28| Nuestra nueva razón de ser
『—♠︎—』
Una rubia entra con rapidez en en el gran edificio de la empresa gastronómica perteneciente a la familia Jeon, con el deseo intacto de conseguirlo allí. Pero todo en el lugar parecía tenso, el ambiente era más intrigante y serio de lo que podía ser una empresa. Con todas las personas prácticamente corriendo de un lado a otro mientras habían varios policías hablando con algunos de ellos.
Todo lo malo vino a sus pensamientos.
Suspiró intentando calmar esas ideas que se estaban haciendo en su mente y caminó hacia recepción sintiendo como un Deja Vu la persiguió al momento de ver a una recepcionista encargándose del gran mostrador.
— Hola buen día ¿Podemos ayudarla? — con cortesía la joven recepcionista le habló con suavidad; aunque en su rostro se notaba aflicción y preocupación.
— Necesito... Ah... Necesito ver a mi esposo ¿Podría decirme si se encuentra? — preguntó ella dubitativa por desconcentrarse mirando el rostro nervioso de la jóven.
— ¿Podría decirme el nombre de su esposo, por favor?
— Jeon JungKook. — a pesar de lo anterior ella fue clara y precisa. No tenía tiempo que perder, debía encontrar a su marido y enfrentarlo por lo que hizo, nuevamente.
La pelinegra la miró algo confundida pero por la descripción de la otra mujer y lo ocurrido recientemente decidió continuar con el monólogo que le fue asignado.
— El presidente salió hace varias semanas al extranjero y aún no...
— Gracias InHa pero yo me encargo ¿Si? — una mujer castaña de edad media se acercó a ella e interrumpió a la menor. La pelinegra sonrió avergonzada y prosiguió con su trabajo.
La mujer le sonrió con suavidad y le hizo una reverencia. Pero en ella también había algo de nervios.
— Mi nombre es Yoona, soy la secretaria del presidente Jeon JungKook. ¿Sabía él de su llegada? — preguntó insegura y EunJi frunció el entrecejo.
— Mi nombre es Go EunJi, soy la esposa de JungKook. — contestó confundida y la mujer abrió los ojos de más recordando ese nombre.— Lo siento no quiero sonar grosera, pero... No veo necesario avisar de mi llegada siendo su esposa.
— Señorita Go... Claro... Recuerdo su nombre, pero... — aún dubitativa entrecerró sus ojos y continuó.— ha ocurrido algo recientemente que nos dejó nerviosos y en alerta.
— ¿Le ocurrió algo a mi esposo? — preguntó alterándose un poco y Yoona la tomó de sus manos para tranquilizarla.
— No... Él está bien. — con dificultad sonrió suave y suspiró lento.— Déjeme explicarle...
EunJi asintió rápidamente y la escuchó atenta.
Largos minutos o casi una hora después se encontraba suspirando alterada por no verlo en ese blanquecino y azulejo lugar, era insoportable la preocupación en ese amplio lugar médico.
Hasta que lo vio.
No pudo describir cómo se sentía ahora que lo veía de nuevo, con facciones derrotadas y tristes junto a su ropa algo machada de sangre al igual que su mano izquierda. Trotó por el amplio pasillo del hospital y se acercó a su figura que se recostaba a la pared para no caer.
— Mi amor. — murmuró afligida y preocupada. Le tomó el rostro con ambas manos y él enfocó su vista demasiado sorprendido de verla allí.
La miró con el ceño fruncido, confundido porque él la había dejado allá en Las Vegas. Su mano limpia fue al rostro de ella y su pulgar le tocó el labio inferior, la miró embelesado y agradecido porque fuera real. Dios escuchó sus súplicas y le mandó su calmante: su preciosa esposa.
— ¿Qué haces aquí, preciosa? — preguntó en un murmullo solo para ellos, concentrado en los hermosos ojos brillantes de ella y admirando su suave y precioso rostro.
— Fui a buscarte en tu empresa y me informaron lo sucedido... Estaba preocupada. — le tembló el labio inferior y rodeó su cuello abrazándolo con fuerza.
— Ah~ diablita... Me estabas haciendo demasiada falta. Gracias por estar aquí a pesar de que te dije que no me siguieras. — susurró en su oído y besó la mandíbula definida de ella, sintiendo la calidez que necesitaba.
