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29| El perdón y el peligro

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El amor era lo único que podía mantener a JungKook de pie, el amor de su esposa y el de su hijo. Por eso cuando regresaron al hospital ella lo tomaba de la mano; para que en ningún momento fuera a desfallecer.

El doctor les había dado las indicaciones para que JungKook por fin pasara a ver a su hermano, y luego de varios minutos él fue hacia la habitación en donde se encontraba descansando fuera de peligro.

Ya sola, EunJi se puso a recordar lo vivido la tarde y noche anterior y se sintió demasiado bien al recordar el amor que JungKook le demostró en cada caricia y cada beso que le otorgó a su cuerpo. Era sin duda una maravilla.

Aunque... Le causaba un asco profundo pensar en que tuvo que besar y tocar a esa mujer. Sin duda alguna le causó un escalofrío al escuchar el espantoso relato de su esposo; terminando en el piso con una fuerte contusión que lo dejó herido e inconsciente.

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JungKook miró a su hermano en la cama de sábanas blancas y los aparatos médicos a su alrededor. No le gustaba en nada verlo así, pero eran parte de las consecuencias de sus propios actos. Por dejarse llevar por la ira terminó confiando en la persona menos indicada; ahora solo le tocaba esperar su sanación completa.

EunJi le dió una razón para aprender a calmarse y perdonar, porque no quería acabar como su hermano, de eso estaba seguro.

— JungHyo. — llamó suave y su hermano abrió los ojos lentamente.— ¿Cómo te sientes?

— JungKook. — dijo con leve asombro que a JungKook le sorprendió.— Pues... Siento como si me hubiesen pasado cinco elefantes encima. — se quejó cerrando los ojos fuertemente al hacer un movimiento.

— Eso quiere decir que estás bien. — bromeó y su hermano le entrecerró los ojos con sarcasmo.— Es broma. — contestó con una sonrisa.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó y parpadeó rápidamente.— No merezco que estés a mi lado... Por mi propia culpa estamos aquí. — se interrumpió pareciendo recordar y abrió los ojos en grande, o lo que pudo por su debilidad.— Estás herido... ¿Cómo estás? — se vio preocupado y JungKook se rio un poco.

— YoonGi te fue con el chisme. — canturreó entre risas y luego continuó girando su rostro para darle vista a su hermano de la venda en su cabeza.— Tres puntos, pero estoy bien en comparación contigo que recibiste una apuñalada que casi destroza tus órganos. — comentó con obviedad y JungHyo bajó la mirada.

— Pensé que iba a morir... — murmuró dubitativo y pensativo.— Quizás fue un sobre aviso para que no siguiera obrando mal.

— Debes pensar muy bien las cosas, JungHyo. Ahora tienes un hijo en camino, es mejor que pienses en él antes que en todo lo demás. — aconsejó con su voz suave.

— Lo sé, JungKook... — susurró afligido.— y de nuevo, perdóname por todo el daño que te hice a tí y a tu hijo.

Nuevamente le pedía perdón, a pesar que en aquel momento fue difícil escucharlo decir eso como si estuviera muriéndose poco a poco. El menor suspiró pensando en que nunca jamás quería pasar por eso.

— Yo ya te he perdonado, JungHyo.

— No... En ese momento estaba muriendo, tuviste pena de mí. — susurró afligido y JungKook le tomó la mano libre para apretarla suavemente.— Perdóname...

— Esta bien, JungHyo. Te perdono. — murmuró suave y formuló una sonrisa que el mayor imitó débilmente.

La puerta se abrió con brusquedad y una voz resonó a sus espaldas.

— ¡JungHyo! — exclamó en un jadeo de satisfacción al verlo mejor. Se acercó corriendo hacia el nombrado; sin prácticamente notar a JungKook a un lado de este.

— SooHyun... — susurró suave pero asustado. Ella lo abrazó con cuidado y se escuchó su pequeño sollozo.

JungKook por su parte veía de lejos la escena con una suave sonrisa. Su hermano miraba a SooHyun demasiado asombrado, parecía que no creía que ella estuviese allí junto a él. Y en parte pensó que: JungHyo nunca tenía tiempo para salir con alguna mujer, ni siquiera había presentado una en casa cuando todos pensaron que debía comprometerse pronto, ni en los tres años compartidos con él. Y el pensamiento de un primerizo llegó a su mente, JungHyo estaba experimentando un sentimiento nuevo.

