31| Nuestra familia ya está completa
『—♠︎—』
El pelinegro cerró la puerta de su auto observando todo a su alrededor. Caminó al otro lado y abrió la puerta de copiloto, donde una EunJi cansada dormía plácidamente.
— Amor. — llamó en un susurro estando de cuclillas. Le dejó un beso en la frente y sonrió.— Amor, llegamos. — dijo suavemente al verla despertar poco a poco.
EunJi despertó completamente y concentró su mirada en el hermoso rostro de su marido. Se inclinó un poco hacia él y le dió un beso en sus labios color durazno.
— ¿Ya? — murmuró con su voz adormilada. JungKook asintió y ella miró a todos lados para observar el lugar, viendo una hermosa vista del atardecer sobre la playa.— Oh~ JungKook está hermoso. — dijo sorprendida y el pelinegro sonrió como un bobo al verle la cara de asombro.
— Ven, sal de allí. — pidió colocándose de nuevo de pie, tomó su mano y la estrechó con sus dedos entrelazados.
Al salir del auto ambos caminaron hacia la playa, se sentaron en una posición cómoda para ambos, y desde la arena observaron juntos la puesta del sol. Sus cabellos se movían con la brisa fuerte y JungKook la estrechó en sus brazos teniendo su cuerpo de espaldas a él. La rodeó con sus brazos y le acarició el vientre para que después de unos segundos ella girara su rostro y sus miradas se encontraran con un sentimiento intacto desde hace tres años.
JungKook acortó la distancia y la besó de manera romántica y amorosa, lento y demostrativo, donde no tenían prisa de nada, podían estar tranquilos y continuar con sus vidas.
— Te amo... — susurró ella dejando sus frentes y narices juntas.
— Yo también te amo... — contestó de la misma manera y ambos volvieron a girar hacia el sol.
El pelinegro colocó su rostro en el hombro de ella y se quedó viendo fijamente las olas del mar con el reflejo del sol.
Estar así con ella siempre era lo mejor.
Ya en la oscuridad de la noche JungKook se levantó ayudando a su esposa para después caminar hacia el auto. Al abrir la maletera sacó las bolsas y EunJi lo miró sonriente.
— Eres un esposo y papá muy atento. — soltó una risita y Jungkook la imitó dejándole un casto beso en los labios.
— ¿Tienes antojo de algo? Porque traje de todo. — dijo con un tono infantil y emocionado que ella adoró. Parecía tan preocupado por su bienestar que le causaba ternura.
— Tengo antojo de algunas cosas... Pero te lo diré en cuanto entremos. — apuntó la casa de playa a su lado y sonrió emocionada.
— ¿Te gustó? — preguntó con ilusión.
— Me encanta... Ya quiero verla por dentro. — su ansiedad le dió risa al mayor quien llevaba las llaves en sus manos.
— Vamos, entonces. — propuso juguetón y EunJi volvió a darle un beso al colgarse de su cuello.
La casa era preciosa tanto por dentro como por fuera, siendo de dos plantas les brindaría la comodidad necesaria para estar allí un tiempo.
EunJi recorría el lugar como una niña pequeña y JungKook la miraba con ilusión al imaginarse nuevamente unido a ella, como nunca debieron dejar de estarlo. Unidos.
No pararon de sonreirse el uno al otro en toda la noche, mucho menos cuando por momentos parecían aflijidos por el tema reciente y por su pequeño integrante que aún faltaba. Sin embargo; eso no les quitó la emoción de sentirse en paz.
— Toma, amor. — el pelinegro le extendió un plato que contenía un sándwich y EunJi, que yacía en el sofá de cuero blanco, lo tomó emocionada.
— Gracias, cariño. Eres el mejor esposo del mundo. — sonrió amplio y tomó el sándwich para darle una primera mordida.
Desde hacía un buen rato sentía un gran antojo por comerse un buen sandwich con jamón de pavo, queso, lechuga y tomate; obviamente, JungKook prácticamente corrió a prepararlo cuando ella dijo las palabras mágicas 'Se me antoja un...', inmediatamente salió despavorido a la cocina.
— Y tú serás la mejor mamá cómo lo vi con YuGyeom. — se sentó al lado de ella y colocó el brazo sobre el espaldar. La apegó a su cuerpo y le dió un beso en su cabeza.— ¿Tienes frío? — preguntó juguetón al sentir los pies de ella acariciar constantemente su pierna; buscando un poco de calidez.
