16| Revelaciones dolorosas
『—♣︎—』
Busan, Corea Del Sur.
Presionó el botón de colgar cuando la conversación terminó. Soltó un bufido sin saber qué hacer ahora con la situación.
JungKook ya estaba con EunJi y seguro ya sabía de su hijo.
— Necesitaba que JungKook volviera rápido... Ahora sólo deseo que tarde más tiempo. — susurró fastidiado.
Lalisa se oyó muy molesta en la llamada ¿Y cómo no? Si prefería que ella lo supiera de él y no que lo viera por ella misma. Se enfureció... Mucho, pero era mejor que supiera que JungKook tenía un hijo.
— Espero que sí funcione todo, JungHyo. No estoy arriesgando mi futuro por nada. — habló la castaña frente a él.
— ¿Te quieres vengar de JungKook o no? — ella no contestó pero sí lo miró fijo.— Haz lo que te digo, no te faltará nada... — murmuró y ésta desvió la mirada mientras cruzaba los brazos.
— Está bien, pero quiero una fuerte suma de dinero. — JungHyo le sonrió ladino.
— La tendrás. — soltó con una amplia sonrisa de burla. Se echó hacia el espaldar y cruzó sus brazos.— Vaya, con esa cara de inocente nadie creería lo que eres capaz de hacer por dinero. — comentó irónico y ella le rodó los ojos.
— Ya calla, JungHyo, te recuerdo que tú me llamaste. — le apuntó con su dedo.
— El hombre propone y la mujer dispone. — le respondió con ese tan particular dicho. Se acercó inclinando su cuerpo al frente.— Tu aceptaste, querida. — murmuró juguetón y mordió suavemente el dedo acusador de la chica, en un gesto seductor.
— Tu también haces esto por dinero... Pero un hijo no es un juego, JungHyo, y ambos nos estamos jugando nuestro futuro. — quitó su dedo escuchando la risa juguetona del pelinegro.
— ¿Quién te dijo que hago esto por dinero? — preguntó con sorna.— Si ese fuera el motivo no estuviera llevando la empresa a la quiebra. — le alzó una ceja y ella frunció el ceño. No entendía entonces cuál era el objetivo del chico.
— ¿Entonces para qué? Yo sí quiero mi dinero, JungHyo... — se levantó seria y le apuntó.— Más te vale entregármelo en una semana.
— Y lo tendrás, en cuanto tenga garantía de que puedes embarazarte... Los resultados me los dan mañana, así que de eso depende tu paga. — le guiñó un ojo. Ella se giró para irse pero él la detuvo con su voz.— SooHyun, más te vale no traicionarme.
Y después de aclararle y advertirle ella salió de allí sin darle respuesta. Él se giró hacia la ventana y miró el sol de la mañana para luego cerrar sus ojos y dejarse acariciar por la luz solar. Dos segundos después una pequeña pero muy significativa lágrima mojó su mejilla, suspiró y abrió sus ojos.
Extrañaba a su padre, pero lo que hizo sólo le dió rencor dentro de su corazón. Nadie lo entendía, pero lo que hacía, la venganza que llevaba a cabo, lo reconfortaba de sobremanera.
¿Por qué? Porque sólo él sintió lo que era ser obligado a seguir un sueño que no era suyo, uno por el cual recibió muchos maltratos físicos y mentales de varios de los socios de su papá; a quienes obviamente despidió al tener una buena posición en la empresa. Aún recuerda las humillaciones que llevó cuando tomaba una mala decisión. Prepararse fue duro, pero él, aunque quisiera, no podía odiar a su padre.
No... Él no odiaba a su padre, odiaba a su empresa, a su imperio... Ese que destruyó su vida por ser el primogénito. Obviamente JungKook no supo como se sintió, porque él sí escapó a tiempo, no lo obligaron a estudiar, no lo obligaron a renunciar a su sueño.
