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10| La verdad revelada pt.1

『—♧—』

Busan, Corea Del Sur

— ¿¡Cómo que JungKook se fue a Las Vegas!? — Preguntó furiosa— ¿¡Y hasta ahora me lo dices!?

El pelinegro cerró un ojo por tal grito al cielo que dió la delgada y fastidiosa mujer frente a él.

— Cálmate, me vas reventar un tímpano. — dijo harto y Lalisa resopló— JungKook fue por un negocio muy bueno que consiguió en Las Vegas, no lo pude detener. — se encogió de hombros y vio como la pelinegra rodó los ojos.

— ¿Y ese negocio de casualidad se llama EunJi? Ella está en Las Vegas — siseó con molestia y JungHyo abrió los ojos sorprendido. Recordó al instante que ella tiene un hijo de su hermano.

— ¿De verdad? — Preguntó en un murmullo, intentando parecer incrédulo. No le había dicho a la chica lo que él sabía.

— Eso creo, los chismes entre la sociedad dijeron eso, pero no estoy segura. — tamborileó sus dedos en la madera del escritorio y resopló.

Entonces si ella estaba allá... Posiblemente JungKook la esté buscando. Cuando llegó de china antes de lo previsto le dijeron que JungKook lo buscaba furioso. ¿Y si lo supo y por eso fue allá? No podía él saber de su hijo; porque estaría perdido, ese niño sería el primogénito.

Aunque... Ese niño no llevaba el apellido Jeon ¿Le ayudaría eso?

— Maldición. — susurró. Debía buscar un hijo rápidamente. Miró a Lalisa y esta frunció el ceño.

No. Es una desquiciada, no podría ser la madre de su hijo ni hablar.

— ¿Y ahora qué te ocurre? — preguntó la chica mientras lo miraba con sus ojos grandes y expresivos que estaban adornados por unas ojeras muy bien cubiertas por maquillaje.

— Lalisa, debes ir a Las Vegas y hacer lo posible porque JungKook vuelva. — con sus brazos recostados sobre el escritorio habló minuciosamente.

— No hacía falta que me lo dijeras. — rodó los ojos ante la molestia de la mención del hombre.

Salió de allí con el propósito de ir hacia Las Vegas.

Las cosas no serían tan fáciles para Jeon JungKook.

JungHyo por su parte tomó su teléfono y marcó al número que tenía en un pequeño papel sujetado por un gancho para notas.

— Hola, preciosa. — escuchó el saludo y una queja del otro lado— Sí, lo sé... Las cosas fueron desfavorables la última vez pero... — siguió escuchando otras quejas y volvió a hablar— Sí, ya lo supe... Lo siento, pero quisiera verte. ¿Podrías hoy? — escuchó su respuesta— Bien... Ok. Entonces nos vemos.

Sonrió mirando el teléfono y la llamada descolgada. Tendría que apresurarse.

『—♣︎—』

Seúl, Corea Del Sur

Sook miraba a su hermano con su rostro lleno de sorpresa y total escándalo. Sus manos cubrían el rostro pálido que ahora poseía gracias a que vio el vídeo que él le reprodujo en la laptop.

— JongIn por dios... — susurró con horror y este dejó caer los hombros.

— Lo sé, pero no sabía nada hasta ese día. — apuntó la pantalla.

— Debes ir a la policía. — dijo y JongIn asintió.

— Me ha amenazado. — confesó— allí lo pudiste ver.

— No es normal como actúa, pareciera estar alucinando. Si lo viste ¿no? — el rubio asintió.

— Actuaba muy extraño, me dejó confundido. — pensó en voz alta y la chica quitó su audífono para mirar a JaeHyun quien permanecía con Jimin afuera de su casa jugando en el jardín.

— No le tengas miedo, debes hacer las cosas bien. ¿Dónde está ella ahora? — JongIn pensó en el mensaje que recibió hace unos minutos y sacó su teléfono para mostrárselo a Sook.

«Voy a Las Vegas, más te vale quedarte callado y no hacer nada en mi contra mientras no estoy. No me conoces, JongIn.»

— Zorra — siseó con molestia por el daño que le está haciendo esa mujer a todos los que quería— y tú también por dejarte manipular y no esperar. — le reprochó.

— Lo sé. — aceptó cansado— Pero quiero pedirte algo, Sook.

— Ah no, no y no JongIn, tengo un hijo y no lo pondré en riesgo. — negó sabiendo lo que le pediría.