— Aquí estoy... Estoy contigo como lo prometimos. — ella dejó un beso en la mejilla limpia de él. Se separó y de nuevo le tomó el rostro acariciando con sus pulgares los pómulos mojados.— Te recuerdo que nos casamos, somos uno, tu conmigo y yo contigo ¿bien? — Él asintió con sus ojos cristalinos.— prometimos ser sinceros con el otro. No me vuelvas a hacer esto ¿Me oíste? — volvió a asentir y soltó las primeras lágrimas.— A donde tú vayas yo voy, así me digas que no... Porque te amo, JungKook. — él sonrió en respuesta pero se convirtió en una mueca cuando sintió que iba a llorar. Es por eso que volvió a encerrarla en sus brazos y soltó pequeños sollozos.— No te reprimas, llora libremente que nadie te va a juzgar... — le habló con su voz cortada en su oído y lo sintió enterrar el rostro en su cuello para llorar como le había pedido.
En medio de sus tristes y dolorosos sollozos EunJi le acarició la espalda. JungKook aún vestía un traje y su camisa blanca estaba totalmente destruida con la sangre, seguramente, de su hermano. Llevó su mano a la parte trasera de su cabeza y la acarició con sus dedos enterrados en sus hebras negras. Pero frunció el ceño al instante al sentir una venda detrás de la oreja.
— ¿Qué te ha pasado? — preguntó suave y preocupada.
— Luego te cuento... — susurró y después la apretó aún más.
— Esta bien... — dijo suave y le acarició el cabello nuevamente pero con más suavidad y precaución de no lastimarlo. Escuchó sus sollozos y le hizo recordar a un niño pequeño; como su pequeño hijo, su YuGyeom.
— Él no puede morir... Él también no... — dijo en el oído de ella y siguió llorando un poco.— Es mi sangre, completamente mi sangre... No lo puedo perder, lo amo aún después de sus errores.
— Será fuerte y saldrá de ésta, ya verás... — susurró en su oído y besó su mejilla.
— Cuando lo encontré... Estaba en el piso desangrando, a su suerte, con la esperanza que alguien entrara sin tocar... — contó en medio del llanto, cosa que lo hizo llorar aún más.— Esa maldita mujer lo dejó para que muriera solo y sufriendo... Es una maldita, te juro que la voy a buscar y yo mismo la haré sufrir por tanto daño que hizo...
— JungKook, por favor no vivas en odio... Contemos con que la atrapen y la encierren. En la cárcel le harán demasiadas cosas crueles, creo que será suficiente sufrimiento para ella. — habló suave y él se separó un poco para hablar con sus narices juntas.
— ¿Que no entiendes? Nunca será suficiente por lo que hizo... Mató a mi padre, Jackson sufrió daños en su cerebro, JungHyo se está debatiendo entre la vida y la muerte allí dentro. — apuntó a la puerta de urgencias y resopló.— Para mí no es suficiente. — sollozó mirándola fijamente mientras lloraba, eso hizo que EunJi comenzara a hacerlo también. No podía verlo así.
— No permitas que ella te haga daño a ti también... Te está envenenando con odio, con ira... — le tomó el rostro cuando lo vio serio con su mirada intensa.
— No puedo calmarme cuando le tengo tanto odio. — murmura sin inmutarse y a EunJi le dió algo de miedo verlo así. Nunca antes había visto esa faceta de JungKook.
— JungKook. — le dijo con pesar y el nombrado suspiró fuerte.
— ¿Has traído a YuGyeom? — preguntó cambiando de tema.
— No quería dejarlo... Pero el abuelo me convenció de que estaría más seguro allá, lejos de todo... Y con todo mi dolor tuve que dejarlo, no permitiría que estuviera en peligro. — contó cuando la situación se liberó un poco de esa intensidad del momento.
— Es mejor... — se separó de ella y ésta sintió un vacío al verlo caminar un poco más cerca de la puerta y volver a recostarse de lado en la pared fría del hospital.
— JungKook... — llamó pero este la ignoró recostando su cabeza también. EunJi sin querer rendirse caminó a él.— JungKook. — repitió estando cerca, él la miró de soslayo y suspiró. Ella le besó brazo y entrelazó sus dedos tomando su mano.— Te amo, estoy contigo.
