35| Feliz cumpleaños, amor
『—♠︎—』
Unos meses después.
— YuGyeom. — la rubia llamó al pequeño que estaba afuera jugando con un avión de juguete, regalo otorgado por parte de YoonGi.
Desde hace un tiempo YoonGi ya no trabaja como guardaespaldas de JungKook, ahora se desempeñaba en la empresa; pues JungKook tuvo el afecto de agradecimiento al otorgarle las acciones de Lalisa a ese fiel trabajador de su padre. Y ahora era un gran negociador.
— ¡Voy, mamá! — gritó desde el jardín. EunJi lo miró correr hacia ella y sonrió tierna mientras sentía el movimiento de la pequeña regordeta en sus brazos. Ella reía por los cariños de su hermano mientras pataleaba.
JongSu y YuGyeom eran muy unidos, pues él decía que él era el hermano mayor y debía cuidarla. Eso le dió una felicidad inmensa.
— Ven que ya tengo el almuerzo listo. — murmuró tomando su manito para guiarlo hacia el baño.— Lava tus manos y vamos a sentarnos en la mesa.
— Sí, mami. — asintió y se montó en un pequeño banquito al frente del lavamanos.
EunJi dió un beso en su cabecita y salió hacia la cocina para revisar el postre que había preparado, una gelatina picada en cuadrados para que los niños disfrutaran. Colocó el tazón en el refrigerador y luego fue hacia el exterior con los platos para luego seguir con los cubiertos y vasos.
Era difícil hacer todo mientras tenía en brazos a la pequeña, pero ya se había adaptado a la nueva vida que les tocó.
— ¿Ya estás listo, mi amor? — él asintió y sonrió hacia su mamá.— ven, debes sentarte que ya casi es la hora de comer. — el niño sonrió amplio y saltó en su puesto.
Un auto se escuchó afuera y YuGyeom sonrió aún más. Corrió hacia la puerta de entrada y esperó que abrieran la puerta. Así pasó unos segundos después, cuando la puerta se abrió dejando ver a un hombre trajeado, con el cabello algo largo y una seriedad que cambió al ver al pequeño esperando por él.
— ¡Papá, papá! — saltó emocionado y sintió como el mayor lo cargó en brazos para dejarle un beso en la mejilla sonrojada, haciéndolo reír antes de abrazarlo del cuello.— Te etaba eperando. — dijo emocionado. Ya podía pronunciar mejor algunas letras, pero habían otras que simplemente le costaban un poco más.
— ¿De verdad, campeón? — el niño asintió.— muchas gracias, hijo. — le sonrió y el pequeño saltó en su puesto. Estaba feliz porque su papá también lo esta.
— YuGyeom, ve a sentarte, ya estoy por servir. — le indicó y el niño asintió ansioso. JungKook lo bajó al piso y este corrió hacia la mesa.— no corras...
— Lo shento. — dijo desde la mesa.
La rubia observó a JungKook despojándose del saco y aflojando su corbata, sonrió acercándose a él... Tal vez recordaba.
— ¿Cómo te fue? — Preguntó con suavidad y JungKook la miró cansado.
— Estuvo pesado hoy, muchas reuniones... — dijo en un murmullo mientras la observaba. EunJi quería darle un beso pero se veía sangrón; así que se quedó en su puesto.— ¿No piensas darme un beso? — preguntó y ella lo vio con los ojos en grande, JungKook sonrió y él mismo le tomó el rostro para darle un beso. Al separarse se sonrieron.— ¿Y cómo está mi princesa? — preguntó con voz tierna al inclinarse hacia la bebé de siete meses.
Dió un beso a su cabecita y suspiró nuevamente agradecido por tenerlos. Ellos eran su antiestrés prácticamente con todo lo ajetreado de la empresa.
Tomó a la niña en brazos y siguió dándole besos a su mejilla mientras murmuraba apodos lindos hacia su hija.
— Ve a sentarte, debes tener hambre. — le dijo ella con una sonrisa sincera. Le daba pesar que no recordara, pero aún así quería que se relajara; pues estar en la empresa debe ser agotador.
— Voy... — caminó hacia la mesa junto a sus dos niños y sentó a JongSu en su pequeña silla de bebé.
