12| El gran tesoro
『—♣︎—』
"He llegado." escribió la pelinegra mientras quitaba sus gafas de sol.
"Bien." fue lo único que recibió en respuesta. JungHyo era un hombre de pocas palabras muy terco y fastidioso.
Lalisa miró a los lados y guardó su teléfono para seguir avanzando por el aeropuerto mientras arrastraba su maleta hasta conseguir un taxi.
A lo lejos un chico al verla maldecía la mala suerte que padecía.
『—♣︎—』
EunJi abrió los ojos poco a poco para poder adaptarse a la luz del sol en la mañana. Hoy no iría a trabajar, no tenía ganas y mucho menos con lo que pasó anoche. Sonrió recordando todo.
El reencuentro con JungKook, el de él con su hijo, YuGyeom feliz llamándolo 'Papá', luego dormido sobre su pecho mientras que; sin JungKook darse cuenta, le mojaba la camisa blanca que vestía con la baba que salía en la profundidad de su sueño.
— ¡Mamá, mamá! — el grito agudo de su hijo la hizo exaltarse. ¿Cuándo entró?
YuGyeom estaba a su lado en la cama mientras daba saltos emocionados.
— Mi amor ¿Qué haces aquí tan temprano? — le preguntó al ver la hora en su mesita de noche que marcaba las siete y trece de la mañana.
— ¡Mami, mi papá vino! ¡Y tajo e' teshodo! — su tono de voz emocionado la hizo sentir plena. Llevó su mano a la mejilla rosada de su pequeño y lo tiró a ella para darle un beso en su frente cubierta por su flequillo.
— ¿Cómo? ¿Tu papá está aquí? — asintió frenéticamente y EunJi de pronto se sintió más despierta.
¿Acaso no dormía? Ella fue testigo de todas las palabras; en realidad la amplia conversación que se alargó hasta que dieron las tres y media de la madrugada. Era increíble cómo podía cambiar todo de un momento a otro, JungKook estaba tan herido como ella y eso le dolió aún más, porque lo amaba demasiado y todo lo que él sentía lo sentía ella también, era una conexión muy fuerte entre ambos.
Sabía y entendía que JungKook estaba emocionado y feliz... Pero hombre, eran las siete de la mañana.
— Vamo mami... — pidió tirando la mano pálida de la chica.
EunJi sin poder resistirse ante los pucheros de YuGyeom se levantó.
— Deja que mamá se arregle un poco ¿Si? — él asintió.
Y como dijo, se arregló el cabello luego de darse una ducha y haberse lavado los dientes, colocándose algo de maquillaje y un vestido casual que representara un poco. Pero todo eso lo hizo bajo las quejas del pequeño pelinegro que pedía que se apurara para ir a ver el tesoro.
— Mami ven... — tiró de la mano de su mamá para sacarla de la habitación casi arrastrada.
Al bajar las escaleras con YuGyeom de su mano notó a un chico parado en medio de la sala. Era JungKook, vestía cómodamente mientras usaba jeans y una camisa azul celeste arremangada hasta los codos. Él se giró hacia el ruido de pasos detrás de él y EunJi notó que traía un ramo de orquídeas en sus manos.
— ¡Papá! — YuGyeom se soltó de la mano de la rubia y corrió hacia el chico.
— ¡Hola, campeón! — contestó de la misma manera, agachándose para recibir al pequeño con un brazo mientras que con el otro apartaba las flores para no dañarlas.
— ¿Tajiste e' tesodo? — dijo separándose y le miró fijamente a sus ojos, viendo en ellos la más bella inocencia. Con su dedo le peinó su flequillo a un lado y sonrió cuando notó su similitud con la del niño. Tenía una foto suya de pequeño y YuGyeom era igual al pequeño JungKook de esa fotografía.
— Lo escondí en el jardín. — le susurró para que la rubia no escuchara— No le digas a mami. — susurró y YuGyeom asintió riendo para luego tapar su boquita.
— Mmm~ ¿Qué me esconden, par de espejos? — ambos sonrieron y EunJi hizo un gesto en asombro.
Era demasiado tierno verlos a ambos mostrar la misma sonrisa: sus ojitos cerrados creando arrugas a los lados de estos, nariz arrugada y los dientes de conejo que su pequeño aún no desarrollaba por tener aún los de leche.
— YuGyeom, Martha te espera en el jardín. Ve. — JungKook le susurró e hizo una seña a la que el pequeño asintió corriendo de inmediato.
Al irse el pequeño hacia el jardín para buscar el tesoro JungKook volvió a levantarse para sonreírle un poco a la rubia adormilada que estaba frente a él.
Se veía hermosa medio adormilada, le encantaba verla así.