Ambos estaban en pijamas y veían una película animada para relajarse un poco de las tensiones. JungKook con su camisa blanca y pantalones de chándal negro, y EunJi con un conjunto de pijamas rosa y con estampados de conejitos.
Sí, JungKook se rió mucho al verla así vestida, pero la abrazó y besó con ternura; porque él era quien la tenía así de consentida.
El pelinegro sintió la cabeza de ella acurrucarse en su pecho.
— Sí, un poco... — habló por lo bajo.— abrázame ¿Sí?
JungKook sonrió y cumplió su pedido para escucharla jadear gustosa. Su esposo era demasiado cálido.
— Pareces una bebita consentida. — besó su cabeza y EunJi río un poco.
— Lo soy. — dejó el plato a un lado y suspiró dándole un beso en el pecho a su marido, uno que ascendió lentamente hacia la barbilla, pasando antes por el cuello pálido.— y te amo. — le sonrió juguetona y JungKook supo que tramaba algo.
— Quieres algo ¿Qué es? — preguntó para escuchar por respuesta una risita traviesa que lo hizo reír también.
— Dame un beso. — pidió mirándolo embobada.
— ¿Eso quieres? — preguntó levemente confundido. EunJi asintió repetidamente y JungKook como todo malcriador le dejó un beso corto en los labios que había ella abultado para esperar ese choque mágico que le encantaba.
— Y malvaviscos. — pidió entre risas por el rostro que adoptó JungKook al instante. Parecía asombrado y quejoso porque debía levantarse nuevamente.
— Te aprovechas de mi amor, en serio... — murmuró con una sonrisa al levantarse y caminar a la cocina de nuevo.
— Anda, amor, que tu hijo tiene hambre. — dijo con una sonrisa mientras llevaba la taza a sus labios.
Una hermosa noche viendo películas en la comodidad de esa sala, sobre la acolchada superficie del sofá; mientras, veían la televisión sobre la pared arriba de la chimenea.
A pesar de la comodidad no se sentían completos y eso tenía una clara razón: Jeon YuGyeom. Ambos extrañaban demasiado a su hijo, pero ya mañana podrían volver a abrazarlo.
En la noche, muy altas horas de la noche, ambos hicieron el amor luego de las tantas suplicas de EunJi; ya que JungKook creía que le podría hacer daño. Pero fue tan hermoso y único que ella supo que lo guardaría en su mente... Pues fue la primera vez que hicieron el amor en la completa tranquilidad luego de tanto tiempo con complejidades. Ya era hora de descansar de esos problemas.
Al día siguiente todo parecía increíble. Despertó al lado de su esposo y pudo verlo dormir tan tranquilo como hace mucho tiempo no lo hacía. Y ahora... Sólo disfrutaba de la arena en sus pies mientras daba un paseo por la orilla de la playa, donde las olas resonaban junto al amanecer hermoso que tenía para degustar.
En la habitación, JungKook despertó lentamente mientras sentía su cuerpo como piedra. Hace tanto tiempo que no dormía tan bien que su cuerpo quedó completamente tenso. Estiró su mano hacia el otro lado de la cama y solo sintió el vacío en ésta, abrió los ojos un poco y luego se sentó estirando sus músculos.
— ¿Amor? — llamó pensando en que quizás estaba en el baño, pero al no recibir respuesta se levantó y fue al baño.
Limpió sus dientes y luego de haberse colocado una camisa y un pantalón de chándal bajó a la cocina, pero allí tampoco estaba. Rascó su cabeza confundido y luego despeinó su cabello, vio el café preparado y tomó un poco en una taza para luego irse hacia el pequeño balcón con salida hacia la playa.
Sonrió de inmediato al verla caminar por la arena, con un corto vestido de color rosa palido mientras su cabello era movido por la fuerte brisa.
Lo más hermoso, sin duda.
Ella captó su presencia y sonrió amplio al verlo sonreírle. Rápidamente caminó hacia él, y en unos segundos ya se estaban abrazando.
— ¿Dormiste bien? — preguntó ella tomando el rostro adormilado que JungKook aún poseía.
— Sí. Me siento como nuevo... ¿Hace mucho que estás despierta? — Preguntó acariciando los lados de su cintura.
