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15| Destrozado

『—♣︎—』

El auto de la rubia entró al gran jardín delantero con una fuente en medio de la redoma de piedras. La mansión Go de Las Vegas sin duda era muy hermosa.

Al bajar de su auto tomó su bolso para ir a tomar un baño y cambiarse, pero una voz a lo lejos la llamó.

— ¡EunJi! — exclamaron a lo lejos y giró en dirección al portón de la entrada.

Se sorprendió en cuanto vio a un chico rubio que conocía muy bien, vestía elegante con su traje gris y un peinado bien arreglado.

— ¿JongIn? — dijo para sí misma y sonrió suave. Miró al portero y le asintió.

Cuando logró pasar se acercó a ella con paso rápido y pudo lograr respirar con normalidad cuando ya estaba frente a ella.

— EunJi. — le sonrió amplio y luego se fundieron en un abrazo amistoso.

— JongIn, cuanto tiempo... Hace mucho no te veía ¿Cómo has estado? — le preguntó aún sorprendida de verlo allí.

— Estoy bien, gracias. Veo que tú igual, sigues hermosa como siempre. — halagó y tomó sus manos anilladas.— Vine aquí a verte.

El chico decidió que no había tiempo que perder y fue al grano.

— ¿A mí? ¿Y eso por qué, JongIn? — frunció el ceño al ver el rostro serio del rubio.

— No quiero perder tiempo. ¿Puedo hablar contigo en un lugar más privado? — EunJi asintió mirándolo con confusión.

— Ahora estoy por salir al funeral del padre de un amigo, pero creo que puedo hacer algo de tiempo, se ve que te urge. — con una mano en su hombro ancho ella afirmó. JongIn se sintió fuera de presión con ese simple toque.

Cuando ya estaban en el jardín trasero donde nadie podía interrumpir, él comenzó a hablar.

— Antes que nada, quiero pedirte perdón por lo malo que hice, también decirte también que desde hace mucho tiempo estoy arrepentido; pero ahora vine a advertirte para que tengas cuidado. — EunJi lo miró asustada y comenzó a respirar con irregularidad.

— JongIn me estás asustando. — le dijo con un temblor en sus labios.

— Primero escúchame... — lo miró fijo y prosiguió.— Hace tres años yo me molesté porque pensé que jugabas conmigo, y cometí un grave error al confiar en una mujer que sólo ha hecho daño... — suspiró arrepentido y EunJi lo miró con intensidad al saber de quién se trataba.— Lalisa y yo fuimos los encargados de enviar las fotos de ti y ese chico al noticiero, por el cual te separaste de Jk, o JungKook... Pero créeme que me arrepiento de todo, y me di cuenta del error cuando conocí a MiYoung, mi actual novia... Me hizo darme cuenta de que la venganza es letal para quien la hace como para el receptor de la misma. Y te vuelvo a pedir perdón por todo lo que hice. — EunJi se sintió decepcionada al oír tal confesión, pero lo que iba a oír después sería peor.— Ahora no tengo nada que ver con ella, y te juro que le he dicho que me deje en paz... Pero hace poco me confesó algo que hizo que no se alejara de mi. — la rubia le miró atenta y él mordió su labio inferior.— Lalisa fue la causante de la muerte del padre de JungKook.

EunJi abrió los labios sorprendida y cubrió estos con las manos.

— JongIn eso es una acusación muy grave... — negó en la misma posición.

— Lo es, pero es cierto. — metió la mano en su bolsillo y sacó una memoria USB.— Estoy arrepentido y en cuanto pude vine para acá a traerte esto, sé que JungKook está aquí, pero no puedo decirle nada aún... — negó con suavidad.

— ¿Y eso por qué? Se trata de su padre. — siseó con lágrimas en los ojos para luego dejarlas caer por sus mejillas.

— Lo sé, EunJi... Pero Lalisa está aquí, seguro que detrás de JungKook y si me acerco va a saber... Me tiene amenazado y créeme que es capaz de todo. — le dijo suavemente y ella desvió la mirada a los lados intentando buscar una respuesta.

— YuGyeom está tomando una siesta, podemos verlo en el despacho de mi abuelo. — dijo apuntando la memoria en su mano.

