34| Nuestro segundo amor
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JungKook miraba nervioso a la puerta por donde trasladaron a EunJi. Allí junto a él estaban sus amigos y el señor Go, que llegó en el último mes para estar acompañando a su nieta.
Estaban en casa de JungHyuk en Seúl cuando a EunJi le comenzó un dolor muy fuerte según lo describió la rubia. Pues no eran nada más ni nada menos que los dolores del parto... Adelantados a la fecha.
Pues esa criaturita salió tan terca como sus padres.
Entre ambos habían estado de acuerdo en que ella se sometiera a una cesárea con ese embarazo, pues EunJi recordaba el sufrimiento del primer parto, claramente. Aunque ahora allí se encontraban; esperando a que ya sea la hora del segundo parto.
— Señor Jeon, acompáñenos, por favor. — la enfermera con su traje quirúrgico llamó desde esa puerta y JungKook saltó de inmediato en su puesto.
Con mucha emoción caminó junto a ella con la suerte deseada por parte de sus allegados. Llegó a un pequeño cuarto donde le dieron un traje quirúrgico igual al que usaban los profesionales. Ya estando listo fue guiado hacia la sala de parto, donde su esposa estaba recostada en una especie de camilla especial para recibir al bebé, con sus piernas abiertas y su rostro de constante sufrimiento.
— ¿¡Dónde está mi esposo!? — preguntó ella en un sollozo de dolor mientras resoplaba constantemente.
— Aquí estoy, amor. — dijo preocupado, acercándose a ella rápidamente. Tomó su mano recibiendo un fuerte apretón de ella y él dió un beso a su frente.— Sé fuerte, estoy contigo...
Ella lo miró con sus ojos aguados y su rostro sudado. Pero el rostro se le contrajo para luego volver a resoplar tras un grito de dolor.
— Sigue pujando, EunJi. — el doctor indicó, mientras que entre sus piernas esperaba al bebé que ya se le veía la pequeña cabecita.
— Vamos, amor. Tú puedes. — susurró en su sien para besarle allí nuevamente con admiración y amor.
EunJi entre quejidos siguió pujando mientras escuchaba las palabras de aliento de su marido; a quien por cierto no soltó en ningún momento. Necesitaba tenerlo allí cerquita de ella.
— Ya está la cabeza, vamos sigue, EunJi. — exclamó el doctor animándole.
— Vamos, mi amor... Es nuestro segundo amor, nuestro segundo bebecito.
Soltó otro grito tras la fuerza con la que volvió a intentar mientras apretaba la mano de JungKook en su agarre.
Cuando ya no sintió más el dolor miró hacia el doctor; este sostenía un bebé mojado en sangre y líquido amniótico. Pero ella se asustó cuando no escuchó su llanto.
— ¿Doctor... Po... Por qué no llora? — preguntó en un tartamudeo mientras su voz temblorosa demostraba lo asustada que estaba.
— Es un bebé muy tímido. — Sonrió para luego darle una suave nalgada al bebé que comenzó a llorar de inmediato.
EunJi comenzó a reír de felicidad y luego desvió su mirada a su esposo al lado de ella, donde este permanecía con una sonrisa amplia y sincera mientras veía a su segundo retoñito. No soltó la mano de su esposa en ningún momento, y cuando la enfermera les dió la espalda para limpiarle; él miró a su esposa con orgullo y admiración... Su esposa era una campeona.
Besó la frente de EunJi con amor y luego le acarició la mejilla sudada con suavidad. La enfermera volvió con ambos y les hizo ver un momento a su bebé antes de llevarlo para cambiarle.
— Mira, JungKook... — dijo EunJi colocando su dedo en la mejilla regordeta del segundo lazo de ambos.
— Es una preciosidad. — murmuró feliz para luego dar un besito pequeño a su frente.— Mi pequeña nena...
— Es nuestra pequeña JongSu, cariño. — le miró con una sonrisa amplia y JungKook la imitó con sus ojos llenos de emoción.
— Es hermosa... — susurró besándole la cabecita mojada.— mi nena preciosa...
JungKook levantó la mirada y vio a EunJi nuevamente con una felicidad inexplicable. Suspiró una sonrisa y le dió un beso en los labios.
— Te amo, JungKook... — sonrió ella.