— Acaso ¿No duermes? — Preguntó burlona para cruzar sus brazos y acercarse poco a poco a él.
Al estar frente a frente miró las flores y sonrió. JungKook se las extendió y ella las tomó para llevarlas a su nariz y aspirar con sus ojos cerrados el aroma de estas.
— Ví las orquídeas y quise traerte un ramo; así que lo hice... espero no te moleste. — dijo mirándola fijamente mientras ella sonreía sobre las flores, abrió sus ojos y lo miró negando.
— Gracias, están preciosas. — murmuró con su voz algo aguda. Él sonrió.
— No es nada. — negó sin borrar la sonrisa suave de su rostro— Y por cierto... No, no pude dormir. — entre risitas cortas negó nuevamente— Con todas las emociones de ayer... Llegué al hotel y sólo me senté a la orilla de la cama a pensar.
EunJi asintió entendiendo perfectamente sus emociones. Acababa de saber que tenía un hijo ¿Qué más que eso para quitarte el sueño?
— Comprendo... Me pasó cuando supe que crecía en mi vientre esa cosita saltarina. — le apuntó con su mirada detrás de él y JungKook volteó para ver a YuGyeom jugar a la rana en el jardín.
Sonrió inconscientemente por la hermosa imagen que veía. Su hijo era la imagen que no podía sacar de su mente ni podía dejar de mirar desde que lo conoció.
— Iré a ponerlas en agua, si quieres puedes ir con él... Yo los alcanzo en un momento. — le dio el permiso y JungKook asintió.
— Puedes caminar con libertad, eres bienvenido JungKook. — la voz del mayor en las escaleras los hizo mirarlo. Este bajó completamente y se acercó a ellos— Estás en tu casa.
— Gracias... — asintió y dio una reverencia antes de irse al jardín.
EunJi lo vio llegar al lado de YuGyeom y este lo abrazó emocionado cuando su papá se puso de cuclillas. JungKook lo tomó de sus manitos y le acariciaba el dorso mientras le decía algo que la rubia no podía oír estando lejos, viendo el asentimiento de su pequeño con una amplia sonrisa en respuesta a su padre.
— JungKook será un gran padre, EunJi. — ella asintió y se giró para darle un manotazo a su abuelo en el brazo.
— Tu planeaste todo y no me dijiste. — dijo molesta y JungHyuk soltó unas pequeñas risas.
— Intenté hacerlo pero tú ponías trabas, así que no me culpes. — se defendió. EunJi negó con su ceño fruncido y luego se acercó para abrazarlo fuertemente.
— Gracias... — susurró— eres el mejor del mundo. — sonrió contra el pecho de este y él la estrechó sin dañar las flores.
— Lindas flores. — comentó— JungKook tiene buen gusto.
— Eso es obvio, si no ¿Cómo llegó a mí? — comentó graciosa y ambos rieron.
Por otro lado YuGyeom soltaba carcajadas cuando su padre lo atrapaba mientras corría por el césped.
— ¡Papá, No! — exclamó entre risas— Debo bucá e' teshodo. — se removió entre los brazos fuertes del chico sin lograr zafarse.
— Si logras huir de mi agarre. — apostó entre risas.
— ¡No, papá! — exclamó nuevamente entre quejas— Po favo...
Entre risas tiernas, muy adorables que JungKook escuchaba como la mejor música para sus oídos logró sentirse aún más lleno. Su alma triste de estos tres años parecía estar curada con simplemente sentir a su hijo cerca, sentir su aroma suave y su cabellito lacio.
Pensando en todas esas cosas aflojó su agarre y el pequeño salió corriendo lejos de él; haciéndolo reaccionar.
— ¡YuGyeom, ven aquí! — exclamó persiguiendo al cuerpecito a lo lejos.
EunJi salió por la puerta corrediza y miró a los pelinegros correr por el jardín; JungKook persiguiendo a YuGyeom. Sonrió feliz por tan hermosa imagen y suspiró antes de acercarse.
— ¡YuGyeom, cuidado! — exclamó la chica al verlo correr mientras miraba hacia atrás.
JungKook se detuvo al oírla y se giró para verla. Ambos conectaron sus miradas y se sonrieron algo avergonzados por el sonrojo en sus mejillas. Mientras que desde la puerta, JungHyuk reconoció nuevamente que esos dos jóvenes no engañaban a nadie; se amaban.
— ¡Mamá, ven! ¡Buquemo e' teshodo! — la voz aguda de YuGyeom interrumpió sus miradas.
EunJi corrió hacia él y le tomó la mano para ayudarlo a encontrar el "tesoro de los marcianos". JungKook los miró con sus ojos embobados por la imagen tan preciosa que tenía frente a él.
Los dos amores de su vida estaban corriendo felices frente a él, y eso no lo compraba nadie.