Ya estando frente al escritorio EunJi colocó el USB en el computador y presionó el botón de play. Se sorprendió con cada palabra que escuchó de ella, parecía estar fuera de sí, muy alterada y desesperada, se sorprendió aún más cuando ella por impulso tomó una estatuilla del escritorio e intentó golpearle la cabeza al rubio, quien esquivó el objeto antes de que ella lo dejara caer al piso alfombrado.

— Esto es grave. — colocó sus manos en sus sienes y masajeó con sus dedos.

— Lo sé, estoy dispuesto a declarar, pero quería que ustedes lo supieran antes... EunJi, le conté a Sook y ella tiene un respaldo guardado, pero por favor no digas nada a menos que sea necesario, ella está muy asustada. — le comentó colocando una mano en el hombro de ella.— Mi intensión era decirle a JungKook, él sabrá cómo manejar la situación, pero no he podido porque seguro Lalisa está tras él.

— JongIn, es todo tan fuerte, dios... — susurró con lágrimas cayendo.— ¿Sabes lo mal que la va a pasar JungKook? Está ayudando a buscar información sobre el accidente y paga constantemente fuertes cantidades para mantener el caso abierto... Debo decirle.

Se levantó dispuesta pero JongIn la detuvo.

— Dile que venga, es arriesgado que vayas donde él... — EunJi suspiró y miró su agarre, el chico la soltó y carraspeó.

— JongIn ¿Dónde te estás quedando? — preguntó de pronto preocupada y este reaccionó de sus pensamientos.

— Estoy frente al Go Imperial, Lalisa también escogió ese maldito lugar. — siseó con rabia y ella rascó su cabeza.

— Escucha, sé que anteriormente jugué contigo y tus sentimientos sin considerarlo y te pido disculpas por eso... Lo que haces ahora me demuestra que eres buena persona, siempre estuve segura de ello. — sonrió suave.— Gracias por venir a advertirme. — se acercó a él y lo abrazó siendo correspondida de inmediato.

JongIn aspiró su perfume y sintió su cuerpo delgado, se sentía muy bien; y aunque amaba a su novia no podía evitar sentirse mal cuando abrazaba a EunJi. En su mente y corazón tenía en claro que aún amaba a esa egocéntrica y liberal chica, pero ella no era suya, su corazón no era suyo y tenía que aprender a vivir con ello. EunJi siempre sería su primer amor y no hay duda de ello.

— JongIn. — volvió a hablar y se separó para verlo.— por eso mismo te pido que te quedes aquí, no es seguro que estés en ese hotel y mucho menos si ella está allí.

— EunJi no es nece...

— Sin excusa. — dictó y el chico asintió.— hablaré con mi abuelo para que contacte a nuestro abogado, y... Hablaré con JungKook para que entre tú y él hablen sobre esto. — tomó el USB y se lo entregó.— Voy a decirle a Martha que te prepare una habitación, desde hoy te quedas aquí.

— Gracias, EunJi. — le dijo sincero y ella negó.

— También te doy las gracias. — respondió y él asintió.

Se vieron por unos segundos y luego ambos salieron del despacho. EunJi sentía que todo era mejor cuando se aprendía a confiar y a perdonar, sabía que YuGyeom la ayudó mucho a cambiar muchas cosas de sí misma, y sonrió por ello.

『—♣︎—』

El ambiente era frío en ese lugar, todos vestían de negro y sus caras eran largas. Triste, así era la descripción exacta del lugar; mucho más al ver a ese chico moreno y pelinegro llorar silenciosamente.

Taehyung hoy parecía estar mostrando su verdadera personalidad: Un chico frágil, tierno y algo solitario. EunJi conocía parte de su vida por JungKook y la otra parte por el mismo chico en una noche que se fueron de copas para recordar los viejos tiempos. Ese día ambos desahogaron sus penas, ella lloró por lo mucho que extrañaba a JungKook, y Taehyung luego lloró por un amor fallido, ese con una chica opuesta a él que lo abandonó cuando se consiguió a otro, porque sí, ella estaba segura de que fue así y no como Taehyung pensaba —o como le hizo pensar esa chica—, no creyó nunca ese cuento de que eran muy diferentes, porque si ella en verdad lo amaba hubiese dado todo por él, no irse y al poco tiempo casarse con otro.

— ¿Por qué tardaste tanto? — preguntó MinHo a un lado de ella.