— Los dejo solos. — dijo caminado de espaldas hacia la puerta.

— Señor Jeon... — Llamó la castaña con suavidad, se giró hacia el menor de los Jeon y este le vio su pequeña panza abultada. No parecía tener mucho tiempo de gestación.

— JungKook. — corrigió él sonriéndole suave.

— Está bien... JungKook. Gracias por salvarlo, a pesar de no merecer tu compasión tu lo salvaste, gracias por eso. — agradeció con sus ojos aguados.— Gracias por no dejar que mi bebé se quedara sin papá.

— No me des las gracias, JungHyo es mi hermano y... A pesar de todo lo malo que pudo hacer yo lo amo. — aseguró viendo a su hermano bajar la cabeza, sintiéndose culpable.

— Yo también te pido perdón, JungKook. Todos obramos mal sin conocer del todo a Lalisa, y eso es algo que estará pesando en nuestra consciencia por el resto de nuestras vidas. — murmuró suave y JungKook sonrió imperceptible mientras se acercó nuevamente a ellos.

— Yo no quiero vivir con rencor hacia ustedes... Los perdono porque ahora son parte de mi propia familia. — al estar cerca de SooHyun colocó una mano sobre la abultada pancita y habló.— Ahora está mi sobrino de por medio y... No quiero cometer el mismo error. — mencionó indirectamente el error de su hermano y suspiró.— Los perdono, pero espero que esta vez hagan las cosas bien por el pequeño. — les dijo y ellos asintieron. Miró a JungHyo y habló.— la policía vendrá por tu declaración, están haciendo los procedimientos para la demanda. Eso le sumará más años de cárcel que espero y cumpla.

— Aquí estaré. Diré todo, JungKook, y asumiré mi culpa. — dijo seguro haciendo al menor asentir con tranquilidad.

Luego de ello simplemente salió de la habitación, los dejó solos para que hablaran de su futuro y las decisiones que deben tomar. Salió hacia la sala de espera en donde EunJi lo esperaba junto al rubio que también había dejado en Las Vegas, no sabía porqué aún le molestaba verlo; ya él no iba a interrumpir su vida marital y familiar, mucho menos con EunJi nuevamente embarazada.

— ¿Todo bien? — preguntó EunJi colocando sus manos en los brazos de él con suavidad.

— Todo bien, amor. — asintió y la vio sonreír amplio para luego darle un beso corto en sus labios.

Un corto tiempo después llegó Jimin junto a Jackson y se acercaron a ellos. Acababan de llegar y fueron directamente al hospital.

— Vinimos en cuanto nos enteramos de lo sucedido en la televisión. Localicé a Jackson y vinimos enseguida. — habló el pelinegro hacia el más alto que sonrió de inmediato al ver a su gran amigo y a su hermano.

— Gracias. — JungKook siendo de pocas palabras agradeció y abrazó a ambos con fuerza.

— Jamás te dejaríamos solo. — Jackson habló dando palmadas a su espalda.

— Llamé a V y dijo que vendría el fin de semana porque le han dejado con mucho trabajo. — sonrió mirando a EunJi de reojo quien permanecía alejada de la conversación.

— Y ahora más que nunca. No la dejaré ir de nuevo al casino. — mencionó JungKook con una sonrisa suave.

— ¿Y eso por qué? — preguntó el castaño confundido.

JungKook se rió un poco y luego con su mano dibujó una panza sobre su abdomen cubierto por una camisa de algodón. Ambos chicos abrieron sus bocas en asombro y lo abrazaron emocionados.

— Guao... Hermano serás papá otra vez. — dijo Jimin emocionado y Jackson los miró confundido.

— ¿Otra vez? ¿De qué hablan? — ambos pelinegros se miraron recordando que Jackson aún no sabía de YuGyeom.

— Yo le cuento, ve a saludar a EunJi. — dijo JungKook suavemente mientras Jimin asintió yendo hacia donde EunJi permanecía sentada junto a su cuñado, con el que no mantenía aún una buena relación.

