puedan llevarse muy bien. También nos dimos cuenta que Tom arrastra un pasado doloroso, pero, ¿qué podrá ser? ¿Ustedes que imaginan que fue lo que cambió su expectativa respecto al amor? De antemano,muchas gracias por leer y seguir esta historia. Espero sus comentarios y respuestas y muchas gracias por leer.
Maria Decapitated
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