24| Desespero
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La oficina se encontraba envuelta en una ola de intrigas y confusión. Desde que el pelinegro llegó a la empresa su teléfono no dejaba de sonar y eso lo tenía frustrado.
JungHyo se había enterado de la llegada de su hermano por parte de su secretaria, puesto que el menor había puesto sobre aviso de su llegada para que le prepararan su oficina.
Él sabía lo que le esperaba al encontrarse con su hermano, sabía de la rabia que traería, él conocía a su hermano, conocía su temperamento y su nivel de ira cuando lo provocaban. Y ese sentimiento de nervios e intriga volvió a él cuando escuchó la puerta abrirse de golpe.
— A ti te estaba buscando. — la voz ronca y molesta de su hermano menor habló a su izquierda. El pelinegro mayor se giró lentamente y lo vio caminando hacia él.— ¿Sabes lo que causaste? ¿El dolor que me provocaste? ¿LO QUE LE HICISTE A TU PROPIO HERMANO? — exclamó fuerte y su voz se cortó un poco a lo último.
Cuando llegó a él le presionó el hombro con su mano y lo volteó completamente, apretó su puño y lo levantó con claras intenciones de golpearlo. Pero no pudo; ya que una hermosa rubia apareció en su mente. Su hermano tampoco hizo algo contra él por defenderse; en cambio, simplemente esperó con los ojos cerrados un golpe que no llegó.
JungKook con su respiración agitada y sus lágrimas de furia, de rabia por recordar lo que su hermano le había quitado, soltó la solapa del saco del mayor y resopló aún más molesto por no poder golpearlo. Quiso gritar por esa impotencia, quiso maldecir por no poder golpearlo como en sus viejos tiempos arreglaba sus cosas con sus enemigos.
— QUE RABIA ME DA EL NO PODER DARTE LA GOLPIZA QUE TE MERECES. — exclamó cerca de su rostro y JungHyo sólo desvió su mirada, decepcionado de sí mismo.— ¿NO DICES NADA? — siseó zarandeando su cuerpo y vio unas pequeñas lágrimas salir de las cuencas de su hermano.
— JungKook... — susurró sin mirarlo. En un llamado inútil de atención, puesto que el menor estaba fijamente mirándolo con intensidad, apretando sus puños con la molestia arañando en su interior.— No tengo palabras para decirte lo arrepentido que estoy... Me dejé llevar por la ira, por la rabia de saber que tu hijo también viviría una esclavización de esta maldita empresa. — siseó con la voz cortada y JungKook apretó su agarre en sus hombros.
— Es muy tarde ¿No crees? — dijo irónico, sonriendo ladino.— tres años tarde... — susurró mirándolo con ganas de destrozar su perfecto rostro.
— Lo sé... Por eso puedes desahogarte. Anda, golpéame. — lo miró y se apuntó a sí mismo.— Hazlo que me lo merezco.
— Eres una mierda, te quejabas de papá y te convertiste en algo mucho peor que él. — murmuró volviendo a llorar a cántares.— papá cometió errores, sí. Pero jamás nos haría daño a alguno de sus hijos, NUNCA NOS PRIVARÍA DE LA OPORTUNIDAD DE SER PADRES. — gritó lo último dándole un empujón al mayor que lo hizo tambalear y caer recostado sobre el escritorio.
— ¿Te parece poco obligar a uno de ellos a hacer algo que no querían? ¿A estudiar algo que repudiaban? ¿A manejar una empresa cuando sus sueños eran otros? — exclamó con dolor y eso le afectó al menor.— No claro... Tu nunca lo supiste porque no fue a ti a quien obligó... Yo perdí parte de mi vida cumpliendo un sueño que no era mío...
— Y ESO NO TE DA EL DERECHO DE PRIVARME DE MI HIJO, MALDICIÓN. — se quejó fuerte y escucharon ruido afuera. Seguro era el personal de la empresa chismeando sin poder meterse en un asunto de los jefes.
— Sólo quería acabar con esto, con ésta empresa. Simplemente no quería saber que existía. — siseó y se llevó las manos a su cabeza.
— Pude haberla vendido, yo tampoco quiero que mi hijo este obligado si no quiere. — respondió un poco más calmado sin quitar lo firme.
— No ibas a poder hacerlo hasta que él fuera mayor de edad...
— ¡Pues le hubiésemos dado la oportunidad a Jackson!
— Es un bastardo, no puede ejercer ningún... — y allí JungKook sin pensarlo le soltó un golpe en la cara de el mayor. Este colocó sus dedos en sus labios y sintió el sabor metálico de su propia sangre.
— TE PROHIBO QUE LO TRATES ASÍ. — JungKook tomó de nuevo su saco y JungHyo levantó sus manos en son de paz.
— Sin el apellido de papá no puede tomar posesión de nada... Así son las leyes de acá y lo sabes. — recordó relamiendo sus labios lastimados.— Igual para mí eres tú mi único hermano.