— Te amo, EunJi. — sonrió él.
『—♠︎—』
JungKook salió por esa puerta que daba a la sala de espera, una en donde las personas allegadas a ambos estaban esperando por una noticia, tan nerviosos como ansiosos.
Al llegar a ellos se levantaron mirándolo con emoción y algo de angustia por lo que habían durado en esa sala. JungHyuk fue el primero en llegar a él y bombardearle con preguntas mientras el pelinegro permanecía casi paralizado.
— ¿JungKook qué pasó, cómo salió todo? — preguntó con su típico tono de angustia.
— ¿Qué ha pasado? ¿Por qué traes esa cara? — preguntó Jimin con el ceño fruncido.
— Ah... — el pobre no podía ni hablar por la sensación que acababa de vivir.
— Hombre habla, nos estás asustando. — Taehyung dijo con su voz ronca mientras lo veía con desespero.
— Déjenlo respirar, hombres desesperados. — dijo Sook con una risita mientras veía a JungKook jugar con el gorro quirúrgico en sus manos. Él la miró agradecido y soltó un suspiro.
Poco a poco creció una sonrisa en sus labios y parpadeó rápidamente al sentir sus ojos aguados.
— Soy papá de nuevo... — murmuró bajando la mirada pensativo, sin borrar la sonrisa tan sincera de sus labios.— Y mi nena... Mi nena es preciosa. — murmuró mordiendo su labio inferior. Llevó su mano a su rostro y limpió la lágrima traicionera que delató su felicidad.
— Soy abuelo otra vez. — exclamó alegre y todos saltaron de emoción.
Los abrazos y las felicitaciones no faltaron de esas personas que son su familia desde que comenzó su nueva vida. Con ello se sentía lleno.
Pero su sonrisa se desvaneció al ver a una pequeña figura sentada en una de las sillas de espera, estaba muy bien abrigado y su cabellito cubría su rostro porque estaba cabizbajo. Eso encogió su corazón.
Con paso lento pero decidido se acercó a su hijo y se sentó en una silla a su lado, lo miró y luego llevó su mano al cabellito lacio y negro que heredó de él. Además de todo lo demás.
— ¿Qué ocurre, campeón? ¿Por qué estás triste? — preguntó suave y el pequeño hizo un puchero.
— E... e que... Mami y tu tienen a yonsu y... Ya no me van a quere. — habló tembloroso y JungKook sintió su corazón quebrarse.
Con sus manos lo tomó y lo sentó en sus piernas, le besó su frente y lo abrazó tan posesivo sin querer soltarlo.
— Eso jamás va a pasar, tú eres mi hijo. Eres ese primer rayito de luz en mi corazón... Sabes que tu mami y yo te amamos con todo el alma, y jamás dejaríamos de hacerlo. — lo recostó en sus brazos y le besó la nariz para escucharlo reír.— Escúchame muy bien, Jeon YuGyeom. Como te dije tiempo atrás... Yo los amo a ti, a tu hermanita y a tu mami.
— ¿Shi? — Preguntó entre risitas y JungKook asintió imitando su acción, le besó su nariz de nuevo y luego su frente.
— Ahora... ¿Quieres conocer a tu hermanita? — Preguntó emocionado y el pequeño asintió de igual forma.
Bajo la mirada tierna de todos JungKook lo cargó en brazos y lo llevó a la sala donde la enfermera le indicó, llegando a un pasillo con una puerta y un gran ventanal. Se paró frente a este y YuGyeom observó todos los bebés que allí estaban en unas cunitas.
— ¿¡Papá, shon todod!? — interrogó alterado mientras le miraba los ojos a su padre con los suyos muy abiertos. Jungkook negó riendo.— ¿Y cual ed? — preguntó confundido y JungKook soltó una pequeña carcajada.
— Mira hijo, es ésta de acá. — apuntó con su dedo hacia la primera bebé de la esquina inferior izquierda.
YuGyeom siguió con la mirada el lugar donde apuntaba su papá y abrió sus ojitos en sorpresa.
— Guao... Papá e muy chiquita. — dijo asombrado para luego mirar a su papá de la misma forma.
— Así es... Por eso tú cómo hermano mayor la debes cuidar siempre ¿bien? — le murmuró viendo el asentimiento del pequeño, dando así un beso en su mejilla rosada y gordita.