JungKook la miró fijamente y se colocó de frente a ella, la atrajo de su agarre y le dió un beso corto en sus labios para luego abrazarla con precaución de no ensuciar con la sangre su cuerpo; aunque ésta ya estaba seca.
— Yo también te amo, diablita. — dijo contra su cabeza y la apegó a su pecho.
El tiempo pasó cómo una eternidad, estaban algunos de la empresa allí; incluso su madre que llegó muy preocupada, pero JungKook ni siquiera la miró. Aún así todos estaban esperando una respuesta, pero quién más ansiaba una era el pelinegro, el hermano menor de quién yacía dentro de esa amplia habitación. Tanto era su ansiedad que en cuanto el cirujano salió de la sala lo acorraló para abordarlo con preguntas.
— Doctor, por favor dígame, mi hermano... ¿Cómo está? — preguntó nervioso y sintió el toque de EunJi en su antebrazo izquierdo.
El doctor los miró con seriedad y se quitó su cubrebocas para hablar y darles la respuesta que necesitaban.
— El paciente salió bien de cirugía. — todos suspiraron aliviados y siguieron atentos.— logramos detener el sangrado y tratamos la parte dañada. — quitó su gorro y suspiró.— por suerte la navaja era pequeña y no hubo mucho daño a sus órganos, los roces fueron tratados y le hemos colocado suero para hidratarlo, también tuvimos suerte de que su tipo de sangre estaba en el hospital.
— Muchas gracias, doctor. — EunJi agradeció por JungKook al verlo sin habla, aliviado de que su hermano se encontrara a salvo.
El profesional se despidió de ellos y siguió su camino. EunJi por su parte le tomó el rostro a su esposo y juntó su frente con la de él.
— Te lo dije. — le susurró y JungKook besó sus labios en un rápido movimiento.
Se abrazaron y sonrieron de felicidad.
— Gracias por estar aquí. — le dijo en el oído en medio de su abrazo. Ella lo apretó aún más sin importarle la sangre que en su ropa estaba.— Amor, te estoy ensuciando. — le dijo incómodo intentando separarse pero la rubia no lo dejó al apretarlo más mientras olía del cuello de él su aroma natural.
— No me importa... — susurró en respuesta y siguió respirando en el cuello de él, ahora más que nunca necesitaba de él, de su aroma, de su calidez, de su persona.
JungKook sonrió enamorado y la apretó en su agarre para besar su cabeza y sumergirse en su propia burbuja, esa que por nada dejarían reventar.
EunJi en su mente deseaba que su abrazo nunca acabara, que fuera duradero, eterno... Necesitaba de él, para sentirse tranquila, calmada, segura. Porque lo amaba con su vida, lo amaba tanto que sentía que su vida no tenía sentido sin él.
『—♠︎—』
Juntos entraron a la habitación, aún tomados de las manos sin quererse soltar. Estaban agotados por el momento intenso que acababan de vivir.
Por suerte JungHyo se había estabilizado y estaba ya en recuperación. JungKook no quería alejarse del hospital hasta verlo; pero EunJi lo convenció de venir a su casa para darse un baño, cambiarse y descansar un rato.
— A ver. — EunJi tiró de su agarre y lo colocó frente a ella.
Colocó sus manos en el pecho de él y tiró hacia atrás su saco hasta quitarlo por completo. Él se dejó hacer ante su trato cariñoso, quería sentirse protegido junto a la mujer que amaba.
— Esto es un desastre. — comentó mirando su abdomen.
— Está inservible. Quitemos esto y tiremos todo a la basura. — le dijo ella sonriendo con cariño hacia el rostro tierno de su marido. Él poseía una dualidad increíble que le hacía recordar a su hijo con esa ternura que emanaba de sus poros.
— Está bien, mi amor. — murmuró suave cediendo a las manos en su pecho.
Desabrochó uno a uno los botones de esa camisa blanca arruinada con sangre, la quitó por sus hombros y miró el pecho terso y trabajado que su ahora esposo poseía. Tragó fuerte y levantó su mirada hacia el pelinegro que la miraba con adulación.
— No sabes cuánto te amo. No me cansaré de decirlo. — murmuró con suavidad, mirando esos ojitos expresivos que tanto extrañó.
EunJi simplemente sonrió, avergonzada bajó su cabeza cuando sintió sus mejillas ruborizarse y entonces él tomó su rostro para levantarlo.