Como a él... En estos momentos él hubiese sido un gran director de cine, porque sabía que se hubiese esforzado por serlo.
— Ya basta, JungHyo... Recuerda, son fantasías. Así te lo dijo papá. — susurró para él mismo mientras limpiaba las lágrimas.
『—♣︎—』
Las Vegas NV, U.S.A.
Para JungKook era muy triste ver a su amigo de la forma en que lo vio. V siempre había sido el más alegre y libertino del grupo, y verlo así de derrotado era extraño. Pero él le entendía, él pasó por lo mismo, y por eso decidió venir a ver a su hijo, quería dejar de ser hijo por un momento y cubrir eso con la alegría de ser padre.
El JungKook hijo había recibido mucho dolor, decepción y sufrimiento. Ya no quería sentirse así, y eso sólo pasaba cuando estaba con EunJi y con su hijo; es decir: su familia.
Desde que había llegado de la sala de velatorios no había dejado de abrazar a su hijo. Pero es que no podía resistirse ante esas mejillas sonrojadas y esos pequeños dientecitos blancos. Ahora estaban ambos en el sofá de la sala, en la mansión de la familia Go.
— ¿Papá? — llamó el pequeño sentado en su regazo.
— Dime, hijo. — esperó su respuesta.
— Pedon po gopeate. — pronunció intentando decir la "R" y JungKook sonrió con ello, se le hacía tierno.
— Pero no me golpeaste. — dijo suavemente mientras acariciaba su cabecita.
— Shi — asintió frenéticamente.
— Campeón, estuvimos jugando todo el rato con tus robots en tu habitación, y no me golpeaste en ningún momento. — le sobó su pequeña espalda y se sintió muy bien al hacerlo. Tenía por ese pequeño ese instinto protector que nunca había sentido; uno nuevo: el paternal.
— Papá, te gopie eshe día, cuando etaba epedando a mamá. — JungKook vio los gestos que hizo con sus manitos regordetas para que le entendiera y soltó una pequeña risa.
— Ah. — asintió entendiendo.— Sí, es verdad... — le siguió el juego e hizo una mueca de dolor.— Auch~ me duele. — se quejó y llevó su mano a su abdomen mientras escuchaba la risa del pequeño.
— No shea mentidoso, papá. — se quejó entre risas.
— Es cierto. — se quejó e hizo un puchero.— Ah~ mi propio hijo me ha lastimado... Ah~ duele mucho. — presionó su abdomen y el niño siguió riendo para luego lanzarse sobre su pecho.
— Mentidoso, papá. Yo te gopee la piena. — negó entre risitas mientras abrazaba el torso del mayor.
EunJi salió de la cocina al escuchar las risas en la sala, paró en el marco de la puerta y recostó su cuerpo y cabeza en este. Podía verlos de espaldas a ella pero no iba a interrumpir esa escena tan hermosa.
— Igual me duele todo... — habló entre quejas para luego hacer un puchero.
— Yo te cudo, papá. — se levantó sentándose en su regazo nuevamente. Pero el niño parecía confundido de pronto, miró sus manitos y luego el rostro de su papá.
— Creo que sí me das un abrazo de oso se me curará. — el pequeño mostró sus dientecitos en una amplia sonrisa y apretó a su papá lo más que pudo desde su torso para brindarle ese abrazo que lo curaría.
Volvieron a reír juntos y JungKook lo envolvió con sus brazos, queriendo cubrirlo de todo lo malo; protegerlo de todo.
— Hay galletas en la cocina. — canturreó la rubia y ambos la miraron sorprendidos por la voz. No se habían dado cuenta de que estaba allí.
— ¡Galleta! — exclamó el más pequeño y se apuró en bajarse para correr hacia la chica.
— Que malo eres, dejaste solito a tu papá. — EunJi puso los brazos en jarra mientras mirando hacia abajo le reprochó con suavidad.