EunJi entró a la cocina y tomó en tazón de la ensalada y la bandeja donde tenía la carne y los demás platillos. Se giró y se encontró a JungKook en la puerta.
— Oh~ amor, ten ¿Podrías ayudarme con esto? — preguntó hacia el chico que no borraba su sonrisa. Asintió y tomó las cosas llevando todo a la mesa.
Al estar comiendo los cuatro en la mesa JungKook sonrió suave recordando todo lo que pasaron juntos. Vio a EunJi darle la última cucharada a la bebé y sonrió aún más. Esos últimos meses habían sido lo máximo.
Al terminar todo, EunJi subió a la recamara de JongSu y allí mismo la durmió en sus brazos, la recostó en su cuna viendo su pequeño rostro parecido a su padre; porque sí, también era idéntica a JungKook a excepción de sus labios, pues eran redondos como los de su madre. Salió de la habitación y miró a su hijo en la camita. YuGyeom también tomaba su siesta en la cama que tenía a un lado de su hermanita; pues decía que él debía cuidarla. Así terminó durmiendo en el mismo cuarto.
Cuidar a esos dos terremotos era difícil y cansado.
Llegó a su habitación y comenzó a desabrochar su camisa hasta quedar en brasier, quitó su pantalón quedando en un conjunto de lencería vinotinto. Sí, ella aún no perdía su sensualidad; pues era parte de ella, se sentía amada a sí misma cuando se veía en esas prendas. Porque eso lo consideraba como amor propio, amor a su cuerpo sin necesidad de ser provocativa para su marido... Aunque también eso era un motivo, pero su esposo no la había tocado desde hace días; y eso era muy raro para ella.
Caminó hasta la puerta del baño y antes de tomar la bata una voz la detuvo.
— ¿Cómo es posible que después de ser madre de dos niños sigas siendo tan pero tan hermosa como la primera vez que te ví? — preguntó recostado en el marco de la puerta con sus brazos cruzados. Sonrió y caminó hasta ella.— me tientas de una manera indescriptible. — susurró ronco y mordió su labio inferior al estar cerca de ella. Con su dedo le acarició el hombro descubierto y besó esa parte.— sigues dominando mi cuerpo. — volvió a susurrar y la vio cerrar sus ojos extasiada con el contacto de los dedos en su piel.
Él sabía que tenía ese poder sobre ella, y le encantaba saber que su esposa lo amaba tanto como él a ella.
— JungKook, los niños... — dijo suave pero JungKook la interrumpió besando la curva de su cuello.
— Cerraré la puerta, están dormidos... — Susurró en su oído y EunJi soltó un jadeo por la pequeña succión que hizo en su cuello sensible.
JungKook se separó indicándole que esperara un momento y salió con la afirmación de ella, tras unos segundos esperando caminó hacia el medio de la habitación, aún en ropa interior y su cabello rubio alisado, descalza pisando la madera fría y la suavidad de la alfombra color vino que yacía en el piso de su habitación.
En unos minutos JungKook volvió y cerró la puerta detrás de él al verla a los ojos, unos ojos que demostraban curiosidad y excitación de parte de ella; pues estando él afuera desabrochó dos botones de su camisa color plomo, dejando ver su pecho pálido y firme... Y él sabía que eso le gustaba a ella, verlo así de sexy.
Se aproximó a ella con sus manos detrás de su espalda, llegó hasta su cuerpo y desde arriba vio sus pechos grandes ajustados por un brasier de color vinotinto, ese color que le encantaba ver en la piel pálida que su esposa poseía. Tragó fuerte y le miró los labios abultados y luego los ojos expresivos. Sonrió sin mostrar los dientes y levantó sus manos mostrándole lo que traía.
EunJi abrió la boca sorprendida mientras miraba la bolsa de regalo color rojo que él le extendía. Le miró a los ojos y sonrió feliz.
— Feliz cumpleaños, amor. — dijo en un murmullo ronco que hizo a EunJi sentir un escalofrío.
— Gracias. — dijo en un susurro, y antes de tomar el obsequio le rodeó el cuello con su brazo y le besó los labios, dándole así un beso húmedo de los que a él le encantaban.
— No es nada. — susurró también al separarse un poco mientras con su mano acarició la espalda de ella con lentitud.— Toma, lo compré especialmente para ti.