EunJi miraba a los alrededores para buscar un indicio o alguna cabellera negra como la del video que vio unas horas antes.

— Resolvía unos pendientes. — respondió ésta al captar la mirada de JungKook sobre ella. Él estaba frente a ella mientras abrazaba del hombro a su amigo.

Jimin no había podido asistir al funeral debido a que no llegaría a tiempo, pero logró darle sus condolencias a uno de sus hermanos que más amaba.

— Entiendo. — asintió y miró al frente, donde el otro pelinegro lo miraba con frialdad.— A pesar de todo este tiempo él sigue viéndome de la misma manera que hace tres años atrás. — susurró de nuevo y EunJi captó a qué se refería.— tenía razón en hacerlo, pero ahora que está aquí y todo se aclaró, creo dejarte ir.

— MinHo, no es el momento para hablar de eso. Otro día hablamos más tranquilos. — le reprochó y este asintió serio.

— Sólo quería que lo supieras. — susurró. EunJi suspiró suave en respuesta.

Cabe decir que esas fueron las horas más tristes que había vivido desde que YuGyeom nació. Ahora se encontraba caminando hacia su auto mientras se abrazaba a sí misma. Taehyung había decidido cremar el cuerpo y las cenizas serían sepultadas en Seúl.

Ya estaba siendo de noche y el frío aumentaba, sus piernas estaban congeladas por el vestido algo corto que usaba. Al estar cerca de su auto quitó la alarma, pero un brazo fuerte la abrazó de lado y le quitó el frío que sentía hace poco.

— Estaba esperando aquí hasta que salieras, Diablita... — susurró en su oído.

— JungKook. — dijo aún sorprendida. Sonrió cuando sintió el suspiro en su oreja y dedujo que tenía una sonrisa en sus labios.

— ¿Por qué tardaste tanto en venir? Tu secretaria dijo que venías prácticamente detrás de ella, pero apareciste una hora después. — sobó el brazo delgado de ella en ese abrazo posesivo y le sonrió aunque no lo estuviese viendo.

Llegaron al auto y ella abrió la puerta mientras le contestaba:

— Tuve que atender un asunto importante que se me presentó en casa. — dijo con una repentina mueca de preocupación que JungKook notó.

— ¿YuGyeom? ¿Le pasó algo? — preguntó con el mismo tono y ella negó.

— No, él está bien, Martha lo está cuidando mientras no estoy. — sonrió suave y JungKook suspiró aliviado.— Es otra cosa que... Sin duda te incumbe a ti. — el chico frunció el ceño y resopló cansado.

— ¿Problemas? Dios, estoy cansado de ellos, Diablita... ¿No podemos hablarlo luego? — preguntó en una queja mientras sus manos tomaban la cintura de ella.— ¿Descansemos de ellos, sí?

— No, JungKook... Es que esto sí es importante. — le recordó y este le miró interesado.— Se trata de tu padre.

JungKook reaccionó sorprendido por la mención y ella colocó sus manos en los hombros de este mientras masajeaba suave.

— ¿Mi padre? — pronunció bajo y ella asintió.

Pero los pasos de unos tacones los alertó e hizo que giraran a ellos. Frente a ellos una mujer de porte alto y contextura delgada estaba parada con una pose sexy ante los ojos masculinos de cualquiera. Usaba ahora un corte en su cabello negro que le llegaba a los hombros, sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de sol que quitó al estar cerca. Demasiado tiempo había pasado desde que esa pelinegra vio a ambos juntos, pero ésta vez haría todo a su alcance.

— Hola tórtolos. — frunció los labios y ambos chicos la miraron seriamente.— cuánto tiempo. — mencionó con una sonrisa maliciosa en sus labios maquillados de un rosado muerto. Muerto como su alma, pensó EunJi.

— ¿Qué se supone que haces aquí, Lalisa? — preguntó JungKook en un notable tono molesto. Tomó a EunJi de su cintura y ésta se sintió segura.

Pensar que un hombre murió a causa de esa chica le causaba un escalofrío, mucho más siendo el padre del hombre que amaba, y el abuelo de su propio hijo.

— Lo mismo que tú, te recuerdo que yo también tengo acciones en tu empresa, y puedo o no estar de acuerdo en algunos de nuestros negocios, y estoy en contra de este. — le dijo entre dientes, molesta por las decisiones que tomó el chico sólo para estar cerca de la zorra de EunJi.