— ¡Mamá pedo son galletas! — se quejó haciendo un gesto con sus manitos.
— ¿Y? Te comiste su tesoro, al menos dale una galleta a tu papá. — JungKook soltó una risa desde el sofá y el pequeño sonrió con travesura.
— No quiedo dale mi galletas... ¿Le puedo da ota cosha? — preguntó meciendose en sus talones. EunJi entrecerró los ojos sabiendo que su pequeño tramaba una travesura más.
— A ver ¿Qué le vas a dar? — preguntó alzando sus cejas.
El niño tomó su mano para guiarla hacia su papá, y cuando estuvieron frente a él este los miró curioso.
— Papá, te degalo a mamá. — se rio y la soltó para caminar hacia la cocina.
EunJi abrió su boca sorprendida y decepcionada.
— Mira tú, me cambiaste por una galleta. — se cruzó de brazos ofendida.
— ¡Shi! — exclamó con una sonrisa.— Ya papá te puede cuida.
Entre risas la rubia negó cuando vio al pequeño cruzar la puerta. Martha lo atendería y lo sentaría en el mármol como de costumbre. Miró al frente y vió a JungKook sentado, mirándola fijamente con una sonrisa ladina.
— Ha pasado mucho tiempo con JaeHyun... — le dijo mientras negaba. Sonrió aún más y se levantó.— Pero mi hijo es inteligente... — le tomó la cintura con sus manos y luego la abrazó desde esta.— Sabe muy bien qué es lo que quiero. — EunJi le correspondió con una sonrisa y luego se acercó dándole un beso corto.
— Conoce tus gustos... — le comentó quitando un mechón de su frente. Pero ella había olvidado algo que tenía que decirle; así que borró su sonrisa.
— ¿Pasa algo? — preguntó confundido y ella suspiró asintiendo.
— Alguien se está quedando aquí desde hoy...
— ¿Ah, sí? — ella asintió a su ceño fruncido.— ¿Quién?
— JongIn... — dijo pero JungKook no supo quién era.
— ¿Quién es? — Preguntó y EunJi frunció los labios pensando en lo importante que era esto.
— Es el hermano de Sook. — murmuró y JungKook miró sus ojos fijamente mientras recordaba.
Claro que sabía quién era, aún recordaba la rabia que lo llevó a casi acostarse con una pelirroja que para nada era de su gusto. Aún recordaba la vergüenza de haberle dicho el nombre de su diablita, cuando en realidad no se parecía en nada a EunJi.
Entonces cayó en cuenta de que ese chico con el que EunJi se había acostado era el hermano de su mejor amiga... No, no pudo, ahora lo recuerda, en esa ebria noche que ella conoció su nombre y ambos conocieron de sus vidas. Pero... EunJi le dijo que ya se había acostado con él con anterioridad.
Entonces la molestia lo invadió.
— ¿Y qué hace aquí, EunJi? Él era tu amante... — susurró con cuidado para que el pequeño no fuese a escuchar si salía nuevamente.
Estaba molesto, EunJi lo notó en su tono profundo y su mirada intensa.
— Tranquilo, JungKook, yo le ofrecí alojamiento mientras estaba aquí.
— ¿Y por qué lo hiciste, EunJi? Sabes que no me gusta ese tipo de cosas. — se quejó con suavidad, calmando esa fiera dentro de él.
— Lo hice porque vino aquí por algo importante... A hablar con ambos. — ella colocó ambas manos en su cuello y lo miró a sus ojos, queriendo transmitirle lo importante del tema a través de estos.
— ¿Con ambos? — preguntó masajeándole su cintura al ver su asentimiento.— Ah~ está bien. — contestó en un suspiro.
— Ya YuGyeom debe irse a la cama, cuando esté durmiendo hablaremos los tres. — el pelinegro asintió de acuerdo y EunJi subió sus manos para acariciar esas hermosas mejillas con sus pulgares.