— Mmm~ hace como media hora. — aspiró profundo y luego soltó el aire con una sonrisa.
— ¿Qué pasa? — preguntó suave y levantó una mano para acariciarle la mejilla.
— Es que hoy llega nuestro hijo. — dijo sonriente y JungKook amplió la suya para darle un beso en la frente.
— Así es, mi amor... — le dió otro beso en la frente y la abrazó nuevamente.— Ya nuestra familia estará completa.
Con eso ninguno dijo más del tema, se quedaron un rato así para después decidir hacer un recorrido juntos por la playa, tomados de las manos mientras conversaban del futuro que les esperaba a ambos junto a sus hijos.
『—♠︎—』
JungKook reía a cada rato por las miradas desesperadas de EunJi hacia la salida de pasajeros del aeropuerto.
— Amor, tranquila. — pidió suave y EunJi suspiró.
— Ya quiero verlo, lo extraño mucho. — se quejó y el pelinegro volvió a reír.
Las puertas se abrieron y muchos pasajeros salieron con sus equipajes. Pero EunJi sólo sonrió y soltó una risita al ver a un niño regordete sentado sobre una maleta que era arrastrada por su abuelo.
— Mira nada más a ese perezoso. — JungKook comentó mientras reía.
— ¡Mami! — gritó el pequeño llamando la atención de todos a su alrededor. EunJi levantó su mano saludando y esperó impaciente hasta tenerlo frente a ella.
Lo tomó de sus bracitos y lo cargó abrazándolo para darle muchos besitos por su rostro.
— Mi niño. — acarició su cabecita y su cabello desprendió un olor suave que la hipnotizó por completo.
— ¡Papá! — dijo emocionado al ver a su papá detrás de su mamá. JungKook sonrió igual al verlo nuevamente después de muchos días.— Lo etañé mucho. — hizo un puchero y EunJi lo abrazó nuevamente.
— Ya no nos vamos a separar, mi amor. — murmuró besando su cabecita.
Mientras EunJi saludaba a su abuelo JungKook tomó a YuGyeom en sus brazos y lo abrazó de igual manera que su esposa, sintió el olor de su cabellito y suspiró encantado.
— Tengo algo para tí, campeón. — el niño mostró sus pequeños dientes de leche en una sonrisa amplia.
— ¿U degalo, papá? — preguntó emocionado y JungKook asintió contento.— ¡Degalo, degalo, degalo! — saltó emocionado y los mayores rieron suavemente.
Luego de haber saludado fueron hasta el auto y subieron a este. Manejando hacia la mansión Go de Seúl se dispusieron a conversar de temas triviales sin tocar aún el tema de Lalisa, obviamente no querían hablar de ello delante de su pequeño. Pero al estar en la mansión conversaron de eso y otros temas más.
— Hay algo más, abuelo... — el mayor la miró con atención desde uno de los sofás individuales mientras ambos jóvenes estaban en el otro sofá.— Estoy esperando otro bebé... — contó con una sonrisa mientras apretaba la mano de JungKook.
— Así que eso era el mareo y el desmayo. — canturreó con una sonrisa y comenzó a reír suave.— vaya, ustedes no pierden el tiempo. — dijo entre risitas, contagiando de inmediato a los dos sonrojados padres.
— Yo quería otro bebé... — se quejó entre risas nerviosas el pelinegro y EunJi se recostó de él mientras este la rodeaba con su brazo.
— Los felicito... Esta vez si tendrán su felicidad, y ese nuevo pequeño sólo los unirá aún más y los hará más fuertes ante todo. — aconsejó recibiendo el asentimiento de los jóvenes.
— Gracias. — dijeron al unisono y los tres sonrieron.
— ¿Como se lo dirán a YuGyeom? Se va a poner celoso, eso es indiscutible. — dijo con una sonrisa burlona y ambos frente al mayor se miraron entre sí.
— Planeamos decírselo mañana. Nos iremos a Busan un tiempo, estaremos en la casa de playa que rentamos por unos meses... Queremos estar un tiempo fuera de todo. — JungKook habló con seguridad mientras el mayor les asentía de acuerdo.
— Estaremos allí durante todo mi embarazo, después decidiremos en donde viviremos. — EunJi comentó decidida.
