CAPITULO 10
Genevieve acarició el rostro de Tom quién dormía apaciblemente a su lado. La chica quería gritar de felicidad mientras lo miraba, no estaba muy segura si esa imagen se trataba de un sueño o su realidad. ¡Todo había sido tan hermoso y perfecto! Thomas se había portado como un príncipe, atento, delicado y cariñoso... ¡pero a la vez tan apasionado y salvaje! No había ningún tipo de fallo, por eso el momento parecía más irreal que real. Las emociones erizaron su piel haciéndola temblar, la mujer lanzó un hondo suspiró y besó la frente de Tom, para después posar sus labios en la boca del chico.
Thomas sólo murmuró algo y se acurrucó sobre la cama, tapándose con las cobijas. Genevieve sonrió abiertamente, tomando el rostro de Tom entre sus manos para llenarlo de besos. Se levantó, buscó su bata y se la puso, caminando directamente hasta la cocina. Tenía pensado sorprender al chico; estaba segura que sus lecciones de cocina con la señora Robertson comenzaban a dar pequeños frutos, se concentraría en algo sencillo y delicioso, como pan francés con frutas y miel, un batido de leche de almendras y chocolate, y el clásico sándwich exprés de jamón de pavo, lechuga y tomate.
La joven se dispuso a prepararlo todo, tomó un par de huevos, los batió, incorporando de a poco la leche y la canela. Colocó una sartén a fuego lento, agregó mantequilla y esperó a que estuviera bien caliente, mientras remojaba el pan en el huevo. Una vez que la sartén estuvo caliente, puso un par de rebanadas sobre ella y esperó un momento antes de darles la vuelta. Gene estaba muy concentrada en su labor, tarareaba el tema de La Bella durmiente y suspiraba a cada instante. La joven no se percató de la presencia de Thomas, quién la observaba fijamente, con una gran sonrisa traviesa dibujada en su rostro.
Tom se cruzó de brazos, mirando atentamente a la morena. Esa bata verde cubría muy poco de su anatomía y prácticamente no dejaba nada a la imaginación. Él estaba embobado mirando sus piernas largas y torneadas, así como el vaivén de sus pechos mientras ella preparaba el desayuno, mezclando algo en un bowl. Hiddleston se acercó lentamente hacia dónde se encontraba Genevieve y la abrazó con fuerza, apretando sus labios contra su cuello. Gene pegó un salto y un suave gritó brotó de su garganta.
-¡Tommy, me asustaste! – Rió la chica y se recostó sobre el pecho del hombre.
-¿Cómo dormiste? – Le preguntó él – Porque yo dormí de maravilla – Exclamó en un susurro logrando que la chica se estremeciera.
-Muy bien, también – Suspiró Gene – Pero tenía hambre y quise sorprenderte con un delicioso y nutritivo desayuno – Se rió – He estado tomando lecciones de cocina, espero que te guste.
Tom sólo respondió con un "aja" y volvió a besar el cuello de la joven, al tiempo que sus manos le recorrían los muslos y su cuerpo se pegaba aún más al de ella. Gene apoyó las manos sobre la encimera y gimió con fuerza al sentir cómo la mano de Thomas se colaba dentro de su bata, acariciándole los senos, que de inmediato se irguieron bajo el calor de su palma.
-Yo... - Gimió la chica – Estoy preparando algo...
-Sí, sí – Susurró Tom besando el hombro izquierdo de Gene – Sólo será un minuto.
Gene echó las caderas hacia atrás y las movió sobre el pene de Tom, experimentando la dureza de su sexo. El hombre jadeó y friccionó su pelvis contra el culo de Gene. La chica arqueó la espalda y girando el rostro buscó los labios de Thomas. Se besaron apasionadamente. De inmediato, la lengua de él penetró la boca de la chica, explorándola mientras la temperatura se elevaba peligrosamente. Las manos de Tom se colocaron sobre los senos de Gene para llenarlos de caricias, ella gemía sin dejar de besarlo, sintiéndose cada vez más excitada.