Cuando estaban bajo la sombra de la mesa del jardín se sentían más tranquilos. JungKook al lado de EunJi mientras esta tenía sentado en sus piernas al hijo de ambos, y JungHyuk frente a ellos disfrutando del momento con un buen vaso con jugo de naranja para el calor. Entre comentarios y anécdotas, con las cuales reían un poco, pasaron el rato "en familia" si se podría llamar así.
— Mami, dame. — pidió entre quejas suaves el pequeño pelinegro en sus piernas. Tenía su boquita embarrada de chocolate.
Pues el tesoro no era nada más y nada menos que un cofre pequeño con muchas monedas de chocolate. YuGyeom estaba más que contento.
— Hijo, ya... Has comido mucho chocolate. — EunJi cerró el cofre y este hizo un puchero— Ah no, tú ya no me puedes manipular con esa carita. — sonrió con burla.
— Anda dale un poco, diabli... — se interrumpió a sí mismo cuando pronunció el apodo sin pensar.
YuGyeom lo miró confundido pero no le prestó atención; él sólo quería comer chocolate.
— No, ya ha comido mucho, JungKook. — EunJi le miró con reproche por el apodo mientras enfatizaba su nombre.
— Sólo un poco, anda... Nuestro hijo quiere sólo un poco. — se inclinó hacia su pequeño y le pellizcó una mejilla con suavidad para sacar una sonrisa de sus labios embarrados.
— JungKook son las nueve de la mañana. — recordó lo temprano que era y JungKook suspiró negando.
— Ya desayunó, EunJi. — se quejó con una sonrisa boba al mirarla tan cerca. EunJi lo miró por el tono de voz suave que empleó, allí lo vió cerca de ella sonriendo como él sabía hacerlo; y sólo con ella.
— Es mucho, JungKook. — le contestó suave sin quitar la mirada de sus ojos profundos, ojos que expresaban los sentimientos más dolorosos y también los más hermosos que sentía en ese momento.
— No, no lo es. — susurró mirando los labios abultados de ella— Lo voy a malcriar todo lo que no he podido. — sonrió retador y EunJi negó.
— No te lo permitiré, Jeon. Me ha costado no mal criarlo todo este tiempo. — EunJi rio un poco y JungKook disfrutó ese momento sin borrar su sonrisa boba.
— Por cierto, JungKook. — interrumpió JungHyuk haciéndolos reaccionar de esa burbuja en la que estaban sumergidos— ¿Cuándo registrarán a YuGyeom con tu apellido?
Y eso a EunJi la sorprendió.
— Abuelo, apenas y se conocieron ayer, deja que se familiaricen y se conozcan mas... podemos pensar en el día luego. — Preguntó sorprendida.
— Pues no es necesario hija. — EunJi esperó por más información— JungKook llegó temprano y mi nieto y tu dormían; así que hablamos un poco del tema. — contestó.
JungKook volvió a mirarla y ella le correspondió.
— EunJi, no es necesario que te preocupes por el día... Por mí voy ahora mismo a tramitar todos los documentos necesarios... ¿Qué me dices de hacerlo? — le preguntó él mientras formaba una sonrisa.
— JungKook ¿Por qué me preguntas? — negó con suavidad— YuGyeom es hijo de ambos, merece llevar tu apellido también. — le contestó con una sonrisa y JungKook amplió la suya.
— Bueno, contactaré a NamJoon para tramitar todo en el registro. — JungHyuk aunque no lo mostraba; estaba contento, es por eso que se levantó de inmediato y sacó su teléfono para llamar a su abogado.
JungKook lo vio alejarse y se inclinó hacia YuGyeom para darle un beso en su sien.
— Guardé una sorpresa para ti, Martha te llevará... — susurró y el niño asintió contento.
Su papá era el mejor porque le daba muchos regalos. Eso pensaba el pequeño con su hermosa inocencia.
Martha se acercó a ellos y le tomó la mano a YuGyeom para llevarlo hacia el interior de la casa. JungKook y EunJi sonrieron felices al verlo por tan precioso niño que a ambos los unía.
Él miró la mano de ella sobre la mesa y con nervios llevó la suya al mismo lugar hasta cubrirla y tomarla con suavidad.
— Con solamente verte puedo asegurar que has sido una madre maravillosa para nuestro hijo. Gracias por serlo. — EunJi negó y puso su otra mano por encima de la de él.
— Igual, te agradezco por estar aquí con tu hijo... YuGyeom deseaba mucho conocerte. — con una felicidad plena soltó una pequeña lágrima que JungKook limpió.
— Sé que no es el momento... Pero hay más cosas de las que quiero hablar contigo. — la rubia asintió— y en la noche... me gustaría invitarte a cenar.
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