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21| El peor temor de los padres

『—♠︎—』

EunJi miró con una mueca de pena hacia el pelinegro que caminaba de un lado a otro en la oficina.

— Amor ¿Qué ocurre? — quitó las manos del teclado de su computador y lo miró con curiosidad.

— Estoy que me muero de intriga. — murmuró con un siseo al final. La rubia se levantó y caminó hacia él.

— JungKook... La policía dijo que tuviéramos paciencia, estos casos suelen tardar un poco y...

— Es que no, EunJi. — se exasperó un poco y después resopló calmando un poco el estrés que su cuerpo estaba padeciendo desde hace días.— Ha pasado una semana y la policía no ha hecho nada. — se quejó y EunJi lo atrajo a sus labios tomándole el rostro con sus manos delicadas.

— Tranquilo... — susurró en sus labios para después juntar sus frentes mientras le masajeaba el cuello con sus pulgares. JungKook le atrajo a su cuerpo con sus manos en la cintura delgada que su esposa no perdía.

— No puedo estarlo. — negó mirando sus ojos fijamente.

— Lo sé... Fue algo tonto. — negó ella sonriendo de lado.— Pero, sabes que se está haciendo todo lo posible por apresurar todos los trámites.

— Estos casos no suelen tardar tanto, no entiendo porqué está tardando más de la cuenta. — volvió a quejarse y suspiró para luego sentir los labios de su esposa nuevamente sobre los suyos.

— NamJoon dijo que para mañana estará lista la orden de aprehensión. Recuerda que estamos lejos de Seúl, al otro lado del mundo. — sonrió ella con ternura hacia el puchero de su marido, parecía ser más pequeño que YuGyeom con esa actitud.

— Eso es lo único que me mantiene calmado... Eso, y ustedes dos — le picó los labios en un beso robado y EunJi se rio suavemente.

— Te apoyo, y estaré contigo. — le dijo para darle otro beso, esta vez uno sonoro.

Ambos juntaron sus rostros y se abrazaron con cariño y amor.

— YuGyeom se fue con V y Jane hacia una cafetería, me ha abandonado por ellos ¿Puedes creerlo? — comentó para dejarle un beso cariñoso en su mejilla tibia.

— Nuestro hijo es un regalón, ya lo sabes. — le recordó y JungKook asintió.

Luego de separarse un poco volvieron a sonreír.

— Por cierto ¿Ya le mostraste a Choi tu anillo? — Preguntó con travesura y sonrió pícaro para luego morder su labio inferior.

— No le he comentado, pero ya todos en el hotel saben que somos marido y mujer... No me sorprendería que ya lo supiera. — se acercó a su rostro con travesura.

— Eres mía, señora Jeon. — mordió el labio inferior de ella y ésta sonrió en respuesta.

— Te amo. — le murmuró besándolo con pasión mientras encerraba con sus brazos su cuello.

『—♠︎—』

Él está aquí. Se repetía en su mente para convencerse de que el pelinegro estaba en el Hotel Casino.

Mientras estaba en la recepción del hotel su teléfono sonó, con un bufido contestó.

— Ya, JungHyo ¿Qué mierda quieres? — Preguntó fastidiada.

Debes volver, hombre... Te necesito aquí, los socios están molestos porque dos de sus socios no están. — se notó molesto y Lalisa rodó los ojos como acostumbraba a hacerlo cuando hablaba con él.

— Invéntales algo. Sabes que no me muevo de aquí a menos que él lo haga. — contestó fría.

JungKook pidió vacaciones por unas semanas, hizo la petición hace dos días. — informó y la pelinegra cerró los ojos fuertemente.

— Con más razón debo quedarme. — dictó y escuchó un quejido al otro lado.

— ¿¡Estás Loca!?

— ¿Y de cuándo acá a ti te importa esa empresa?  — Preguntó fastidiada.

Debes regresar ahora, si no... Te relevarán el cargo. — la fémina gruñó en respuesta.

— Que lo hagan ¡Me sabe a mierda lo que ese grupo de ancianos decidan! — exclamó llevándose varias miradas extrañadas.

Tu cargo no es muy alto, en cualquier momento venderán tus acciones si tú no haces acto de presencia... Lalisa te fuiste y abandonaste tu cargo. — recordó este.— ten conciencia, no seas estúpida.

— Estoy en un viaje de negocios. — se encogió de hombros.

¿Con qué motivo? El único que tiene la autorización para hacer negocios en el extranjero es JungKook, nadie más. — exclamó él también.— No hagas que me moleste.