— Eres una ternura. — canturreó y EunJi le golpeó el pecho con poca fuerza.
— Ve a bañarte, te debes sentir incómodo, señor higiene. — dijo entre risitas y JungKook le imitó rozando sus narices.
Para ambos era un momento muy tierno, por alguna razón se sentían más unidos que nunca, y es por eso que JungKook aprovechó de darle un beso corto, y luego otro y otro.
— Ya... Vete a bañar de una vez. — se comenzó a reír y JungKook la encerró en sus brazos para seguir dando besos a sus labios abultados.
EunJi soltó una carcajada para intentar separarlo, pero no lo consiguió. JungKook entre risas se desabrochó el pantalón con una mano mientras la sometía a ella a su abrazo. Al estar en bóxer caminó hacia atrás con ella por consiguiente, arrastrando ambos cuerpos hacia el baño.
— No, JungKook... No, no, no... — EunJi se resistió pero él era obviamente más fuerte.— No, amor. — exclamó cuando con su fuerza la arrastró hacia la ducha.— ¡No! — gritó entre risas cuando al abrir la llave el agua tibia cayó sobre ambos.
Se rieron unos segundos y luego conectaron sus miradas en medio de la gran lluvia de la regadera. Sus ojos se miraron y luego en un segundo sus labios se unieron en un beso apasionado que demostró lo que sentían en ese momento.
No había palabra alguna que describiera el momento entre ambos, lo que pensaban, lo que sentían. Los chasquidos de sus besos junto al sonido del agua cayendo era lo único que se escuchaba en ese baño, hasta que los suspiros agitados comenzaron, seduciendo sus cuerpos a ceder al deseo, sucumbiendo al amor.
Soltaron un jadeo y JungKook le quitó la blusa deportiva que usaba, la tuvo en brasier deportivo y la pegó a la pared de cerámica fría para escucharla jadear por el contacto.
— JungKook...
— Shh~ — siseó para besar sus labios y luego ir en un camino hacia su mandíbula, llegando a su cuello le mordió suave.
— JungKook, espera... — pidió jadeando por la presión de sus dientes en la piel sensible de su cuello.
— Déjame, amor. — se quejó en su cuello y volvió a subir a sus labios.— déjame amarte, adorarte... Déjame olvidar mi tristeza y rabia contigo. Sólo tú logras eso, por favor. — pidió juntando sus frentes.
En medio de la lluvia en la que estaban sumergidos EunJi le acarició sus cabellos mojados sin tocar la parte herida, le dió un beso y comenzó a hablar.
— Ya, no quiero que vivas con rencor... Ella no merece tu frustración, tu ira... el karma existe, y eso es algo que tarde o temprano le llegará. — susurró en sus labios y JungKook negó.— Por favor, JungKook... Hazlo por YuGyeom. — allí la miró de inmediato y EunJi supo que le estaba dando en su punto débil: Su hijo.— Por él debes estar tranquilo, tener paz interior... ¿Por qué crees que yo aprendí a no tener rencor hacia tí? YuGyeom es mi motor en todo... Por favor hazlo el tuyo también. Nuestro hijo no puede vivir una vida así, debemos darle la tranquilidad que merece. — le miró fijamente soltando lágrimas que se mezclaron con el agua.
— Pero, amor... YuGyeom lo es todo para mí como lo eres tú, eso no me impide sentir rabia hacia esa mujer por lo que hizo. — y el tema volvió a ambos. EunJi suspiró fastidiada cuando él se alejó de ella y le dió la espalda.
Se acercó a él y con sus manos le acarició la espalda. JungKook respondió de manera positiva y echó su cabeza hacia atrás, dejando que el agua cayera en su frente mientras con sus ojos cerrados disfrutaba de la calidez del agua y la de los toques de su esposa.
En unos segundos se enderezó y volvió a girarse. La miró enamorado una vez más y de nuevo la atrajo a su cuerpo desde la cintura delgada. Sintiendo sus labios nuevamente en un contacto estremecedor la aprisionó otra vez contra la pared; decidido a no detenerse.
Sus besos fueron a la mandíbula fina de ella, mojando con su boca y mordiendo su barbilla con lujuria. Estaba despertando el antiguo Jk con toda esa escena, y no dudaba en hacer el amor con ella de manera sensual y romántica. La haría suya una vez más.