— Entonces por favor al menos guarda una copia en otra memoria. — suplicó.— Mira, no es conveniente que sólo yo lo tenga. Puedes guardarlo y nunca se usará, pero en caso de emergencia y que no pueda yo entregarlo quiero que tú tengas respaldada la confesión. Nadie sabrá que la tienes tú.

— ¿Qué confesión? — Preguntó una voz masculina, ambos giraron el rostro y se toparon con el incrédulo de Jimin.

『—♣︎—』

Las Vegas NV, U.S.A.

— No creí en verdad que... Volvería a verlo para ser socios. — dijo JungKook algo incrédulo por el momento.

— Se me ocurrió luego de que perdiéramos a la anterior empresa. — contestó de espaldas—  Además de que es algo bueno ser socio de nuevo con la empresa de mi viejo amigo HyunSeok. — el menor asintió algo triste.

Aún se encontraban en la oficina aunque ya habían firmado el contrato. El mayor dejó la botella sobre la encimera y volvió para extenderle un vaso pequeño con ron en su interior. JungKook lo tomó con cordialidad agradeciendo en el acto.

— Aunque creí que no aceptarías, ni siquiera que vendrías tan rápido. — habló nuevamente con un tono que JungKook creyó era burlón.

El chico lo miró algo avergonzado y sus dedos tamborilearon en el cristal.

— Yo la verdad... Vine a aclarar muchas cosas, señor Go. — confesó con su rostro mirando hacia el vaso en su regazo— Quiero aclarar el porqué me fui de la forma en que lo hice, porque siento que les debo una disculpa a ambos.

El mayor asintió viendo en el chico la tristeza y el desespero que lo estaban consumiendo.

— Yo sé que tomaste una decisión apresurada, y entiendo que en momentos así no pensamos muy bien las cosas, estabas herido y con una tristeza encima que aún logro percibir en tí... Pero esas decisiones no sólo nos traen consecuencias a los que las tomamos, sino también a nuestro allegados. Los arrastramos a nuestros problemas y no vemos el daño que le hacemos... No es a mi a quien le debes una disculpa, JungKook.

El pelinegro notó la seriedad en el mayor, le hablaba con intensidad, una que intentaba disimular con su tono suave. Mierda, él sabía que la había regado, y por querer proteger a EunJi sólo logró lastimarla. Tomó un trago.

— Estoy consciente en que le debo muchas explicaciones. — chasqueó la lengua por el sabor amargo— Yo sólo no quería arrastrarla a los problemas que me esperaban en Busan. Hoy vine precisamente a explicar el porqué no vine cuando ella me buscó en mi empresa.

— ¿Y por qué hoy luego de tres años? — Preguntó esta vez con un poco de molestia. Estaba pensando otra cosa y debía aclarar.

Entonces era completamente cierto que EunJi había ido, ya lo confirmó.

— No me estoy explicando bien, perdone. Pero hace apenas unos días que me enteré que EunJi fue a buscarme en Busan... Créame que yo no sabía nada. — sus ojos parecían suplicarle al mayor que le creyera, y el señor supo que hablaba con sinceridad.

— ¿Y cómo lo supiste?

— Jimin me lo dijo. — confesó mientras apretaba el vaso en su mano— lo confirmé en mi empresa, mi secretaria recibió la carta cuando estaba en el extranjero, mi hermano se la quitó y... Me la ocultó.

JungHyuk parecía sorprendido por lo que estaba escuchando, no entendía mucho pero hacía el intento por comprender esa situación.

— ¿Tu hermano? — el joven asintió desganado— JungKook. — llamó interrumpiendo sus palabras. Este lo miró— ¿Tienes alguna idea de lo que decía allí?

Al ver la negación del chico suspiró asustado. Este chico no sabía nada... Por Dios, EunJi ¿Qué has hecho?

— Señor Go, he venido aquí para que EunJi me lo diga, quiero saber por qué mi hermano me la ocultó. — parecía desesperado ante los ojos del mayor, y en realidad lo estaba. Quería saber de la mujer que amaba.

— Esto es... Demasiado. — suspiró colocando su mano en el pecho. Respiraba con irregularidad.

— Señor Go ¿Se encuentra bien? — JungKook se inclinó preocupado y YoonGi que se encontraba a lo lejos escuchando se acercó a él para ayudarlo— Debería irse a casa para que descanse.