— Pues para mí has perdido todos mis respetos, JungHyo... — lo soltó de golpe y el mayor lo miró triste. ¿A quien quería engañar con ese odio? Él amaba a JungKook, era su hermanito, lo único que le quedaba.
El menor se giró para irse y tomó el pomo de la puerta.
— JungKook. — lo llamó y este giró su rostro totalmente destrozado.— Perdóname.
El recién nombrado parpadeó lentamente y mordió su labio inferior. Se giró frunciendo el ceño y con su lengua remojó sus labios para soltar el pomo y girarse completamente.
— Cuando conocí a mi hijo... cuando lo abracé lloré de emoción y felicidad. Pero cuando estuve solo en mi habitación de hotel lloré por lo grande que está, por el tiempo que perdí junto a él, por lo hermoso que es... — susurró mientras caminó hacia su hermano nuevamente.— ¿Por qué crees tú que me estás pidiendo perdón? — sonrió triste e incrédulo mientras hablaba.
— Porque ahora estoy sintiendo el mismo sentimiento que tú, porque siento esto que hace tres años no sentía... Porque voy a ser padre. — su voz se cortó y JungKook sonrió tierno por esa noticia.
— Felicidades. — murmuró el menor con una pequeña sonrisa.— no fuiste un buen tío, al menos intenta ser buen padre. — aconsejó de la manera más fría que JungHyo pudo escuchar. Volvió a girar en su posición y caminó hacia la puerta.
Segundos después de escuchar la puerta soltó las lágrimas de rabia que tenía contenidas. ¿Por qué mierdas tuvo que actuar como un crío? Todo lo que estaba viviendo no hubiese sucedido si hubiese tomado una mejor decisión. Se hubiese ahorrado los problemas con su hermano y a la loca de Lalisa, que por cierto no había vuelto a llamar desde hace rato.
Por otra parte JungKook al salir al pasillo notó como todos se exaltaron. Él estaba consciente de que habían escuchado, sólo eran unos chismosos de mierda que no le importaba. Ahora... Se preguntaba el porqué no le preguntó por Lalisa, tal vez no estaba muy bien como para soportar algo más. En la noche cuando todos se fueran él lo enfrentaría nuevamente y le exigiría una explicación.
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— ¿Mamá, poqué papá no ha vueto? — YuGyeom se quejó como si estuviera cansado. Caminó con pereza hacia ella que estaba sentada al borde de la cama mientras colocaba lo último de su maquillaje.
EunJi miró a su pequeño cuando él le colocó las manitos en sus rodillas, cubiertas por un jeans que YuGyeom arañó.
— Papá fue a resolver algo del trabajo, regresará pronto, mi amor. — tomó el rostro sonrojado del menor y le dejó un beso en su nariz.
— Pedo yo quiedo que vueva. — arrastró las palabras y se recostó de las piernas de su mamá.
EunJi suspiró sin saber qué decirle. Confiaba en que JungKook haría todo por volver, pero estaba asustada de que no fuera así. No lo ha llamado ni él a ella, y eso la tiene angustiada, pues necesitaba saber de él.
Una idea se le ocurrió al instante de ver el teléfono de su habitación, miró a YuGyeom y su rostro aburrido le dió ternura.
— Te propongo un trato, mi amor. — el niño parpadeó rápidamente y la miró confundido.— Hoy te llevo al circo si tú haces algo por mí ¿Quieres?
— ¡Shi e cidcooo! — exclamó contento mientras daba saltitos como un conejito, haciendo que su cabello saltara a su mismo ritmo.
EunJi le sonrió contenta por verlo así de feliz y le dió otro beso a su nariz.
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JungKook entró a su oficina luego de haber llegado del departamento de policía. Había ido a informarse con la policía del caso de su padre, también ver sus adelantos de la búsqueda.
Al parecer interrogaron a los padres de Lalisa, pero su madre no quería aceptar nada de lo que se le acusaba a su hija, y para colmo había amenazado con una contra demanda hacia la familia Jeon; o al menor mejor dicho.
— Esa familia está loca. — susurró con su pensamiento.
Aunque su padre no la defendió ni mucho menos, si aseguró que ella no poseía una estabilidad mental; eso y que no sabían nada de ella.
Al llegar al edificio supo que JungHyo había salido por una emergencia, pero no perdía la oportunidad de verlo otra vez y allí sí decirle/reclamarle sobre su complicidad con Lalisa.
Suspiró ya cansado y pensó en lo agotador del tema. No había pasado ni un día en la empresa y ya estaba estresado. Pero su pensamiento se detuvo al escuchar su teléfono sonar insistente en una llamada del extranjero, por como era el número.
— ¿Hola? — habló de manera ronca, haciendo de su voz más prepotente de lo que era.
— ¿Hola, papá? — esa tierna voz él la conocía, la reconocería de inmediato. Era su pequeño, su hijo, ese que tanto extrañaba.
Comenzó a sonreír amplio y luego soltó unas risitas.