-Podría tomarte de aperitivo – Murmuró el hombre mordiéndole con suavidad el hombro – O quizá de desayuno completo; almuerzo y cena...
Ella se rió, girándose para mirarlo a los ojos, posando sus manos sobre el pecho desnudo de Hiddleston, mientras que su lengua lo recorría lentamente. Él soltó un ronco jadeo y la sujetó del muslo, levantándole la pierna para acariciar su trasero. Gene se frotó de nuevo contra él, levantó el rostro y Tom volvió a besarla salvajemente, soltándole la pierna para tomarla por la cintura, levantarla y sentarla sobre el mueble.
-¡Huele raro! – Gimió Gene contra los labios de Hiddleston.
Él hizo caso omiso de las palabras de la chica y se acomodó entre sus piernas y continuó besándola con posesión y deseo. Genevieve se recostó a medias sobre el mueble y arqueó la espalda, ofreciéndole al hombre sus senos redondos y pesados. Él los llenó de besos, los lamió y chupó con ganas, al tiempo que ella se retorcía sobre la mesa de la cocina.
-¿Qué demonios? – Preguntó Hidleston apartándose con brusquedad al notar que una columnilla de humo se dejaba ver desde la estufa.
Gene se incorporó y miró en la misma dirección que él. ¡No podía ser verdad! ¿Por qué a ella? ¡De nuevo se le quemaba el desayuno! Empujó a Tom y corrió hasta la estufa para apagarla y llevó el sartén con los panes carbonizados al fregadero. Tom observó un poco divertido la escena, pero su sonrisa se le borró del rostro cuando la joven comenzó a llorar. De inmediato se acercó a ella y la abrazó con fuerza.
-¡No llores, Gene! – Dijo el hombre para tratar de consolarla – No tiene importancia a cualquier....
-¿No tiene importancia? – Preguntó entre sollozos - ¡Para mí tiene importancia! Era la primera vez que podía presumir algo, ¡quería sorprenderte con un desayuno delicioso! Pero ahora... - Volvió a llorar y ocultó el rostro entre sus manos.
Tom se rascó la cabeza, ¡él tenía la culpa! Ella estaba muy concentrada preparando algo y él apareció, la miró y no se pudo aguantar las ganas. Se acercó a ella y retiró las manos de su rostro, enjuagándole las lágrimas. La estrechó entre sus brazos para besarla tiernamente en los labios, acariciando sus mejillas.
-Lo lamento – murmuró Tom con voz queda – Yo te distraje, ¡es culpa mía!
-No... me hagas... caso – Suspiró la mujer – Voy a volver a...
-Te ayudo – Intervino Thomas – Yo me encargo del pan francés y tú preparas los sándwiches, ¿de acuerdo? – Sonrió – No vamos a dejar que este "incidente" nos arruine el día.
Gene sonrió y asintió, Tom tenía razón. Juntos pusieron manos a la obra y en un dos por tres el desayuno estuvo listo. Se sentaron a la mesa para empezar a comer con ganas. Tom observaba embelesado cada gesto de la chica mientras se llevaba la comida a la boca y masticaba. Genevieve era muy sensual, poseedora de una belleza exótica y felina. Sus ojos almendrados se entrecerraban cada vez que le daba un mordisco a la comida y la forma en la que su lengua repasaba sus labios carnosos lo enloquecían. Tom dejó a un lado el sándwich para poder observarla con detenimiento, sin ningún tipo de distractores.
-¿Qué? – Preguntó ella con la boca llena – Casi no has probado tu emparedado, ¿no te gustó?
-No es eso, linda -Respondió el hombre – Es sólo que he estado observándote y estoy hipnotizado por el influjo de tu belleza natural, ¡pero no sólo eso! – Exclamó ante la mirada atónita de Genevieve – Me he dado cuenta de que tienes cierto parecido con la protagonista de mi nueva historia, quién por cierto también se llama Genevieve.
La chica sonrió emocionada ante esas palabras, significaban mucho para ella que la protagonista del libro de Tom se llamara Genevieve. Su nombre anticuado, como le decía Nicholas, un nombre sin relevancia y aburrido como la mujer que lo portaba.