Pero eso no importó cuando la abrazó saludando y felicitando por la noticia que acababa de recibir.

『—♠︎—』

EunJi tomó a JungKook de su mano mientras entraban nuevamente hacia el apartamento de él. Estaban cansados por estar todo el día en el hospital, donde aprovechó el momento para ir hacia el área de obstetricia para informarse de su embarazo. Con gran emoción recibieron la noticia de que apenas tenía un mes de embarazo; esa cosita era simplemente un pequeño guisante, uno por el que JungKook lloró de inmediato mientras observaba el monitor.

— ¿Viste lo pequeño que es? — preguntó emocionado hacia ella mientras la atraía a su cuerpo con las manos sujetándole la cintura.

— Es demasiado pequeño, amor. — respondió colocando sus manos en las mejillas suaves de él.

— Esta noche no dormiré. — dijo negando y ella frunció el ceño.— no podré porque voy a cuidar tu sueño. — le dió un beso en los labios y EunJi sonrió con ternura.— Te prepararé un chocolate caliente ¿Sí? — preguntó haciéndole mimos con besitos cortos.

— Está bien. — contestó entre risitas cortas y suspiró enamorada de ese hombre maravilloso.— Te espero en la habitación. — dijo y le dejó un besito en los labios.

JungKook fue hacia la cocina con ánimos y comenzó a preparar la bebida.

Por su parte EunJi quitó su chaqueta y la dejó sobre el espaldar del sofá. Cuando iba a ir hacia la habitación la voz de JungKook resonó.

— Amor, me acabo de dar cuenta que no hay azúcar y el chocolate es algo amargo; acá abajo del edificio hay un pequeño supermercado. Voy allí y subo de inmediato ¿bien? — EunJi asintió sintiendo ternura por su preocupación y JungKook le dejó un beso largo.

— Ve tranquilo... YoonGi está afuera también. — le calmó y JungKook se sintió más tranquilo.

— Voy y vuelvo rápidamente. — aseguró dando otro beso en los labios abultados de ella y caminó hacia la puerta.

Al salir de allí EunJi fue hacia la habitación y dejó su bolso en la cama, quiso sentarse en ésta pero escuchó pasos.

— ¿Qué se te olvidó ahora? — preguntó con una amplia sonrisa y giró su rostro encontrándose con un rostro, pero no uno masculino.

— Se me olvidó acabar contigo, amiga. — dijo con sarcasmo y vió a Lalisa más que molesta. Ahora era rubia, pero era más que obvio que era una peluca.

— ¿Qué haces aquí, Lalisa? — preguntó tragando fuerte luego de ver un arma blanca en su mano.

— Vine por JungKook, pero me he ganado un premio mejor. Al parecer las cosas están de mi lado ahora. — Sonrió con sorna y caminó hacia EunJi, logrando que esta última caminara hacia atrás.

— Aléjate de mí. — ordenó recordando a su pequeño en su vientre.

— ¿Ahora no eres tan valiente? — sonrió de lado.

EunJi actuó de inmediato al estar cerca de la mesa de noche a un lado de la cama, tomando la lámpara y lanzándola hacia la delgada; pero ella la esquivó.

— Auch... Siempre has sido tan salvaje, EunJi. — dijo dejando la navaja en la encimera del televisor.— Ahora si podré desquitarme por todo lo que me has quitado. — siseó viéndola con frialdad. Sabiendo perfectamente lo que le haría.

Quizás cortar su yugular la haría morir tanto rápido como lentamente para verla sufrir.

Sí, eso haría, pero primero la molestaría un poco.

— Y tú nunca has sabido perder. Siempre fuiste una caprichosa, y JungKook siempre ha sido un capricho para tí; que al no tenerlo te frustraba. — mencionó haciéndola bufar.

— Él nunca supo tomar buenas decisiones, incluyendo la que trataba sobre el amor... Yo hubiese sido mejor que tú. — recalcó acercándose más hasta estar a solo un metro de distancia. Lo que puso a EunJi más nerviosa.

Necesitaba seguir aplicando distracción, JungKook o YoonGi deben entrar en cualquier momento.