— Estoy bien, muchacho. Solo estoy algo agotado con todo el día de hoy... Te haré caso y me iré a descansar. — El pelinegro se levantó y dejó el vaso sobre el escritorio. Se acercó para ayudar al mayor y este lo miró a sus ojos grandes y expresivos— JungKook, debes hablar con EunJi... Con calma y entendimiento... Así cómo quieres que ella te entienda la debes entender tu a ella. — habló con la voz cortada por el reciente episodio que tuvo. Miró el escritorio y se inclinó para tomar su teléfono.

Escribió un mensaje hacia su chofer y guardaespaldas, luego buscó en sus contactos y llamó.

— Hija... debes ir a la oficina, estoy de camino a la casa porque no me sentía bien y quería descansar... — miró a JungKook mientras escuchaba la respuesta de su nieta— Martha me ayudará en casa, asegúrate de firmar los documentos y mandarlos a la oficina de NamJoon y de enviar los recibos para la oficina de Kim ¿Si? — escuchó su respuesta afirmativa y suspiró— Bien... Yo estoy bien, sólo necesito descansar, maneja con cuidado y... mejor llévalo a casa antes.

Siguió mirando a JungKook que se veía confundido de pronto. Cuando terminó la llamada lo miró.

— Viene para acá. — JungKook tragó fuerte y luego asintió desviando su mirada hacia YoonGi con nerviosismo, uno que el pálido notó de inmediato— por favor, espera ¿Si? — asintió nuevamente, un poco nervioso por lo que se venía.

『—♣︎—』

La fiesta de cumpleaños de MinJoon estuvo muy bien, todo al estilo de Las Vegas, claro que no estuvo allí ni tres horas por varias razones. Uno: Llevó a su hijo y la fiesta era un tanto fuerte para él, Dos: YuGyeom quería irse a casa, y Tres: Su abuelo la llamó para pedirle ayuda con el casino, necesitaba su firma para algunos documentos que debía enviar a NamJoon, así que ahora mismo luego de una disculpa hacia MinHo y su prima, se encontraba en su auto mientras quitaba su cinturón de seguridad. Caminó con apresuro hacia el otro lado de la puerta trasera y la abrió.

— Mami ¿Puedo come una manshana? — Preguntó el pequeño que permanecía en su silla mientras la rubia quitaba el broche que lo protegía.

— Mm~ una manzana sí, pero nada de dulces ¿Eh? — le sonrió a su pequeño quien la imitó arrugando su nariz y cerrando sus ojitos.

— Shí mami. — aplaudió el pequeño y recibió de la rubia una amplia sonrisa y un beso en su pequeña y redondita nariz.

— ¿Me quieres? — preguntó tierna y el pequeño soltó unas pequeñas risas.

— Shi mami. — respondió con su vocesita aguda y EunJi rio— ¿Mami cuado vueve papá? — preguntó su pequeño mientras la rubia lo sacaba del auto para cerrar detrás de ellos.

Y aquí vamos de nuevo.

— Mi amor ya hablamos de eso. — respondió ella mientras miraba su pequeño rostro algo triste al oír la respuesta de su mamá— Muy pronto lo hará. — murmuró recordando las llamadas desviadas que hizo ayer en la noche. Esperaría un poco para volver a llamar.

— ¿Pedo cuado ed ponto? — Preguntó de nuevo en una queja que a EunJi le causó gracia, ya que casi no podía pronunciar las palabras. Aunque allí en su corazón roto seguía la angustia que conllevaba la tristeza de su hijo.

¿Por qué él tenía que vivir eso? ¿Por qué su hijo no podía tener a su papá cerca de él?

— Significa que el día está muy cerca. — le contestó suave y vio las ganas en el pequeño de volver a preguntar— Pero si sigues preguntando dañarás la sorpresa y no te mostrará el tesoro de los marcianos. — le habló con emoción y el pequeño abrió la boca sorprendido para luego cubrirla con sus manitas regordetas.

Eso fue el santo remedio de hoy. Pobre de su hijo, tener que vivir con la duda y falta de padre no era lo que quería para él.

Cuando dejó al pequeño en la cocina junto a Martha fue hasta su auto nuevamente. Ya era tarde, como las ocho o nueve de la noche; así que no tardaría mucho para poder regresar a casa y leerle un cuento a su hijo.