-¿Y de qué se trata tu libro? – Preguntó la joven – Porque me imagino que la protagonista es una princesa rescatada por un noble caballero o algo así – Comentó entre risas.
-Genevieve es una heroína – Respondió Tom – Sí es una princesa, pero ella escapa de un matrimonio forzado con un hombre cruel y tirano. Huye de ese reino para refugiarse en otro lugar y busca la manera de liberar a su pueblo del yugo de ese tirano. Y claro, habrá un noble caballero que la ayudará en su cruzada... tendrá un poco de romance – Dijo Tom mientras mordía el sándwich – No lo decido del todo aún. Pero en este libro Genevieve tendrá que pasar por varias pruebas antes de poder librar una feroz batalla y así terminar con el opresor de su pueblo – Sonrió – Es la primera vez que manejo romance dentro de mis escritos.
-Me gustan las historias románticas – Suspiró la joven – Pero la tuya me llama la atención... de hecho, he pensado leer Tormenta Sempiterna – Exclamó – Mientras íbamos a la fiesta le di una vista ¡se ve muy interesante y oscuro! Me llama la atención eso de los hechiceros oscuros, demonios y criaturas de la noche.
-Ese es algo escabroso – Sonrió Hiddleston – Pero si te gustan las cosas menos rudas, puedes leer la Leyenda del Espíritu de los Bosques.
-¡No! Voy a leer ese, aunque no pueda dormir por la noche...
-Quizá te pueda hacer un sitio en mi cama – Dijo Tom sin pensarlo.
Gene se puso roja y el hombre también lo hizo, ¡aunque no era mala idea! Le había gustado compartir la cama con Gene y parecía que a ella también le gustó tenerlo en su cama. La charla cambió a otras cosas, como la música y sus películas favoritas. Después de un rato, él miró el reloj, dándose cuenta que ya era mediodía. Se levantó de la mesa y se ofreció a lavar los platos sucios antes de vestirse y despedirse de la joven.
-Tengo que ir a recoger a Bobby – Murmuró Thomas – Pero vendremos a buscarte más tarde, ¿te parece? Recuerda que hoy es día de tomar el té con los señores Robertson.
-¡Eso es cierto! – Exclamó la chica – Lo había olvidado, ¡tengo que apresurarme para preparar algo! Pensé en llevar unos rollitos de salchicha.
-Yo no sé qué llevaré – Murmuró Tom – Quizá mi presencia – Dijo entre risas.
Genevieve también se rió, pero su risa cesó cuando Thomas la abrazó con fuerza, besándola apasionadamente. Ella se aferró al cuello del chico, dejándose llevar por las emociones que ese beso le transmitía. Tom se apartó, le sonrió e hizo una reverencia al tiempo que tomaba su mano y la besaba con delicadeza. Abrió la puerta y salió.
Gene suspiró y comenzó a saltar llena de emoción, mientras gritaba. ¡Eso era maravilloso y alucinante! Llevó la mano a su pecho y cerró los ojos recostándose sobre la puerta.
* * *
-¡Ya voy! – exclamó Fiorella secándose las manos y se agachó para acariciar la cabeza de Bobby que meneaba la cola – Me imagino que tu padre ha llegado por ti, pero yo hubiera preferido que te dejara otro día más.
-¿Y por qué no adoptamos a un perro? – dijo Chase que bajaba las escaleras – Sería un muy buen compañero.
-Sabes que Chiffon detesta a los perros, al único que tolera es a Bobby – respondió Fiorella y abrió la puerta.
Se trataba de Tom y la mujer pudo notar la felicidad en su rostro. Había algo diferente en el hombre y no era precisamente su cabello alborotado o su barba dispareja. La chica sonrió y le hizo una seña para que entrara. Bobby al verlo, ladró de gusto y corrió hasta Tom que lo tomó entre sus brazos y dejó que el can le lamiera el rostro.
-Te hace falta una ducha, Hiddleston – exclamó su amigo Chase - ¿Gustas desayunar? Nosotros ya lo hemos hecho pero puedo prepararte unas crepas, ¿qué dices?