— Igual nunca será tuyo... ¿Sabes por qué? Porque siempre me va a amar a mí, porque soy la mujer que lo cautivó, quién lo entendió y ayudó; quien incluso lo hizo padre de un precioso niño. — escupió con molestia, aún sin saber por dónde salir de su encierro.

— ¿Crees que lo vas a amarrar con un hijo? ¿Crees que de verdad te será fiel toda su vida? — aplico su típica manipulación mental que para nada funcionaba con ella. Levantó su mano y luego la apretó en puño, conteniendo sus ganas de golpearla.

— No. — negó de inmediato, contestando su pregunta.— Pero un hijo es más que un simple amarre, un hijo es un lazo que nos unirá por el resto de nuestras vidas, es lo más hermoso que puede existir, Lalisa... — susurró tratando de convencer a sus ojos de no llorar delante de esa psicópata.— No pienses en JungKook, no pienses en mí... Piensa en ese niño que nos necesita a ambos vivos... Para ayudarlo a crecer en una familia unida como la que nunca tuvimos nosotras.

Lalisa mordió su labio inferior reprimiendo sus lágrimas, resopló y antes de bajar su rostro EunJi notó cómo sus pupilas estaban anormalmente dilatadas. Parecía haber recurrido a algún estupefaciente. Al verla de ese modo volvió a hablar.

— En algún momento, hace muchos años tu y yo fuimos amigas, te conozco en parte, Lalisa... Tu y yo no tenemos tanta diferencia. — tragó fuerte y siguió.— Ambas crecimos a falta de amor de padres, crecimos solitarias, nos teníamos la una a la otra, tú tuviste siempre a tus padres que no valoraron tu existencia... Mientras yo tuve a mi abuelo quien me crió como su hija y a pesar de ese amor yo sentía la falta de mis padres. — quiso tocar el hombro de ella pero se reprimió al saber que no sería buena idea.

Un teléfono comenzó a sonar y EunJi supo de inmediato que era en las afueras de la habitación; lo cual le dió la seguridad de que se trataba del suyo.

— Ni se te ocurra salir a contestar. — dijo fría al capturar el movimiento de EunJi hacia la puerta.

Volvió a su sitio y el teléfono dejó de sonar volviendo a hacerlo enseguida. Lalisa resopló y jugó con su lengua en la mejilla. Caminó de espaldas y logró tomar la navaja nuevamente para acercarse y poner a EunJi nerviosa otra vez.

— Si esa cosa no se calla te juro que aquí mismo corto tu cuello. — siseó mirándola con rabia. Con la navaja rozó la piel delgada del cuello de EunJi quien tembló en su puesto dejando caer lágrimas asustadas.— Ahg~ siempre has sido una llorona... — se quejó molesta y EunJi desvió la mirada a la puerta, con la esperanza de que alguien apareciera a través de esta y la salvara.

— Por favor, Lalisa. — pidió en un susurro cortado, sabiendo que a ella le encantaba, mientras se estaba prácticamente torturando al suplicarle que la dejara en paz.

— ¿Tu suplicándome? Esa sí no la esperaba. — habló con falsa sorpresa que a EunJi le repugnó.

— Si fuese solamente yo no te estuviese suplicando... — la delgada hizo un puchero falso y la miró con una tristeza tan falsa como todo en ella.— Te lo pido ahora por el hijo que estoy esperando. — soltó más lágrimas mirándola fijamente a esos ojos grandes que tan tenebrosos se veían en ese momento, con un maquillaje negro y sus pestañas encrespadas.

La más alta chasqueó la lengua y abrió la boca en sorpresa.

— ¡Ay! Estás embarazada... — dijo con ternura que ella misma ya sabía que también era falsa.— ¿Y eso en qué me detiene? Es un obstáculo menos. — escupió con molestia mientras hablaba muy cerca de ella. Con eso EunJi esperó y pensó lo peor.— Es una cosa que no sentirá su muerte...

— Eres una perra. — gruñó en respuesta EunJi y luego la vio reír con ganas.

Aprovechó el momento de distracción y la tomó de sus cabellos para tirarla con fuerza hacia la madera del piso; logrando así que la navaja fuese soltada por su mano. Lalisa comenzó a defenderse y EunJi no esperó ni un segundo para formar un puño con su mano y golpearle repetidamente su rostro. Aunque un golpe en su cabeza la hizo debilitarse un poco hasta quedar algo mareada.

