「E P Í Ł O G Ø」
『—♠︎—』
El significado de amar para ambos era la unificación de todos los amores juntos: el amor a sus hijos, el amor a su familia y el amor entre ellos dos. No podían pedir nunca una mejor vida como la que tienen ahora, podían decir que lo tenían todo, lo más importante que eran su bienestar y su felicidad.
— Atrápala, JongSu. — gritó YuGyeom desde el otro lado del jardín, mientras su hermanita intentaba atrapar la pelota.
— No se vayan a golpear. — dijo JungKook a un lado de su esposa. Ambos estaban sentados a un lado de la mesa del jardín mientras veían jugar a sus dos niños en el césped en un domingo por la tarde.
— De acuerdo, papá. — exclamó YuGyeom en respuesta mientras JongSu reía al no poder atrapar la pelota.
— Recuerden no lanzar para acá, pueden golpear a sus papás o a Dae. — exclamó EunJi con una sonrisa amplia mientras su cabello castaño caía a los lados en su pecho.
JungKook se inclinó hacia ella y elevó un dedo para acariciar la mejilla rosada de su pequeño YoungDae, quién reía a carcajadas mientras pataleaba sobre las piernas de su madre.
El tiempo les había sentado de maravilla. Luego de la última conversación sobre un nuevo bebé, pasó quizás un mes para volverlo a tocar cuando JungKook en una cena con su esposa se embriagó en su propia casa, diciendo que quería otro bebé, lo dijo tantas veces hasta que se quedó dormido en su cama. Al día siguiente EunJi decidió que era hora de hablar con él sobre eso. Entre tanta conversación y recuerdos de cuando sus hijos estaban más pequeños; EunJi se dió cuenta que también quería otro bebé, lo supuso cuando días antes estuvo por un buen rato viendo una pijama de YuGyeom cuando era bebé, imaginando otro mini JungKook dentro de esa pijama de perritos. La conversación terminó con un sí de ambas partes, y tras dos meses en tratamiento logró concebir un nuevo bebé.
Los niños estaban más que contentos con la llegada del pequeño Dae, saltaban de emoción cuando sentían las pataditas de su hermanito, y cuando nació se pusieron como locos.
Dae era muy parecido a EunJi con sus labios abultados y nariz pequeña, pero EunJi siempre veía en sus hijos un gran parentesco con su padre, y ahora más que nunca se sentía plena con sus tres hijos, sometiéndose a una esterilización luego del nacimiento del pequeño Dae.
— Amor. — EunJi parpadeó reaccionando de sus pensamientos y miró a JungKook quien tenía una sonrisa. Se veía muy emocionado.— Dae ha dicho 'papá' — dijo emocionado y comenzó a reírse, EunJi lo imitó y le hizo señas a sus otros dos pequeños, JungKook los atrajo a ambos y los abrazó fuerte, dándole un beso a cada uno en sus cabellitos.— Miren el bebé acaba de decir papá. — les murmuró emocionado y los niños sonrieron atentos a cualquier balbuceo del regordete.
— No presionen a Dae... — EunJi les dijo en un pequeño reproche entre risas a los tres espejos que esperaban atentos.
— baabbaa. — balbuceó el bebé mientras intentaba agarrar la nariz de YuGyeom con su manito regordeta y los niños le entrecerraron los ojos a su papá.
— Papá ede u mentidoso. — chilló la pequeña con su flequillo pelinegro cayendo sobre su frente, salió corriendo y YuGyeom fue detrás de ella.
— JongSu, no le digas así a papá. — reprochó YuGyeom para tomar su mano y guiarla hacia la pelota.
— No te emociones tan pronto, amor. Dae apenas tiene diez meses — EunJi le acarició la mejilla a su esposo y luego le tomó la barbilla para darle un corto beso en los labios.
— Es que sí lo dijo, diablita. — susurró en los labios de su esposa mientras le sonreía y acariciaba su nariz.— bueno lo balbuceó. — corrigió culpable y sonrió más amplio cuando se acercó a su hijo menor mientras le hacía mimos.
— Papapapa... — el bebé pataleó y empezó a balbucear mientras apretaba los labios de su papá con su manito. JungKook se alejó de inmediato y abrió la boca en una "o"
— ¿Ven? ¡Se los dije! — exclamó alegre mientras se levantaba, dando saltos como todo un niño cuando ve un dulce.
Los niños se acercaron alegres y aplaudieron hacia el pequeño que los imitó de inmediato.
