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18| Diversión en la tormenta

『—♣︎—』

Busan, Corea Del Sur.

Ambos se levantaron y se sentaron en el borde de la cama mientras se vestían con las prendas regadas en el piso.

— Voy a la oficina, veré si hay noticias de JungKook. — terminó de abotonar su camisa y se levantó para buscar su corbata.— También espero que la loca de Lalisa tampoco se aparezca por allí, ya que ni me ha llamado para mantenerme al tanto. — suspiró.

— Aún no sé qué más gano yo aquí. — dijo por sobre la voz del hombre.

— Ganas dinero, y JungKook sufrirá un poco la caída de la empresa, pero tú tranquila que Lalisa tiene tu dinero. — anudó la corbata y le dijo con tranquilidad.

— Yo que tú, no confiaría tanto en esa mujer... — miró sus uñas y JungHyo detuvo sus movimientos.

— ¿Por qué lo dices? — preguntó volviendo a acomodar bien la corbata.

— Muchas veces escuché a JungKook maldecir ese nombre cuando estaba ebrio... Esa mimada sólo es eso, una mimada caprichosa. — dijo tajante y el pelinegro se fue a un espejo para arreglarse.

— Lo sé. — terminó y se giró a verla.

— Te doy un consejo de amiga y amante tuya que algún día fuí... No te mezcles más con ella, no trae buenas vibras, nada bueno en realidad. — le apuntó.

JungHyo se quedó pensativo.

Desde hace un tiempo la duda sobre eso lo perseguía. Quizás sí se estaba pasando de la raya con Lalisa a su lado. Él sólo no quería tener nada que ver con la empresa y quebrarla... JungKook no la necesitaba, ni él mismo, ni siquiera su pequeño sobrino que, nada tenía que ver en ello y aún así terminó pagando las consecuencias. De eso es lo que el mayor de los hermanos Jeon se arrepentía: de dañar a su sobrino. Sí que le dolía, pero cegado por la rabia lo hizo sin pensar y ya no hay marcha atrás.

— Me voy. — caminó a la puerta y huyó rápidamente de las palabras con toda la razón de SooHyun.

『—♣︎—』

Las Vegas NV, U.S.A.

JungKook se encontraba sentado en un sillón mientras veía a lo lejos a los dos amores de su vida.

El señor Go había enviado todas las evidencias al abogado de su familia; y por lo visto él respondió al instante que tramitará todas las demandas en contra de ella... Lalisa Manoban.

Por ahora, se encontraba un poco más tranquilo; aunque quisiera hablar con su hermano para así de una vez reclamarle por lo que había hecho. Sin embargo prefería mil veces estar allí que en Seúl, estaba disfrutando la vista tan hermosa que tenía frente a él. El señor Go les había reservado a los tres unas entradas para un parque acuático fuera de la ciudad. Y lo creía mejor, su hijo necesitaba un tiempo fuera de esa ajetreada ciudad, un tiempo en familia, con su madre y con su padre.

EunJi y YuGyeom dormían plácidamente en la cama matrimonial frente a él, quien sonreía embobado al verlos tan calmados y hermosos así sonrojados; Habían estado mucho tiempo bajo el sol, jugando y riendo.

Jamás creyó ver algo tan asombroso y hermoso como eso.

Se levantó del sillón y caminó hacia el mesón donde tomó el folleto del hotel, caminó hacia la puerta corrediza y la abrió saliendo al aire natural, con una mano tocó el barandal del balcón y con la otra colocó el folleto frente a su rostro. Allí leyó las diferentes atracciones del parque acuático al que se asociaba el hotel. Sonrió feliz porque por fin podía pasar tiempo con su familia, sólo esperaba que esto durara para siempre, no quería dejar de ser feliz.

El momento ensimismado en el que se encontraba fue interrumpido por el tacto de unos brazos delgados en su cuerpo, uno por encima de su hombro y el otro por sus costillas. Suspiró encantado con ello y sonrió girando su rostro a la derecha para ver el rostro pálido de la mujer que amaba.

— ¿Qué haces despierto, amor? — recostó su barbilla en el hombro ancho del chico y le sonrió con ternura.— ¿De nuevo te sientes mal? — JungKook no respondió pero sí la miró fijamente.— Amor no te fatigues con eso, ya NamJoon está haciendo todo... — y se vió callada con un beso.