— JungKook, espera... No he terminado. — pidió entre jadeos.
— Ya basta, amor... no quiero reproches, sólo quiero despejarme. — le mordió el cuello y su mano le recorrió toda la espalda húmeda y blanquecina de su mujer.
EunJi le rodeó el cuello con sus brazos y siguió la danza de sus labios. Pero luego se separó un poco; parando los toques.
— Estoy embarazada.
Ya, lo dijo.
No supo describir el momento en ese preciso segundo cuando le comunicó lo que quería decirle. JungKook se quedó paralizado mirando sus ojos seriamente, y ella en cuanto se sintió intimidada bajó la mirada. Él pelinegro detuvo su rostro cuando sus labios tocaron la frente mojada de ella, aprovechó el momento para dejarle allí un beso.
— ¿D–De verdad? — preguntó contra su frente. La voz le había sonado algo temblorosa que la hizo mirar nuevamente hacia su rostro.
Aún permanecía paralizado pero parecía dubitativo entre reír o llorar; tenía muchas emociones juntas. ¿Cómo lo podía interpretar?
— Sí, JungKook. Estoy esperando un hijo. — asintió suave y él intercambió la mirada entre los ojos redondos y los labios abultados que ella poseía.
Pero a pesar de lo mojados que estaban ella pudo diferenciar sus lágrimas; aunque él comenzó a reír. Lloraba de felicidad.
— No sé cómo reaccionar... Es la primera vez que me pasa. — se avergonzó y siguió riendo. EunJi sonrió comprensiva y se emocionó aún más con la noticia de ser padres.— ¿Otro hijo? ¿Dos niños? ¿Te imaginas? — habló emocionado mientras EunJi asentía a cada pregunta.
Él la abrazó fuertemente y cerró el agua para concentrarse en ella. Se despegó un poco y le acarició el rostro con sus pulgares, le besó nuevamente más enamorado con la noticia.
No podía dejar de emocionarse con la idea de volver a ser papá, pero esta vez sería distinto, esta vez podrá disfrutarlo desde su crecimiento en el cuerpo de ella. Podría verla con su panza abultada, y luego lo podría ver cuando naciera.
— Te amo tanto, JungKook... Pero olvídate de ese rencor, por favor. — pidió acariciándole las mejillas.— Hazlo por tus hijos, JungKook... Por YuGyeom y por este pequeño que viene en camino. — pidió nuevamente, bajando su mano a su vientre aún plano.
JungKook la tomó en sus labios y la besó esta vez con necesidad y con amor.
— Te amo diablita, te amo demasiado. — repitió en sus labios sin dejar de besarlos. Luego de eso la abrazó fuerte y besó su sien con su instinto protector.— Te prometo controlarme, haré un cambio. Esta ira no la usaré como venganza, sino para protegerte y protegerlo a él ahora que estás aquí. — EunJi sonrió entre las lágrimas mientras él con su mano las limpió.
Luego de varios minutos besándose y amándose él volvió a abrir la llave del agua; cayendo nuevamente sobre ambos cuerpos ahora desnudos, pero sin otras intenciones más que amarse.
El beso culminó en un chasquido y él giró el cuerpo delgado de ella para apegarla a su pecho de espaldas. Tomó la esponja con jabón y se la comenzó a pasar por los hombros lentamente; dejándole un beso en el cuello para pasar la esponja por los brazos femeninos y pálidos que tanto le encantaba acariciar. Instintivamente su mano bajó a la cintura de ella hasta llevarla al abdomen.
— ¿Qué haces? — preguntó ella entre risitas cuando lo sintió mover la mano sin ningún tipo de orden, parecía estar tanteando esa zona.
JungKook suspiró una risita igual y ocultó su rostro en el cuello de ella, suspirando agitado y sintiendo el mejor de los placeres sin tener ningún tipo de relación sexual.
— No se siente nada. — respondió en su cuello con su voz ronca y entre risitas; EunJi no reprimió la suya. Se giró a verlo y colocó sus palmas en el pecho de él.
— Es porque tengo muy poco tiempo de embarazo... Pero pronto se notará. — respondió de manera tierna para luego colgar sus brazos en el cuello mojado y blanquecino de su esposo.