— ¿Y cómo tienes pensado resolver el tema de la empresa de HyunSeok? — preguntó interesado y JungKook aspiró profundo antes de responder.
— No quiero seguir allí... Pero mi hermano venderá sus acciones, yo estoy representando las acciones de mi padre y al pasar a ser de YuGyeom tengo que seguir representando sus intereses hasta que sea mayor de edad. — el mayor comprendió ese tema de inmediato.
— ¿Y cómo harás con ello? — volvió a preguntar.
— Pues, la empresa debe resurgir puesto que mi hermano la llevaba abajo... El trato con usted está ayudando mucho a volverla a colocar en la posición en que estaba...
— ¿Y tú hermano? — preguntó confundido.
— Jimin y Jackson se quedaron al tanto de todo en Busan... Mi hermano enfrentará cargos policiales de malversación de fondos, y según el fiscal es posible que deba pasar como mínimo tres años en prisión. — contó algo débil por el tema.
— Estás mal por ello, pero piensa que pagará por lo que le hizo a la empresa...
— No, señor. — interrumpió suave.— JungHyo está pagando las consecuencias de sus propias acciones. Él destruyó parte de mi vida al ocultar la existencia de mi hijo, y como justicia divina él no podrá disfrutar del suyo.
— Cariño... — EunJi quiso hablar pero JungKook negó.
— Estoy bien, mi amor. — dió un beso en la frente de ella y la tranquilizó.
— Bueno esperemos que todo salga bien. — dijo por último el mayor.
Luego de ello no tocaron el tema y prosiguieron su conversación con el tema del nuevo bebé que se sumaba a la familia Go y la familia Jeon.
Al día siguiente parecían ir mejor las cosas de la jóven familia que habían comenzado aquellos amantes imparables de hace tres años, pues ya estaban de regreso a Busan junto a la pieza que faltaba en su rompecabezas, y esa pieza es la que se encontraba en la parte trasera del auto, durmiendo en su silla especial para viajes, con su rostro algo sonrojado y su boquita levemente abierta.
— Ya estamos por llegar. — mencionó el mayor mirando la carretera. EunJi hizo un sonido afirmativo y extendió su mano hacia la mejilla de su pequeño para acariciarlo.
— Le va a encantar la casa... — mencionó ella con una sonrisa y JungKook estuvo de acuerdo en ello.
— Cuando la escogí lo hice pensando en él, y en tí, pero sabía que a YuGyeom le gustaba el agua de mar o piscina... Entonces decidí que la playa sería perfecta. — contó con una sonrisa suave.— No sabes cuánto anhelo que ya por fin estemos tranquilos, como familia...
Y con esas palabras como últimas del trayecto; llegaron a la casa. Su felicidad era indescriptible al observar a su pequeño correr feliz hacia la arena de la playa, entre risas que eran la música perfecta para ellos que lo miraban felices.
— ¡Mami! Ven... ¿Me ayuda a bucá un canguejito? — EunJi rió por lo bajo pensando en que el viaje cansado no le afectó, su hijo se emocionó demasiado.
— Esta bien, cariño. — se soltó del agarre de JungKook y caminó hacia su hijo que le pidió su mano. EunJi la tomó y juntos caminaron por la arena para emprender la búsqueda.
JungKook de lejos los observó con una sonrisa de admiración; además de estar feliz, él admiraba a su mujer, quién ha hecho un gran trabajo con el hijo de ambos. Pero dentro de él, de su corazón, estaba guardada la promesa de darle todo el amor y cariño a su hijo, ese que necesitó de él cuando nació y en sus primeros años. Quería encargarse de darle lo que no le pudo dar.
Y al próximo lo esperaría más que ansioso, estaba feliz de poder disfrutar de él desde que estuviera en un pequeño saco en el útero de su mamá; y eso lo reconfortaba.
Ya no quería esperar tanto para verlo también corriendo por la casa. Le encantará sin duda tener dos niños que le llenen la vida de alegría y motivación.
— Ah~ aunque también me gustaría una nena... O ambos. — se rió al final de su susurro por ese pensamiento y negó al pensar en la reacción de su esposa.
«¡Estás loco!» sin duda esa sería su reacción.
Pero estaba feliz, muy feliz de poder tener lo que tiene ahora, y esa felicidad nadie la puede romper.
Nadie.
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