— Hola, campeón. — saludó emocionado y recostó los codos en el escritorio mientras sentía sus ojos aguarse.— ¿Cómo estás, hijo? ¿Cómo está mami?
— ¡Bien! ¿Como tas tu? — soltó con su tono emocionado, parecía estar siguiendo las instrucciones de alguien que él sabía que era su esposa.
— Estoy bien gracias por preocuparte, pequeño. — le murmuró con cariño dejando salir unas pequeñas lágrimas de sus ojos.— dime ¿Estás comiendo bien? ¿Le estás haciendo caso a tu mami?
— ¡Shi. Mami va a llevame ad chiiiidco! — dijo emocionado y el mayor sonrió amplio. Cómo quisiera ir junto a ellos y pasar todo el tiempo juntos.
— Eso es genial, YuGyeom. — le dijo con más emoción para acompañarlo.
— Quisheda que vinieda, papá. — de pronto su tono se apagó un poco y eso lo apagó a él.
— No, mi amor... Yo volveré, ten por seguro que papá va estar contigo muy pronto, porque te amo, y eres de lo más importante que tengo en mi vida, tú y mami me importan mucho, y yo los necesito en mi vida. — murmuró no queriendo sonar cortado. En esos momentos ya su rostro estaba mojado, y como estaba triste, al escuchar esa voz aguda lo hizo reventar.
— Te amo, papá. — dijo bajito y JungKook más que sorprendido estaba felíz. No se imaginaba una vida sin ellos.
— Te amo, hijo... — le soltó quebrándose un poco al final.— ¿Dónde está tu mami?
— Mami acaba de enta a baño. — volvió a subir un poco su tono y eso alegró al mayor.
— ¿Y cómo está ella? ¿La estás cuidando mientras yo no estoy? — preguntó suave y escuchó la risita de su pequeño, dándole un alivio enorme.
— Mamá ta tidte, pedo yo la cuido. — finalizó con una risita y JungKook suspiró triste por ello.
— ¿Te dijo que está triste? — preguntó él con interés.
— No, papá... Mami edtaba viedo comigo a lo animaled de la ganja, y taba tidte... Ashí que le di mucho besito. — lo último lo dijo en un tono más alegre y JungKook deseó apretarle las mejillas en ese instante.
— Tienes que darle muchos besos para que no lo esté... Ella sonríe cuando tú la abrazas o le das esos besitos. — pidió con travesura mientras se limpiaba el rostro.
— ¡Shi! ... Pedo papá... pofavo vueve... — pidió en suplica y JungKook quiso arrancarse las bolas por estar haciéndole eso a su amor más inocente.
— Claro que sí, campeón... volveré muy pronto, te lo prometo. — aseguró y sonrió.
— ¡Gasha papá! — el pelinegro conocía a su hijo, y pudo discernir que en ese momento estaba saltando.— Adió papá.
— Adiós campeón... Prometo volverte a llamar. — prometió sonriendo bobo.
— ¡Shi! — escuchó eso por último y no quiso colgar aún, así que suspiró mientras oía ruidos al otro lado de la línea, suponiendo que su hijo dejó el teléfono en alguna parte para irse.
Estaba a punto de colgar cuando escuchó la voz de su hijo, aunque no era hacia él que se dirigía, se escuchó lejos del teléfono.
— ¿Mami, etad efemita? — el pelinegro tragó fuerte al no lograr oír respuesta de ella, tal vez le había asentido o negado.— mami yo te cuido. — habló nuevamente y eso le dió confirmación de que ella sí se sentía mal.
Otro rato después escuchó su voz.
— YuGyeom... Llama al abuelo desde aquí arriba. — pidió y se escuchó débil. JungKook se levantó de improvisto mientras la preocupación lo azotaba y la impotencia lo frustraba.
— EunJi... YuGyeom. — llamó preocupado, pero parecía que no lo oían.
— ¿Mami que tiened? — preguntó con su vocesita cortada.— ¿Llamo a papá? — preguntó y JungKook deseaba que el pequeño tomara el teléfono.
— ¡No! — exclamó.— tu papá está ocupado ¿Si? Mejor llama al abuelo, mi amor. — pidió suave.
— Mami... — el pequeño se oía asustado, y JungKook apretó su cabello al sentir tanta impotencia.
— No pasa nada, mi vida... Ve y llama al abuelo, mi amor. — volvió a decir y unos segundos después escuchó pasos rápidos junto a una vocesita que se oía ya muy lejos.
— ¡Auelo Yuk! ¡Auelo Yuk! — repetía su hijo a lo lejos.
— EunJi, mi amor... EunJi escuchame, nena. — pidió y no escuchó respuesta; así que resopló frustrado. Escuchó un ruido y luego unos pasos lentos.— EunJi. — llamó alto pero aún así no lo escuchó.— Nena... — susurró por último sintiéndose nervioso.
Unos segundos después se oyó un ruido más fuerte, alertando de inmediato al pelinegro. ¿Qué había pasado?
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