Me vale. — retó y escuchó una maldición de parte del pelinegro antes de colgar.

Le importaba muy poco si le quitaban el cargo, lo único que quería era ver a JungKook y hacer lo que tenía planeado. Miró hacia su derecha y lo vio, pero no venía solo. A su lado venía EunJi, y pudo captar como sus manos estaban unidas y sus dedos entrelazados.

— Siempre has sido una Zorra. — susurró y miró hacia otro lado cuando estos se acercaban.

Iban tan ensimismados en su burbuja que no se dieron cuenta de la presencia de la pelinegra a pocos metros a su derecha. Simplemente salieron del edificio despidiéndose de algunos empleados.

— Disculpa ¿Puedo ayudarte en algo? — una voz dulce y masculina sonó a sus espaldas y ella se giró.

Era un chico pelinegro, muy alto y de rostro angelical, su porte muy masculino y su sonrisa encantadora derretiría a cualquiera.

— Ah no~ ya me iba — sonrió con inocencia y tomó su bolso para caminar hacia la puerta de recepción.

Al verla a lo lejos el chico frunció el ceño. En alguna parte la había visto, pero no recordaba dónde.

Se encogió de hombros y se giró en sus talones para caminar a su oficina, viendo en el trayecto a Taehyung con una sonrisa embobada mientras abría la puerta de su oficina. Al parecer Jane lo traía loco.

En ese momento sonrió triste reviviendo el momento en que una vez más estaba solo. Sentía envidia hacia esas parejas que pasaban a su lado, al frente, e incluso las que no veía pero sabía que estaban detrás de él. Y fue inevitable sentirse solo.

『—♠︎—』

Al día siguiente

Su mirada de lascivia estaba puesta en un punto que la hizo sentirse maravillada, asombrada a la vez pero con el mismo toque de molestia que la caracterizaba. Sonrió caminando lentamente hacia los sillones de espera en recepción, se sentó en uno de ellos que se ubicaba justamente a un lado de ese pequeño niño pelinegro y hermoso.

Para ella había encontrado oro.

— Hola, mi amor. — le habló con dulzura al pequeño de mejillas regordetas y cabello lacio para luego recibir la mirada de este.— No hay duda de que eres hijo de JungKook, eres idéntico a él. — murmuró con su voz tierna y el pequeño sonrió suave, haciéndole recordar a ese hombre que la volvió loca.

— Hola. — dijo con su vocesita infantil que le causó tanta ternura mientras movía su manito pequeña y gordita.

— ¿Dónde están tus papis, cosita hermosa? — le preguntó y el niño apuntó a una puerta amplia al fondo de un pasillo.— ¿Y por qué te han dejado solo?

— Yen me cuida. — respondió sonriendo y ésta frunció el ceño.

— ¿Y dónde está Yen que no está contigo? — le preguntó pronunciando el mismo nombre que él.

— No she. — Negó e hizo un puchero que a ella le hizo borrar su sonrisa.

— No llores, seguro vuelve en un instante. — le habló con ternura y este asintió.

Cuando el pequeño se distrajo volviendo a jugar con las figuras en la mesa de centro, ella lo tomó en brazos.

— ¡No! ¿Po qué me cadga? — sollozó un poco y ésta le siseó.

— No llores, te llevaré con tus papis. — le dijo tierna y el niño soltó hipidos por su llanto que se avecinaba.

— Mamá y papá etan allá. — apuntó con su dedo regordete a la misma puerta y ella comenzó a caminar hacia la salida.

— ¡Hey! — exclamó una voz masculina detrás de ellos y el mismo chico pelinegro y guapo que vio con anterioridad se acercó a ellos.— ¿Tu otra vez? —  Preguntó con incredulidad y sonrió suave.— ¿Qué haces con YuGyeom, a dónde lo llevas? — Preguntó confundido.

La chica tragó fuerte y tartamudeó un poco antes de hablar.

— Lo llevaba donde están sus papis ¿No, mi amor? — el niño negó mirándola de mal manera y apuntó hacia la puerta nuevamente.

— Mami ta allá. — sollozó un poco y ella le siseó para calmarlo. Él no hizo caso y extendió sus bracitos hacia el chico.— Tío Mino, quiedo a mami. — pidió en un puchero y MinHo lo tomó en brazos de inmediato, mirando con desconfianza hacia la mujer luego de lo dicho por el pequeño.