-Mi querido Chase, te lo agradezco mucho pero ya me he desayunado. – respondió Tom besando las mejillas de Fiorella que lo recibía con un abrazo – Sólo he venido por Bobby.
-¿Qué ha pasado contigo? – preguntó Fiorella sin apartar los ojos de Tom – Por tu cara deduzco que has tenido una noche muy intensa ¿o me equivoco?
-¿Noche intensa? – Preguntó Hiddleston dejándose caer junto a Chiffon, quién le dedicó una mirada de fastidio - ¿A qué te refieres con eso?
-Lo de la fiesta – Comentó Chase - Dijiste que irías a una fiesta junto a Genevieve – Murmuró - ¿Qué no fuiste?
-Por cierto – Intervino Fiorella antes de que Thomas hablara – Mucha charla sobre esa tal Genevieve y a mí ni siquiera me la has presentado – Se quejó – Eres un mal amigo...
-Ni a mí, querida – Bufó Chase – Yo sólo la conozco porque Tommy se la vive hablando de ella.
-Espero presentársela pronto – Se excusó Tom rascándose la cabeza – Y respecto a lo otro, esa fiesta fue un malogro. Una completa decepción.
-¿Y eso por qué, querido? – Preguntó Fiorella tomando a Chiffon entre sus brazos para ocupar el sitio junto a Hiddleston.
El hombre suspiró y comenzó a narrar lo sucedido en ese sitio. Trató de omitir ciertas cosas respecto a la relación de Nicholas y Genevieve, sólo les dijo que el hombre comenzó a molestar a la chica, faltándole al respeto. Les dijo también que él la defendió y que después llegaron a la conclusión de que esa fiesta sólo había sido una trampa para la chica.
-¡Qué gente tan malintencionada! – Murmuró Chase - ¡Eso no se hace! Si no les cae bien, no la hubieran invitado.
-Si ese tal Nicholas quiere reconquistar a Genevieve, ¡puede hacerlo de otra manera! – Gruñó Fiorella – Lo que hizo no estuvo bien.
-Sin embargo, Gene tiene otros planes y entre ellos está no volver a ver a ese sujeto – Respondió Tom.
-¡Y con justa razón! El tipo es un cretino – Exclamó Chase – Lo que debería hacer Gene es ¡conquistar el duro corazón de piedra de nuestro amado profesor Hiddleston!
-¡Sí! – gritó Fiorella y se echó a reír – No es una mala idea, además Tom necesita muchos mimos, no sólo de Bobby.
-Y necesita una chica que se muera por él – intervino Chase – Y no digas que no, Hiddleston porque sabemos que es verdad.
-Posiblemente tengan razón – respondió Tom – Voy a darme la oportunidad de conocer a Genevieve y ya el tiempo decidirá lo que pueda suceder entre nosotros dos.
-¡Genial! – respondieron sus amigos al mismo tiempo - ¡Así se habla, Tommy!
* * *
Tom tomó la mano de Genevieve y juntos caminaron para detenerse frente a la puerta del departamento de los señores Robertson. El señor Stanley fue quién abrió la puerta y Bobby saltó para entrar corriendo en la casa y ladrar al ver a Chris recostado en un sillón. El gato lo golpeó varias veces en la cabeza para después pegar una carrera y desaparecer en la cocina seguido de Bobby.
-¡Ay muchachos! – exclamó el señor Robertson – Qué bueno que vinieron, los estábamos esperando. ¡Pasen, pasen! – dijo el hombre haciéndose a un lado para que la pareja entrara.
La señora Robertson salió corriendo de la cocina y su rostro se iluminó al contemplar a la pareja que aún se encontraban tomados de la mano. Se acercó a saludarlos con efusividad y tomó los bocadillos que ellos llevaban para acompañar el té. Les sonrió feliz y antes de que abandonara la sala, la mujer exclamó.
-Me alegra saber que ahora están saliendo. ¡Hacen una pareja preciosa!
-¡Oh, no! – Murmuraron Tom y Genevieve poniéndose colorados – Sólo somos amigos – Dijeron al mismo tiempo.