— La vaca Lola, la vaca Lola, tiene cabeza y tiene cola y hace... — YuGyeom cantó y se interrumpió.
— ¡Muuuu! — exclamó JongSu para aplaudir luego.
JungKook y EunJi rieron ante las ocurrencias de sus pequeños, y luego de unos minutos empezaron a jugar en el jardín. YuGyeom le lanzaba la pelota a su papá y luego JungKook lo perseguía para tocarlo con ella y abrazarlo al atraparlo, mientras JongSu y su madre jugaban a que la pequeña le hacía mimos al bebé, quien reía de inmediato.
Definitivamente no podían pedir más de lo que tenían, porque lo que tenían era perfecto. No podían decir que eran una familia completamente tranquila, pues siempre había una que otra diferencia, pero sabían resolverlo de la mejor manera.
JungKook y EunJi eran felices con la simplicidad de sus vidas, nada fuera de lo normal. Una familia que vivía honradamente, felices, con abundante amor y cariño, con una paz que sus hijos le otorgaban. Sentían que habían ganado la lotería más millonaria del mundo...
La paz y felicidad en todos los miembros de su familia.
Y por dentro sentían que lo habían logrado, que habían logrado pasar todos los retos, superar todas sus expectativas, y aprendido a amar incondicionalmente. Y por esos tres retoñitos es que sabían el significado de amar, de querer, de valorar... de valorar lo que la vida les regaló.
— Gracias por todo esto que me has dado, esposa. — JungKook susurró en los labios de EunJi mientras le acariciaba la nariz con la suya, respirando su aroma y deleitándose con la belleza de la mujer que lo tenía flechado desde hace más de seis años.
Estaban ahora sentados sobre la alfombra de la sala de estar mientras Dae estaba jugando con un pequeño perrito de peluche que traía sonidos y luces, los terremotos mayores estaban dormidos en un saco de dormir cada uno, y él aprovechó el poco silencio para agradecerle a su esposa una vez más por lo muy feliz que lo hacía ahora. Respirando el mismo aire al estar tan cerca EunJi le sonrió mientras le miraba los labios y luego los ojos, con un amor tan vivo como la primera vez.
— Te amo, eres lo más hermoso que ha llegado a mi vida...
— ¿Y los niños? — pregunta sonriente, interrumpiéndole casi inmediatamente.
— Los niños nacieron de ti y de mí, por lo tanto son el múltiple, triple, cuádruple, quíntuple y todos los que siguen, de hermoso; pero sin tí no los hubiese tenido a ellos... Y te amo tanto por cómo estamos ahora, le agradezco a la vida entera por tenerte a mi lado una vez más y haberme dado los mejores regalos de la vida... De mi vida. — sonrió ella levantando una mano y llevándola a la mandíbula de él para acariciarle con sus uñas decoradas en un rosa pastel. JungKook cerró los ojos para deleitarse con las caricias y luego los abrió para sonreírle.
— Te amo, mucho, mucho, mucho, mucho... Diablita. — susurró negando y rozando sus labios con una sonrisa tan boba mientras su corazón se desbocaba.
— Estoy feliz de que hayas aparecido en mi vida Jeon JungKook. — dijo suave para luego robarle un corto beso que lo hizo sonreír amplio.
— Y yo estoy feliz por eso y porque por segunda vez la vida te haya puesto en mi camino. — volvió a tomarla de improvisto cuando sus labios besaron los de ella con devoción, amor, y pasión desbocada. Tenían una química tan única que daba miedo.
— Jung... JungKook... Espera el bebé. — dijo EunJi entre risitas mientras su esposo le repartía besos por las mejillas y todo el rostro para volver y darle unos cortos en los labios.
JungKook se separó y tomó al pequeño Dae de sus axilas para luego acostarse en la alfombra y alzarlo mientras le hacía mimos y le daba besos en su nariz y rosada con la suya, metiendo su rostro y sacudiendolo en el cuello de el bebé que reía a carcajadas mientras llevaba sus manitos regordetas a la boca. EunJi se tiró a su lado y sólo unos pocos segundos después los terremotos mayores despertaron y se les unieron luego de que ambos padres les besaran sus cabellitos negros.
Son felices, por fin luego de tanto son felices, la familia que tanto necesitaban ambos ya la tenían, como un premio de la vida por luchar tanto en esas batallas que les tocó combatir; pero que al final sí valió la pena que, como lo dijo JungKook: "La vida te haya puesto en mi camino"
FIN.
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