Lalisa aprovechó su malestar del embarazo para así dejarla debajo de su cuerpo, pero EunJi aún así no quiso rendirse, comenzando nuevamente con sus puños en defensa.

En un momento en que Lalisa localizó la navaja intentó tomarla bajo los impedimentos de EunJi, pero logró tomarla y elevarla cuando con su otra mano le sostuvo del cuello. EunJi la miró fijamente para después verla caer al piso tras un golpe seco en su cabeza.

Llevó su mirada al causante del golpe, viendo a su marido sosteniendo un arma de fuego. La había golpeado con el arma y eso la dejó inconsciente.

EunJi se incorporó con la ayuda de JungKook quien la encerró en sus brazos mientras le besaba en la cabeza y acariciaba el cabello; escuchando su llanto silencioso de sollozos pequeños. Estaba asustada.

— Ya pasó, amor. — susurró en su cabeza mientras miraba el cuerpo de Lalisa tirado en el piso inconsciente y con la peluca desprendida de su cabeza, dejando ver su color de cabello. Tan negro como su mente y alma.

YoonGi entró sabiendo qué hacer, y con unas cuerdas de color negro y de material resistente; le amarró las manos y pies. Lo hacía de manera tan fría y sin aflijirse que a EunJi le causó un escalofrío al imaginar lo que podría ser capaz de hacer aquél guardaespaldas.

JungKook la llevó a la sala hasta irse hacia el exterior del apartamento. Ya afuera en el pasillo tomó sus mejillas y vio su rostro magullado, su labio levemente cortado y su mejilla roja. La apretó contra la pared, besó sus labios y suspiró más tranquilo al saber que a pesar de los golpes estaba bien.

— Perdón por dejarte sola. — dijo quebrado y EunJi se sorprendió.— Te llamé para preguntarte si se te antojaba algo más. No me contestaste y supe que pasaba algo... Porque tú nunca me has ignorado las llamadas. — juntó sus frentes y lloró libremente sin caer en llanto. Solo soltaba las lágrimas de nervios y preocupación.— Llamé a YoonGi mientras venía corriendo para acá, él me aseguró que entraría... Cuando llegué no fue necesario abrir la puerta pues YoonGi la había dejado abierta para mí. Lo ví preparado con su arma detrás de la puerta cuando me hizo señal de que esperara. Cuando escuché el primer grito de ambas... Me desesperé y le quité el arma para entrar y detenerla antes de que fuera demasiado tarde. — terminó en un jadeo de dolor y volvió a besarle con amor.

Al separarse EunJi habló.

— Llegaste... Y para mí eso es lo que importa, porque nos salvaste a mí y a tu hijo. — lo volvió a abrazar con fuerzas y escondió el rostro en su pecho fuerte.

— No soportaría perderlos. — le habló cortado contra su cabeza y la apretó.

— Ya pasó... Estamos bien. — EunJi levantó el rostro y le dejó un corto beso en los labios.

Pero unos segundos después sintió un dolor muy fuerte en su abdomen bajo, sintió como si le estuvieran retorciendo allí dentro, era tan fuerte e indescriptible que comenzó a llorar al bajar su vista y ver un hilo de sangre bajar por su pantalón.

— ¿EunJi, amor? — llamó cortado y se asustó aún más al ver la sangre en su ropa.— ¡YoonGi! Las llaves del auto. — pidió al verlo correr hacia ellos. Este se las dió y los vio muy preocupado.— Encárgate de Lalisa, llevaré a EunJi al hospital. — avisó y el pálido asintió serio.

JungKook tomó a EunJi en brazos y caminó rápidamente hacia las escaleras, bajó con cuidado y tras pocos pisos llegó a la estancia mientras que miradas preocupadas se posaron sobre él al verlo nervioso y pidiendo constantemente hacia la rubia que se calmara.

El camino fue intenso e intrigante, donde la preocupación no salía de su cuerpo hasta llegar al hospital y encargarle a los médicos a su esposa.

Apretando su cabello con desespero se quedó mirando fijamente la entrada de Emergencias, rogando a Dios y todo lo demás que su esposa estuviera bien junto a su pequeño hijo.

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