JungKook tomó y besó su mano para luego besar sus labios, queriendo apaciguar la preocupación que se activó al verle el rostro a la chica.
No era nada bueno, seguro.
『—♣︎—』
— Muy bien, aquí no nos van a molestar. — EunJi caminó hacia el pequeño sofá y le masajeó los hombros a JungKook; que esperaba sentado con su mirada perdida y fija, como si estuviese en shock.
Al entrar al despacho JungKook tomó una actitud nerviosa, y mucho más cuando vio a EunJi pasar con un chico rubio, alto y de porte ejercitado detrás de ella. No podía negar que el chico era guapo, y si no estuviera seguro de el amor de su diablita ya estuviera soltando humos de saber que se quedaba en la misma casa que su mujer.
— Está bien. — respondió el rubio que también parecía nervioso. JungKook sonrió.
No parece peligroso, más bien muy blando. Alzó una ceja con el pensamiento y carraspeó levantándose.
— JongIn... Él es Jeon JungKook, es...
— Su esposo. — interrumpió JungKook extendiendo su mano. Bueno, quizás sí estoy celoso.
El rubio alzó las cejas y EunJi soltó una sonrisa suave mientras negaba. JongIn tomó su mano y la estrechó.
— Y el padre de YuGyeom. — completó y el pelinegro asintió con un aura orgullosa que difícilmente la podrían borrar.— Los felicito, es un niño grandioso.
— Gracias, lo sé... — murmuró él con una repentina sonrisa boba.
— JongIn... ¿Me entregas la USB? — EunJi habló con su mano extendida.
Él asintió metiendo la mano en su bolsillo para sacar la memoria, JungKook con su mirada confundida la vio a ella quien le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera.
Estando los tres detrás del escritorio y con el vídeo pausado en la pantalla procedieron a reproducir la imagen.
▪︎
"— Le dije a JungKook que la muy estúpida hizo su vida y se había casado. El muy imbécil me creyó y hubieses visto su cara, JongIn, te hubieras reído un montón. — se carcajeó y JongIn negó de inmediato.
— Ni siquiera así lo tendrás. Lisa... Jk no es estúpido. — volvió a recordar, pero a la pelinegra parecía no importarle.
— Hombre es hombre, él tiene el orgullo herido y su corazón partido. Será más fácil hacerlo caer ante mí así.
JongIn estaba aún más sorprendido, ella hablaba tan segura que le causaba escalofrío.
— ¿Cómo puedes estar tan segura? Digo, han pasado tres años y no ha ocurrido nada.
— Esta vez su hermano me ayuda — la miró sorprendido.— así es, Jeon JungHyo es mi aliado ahora; así que ya no te necesito. — dijo indiferente.— es más, no sé qué hago aquí.
— ¿Me hiciste perder muchas cosas por una estúpida venganza y ahora te vas? — la incredulidad se reflejaba en su rostro y por eso Lalisa sonrió.— Casi pierdo a mí novia por tu culpa, si mi familia se entera de esto seré totalmente odiado.
— No es mi problema — soltó una risa y se giró. JongIn cerró sus manos para volverlas puños en el escritorio y se levantó de improvisto.
— Haré hasta lo imposible por destruirte — amenazó y la pelinegra se giró nuevamente con un rostro más que serio.
— ¿Me estás amenazando? — ladeó su rostro con falso asombro.
— Por supuesto — sonrió este y ella se acercó lentamente.
— No tienes como. — sonrió.— además eres muy débil, tanto así que ya has recaído ante las bragas de tu estúpida mujercita. — se burló y luego lo miró con odio.— Yo sí tengo como destruirte; así que queda calladito si no quieres sufrir un poco.
JongIn soltó una carcajada irónica y cruzó sus brazos.