Manejó unos quince minutos hasta llegar al hotel y bajar del auto sintiendo la fuerte brisa fría, caminó hasta recepción en donde Jane la recibió con unos documentos.

— Señorita EunJi, aquí están los documentos que su abuelo quiere que firme. — le tomó los documentos y mientras leía cada parte la escuchó hablar— El señor Go le dejó un recado en la oficina. — pronunció suave y una sonrisa amplia e insinuante, entonces ella la miró confundida por esa mirada— dijo que era de suma importancia. — repitió con la misma mirada y se dio la vuelta para mirar a otro lado.

— Bien. — alargó extrañada con esa actitud de su asistente.

Caminó con Jane siguiéndole el paso y llegó a la puerta de su oficina, abrió y vio unos documentos en su escritorio.

— Lleva estos informes a la oficina de MinHo, y por favor entrégale a Taehyung los recibos del casino ¿Sí? — EunJi le pidió con cansancio a la joven que le asintió.

— Sí, señorita. — pronunció para darse la vuelta y retirarse con la misma extraña sonrisa.

EunJi caminó hacia el interior de la oficina hasta llegar frente al escritorio con pasos cansados y apoyó sus manos en el mismo suspirando agotada. Sin darse cuenta de unos ojos que fijamente la seguía desde una esquina de la oficina tenue.

Descruzó sus brazos y se incorporó luego de estar recostado en la pared.

Ella cerró sus ojos e intentó calmar un poco la tensión en su cuerpo, pero unos pasos lentos detrás de ella la volvieron a tensar creyendo que estaba imaginando cosas, aunque se tensó mucho más cuando sintió los pasos muy cerca de ella. Abrió los ojos y antes de poder voltearse unos brazos le rodearon la cintura, unos brazos fuertes, un toque tan posesivo como suave, junto al aliento cálido en su oído y cuello la hizo estremecerse.

— Diablita... — susurró en su oído esa voz ronca y sensual que la estremecía de pies a cabeza, esa que hace mucho no escuchaba.

— ¿Jung... JungKook? — preguntó sorprendida parando sus movimientos, entonces se quedó quieta bajo su cálido abrazo.

Estaba sintiendo su calidez nuevamente, la calidez de su único amor.

— Estás más hermosa — le volvió a susurrar en el oído— y sigues siendo la misma diablita... mi diablita. — resaltó el pronombre mientras apretaba el agarre y la sintió más cerca de él cuando escondió su rostro en ese cuello perfumado con Channel, calmando así la presión en su pecho de lo mucho que la extrañaba.

— ¿Qué haces aquí? — decidió preguntar mientras con sus manos intentaba inútilmente apartar los brazos de él en un gesto más que nervioso.

— Vine a verte — sonrió contra su oído y aspiró nuevamente su delicioso aroma.

EunJi como pudo logró escabullirse y se giró a verlo de frente. Él estaba tan guapo como siempre, con su cabello negro ahora más largo peinado a un lado dándole un aspecto tan hermoso con su frente descubierta. Su traje de color plomo le daba el gusto a su figura ejercitada y envidiable, ahora entendía porqué lo notó más fuerte en el abrazo. Su rostro pálido y de labios finos color durazno con su lunar bajo estos. JungKook seguía siendo tan malditamente hermoso.

— Me refiero a aquí, en Estados Unidos — dijo nuevamente con su voz algo agitada. Le emocionaba verlo, eso sin duda.

Pero... maldición, el padre de su hijo estaba allí frente a ella.

— Tu abuelo me llamó para que mi empresa fuera socia del Hotel en lo gastronómico. Cubriremos el hotel con la mejor comida que los huéspedes hayan podido probar. — y le sonrió, de esa forma que sólo hacía para ella, de esa tan linda y sincera que sólo entre ellos conocían. Entonces allí entendió el misterio que se cargaba JungHyuk— ser madre te ha sentado muy bien — su sonrisa fue bajando al igual que su cabeza, y EunJi abrió los ojos en grande pensando en ello, luego carraspeó.

— ¿Cómo supiste que tuve un hijo? — murmuró confundida, quería confirmar las sospechas que le creó Sook— ¿Fue mi abuelo?

JungKook rio suave y negó.

— Tu abuelo sí me contó algo pero no eso, ya había visto al pequeño unas horas antes. Además lo conocí. — EunJi lo miró sorprendida y algo asustada.