Ese niño también era su vida, su amor, su primogénito. YuGyeom era también el amor de su vida, y eso nunca lo deberían poner en duda; porque al verlo se veía a sí mismo en ese pequeño niño de mejillas sonrojadas y gorditas. Ese niño del que nunca negó su parentesco, porque él era su imagen viva, se parecía tanto a él que le daba demasiada ternura.
— Papá... — llamó sacando al mayor de su ensoñación.— Yo la voy a cuida muchishimo. — dijo sonriendo hacia la pequeña bebé que se encontraba tranquila en su cuna.
JungKook sonrió nuevamente feliz al ver a sus dos hijos, sus amores.
Luego de observar a la pequeña y felicitar a EunJi todos los demás partieron a sus casas; a excepción de JungHyuk, que permanecía allí por su nieta aunque le pidieron que fuera a descansar.
JungKook felizmente entró a la habitación donde ya descansaba su esposa y suspiró sonriente al verla tan serena y su rostro al natural; aunque ella lo negara se veía hermosa así... Para JungKook era hermosa, y punto.
Ella conectó su mirada con la de él y sonrió cansada. JungKook se acercó a ella y al estar a su lado ella le acarició la mejilla.
— Estás muy guapo. — fue lo que dijo luego de varios segundos en miradas. Él sonrió y bajó la cabeza algo avergonzado.
— ¿Cómo te sientes? — preguntó él besándole la palma.
— Aún cansada, pero de maravilla. — suspiró una sonrisa y el pelinegro asintió suave.— ¿Y la bebé? ¿Cuándo me la traerán?
JungKook le vio a los ojos y sonrió enamorado de esa preciosa mujer que tenía por esposa.
— En unos minutos la traerán. — le tomó la mano y la besó para luego recostar su mejilla en el dorso de ésta.— Eres una campeona, lo hiciste demasiado bien, y te admiro. — susurró recibiendo de ella una sonrisa y luego un beso corto en los labios.
— Haré todo por nuestra familia. Te amo. — susurró juntando sus frentes. JungKook se sintió encantado.— ¿Y mi pequeño Yugy? ¿Dónde está mi niño? — preguntó por su hijo cuando no sabía nada de él.
— Está con el abuelo afuera, ya vio a su hermanita... — contó feliz en una risita que EunJi imitó de inmediato.— Además... Estaba triste porque pensaba que ya no lo queríamos. — EunJi frunció el ceño y lo interrumpió.
— Eso no es cierto, lo amo. Si ha sido mi compañerito desde que nació. — sonrió ella recordando y el pelinegro asintió.
— Lo sé, y ya se lo hice saber... Ahora está muy contento por ser el hermano mayor. — soltó una risita y EunJi negó con una sonrisa.
— Ambos son mí tesoro, jamás dejaría de querer a uno de ellos. — recalcó, cosa que JungKook entendió de inmediato.
— Te amo, eres una madre maravillosa. — susurró, siendo él quien ahora le robó un beso corto en los labios.
La puerta fue abierta y una enfermera entró con un bulto en los brazos. Y ambos supieron que se trataba de su pequeña niña.
— Mi bebé... — susurró EunJi mientras observaba desesperada el cómo la enfermera caminaba hacia ellos.
Al tenerla en los brazos comenzó a llorar de felicidad.
Tenía su rostro rosadito, y su cabello azabache y abundante. De un modo le recordó a cuando YuGyeom nació, pues era idéntico... En su mente supo que esa niña también sería una copia de JungKook.
— Es hermosa... Y tengo la esperanza de que se parezca a ti. — murmuró él cerca de su rostro. EunJi lo miró y sus rostros quedaron muy cerca, en un espacio tan íntimo que delataba el amor en ambos.
— Yo pienso que se va a parecer a ti... Tienes un ADN hermoso. — ella sonrió amplio y JungKook la imitó.
— Yo quiero que se parezca a ti... Porque eres hermosa, inteligente, valiente, independiente y muy fuerte. Eres precisamente el tipo de mujer que me encanta, y la única que hace sacudir mi corazón de esta manera. — susurró lo último y EunJi pestañó un par de veces antes de acercarse un poco y rozar sus narices para luego darle un beso.