EunJi sonrió algo nerviosa y tomó la bolsa en sus manos para revisar su contenido. Sacó de allí un brasier de encaje color piel, junto a este unas bragas del mismo color para hacer juego. Miró a JungKook con un rostro de '¿Es en serio?' y este le hizo una seña con su rostro para que siguiera revisando. Y así lo hizo, encontró una pequeña caja de terciopelo con la palabra Cartier y el pelinegro le quitó la bolsa para dejarla caer en la cama.
— ¿Y esto? — preguntó curiosa, en medio de una risita nerviosa.
— Ábrelo. — animó sin borrar la sonrisa y ella cedió a su seducción.
Lo abrió encontrando dentro de ésta un collar con pequeños cristales encajados, era como una cadena fina que en el medio albergaba una gema de color rojo, parecía un rubí... Pero JungKook no pudo haber gastado tanto sólo para un regalo.
— ¿Esto... — tartamudeó en la pregunta y JungKook sonrió feliz de verla asombrada con el obsequio. La separó de él y tomó el collar, le indicó que se girara y así lo hizo. Allí JungKook comenzó a hablar mientras colocaba el collar.
— Es un regalo que le quise dar a la madre de mis hijos... — habló con suavidad y lentitud mientras ella recogía su cabello y lo levantaba.— A mi esposa... — levantó las manos con el collar y le rodeó el cuello con este, haciendo a la rubia removerse suave por lo frío del material.— A la mujer que más amo en este mundo... — susurró ronco y abrochó el collar para dejar un beso en esa nuca pálida bajo las mechas rubias.— Al amor de mi vida. — terminó en un susurro en el oído, haciéndola temblar en su puesto cuando las manos de él le rodearon la cintura, en una caricia suave.
Sus cuerpos se pegaron y él la apretó a su cuerpo, sintiendo el trasero de ella chocar con su miembro algo despierto. Comenzó a besarle el cuello de forma apasionada mientras dejaba un camino húmedo en este, haciendo que EunJi soltara el agarre de su cabello y bajara sus manos al agarre de su esposo en su cintura, soltando gemidos bajitos por la placentera sensación en su vientre bajo.
JungKook la giró de forma brusca y la volvió a encerrar en sus brazos, dejándose ver totalmente excitado frente a ella. EunJi sonrió ladina y con su pulgar le acarició el labio inferior.
— Ya extrañaba al Jk ... — le susurró ella para luego remojar sus labios al mirar los húmedos de él.
— Con este cuerpo que te cargas lo acabas de despertar. — murmuró ronco mientras la apretaba a él, y EunJi sintió de inmediato la erección en su vientre.
— Jk... — le reprochó entre risitas y JungKook sonrió igual.
Volvieron a unirse en un beso apasionado mientras caminaban a ciegas, hasta que por fin él logró tenerla bajo su cuerpo en la acolchada superficie de la cama. Entre sus piernas él le acarició los muslos mientras escuchaban los chasquidos de sus besos, y EunJi desesperada por sentirlo comenzo a desabrochar la camisa que cubría el torso trabajado del chico hasta quitarla por completo y lanzarla lejos de ellos, teniendo su piel cálida a su disposición para acariciarlo cuántas veces quisiera.
Estando ambos desnudos volvieron a sentirse mutuamente, a sucumbir al deseo que siempre los iba a unir íntimamente, y a entregarse al amor que sentían el uno por el otro.
Gemidos...
Jadeos...
Susurros...
Sudor en sus pieles...
Respiraciones agitadas...
A JungKook le encantaba hacerle el amor a su esposa, mucho más ahora que podía observar claramente el collar en medio del cuerpo desnudo de su mujer. Ella gemía bajito para que nadie la escuchara mientras su esposo le hacia el amor de una manera espectacular que la tenía sumida en una fantasía, en una cortina de humo que le prohibía pensar con claridad.
— Mi amor... — llamó en un susurro mientras subía los besos desde su clavícula a su cuello hasta llegar a su oído.— Te amo, diablita.
EunJi sonrió con sus ojos cerrados y luego le besó suavemente para susurrar en el mismo tono.
— Te amo, Jk... JungKook... — le mordió el labio inferior y el pelinegro la apretó aún más a su cuerpo.
Volvieron a besarse estando seguros de que querían estar juntos... Toda su vida.
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