— Ahora eres tú quien me amenaza — comentó con su sonrisa ladina y ella dió unos pasos hacia atrás.— Ya van tres veces que lo haces... ¿Sabes? A este punto, ya no me queda la menor duda de que tu participaste o mejor dicho fuiste la causante de la muerte del padre de tu amado.
La chica lo miró con sus ojos abiertos como platos y este no borró su sonrisa. Al ver que no hablaba decidió continuar:
— ¿Crees que no recuerdo tu actitud de ese entonces? Estabas extrañamente cohibida y nerviosa... — la pelinegra llevó sus manos a sus oídos mientras respiraba aceleradamente.— Cuando te nombré el caso me desviaste el tema, cuando te pregunté por tu participación no quisiste responder... — presionó y ella cerró fuertemente sus ojos bien maquillados.
— Cállate — siseó y el rubio la miró extrañado.
— No me voy a callar — salió del escritorio y fue hasta ella, parándose a un lado con una distancia considerable.— No me voy a callar por que fuiste tú la que mató a Jeon HyunSeok. — dijo un poco alto.
Lalisa gruñó bajo y JongIn captó como tomó la escultura pequeña de su escritorio, y consciente del movimiento se echó para atrás cuando vio dicho objeto volar frente a él.
— ¡Sí! Fui yo — siseó y de pronto comenzó a soltar lágrimas.— Pero fue un accidente... Sí, un accidente — dejó caer el objeto al piso de madera y llevó sus manos a la cabeza.— Yo sólo... Quería detenerlo... No quería que se rindiera, quería que se trajera a JungKook a Busan, quería que lo separara de la zorra de EunJi — siseó lo último con odio.— Ella no lo merecía, ella no merecía a JungKook... Yo sí, yo lo amo — murmuró y JongIn tragó fuerte, alejándose un poco más."
▪︎
El cuerpo de JungKook se tambaleó un poco y se sostuvo del escritorio. ¿Qué? ¿Lalisa? ¿Cómo había sido capaz de hacer eso?
— EunJi ¿Qué es todo esto? — preguntó alterado. EunJi se levantó y le tomó de las mejillas. JungKook parecía estar fuera de sí.— Mi papá murió en un accidente... — quiso convencerse pero la mirada triste de ella lo hizo soltar lágrimas.
— Así fue... — asintió susurrando para notar como el pelinegro la miraba confundido.— Pero el auto que chocó con el de él era de Lalisa. — continuó en un susurro y él negó sin creerlo, llevó una mano a su rostro y se sintió un poco mareado con la situación.
— Yo creo... — murmuró JongIn a punto de decir que se retiraba, pero JungKook lo miró con furia.
— ¡No! Tu no crees nada. — exclamó molesto, caminó hacia él y le tomó por su camisa golpeando su espalda contra la pared.
— ¡JungKook, no! — exclamó EunJi intentando quitárselo de encima.
— Habla... ¿Cómo la conoces? ¿Desde cuándo ayudas a Lalisa? — gruñó con los ojos furiosos.— ¿Cómo es eso de que serás odiado? ¿¡Qué hiciste!? — le zarandeó aun con la rabia corriendo por sus venas.
— Espera... — JongIn se quejó y colocó las manos en las muñecas del pelinegro.
— JungKook, así no arreglarás nada. — interrumpió la chica logrando separarlos.— Sé que estás molesto, pero debes calmarte. — le indicó suavemente con una mano al frente mostrando su palma.
JungKook le dió la espalda a ambos y llevó su mano a la parte trasera de su cabeza, enredando los dedos en su cabello.
— ¿JungHyo como pudo hacerme eso? ¡Fue cómplice de esa desquiciada! Por Dios... Mató a su propio padre — susurró y el rubio se acercó.
— Iba a decir que deberías ver el vídeo completo... Te servirá para ponerle un alto. — JungKook lo miró intensamente, con ganas de arrebatarle su belleza de un golpe, pero aún así él prosiguió.— Yo... Estoy muy arrepentido de ayudar a Lalisa... Entre los dos enviamos las fotografías de EunJi con MinHo al noticiero.