— Estoy bien, diablita. — sonrió tierno.— Es más, estoy feliz por estar aquí con ustedes... — miró al frente.— Pero sé que pronto saldré de ésta burbuja y lo peor vendrá... Lalisa no se quedará tranquila en cuanto lo sepa.

— Estoy de acuerdo... Pero trata al menos de divertirte un poco y relajarte estos tres días fuera de esa vida. — se separó de él y caminó hacia el frente, tapándole la vista al chico con su cabello moviéndose por el viento.

— Tienes razón... Pero no dejo de preocuparme por ustedes, quiero que estén seguros. — murmuró tomando sus manos y atrayendo su cuerpo al de él, la abrazó y besó su cabeza.

— Sabes que con mi abuelo nada nos pasará. — rodeó su torso con sus brazos y enterró su rostro en su pecho.

— Lo sé, pero no puedo evitar preocuparme. Ustedes son mi vida. — susurró contra su cabeza y luego recostó la suya sobre ésta para observar al pequeño que dormía con su boquita semi abierta.— Me muero si les pasa algo.

EunJi sonrió contra su pecho y luego le dejó un beso sobre esa parte trabajada de su cuerpo.

— Confío en tí y contigo estaremos protegidos. — levantó su cabeza y JungKook, que la miraba mientras hablaba, le dió un beso largo sin movimientos.

— Esta vez las cosas serán diferentes. Lo prometo. — dijo con sus narices juntas. Sonrieron suavemente y volvieron a besarse con amor y tranquilidad.

Aunque ambos sabían que esa tranquilidad no era por mucho tiempo.

『—♣︎—』

— No pienso volver aún, lo haré cuando JungKook regrese. — apretó el teléfono en su oreja con rabia.

— JungKook no regresará, al menos no aún... Y cuando lo haga será para darme una paliza por lo que hice.

La pelinegra se levantó y caminó hacia la ventana de su habitación.

JungKook no podía desaparecer de su vista así como así, y lo ha logrado el día de hoy. Aunque intentó con toda su influencia saber dónde estaba el chico, no lo logró, incluso el chófer que lo trasladaba de un lado a otro no estaba con él, y eso la tenía intranquila.

— Está con la zorra de EunJi... Me enfurece que ahora tenga todas las de ganar... Pero claro, eso sólo si ese bastardito es hijo de mi Jk. — escuchó la risa seca y de burla al otro lado de la línea y rodó los ojos.

— Por suerte no lo has visto... — comentó irónico.— No te esfuerces por hacerte creer a ti misma que ese niño no es mi sobrino, es idéntico a JungKook y a mí por supuesto; ya que tenemos el mismo rostro de papá... Y no preguntes cómo lo sé. — Lalisa resopló frustrada con la actitud del hombre y decidió colgar antes de seguir escuchando sus tonterías.

El muy estúpido la había estado tratando de una manera diferente, y no entendía el porqué; aunque poco le importaba.

— Ahora lo único que necesito es encontrarte, amorcito. — golpeteó su barbilla con el teléfono mientras pensaba en algo que hacer.

『—♣︎—』

— ¡YuGyeom, atrapa! — exclamó JungKook lanzando una pequeña pelota a su dirección.

Ambos dentro de la piscina disfrutaban el tiempo que tenían para ellos. YuGyeom estaba usando unos flotadores y sentado en un salvavidas de pato mientras esperaba la pelota que le había lanzado su papá. Obviamente JungKook no estaba muy lejos de él y la pelota se la lanzó suave para que pudiera atraparla. Y cuando lo hizo exclamó contento.

— ¡Ese es mi hijo! — alzó los brazos escuchando la risa del niño. EunJi desde su posición soltó una risa suave por tal juego que se cargaban ambos.

Ella se encontraba sentada bajo la sombrilla, con una copa de cóctel en la mesa mientras leía una revista. Pero le fue inevitable levantar su mirada al hombre y hombresito que reían mientras JungKook le repartía besos por su rostro gordito de mejillas sonrojadas.

— ¡Papá, no! — dijo con miedo cuando el nombrado lo sacó del pato flotante y lo puso directamente en el agua.

El niño empezó a patalear mientras estiraba sus bracitos hacia JungKook para que lo protegiera. Este lo acercó y el pequeño lo abrazó comenzando a soltar hipidos contra su cuello mientras lo rodeaba con sus bracitos.