-Estamos tratando de conocernos más – Murmuró Hiddleston y miró a la chica – No sé, quizá con el tiempo...
-¡Por favor! – Exclamó el señor Robertson – Cuando yo conocí a mi Martha, ¡fue amor a primera vista! Sólo salimos por dos semanas y después nos casamos. Tuvimos cuatro hijos y ¡míranos ahora! Llevamos sesenta años juntos.
-¡Ese es un récord que me gustaría romper! – Rió Genevieve – Pero me impresiona saber que sólo estuvieron saliendo por dos semanas.
-Desde que nos conocimos supimos que lo nuestro era amor verdadero – Sonrió el señor Robertson – El amor verdadero sólo aparece una vez en la vida. ¡Así que aprovéchenlo! – Exclamó y les guiñó el ojo.
Ya no pudieron decir más, porque en ese preciso momento apareció la señora Robertson. La mujer llevaba a Chris en sus brazos y el pequeño Bobby brincaba detrás de ella intentando morder la cola del gato.
-¡Es un gusto tenerlos en casa! – exclamó la mujer dejando al gato sobre el sofá - ¿Quieren comer algún bocadillo o escuchamos primero una leyenda?
-¡Una leyenda! – dijo Genevieve con entusiasmo casi infantil.
-Les narraré una menos triste, porque hoy no vine preparado. – respondió Tom – Pero conozco muchas de memoria.
-Adelante, muchacho. – dijo el señor Robertson – Somos todo oídos.
-¿Les parece bien la historia nórdica de El Anillo Mágico de Tove? – preguntó Hiddleston y el resto del grupo asintió.
El profesor se paró justo en medio de la sala y comenzó a narrarles una antigua leyenda danesa que comienza más o menos así:
"Nunca se conoció un amor tan grande como el que sentía el rey Valdemar por la pequeña Tove. Se dice que nunca hubo sobre la faz de las tierras del norte un soberano que amase tanto a su hija. Tan grande era este cariño, que cuando murió, el soberano no quiso que enterrasen el cadáver, sino que lo hizo embalsamar y lo mando guardar en una sala del gran Hoff próxima a su habitación y se dice que todas las noches visitaba a la niña antes de conciliar el sueño.
Y cuando salía de viaje por el reino hacía que condujesen el cadáver en su compañía, por lejos que fuese y tortuoso que fuese el camino. Los cortesanos estaban cansados del capricho del Rey y se esforzaban en adivinar la causa de tan gran amor. Muchos empezaron a creer que el monarca había perdido la razón, pero nadie se atrevía a contrariar al soberano.
Uno de ellos descubrió al fin un día que estaba engalanando el cadáver de la muchacha, que a la pequeña Tove su madre le había dado un anillo encantado con un poderoso hechizo de ligazón para asegurarle el amor del Rey aun después de su muerte. El cortesano guardo este secreto, hasta que fue una noche al catafalco donde yacía Tove y le quitó el anillo encantado de su dedo.
A la mañana siguiente el Rey preguntó:
- ¿Por qué no se ha dado aún sepultura a la pequeña Tove? No podemos tener en nuestra compañía un cadáver. Hay que dar a la tierra lo que es de la tierra. Aunque mi corazón se desgarre al verla partir a un lugar donde jamás volveré a contemplar su bello rostro.
Y dio orden a sus cortesanos de que enterrasen el cadáver antes tan amado y del que no se quería separar. Y grande fue el dolor y la pompa de aquel entierro en el túmulo de los reyes.
Aquella misma mañana el Rey notó que uno de los cortesanos le era mucho más simpático que anteriormente. Y empezó a tenerle como favorito entre todo el resto de la corte. Y concibió por él un amor tan grande, que lo elevó a los cargos más importantes del reino, e hizo que comiese en un sillón de la misma altura y dignidad que el suyo. Nadie entendía como aquel que hasta aquel día solo había sido un lacayo, ahora era casi tratado con la dignidad de un príncipe.