— Yo lo llevaré con su madre, gracias por preocuparse, pero con todo respeto no la conocemos y no acostumbramos a dejar a los niños con desconocidos. — sonrió entrecerrando sus ojos y ella asintió.

— Es mucho peor dejarlos solos ¿no? — él la vio confundido.— Descuida, ya me voy. ¡Adiós pequeño! — saludó con su mano al niño, quien simplemente giró su rostro ignorando por completo a la mujer extraña para él.

Ella rodó los ojos con disimulo y se incorporó dándole una sonrisa antes de irse de allí. Al pasar por la puerta de recepción MinHo conectó mirada con su guardaespaldas y le hizo un gesto con la cabeza; al cual el hombre asintió entendiendo su trabajo.

— YuGyeom ¿Quieres ver a los peces? — le murmuró con suavidad y el niño saltó de emoción.

— ¡Shi! ¡Lo peshe! — soltó una risita y tapó su boquita.

MinHo solo pudo pensar en quién podría ser esa mujer tan extraña, obviamente confiaba en su don para conocer a las personas, y desconfiaba de esa mujer totalmente, su actitud lo dejo con su duda.

『—♠︎—』

EunJi Suspiró cansada de la agotadora noche mientras llegaba a su escritorio con un JungKook preocupado y hablador.

— Amor, espera a que me siente y me cuentas mejor. — le sonrió suave sentándose en su cómoda silla de cuero.

JungKook la vio sentarse y prosiguió a imitarla.

— Bien, como te decía, es mejor tener a YuGyeom todo el tiempo a la vista ahora que la orden ha sido aprobada y buscan a Lalisa por todas partes. — dijo de nuevo mientras la miraba atento a una respuesta.

— Entiendo, amor... Pero prefiero que nuestro hijo esté en casa a que esté en este ambiente. Nunca me ha gustado traerlo. — le respondió en una suave queja que él comprendió.

— Entiendo, pero no me gusta estar separado de él. — replicó.

— A mi tampoco, pero en casa está seguro, por si no recuerdas posee muchísimos guardaespaldas, JungKook.

— Lo sé, pero nadie lo cuidará mejor que nosotros sus padres. — se quejó.

— Yo tengo que trabajar. — recordó suave.

— Pues lo cuido yo, estoy de vacaciones. — propuso y ella suspiró de nuevo para intentar convencerlo.

— Estás pensando las cosas muy rápido. — le alzó una ceja y el pelinegro tragó fuerte al ver su postura de superior.— Primero, estoy trabajando, segundo, Lalisa está muy cerca de nosotros, tercero, ¡Somos literalmente un cebo para atraerla a ella, JungKook! No quiero poner en peligro a nuestro hijo. — susurró más calmada y estiró sus manos para tomar las de él por encima del escritorio.

— Comprendo. — asintió en un murmullo y EunJi se sintió mal por haberle gritado. Estaba consciente que ambos estaban bajo mucha presión.

— Perdóname ¿Sí? No debí haberte gritado. — pidió y con su mano acarició la mejilla suave de él. Éste sonrió cálidamente y le dió una satisfacción enorme ver una sonrisa en medio de tanto alboroto.

— Tranquila, entiendo que la situación es preocupante. Pero lo que no logro entender es cómo fue que Lalisa llegó a tanto. — negó incrédulo y EunJi lo miró con un gesto lastimero.

— Lamentablemente la envidia la llevó más allá de sus límites. — dijo suave y JungKook asintió.

— Sí. — dijo desganado.

EunJi se levantó y caminó hacia él.

— ¿Vamos a buscar a nuestro hijo, sí? No quiero dejarlo con nadie en estos momentos. — le dijo suave y le extendió su mano.

— Sí, vamos. — asintió con una sonrisa. Se levantó y tomó su mano para entrelazar sus dedos.

Caminaron a la puerta y salieron de allí para caminar por el amplio pasillo en donde muchas personas los saludaron.

Unos pasos más adelante se encontraron con MinHo quien venía con un semblante serio, pero en su mano traía consigo la mano de un niño pequeño y regordete que ambos conocían muy bien.

— ¡Mamá, Papá! — exclamó y sonrió corriendo hacia ellos.

El pequeño fue dejado un momento con Jane mientras EunJi, JungKook y JungHyuk fueron a hablar con NamJoon en la oficina del abuelo de la fémina. Pero que lo trajera MinHo era muy raro para ambos.