JungKook soltó una risa pequeña en burla ante las palabras de esa caprichosa mujer.

— ¿Te tengo que resaltar que tus acciones son menos del quince por ciento? — sonrió burlón y llevó su mano libre a su cadera.— Por favor, Lalisa. Estás siendo tan patética e inmadura... Todos los accionistas estuvieron de acuerdo; incluso mi hermano, así que no vengas a oponerte por que ya he firmado y el trato está hecho. — entrecerró sus ojos y relamió sus labios.— ¿Por qué estás aquí en realidad?

Lalisa sonrió ladina y decidió escupir su veneno.

— ¿Ya se reconciliaron? — se rió y cruzó sus brazos.— Vaya, no creí que fueras tan resbalosa, EunJi... — Miró al mismo.— Y JungKook ¿De verdad? ¿Sí sabes que EunJi es una zorra y quita novios?

EunJi soltó una carcajada y JungKook la miró curioso.

— ¿En verdad, Lalisa? ¿De verdad quieres jugar a los trapos sucios? Porque sabes perfectamente que puedo sacar a relucir los tuyos uno por uno, borrando esa linda faceta de niña buena que das al público. — preguntó con ironía. Lalisa se acercó.

— Eres una zorra. — murmuró y EunJi interrumpió.

— Puede que lo sea. — exclamó por encima de su voz.— pero al menos un escándalo de mi parte ya sería cliché y nadie querrá oírlo... — se acercó también con peligrosidad. JungKook miró la escena en silencio, sabiendo que su diablita sabía defenderse muy bien.— Pero tú... Un escándalo que te vincule será jugoso en Seúl. — sonrió ladina y Lalisa levantó su mano con claras intensiones que JungKook captó.

El pelinegro tomó su muñeca y la detuvo colocándose frente a EunJi.

— Ni se te ocurra pegarle, Lalisa... No lo permitiré. — habló entre dientes, soltando con brusquedad su agarre mientras la delgada se tambaleó un poco.

— Eres un salvaje. — siseó molesta.

— Te callas. Te dije claramente que no me fastidiaras... — la miró con intensidad y ésta se rio en burla.

— ¿Antes de volver a las faldas de tu "diablita" le contaste que te follaste a tu secretaria? — JungKook soltó un gruñido y buscó acercarse pero EunJi lo detuvo.

— ¡Ya basta, Lalisa! — exclamó la rubia.— ¿Qué acaso no entiendes? ¿Te faltan neuronas para entender que JungKook no te quiere, no te desea? —  apuntó repetidamente en un gesto acompañando al comentario.— Te lo dijeron desde un principio... Fuiste-una-aventura. — dijo palabra por palabra. Ya estaba cansada de lo mismo.

— Me las van a pagar. — siseó amenazante.

— Ni se te ocurra amenazarnos... Yo sé cosas, Lalisa. Tu más oculto secreto. — murmuró cerca de ella mientras sonreía ladina.

La pelinegra la miró confundida y se giró, yéndose furiosa con una promesa en mente.

— ¿JungKook? — le llamó cuando lo vio de espaldas. Su espalda se veía tensa al igual que sus puños apretados y los abrió para parar sus manos repentinamente en un golpe a la pared.

EunJi se exaltó y colocó una mano en su hombro para luego sentirlo relajándose un poco, pero cuando se giró notó que este tenía lágrimas en su rostro; aunque no lágrimas de tristeza, JungKook parecía estar reprimiendo la rabia que sentía. La rubia abrazó su cuello en un abrazo posesivo y este lo agradeció.

— Estoy harto, EunJi. — susurró con la voz cortada.— Voy a mandar todo al carajo... No aguanto más esto, siento que voy a estallar.

Ella lo aferró a su cuerpo aún más y JungKook olió su cuello.

— Las mierdas se acabarán ¿Sabes por qué? — tomó el rostro mojado de JungKook entre sus manos y le dió un beso corto.— Porque estoy contigo y te voy a apoyar y ayudar en todo. — murmuró sólo para ellos, en un toque tan íntimo que disfrutaron. El pelinegro asintió y ella le sonrió dulce.— ¿Quieres hacer algo?

Él fijó su vista en ella y asintió.

— Quiero ver a mi hijo. — EunJi le sonrió amplio y asintió más que contenta.

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