— A ver, campeón ¿Por qué tienes miedo? Yo te sostendré mientras aprendes ¿Sí? — intentó despegarlo de su cuerpo pero el niño aferró sus bracitos a su cuello.— YuGyeom... — advirtió suave logrando separarlo y mirarle el rostro, viéndole con un puchero y sus mejillas sonrojadas.

Así se parecía demasiado a EunJi. Sonrió con su pensamiento.

— Papá, tengo miedo. — dijo entrecortado y JungKook sintió su pecho encogerse.

— Yo te voy a proteger. — le murmuró cerca de su rostro. El pequeño empezó a sonreír y asintió suavemente mientras limpiaba sus lágrimas.— A la cuenta de tres te dejo solo pero estaré cerca ¿bien? — YuGyeom aún con miedo asintió lentamente.

EunJi cerró la revista y observó con detalle lo que hacían ellos en la piscina.

— Uno, dos y... Tres — soltó su cuerpecito y el niño comenzó a patalear.— No patalees tanto. — le dijo y él hizo caso.

— ¡Mami! — llamó y EunJi le levantó los pulgares.

— Vas muy bien, mi amor. — animó y pronto aplaudió cuando ya podía mantenerse firme en el agua.— ¡Perfecto!

Ambos padres aplaudieron contentos y la rubia pronto recogió su cabello en un moño, dejó sus gafas puestas y se aproximó a ellos que ya estaban cerca de la orilla. Se sentó en el borde con los pies dentro del agua y rápidamente, como patitos con la mamá pato, ambos se acercaron a ella. YuGyeom con su mamitis de siempre estiró los bracitos a ella; quien lo tomó en brazos y lo sentó en su regazo.

— Eres un tramposo, tu mamá también es mía. — le dijo el mayor a su pequeño hijo quién rio de inmediato abrazando a su mamá.

— No seas infantil, JungKook. Es un niño... — le reprochó y YuGyeom le sacó la lengua, haciendo que el nombrado abriera su boca en asombro.

— ¡Ah~ míralo! burlándose de su papá... — se acercó a su hijo y le habló cerca de su rostro.— Mamá es mía.

— ¡No! E mía. — hizo un puchero y JungKook sonrió.

— Ya, JungKook, lo vas a hacer llorar. — EunJi empujó su cabeza hacia atrás y este se quejó.

— Pero él empezó. — dijo en quejas infantiles pero falsas mientras el niño reía de nuevo.— Esto es entre tú y yo. — le apuntó y YuGyeom volvió a reír.— ¿Ah y te ríes? Eres un malvado.

JungKook tapó su rostro con sus manos y YuGyeom se acercó para quitarlas, viendo en su papá con un puchero triste.

— No, papá. No llodes. — pidió y le abrazó su cuello con sus bracitos, buscando protegerlo de todo.— Yo te quiedo mucho.

Ambos mayores sonrieron con ternura y JungKook acarició la espalda de su hijo antes de separarlo y besar su frente.

— Yo también te quiero mucho, hijo. — murmuró en su oído y repartió besos por sus mejillas rosadas y gorditas.— Pero tú dijiste que me regalabas a mamá. — y como siempre JungKook quería seguir peleando hasta ganarle. Dios, que infantil estaba siendo.

— Te doy una galleta ¿Shí? — los mayores rieron y JungKook tomó a su hijo en brazos para que EunJi entrara al agua.

— Acepto la galleta, pero mamá es tuya y mía ¿Sí? — preguntó y el niño sonrió.— ¿Compartirías a mami con papá?

— ¡Shí! — exclamó y se abrazó a su mamá cuando ésta estuvo cerca.

JungKook rodeó a ambos y le dió un beso en los labios a EunJi para después besar la cabecita de su hijo.

Luego de una mañana maravillosa fueron hacia la habitación y se cambiaron para ir a almorzar en un restaurante muy popular del lugar.

— ¿Te parece bien una langosta? — le preguntó a la rubia que terminaba de sentar a YuGyeom en una de esas sillas para niños.

— Me parece bien. — se sentó y miró a JungKook que yacía concentrado en el menú.

— Bien, comeremos eso y podemos pedirle algo suave a YuGyeom... — se quedó pensativo mientras miraba a su hijo jugar con una cuchara.— Podemos darle el gusto de comer... No sé, puede ser pollo frito con papas. He visto que come muy saludable, démosle hoy algo con lo que se divierta también. — colocó su mano por encima de la de EunJi y ésta se quedó pensando.

— Ordena para él unos nugets de pollo con papas francesas, que no tengan mucho aceite. — recordó y JungKook sonrió.