— Ya quiero verte con tu pancita. — se acercó al rostro de ella y acarició sus narices entre sí.
— Con el embarazo de YuGyeom me puse muy gorda, luego tuve que hacer dietas. — se quejó suave y el más alto le dió un beso corto.
— Serás una gordita muy hermosa. — volvió a decir en un susurro acercándose a sus labios nuevamente.— Te amo. — culminó con un beso largo.
Poco tiempo después siguieron bañándose juntos, entre risas suaves por las anécdotas que contaban, por los planes de JungKook a futuro que él mismo relataba y por los besos que se robaban cada cierto tiempo.
Ahora, en ese momento, se encontraban en la cama amplia de la habitación. EunJi con sus dedos acariciaba la espalda ancha de JungKook mientras él boca abajo; las recibía gustoso con sus ojos cerrados y acostado con la cabeza apoyada en las piernas de la rubia.
— Hace mucho tiempo que no me sentía tan relajado... — soltó un suspiro y removió un poco su cuerpo.— Tus manos son mágicas...
Inevitablemente EunJi soltó una risa y siguió con su trabajo.
— ¿Sabes? Hace mucho que no estábamos así. Calmados y un poco tranquilos aunque la situación no es la más propia. — comentó ella sin querer hacerlo sentir mal, llevando su mano al cabello negro y sedoso que ella misma había lavado con precaución hace unos minutos.
— Desde ahora, que la policía se encargue. Yo hice algo y logré tres puntos en mi cabeza y la casi muerte de mi hermano. — su cabeza se removió, y suspiró calmado y complacido bajo el toque de ella aún sin abrir los ojos.
— Es lo mejor que puedes hacer. — aconsejó de acuerdo y lo vio girarse en su posición hasta verla desde abajo. Se sonrieron y JungKook prosiguió levantándose hasta verla con amor y ternura.
— Mi prioridad ahora es mantenerte a salvo y segura. — llevó su mano al abdomen de ella y sonrió amplio.— Te amo... Por esto y por todo lo que me has dado.
La rubia le sonrió con amor y relamió sus labios para elevar una mano hacia el rostro suave del chico.
— Yo también te amo... Por estos dos hermosos retoños que me has dado. — se sonrojó y el mayor la abrazó para después repartir besos por todo el rostro natural y hermoso de su esposa.
— Te amo, te amo, te amo. — dijo dando ahora besos cortos en los labios abultados de ella. Ella le respondía con risas mientras se dejaba caer hacia atrás por el inconsciente empuje que JungKook estaba aplicando con ella.
Al estar acostados las risas pararon poco a poco hasta culminar completamente cuando sus besos se transformaron en apasionados, convirtiendo ahora la situación en una más placentera y con claros motivos sexuales.
La habitación se convirtió en pocos segundos en un sauna privado, los cuerpos comenzaron a sudar y si hubiesen espejos ya estarían todos empañados. Sus suspiros mezclados con gemidos eran una música de constante sonidos sensuales, unos propios para colocar de fondo en un ambiente tan íntimo como lo eran los besos que ellos dos compartían. Eran la mezcla perfecta entre antiguos amantes y actuales esposos, aunque de a momentos recordaban viejos tiempos.
¿Cómo podían competir contra su deseo? Jamás. Esa era la respuesta, porque por más que se negaron en un principio fueron hechos el uno para el otro.
— ¿No pasa nada si lo hacemos? — preguntó JungKook con tono agitado y nervioso. EunJi con sus brazos en el cuello de él le negó.
— Tu sólo hazme el amor como siempre lo haces. — calmó y le dió un beso largo.
— ¿Y si le hago daño? — preguntó de nuevo y EunJi sonrió tierna por su preocupación.
— Estaremos bien. — susurró en respuesta y volvieron a besarse para seguir con la mejor sensación que ha podido ocurrir con ambos.
JungKook bajó los besos a su pecho y luego abdomen, donde sonrió al llegar a su vientre. Dejó un beso sobre este y rozó su nariz con su piel.
— Cuidado amorcito. Papá y mamá van a jugar un ratito. — murmuró haciendo reír a EunJi.
Sin duda alguna JungKook era el hombre de su vida. Y a su vez, JungKook pensaba lo mismo. Lo mejor que pudo hacer fue hacerla su mujer, su esposa, su compañera, y su amante.
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