Pero este cortesano se sentía atormentado por los remordimientos, pues sabía que su elevación a cargos de tanta importancia no se debía a sus méritos, sino a la virtud del anillo encantado. Al mismo tiempo sufría por la crítica y comentarios de los demás cortesanos, que no sabían a qué era debida una carrera tan brillante. Al fin, el cortesano salió una noche de Palacio y arrojó el anillo en medio de un lago que estaba en el bosque de Gurre.
Desde entonces el Rey sintió tanto agrado por este lugar, que no quiso habitar en otra parte. Hizo construir en medio de las aguas, un gran salón rodeado de una solida empalizada que tenía comunicación con tierra por medio de un puente maravilloso de cobre batido. Tanto, le gustaba vivir allí, que con frecuencia decía que Odín podía guardarse su Valhalla si no le privaba de la posesión de su Hoff de Gurre.
Pero estas palabras irreverentes fueron la causa del castigo del Rey. Odín monto en cólera y privó a su alma del descanso. Después de su muerte lo condenó a vivir siempre allí y a errar en las tinieblas de la noche, cazando por los bosques. Muchas noches se le oye aún pasar en medio de un griterío infernal, seguido de un tropel de jinetes....y muchos aseguran que es frecuente ver a la cacería salvaje de Allfather sobre el lago y su islote, donde se dice que aun mora el alma del Rey, hasta que Odin logre darle caza."
-¡Pobre rey Valdemar! – exclamó el señor Robertson – No merecía ese castigo.
-¡No! – intervino Genevieve – La culpa fue de su esposa al encantar ese anillo, ¡lo privó de la felicidad!
-Y para colmo – dijo la señora Robertson – Odín lo priva del descanso eterno.
-El dios tuerto fue muy injusto con el rey Valdemar – exclamó Thomas sentándose junto a Gene y tomando un rollito de salchicha.
-¿Será verdad eso de que aún puede escucharse? – preguntó la señora Robertson – Las leyendas tienen un poco de verdad en sus palabras.
-Tendríamos que averiguarlo – respondió el profesor Hiddleston y todos comenzaron a reír.
Un par de horas más tarde, Genevieve y Tom se despidieron de los señores Robertson, agradeciéndoles su cordialidad. Thomas caminó lentamente junto a Gene y la dejó frente a la puerta de su departamento.
-Que tenga dulces sueños, hermosa señorita – Murmuró el hombre besando su mejilla.
-Lo serán si tu estás en ellos – Sonrió la chica besándole la nariz – Por cierto, ¿vendrás a la inauguración de mi salón de belleza y barbería? – Preguntó con orgullo.
-¡Por supuesto! – Dijo Thomas – Sólo dime cuando será y.... ¿puedo invitar a mis amigos? ¡Mueren por conocerte!
Genevieve se ruborizo, ¿Tom hablaba de ella con sus amigos? Eso era demasiado para ella, además de que el hecho la hacía sentirse muy emocionada y halagada.
-Claro – Sonrió – Te haré llegar la invitación en estos días... ¡estoy nerviosa!
-Todo va a salir bien, confío en tus capacidades – Dijo Tom y la abrazó de nuevo para besarla tiernamente en los labios - ¿Por qué no vienes a dormir conmigo? A Bobby le va a encantar tenerte en casa.
-¿A Bobby o también a ti? – Preguntó Genevieve echándose a reír.
-A ambos – Exclamó Hiddleston conduciéndola hasta la puerta de su apartamento.
Los tres entraron en la casa, Tom cerró la puerta con seguro y Genevive se arrojó a sus brazos para besarlo con intensidad, mientras Bobby ladraba feliz a su alrededor.
* * *
Espero que hayan disfrutado de este capítulo con leyenda incluida. Como les comenté en capítulos anteriores, iba a incluir una que otra leyenda de vez en cuando. Gene y Tom ha comenzado a tener más confianza entre ellos y el amor ha comenzado a florecer. Espero que Nicholas no aparezca para echarlo todo a perder.
¿Qué les pareció esta parte? Espero lo hayan disfrutado y no olviden dejar sus comentarios y estrellitas. ¡Hasta el próximo capítulo!
Maria Decapitated
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