— Hola, mi amor. — habló con ternura EunJi mientras JungKook sonreía amplio. Se agachó a recibir a su niño y lo alzó en brazos.— ¿Qué hacías con Tío Minju? — le preguntó suave sin borrar la sonrisa, una que el mayor de los tres imitó mientras JungKook incrédulo lo miraba con recelo.

— Tío Minju me modtó lo pechechito, Mami. — le dijo con emoción a su madre para después tomar un mechón rubio de ella y jugar con este.

— Que bueno, mi amor. — le comentó y desvió su mirada a MinHo, quien estaba serio nuevamente.— ¿Todo bien?

— No deberían dejar a su hijo solo. — dijo con su voz algo ronca.

— ¿De qué hablas? Lo he dejado con Jane mientras estábamos en la reunión. — dijo confundida y MinHo suspiró para acercarse a ella lentamente.

JungKook la tiró a su cuerpo y el mayor soltó una pequeña risita.

— Jeon JungKook, o Jk... — dijo en un tono malicioso y se acercó a él mientras el nombrado mantenía su lengua en un juego con su mejilla. Estaba molesto.— Deja de sentir celos, yo no tengo intenciones de robar a tu esposa, simplemente les digo a ambos que no dejen a su hijo solo.

— Mi esposa ya te dijo que lo dejamos con Jane. — habló JungKook con su voz más ronca de lo normal. EunJi sabía que le estaba jodiendo la paciencia.

— Tranquilo, Jk... — Lo miró serio y después giró a ver a EunJi.— YuGyeom estaba en recepción jugando con un tren de juguete, me acerqué cuando ví a una mujer hablarle, una mujer que había visto por aquí hace unos días... Me pareció extraña.

— ¿Una mujer? — preguntó JungKook algo preocupado.— ¿Cómo era? — le preguntó tomando fuertemente la solapa de su saco.

— JungKook. — reprochó con tono bajo la rubia mientras con su mano retiraba la del chico, haciendo que soltara al más alto.— Nuestro hijo te está observando. Cálmate. — siseó lo último teniendo mucha razón, pues el pequeño observaba atento cada movimiento.

— Ya pues. — MinHo miró con recelo a JungKook y chasqueó su lengua.— era una mujer alta, delgada, y de cabello negro y corto.

JungKook y EunJi sintieron sus almas salir del cuerpo y por instinto ésta última abrazó a su pequeño juntando su mejilla con la suya dándole después un beso en su mejilla.

— Esas son las características de Lalisa. — murmuró JungKook aún más preocupado. Llevó su mano a su cabello y lo despeinó.

— ¿Me he perdido de algo? — preguntó extrañado el mayor y ambos padres se vieron mutuamente.

— MinHo, antes que nada te agradezco demasiado que me hayas traído a mi niño. Pero hay cosas que debes de saber por precaución.

Los tres se miraron algo angustiados. Era mejor estar todos prevenidos.

●●●

— Ahí. — apuntó MinHo con su dedo en el monitor y el guardia de seguridad dio pausa al vídeo de la cámara de seguridad.

EunJi y JungKook vieron una mujer con las características que MinHo había dado. Sí, se trataba de Lalisa. Ambos padres se miraron preocupados y EunJi por instinto se aferró a su pequeño, soltando pequeñas lágrimas de miedo por haber sido descuidada con su hijo.

— Tranquila, amor. — susurró JungKook mientras la rodeaba con su brazo y sobaba la piel del suyo para después darle un beso en su cabeza.

MinHo recibió una llamada y se alejó un poco de ellos para contestarla.

— Tengo miedo, JungKook... No sé de qué sea capaz esa mujer. — dijo con voz suave y soltó pequeños sollozos, causando que el pequeño Jeon la mirara de forma curiosa.

— Papá ¿Po qué lloda mami? — preguntó con un puchero y JungKook siseó para calmarlo.

— Porque mami te ama, campeón. — murmuró tomando la cabeza del pequeño para besar su frente. Ambos padres habían sentido un miedo terrible e inexplicable.

— Mami. — llamó el pequeño mientras posaba su palma en la mejilla mojada de su mamá.— Yo tamben te amo. — dijo asintiendo con un puchero.

EunJi no se pudo resistir a esa hermosa vocesita y ese precioso rostro que tanto amaba; así que en medio del sollozo sonrió y le dió un beso en su nariz aún pequeña. Sintió el brazo de JungKook y luego la calidez de su pecho protegerla y arroparla, para hacerla sentir más calmada.

— Los amo. — dijo contra la cabeza de su hijo.— Los amo a los dos.

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