— Cuidas muy bien a nuestro hijo... Estoy orgulloso de la maravillosa madre que eres. — murmuró mientras sonreía enamorado. Amaba con locura a esa mujer frente a él.

Él se veía aún más hermoso con las mejillas rosadas por el sol, y su cabello negro había estado creciendo aún más. Acercó su mano al rostro de él y peinó un mechón despeinado que estaba cerca de su oreja.

— Gracias, JungKook... Tu tampoco lo estás haciendo nada mal. — le sonrió y JungKook la imitó encantado.

— Hago mi mayor esfuerzo, nunca he cuidado a un niño, mucho menos uno mío. — parpadeó rápido mientras reía.— Aún no me creo que soy papá, es como un sueño. — le susurró y luego llevó su mano libre al cabello peinado de su hijo, quien lo miró y sonrió.

— Es real. — contestó en el mismo tono.— y lo estás haciendo muy bien, eres un papá genial. — se miraron y sonrieron cómplices.

— EunJi... ¿Fuiste a la farmacia? — Preguntó de pronto cuando recordó que no se cuidaron cuando estuvieron juntos hace dos días.

— Sí, mientras compraba las galletas de YuGyeom pasé por una... No te preocupes. — negó y sonrió suave.

— Agh~ — gruñó un poco.

— ¿Qué? — preguntó entre risas.

— Tenía la esperanza de que se te olvidara. — murmuró y EunJi no evitó el reír un poco.

— Con YuGyeom estoy bien por ahora... — le recordó y JungKook rodó los ojos.

— A mi no me molestaría en nada si tuvieras otro hijo. — le dijo con inocencia y EunJi negó con una sonrisa.— Es más, me encantaría... Imaginate dos niños en casa, o un niño y una hermosa niña. — dijo ilusionado y sonrió bobo con el pensamiento.— una niña que se parezca a ti... Sería precioso formar una familia más grande contigo.

Ella no dijo nada, pero se miraron cómplices hasta que el pequeño niño los interrumpió con las palabras...

— Tego hambe, mami. — dijo con un puchero haciéndose el berrinchudo para comprar los halagos de sus padres, quienes no perdieron el tiempo para reír un poco y apretarle con suavidad las mejillas.

El mesero llegó y ellos ordenaron lo que habían dicho con anterioridad. Pero lo más hermoso y satisfactorio fue ver a su hijo contento mientras comía sus nugets y papás.

— Está feliz. — comentó JungKook. Sonrieron y EunJi asintió enternecida con su pequeño.

— Muy pocas veces come en restaurantes, hoy es tercera o cuarta vez que lo hace; ya que Martha en casa le prepara papillas y comida más saludable, come pollo pero no nugets. — le comentó y JungKook pareció sorprendido.

— Para eso estoy yo aquí, para malcriarlo. — le miró cómplice y terminó de comer. EunJi entrecerró los ojos y sonrió de la misma manera.

— Tal vez sí sea una buena idea, cuando lo vayas a buscar tendré precauciones para cuando lo lleves de regreso. — comenzó a reír y JungKook tomó su vaso de limonada y bebió un poco.

— ¿Y quién te dijo que yo tendré que ir a buscarlo? — alzó una ceja y EunJi lo miró con atención.— No tendré esa necesidad porque vamos a vivir juntos.

— ¿Qué? — Preguntó incrédula aunque sí había entendido.

— No creas que te voy a dejar allí en tu casa con mi hijo luego de tres años sin verte... — se acercó con coqueteo y le vaciló cuando la vio con la boca semi abierta. Se alejó un poco y ella carraspeó incómoda.— Estoy haciendo planes de comprar una casa cuando todo esto acabe... quiero hacerlo contigo. — se acercó nuevamente.— Tú sólo debes elegir el lugar y aceptaré tus condiciones. ¿Qué dices?

EunJi parpadeó sorprendida y una sonrisa amplia se formó en sus labios.

— Nada me alegraría más que podamos hacer nuestra familia, en nuestra casa... Claro que acepto, JungKook. — asintió entre risas y se estiró para tomarle el rostro y dejar un beso en sus labios.— Te amo, te amo demasiado. — susurró.

Otro día junto a ellos, precioso y sin preocupaciones hasta ahora, sin duda quería que momentos como esos se repitieran todos los días, y esperaba que en un futuro si pudiera cumplirse ese deseo.

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