— ¿¡Qué!? — parecía ser una broma del destino que todo se estuviera revelando en ese momento. Todos los problemas entre ellos no fue casual, siempre hubo alguien detrás.— No te rompo el cuello por respeto a esta casa y a la dama aquí presente... Pero te juro que me estoy reprimiendo de darte una golpiza. — murmuró con odio.
— Sé que me lo merezco, pero ahora intento hacer algo porque yo no sabía que Lalisa había sido la responsable de ese accidente. — resopló.— sé que fui un imbécil, pero intento remediar lo que hice.
— ¿Y quién puede revivir a mi padre? — siseó con sus ojos aguados.
— JungKook, ya basta... No te lastimes de esta manera. — EunJi se colocó delante de él y tomó su mejilla para hacerlo mirar sus ojos.— JongIn no sabía nada y por eso ahora que tiene pruebas vino para acá a decirnos.
— ¿Defiendes su acto? — preguntó incrédulo y molesto mientras apuntaba al chico que arreglaba su ropa luego del ataque del pelinegro.
— No. — contestó seria y él tomó aire profundamente.— Ven conmigo. — tomó su mano y lo llevó a la puerta. Miró hacia atrás y vio al rubio acomodando su camisa.— JongIn, puedes irte a descansar, se ve que no lo has hecho bien.
Este asintió y luego de que ambos salieran EunJi llevó a JungKook hacia las escaleras para ir directo a su habitación. Y allí, sentados en el borde de la cama, EunJi lo vio llorar.
— Llora tranquilo, amor. Por eso te traje aquí — susurró atrayendo su cabeza a su cuello.— Estoy para apoyarte y te juro que esto no se quedará así... Lalisa tiene que pagar. — susurró en su oído.
Pero el pelinegro no dijo nada, simplemente siguió sollozando y EunJi no sabía si era de tristeza o rabia, tal vez ambas. Ella se levantó y tomó sus manos.
— Necesitas dormir ¿Por qué no descansas? — él negó y se levantó.
— No creo poder dormir sabiendo lo que hizo esa mujer. Y mi hermano... — no pudo continuar y siguió llorando, esta vez silencioso.
— JungKook, tu hermano no parece estar involucrado, así lo dijo Lalisa en el vídeo. — acarició su mejilla y luego peinó su cabello negro como la noche.
— De una manera u otra se involucró con ella, y eso lo hace cómplice. — dictó con firmeza y la rubia tragó fuerte cuando miró sus ojos, como si estos fueran totalmente negros.
— Ya, ya... Por esta noche descansa. — murmuró juntando sus narices y bajando su saco por sus hombros.
— No puedo tomarme esto a la ligera... Ella mató a mi padre, diablita. — detalló su rostro con la mirada y ella asintió.
— Es algo muy fuerte, pero pagará con cárcel, tú no harás nada malo ¿bien? — masajeó su cuello y sus miradas se encontraron.— Tenemos un hijo, él necesita a su padre... No cometas una locura. — JungKook asintió y EunJi suspiró aliviada. Le dió un beso corto en sus labios y rodeó su cuello en un abrazo protector.
— ¿Vas a dejarme dormir en tu casa? — preguntó entre hipidos y EunJi negó.
— Claro que no... Dormirás aquí... Conmigo. — miró sus ojitos brillosos y le sonrió suave.— Te prometo que mañana haremos todo para que pague, pero hoy debes al menos descansar un poco. Había sido mucho por este día.
— Pero, EunJi...
— Hoy soy tu diablita... — le interrumpió y JungKook sonrió solo un poco.
— Siempre serás mi diablita. — le susurró para luego darle un beso en los labios, un beso que lo hizo sentir un poco más calmado.
Daba gracias de que estuviera aquí con él, sino no sabría cómo hubiera actuado.
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