— Eres genial, JungKook... La verdad no sé que hice para merecerte. — negó en un susurro y JungKook aspiró para después soltar el aire contenido de una manera suave.
— Yo fui quien tuvo suerte al encontrar a una mujer tan valiosa como tú... — con su mano le acarició la mejilla y sonrió.— prometo hacer todo para ser un buen esposo y un buen padre. — le dijo mientras le acariciaba la barbilla con su pulgar.
Volvieron a unirse en un beso lento y se separaron a los pocos segundos. EunJi miró de nuevo a su pequeña que estaba haciendo un pequeño sollozo, y con cuidado destapó su pecho y le comenzó a dar de amamantar. JungKook a un lado de ellas las miró con devoción mientras su nena se alimentaba de la mejor comida para un bebé... Él pecho de su madre.
El pelinegro llevó su dedo a la mejilla de la pequeña JongSu y sonrió al sentir su piel suavecita.
— Siéntate aquí, amor. — EunJi pidió a su esposo, quién accedió de inmediato sentándose a un lado de ellas en la orilla de la cama.
La puerta se abrió y una voz muy linda resonó para los oídos de ambos padres.
— ¡Mami! — exclamó YuGyeom corriendo hacia ellos, su abuelo detrás de él cerró la puerta con una sonrisa en los labios.
— Mi niño lindo... Te extrañaba. — chillo la rubia estirando su brazo a su hijo. Logró acariciarle la mejilla cuando estuvo a la orilla de la cama.
— Yo tambien, mami. — hizo un puchero queriendo llorar, pero EunJi le lanzó un beso al aire que lo hizo sonreír suave mientras la miraba a los ojos.
Dios, su YuGyeom aún estaba muy pequeño. Seguía necesitando demasiada atención.
— Te ves excelente, querida. Con tus dos niños. — sonrió el mayor y EunJi se rió un poco.
— Los amo. — dijo sintiendo ternura por los más pequeños en esa habitación.— ¿Abuelo, podrías subirlo? — pidió, en sus ojos las lágrimas se acumularon al ver a su pequeño allí junto a ella. Quería tenerlos a ambos cerca.
— Claro. — sonrió amplio y caminó hasta YuGyeom.
Lo sostuvo de sus bracitos y lo alzó hasta sentarlo a un lado de su mamá; quien lo arropó con su brazo hasta tenerlo pegado a su cuerpo mientras JungKook lo sentó en sus piernas.
— ¿Mami, poque yonshu hache esho co tu cuepo? — preguntó curioso y todos en la habitación rieron con ternura.
Luego de unas preguntas incesantes por parte de su hijo, como: ¿Por qué era tan pequeña? ¿Por qué estaba EunJi tan cansada? ¿Dónde estaba la gran panza?... Y entre muchas preguntas más; ellos se concentraron en ellos mismos, en su familia.
— Esto merece una foto. — dijo por lo alto el mayor quien sacó su telefono del bolsillo de su pantalón para colocar la cámara y enfocar a esa nueva familia que habia formado su nieta.
Con una sonrisa de los tres inmortalizaron ese momento tan especial para ellos. En una fotografía donde EunJi sostenía a la niña quien se alimentaba de su pecho izquierdo, al lado de ella estaba JungKook, el papá, y en las piernas de él reposaba el niño de ambos, todos los mayores con una sonrisa en sus rostros.
EunJi siguió amamantando a su pequeña mientras YuGyeom le acariciaba la mejilla con mucho cuidado. JungKook los miró a los tres y se sintió de nuevo feliz y agradecido por lo que tenía ahora. Por lo que son su familia.
EunJi lo miró y sus ojos brillosos demostraron lo feliz que estaba ahora con su familia. Tenía al amor de su vida junto a ella, y a los dos niños nacidos de ese amor tan fuerte que tenían ambos por el otro.
JungKook la miró a ella y al mirarse fijamente se sonrieron de la manera más feliz que podían demostrar.
No había duda de que se amaban como la primera vez, un amor que permanecía intacto con todo lo que pasaron. Un amor que sus hijos lo reforzaron, les dieron las fuerzas que necesitaban para seguir luchando por su felicidad.
Y ahora más que nunca se sentían felices.
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