— ¿Lo... conociste? — sabía que hablaba entrecortado, pero el simple hecho de verlo allí parado frente a ella, la tenía nerviosa, y más lo que él le estaba diciendo.

¡Ya había conocido a YuGyeom, a su propio hijo! Estaba hecha un caos mentalmente.

— Sí. — volvió a sonreír— chocó conmigo mientras corría por los pasillos... Es un niño muy hermoso EunJi. — murmuró cabizbajo mostrando la sinceridad de sus palabras.

— Gracias. — tragó fuerte bajando su mirada también. No podían negar que para ambos era incómodo.

— Le llamaste YuGyeom. — comentó y sus miradas se conectaron nuevamente sintiendo esa puntada en sus corazones.

— Sí, me gustó el nombre. — asintió y sonrió un poco, casi imperceptible.

— ¿Por qué? — susurró con su voz algo cortada sin quitar la mirada de ella.

— Pues lo que acabo de decir, me gustó... — contestó pero se vio interrumpida.

— No. — volvió a susurrar y se acercó a ella hasta acorralarla en el escritorio con sus manos apoyadas en el borde de este a los lados de ese hermoso cuerpo frente a él— hablo de que... ¿Por qué decidiste hacer una vida con él si no lo amas? — la miró a los ojos y en los suyos las lágrimas se acumularon. ¿De quién hablaba?— Te ví junto a Choi esta tarde.

Ella no respondió, bajó la cabeza y sintió sus ojos aguarse con sus lágrimas. Allí recordó su situación antes de separarse.

Ahora estaba reaccionando a todo, y es por eso que sintió las nostalgia apoderarse de ella.

— ¿Sigues pensando lo mismo? — preguntó en el mismo tono y soltó una risita entre triste e irónica— No has cambiado nada JungKook... — se atrevió a mirarlo a los ojos notando el brillo en estos al ver los de ella, tan cerca el uno del otro que podían sentir sus respiraciones sobre sus rostros— MinHo y yo nunca fuimos ni somos algo. — murmuró creyendo que debía explicarle cuando no era así. Se sentía dolida aún con el recuerdo de esa carta que él dejó despidiéndose y prometiendo volver. Sí lo hizo, pero tres años después.

Allí quiso llorar, algo que JungKook notó en sus ojos cuando estos lo miraron por mucho tiempo. Tomó su barbilla y limpió la pequeña lágrima traicionera que cayó de su ojo izquierdo.

— Fui un estúpido contigo EunJi, un tonto, lo acepto. — dijo mirando a otro lado para luego volver la mirada a ella— me di cuenta del error que había cometido pero ya era tarde, te había hecho mucho daño. — Las primeras lágrimas de él cayeron por sus mejillas— No sabes cómo te he extrañado todo este tiempo, las veces en las que no podía dormir por estar pensando en tí todas las horas, todos los minutos y todos los segundos. — No despegaba su mirada de ella, incluso al pasar varios segundos en silencio, así que con un temblor en su voz decidió preguntar— EunJi yo nunca te he podido olvidar... ¿Y tu?

¿Qué le podía decir? ¿Que aún lo amaba con locura como si fuera la primera vez? Pero a la vez odiaba lo que le hizo y el cómo la hizo sentir. ¿Que no había podido olvidarlo en todo este tiempo? Pero que aún se recriminaba por recordarlo. ¿Que soñaba este encuentro desde hace mucho? Pero... ¿Por qué no podía reaccionar?

Él volvió a hablar.

— ¿Sabes? Mejor no pregunto. — Negó lentamente y sonrió imperceptible— Yo estoy completamente seguro de que tú me sigues amando tanto como yo te sigo amando a ti. — con sus dedos acarició su mejilla, sintiendo la calidez de su piel sonrojada y algo mojada.

Sus acciones fueron lentas y suaves, cuando JungKook decidió levantar ambas manos para tirar hacia atrás su cabello y dejarla con los hombros descubiertos mientras ella se dejaba hacer por sus caricias, esas que tanto extrañaba. EunJi cerró sus ojos y los volvió a abrir para conectar sus orbes con las de él, mostrando un brillo que sólo él podía provocar. Y luego sintió sus labios ser besados por los dulces de él en un beso suave y lento, llevando sus manos decoradas con anillos al cuello del hombre... del padre de YuGyeom.

Él la tomó de la cintura y la abrazó a su cuerpo, quería sentir su calor, quería sentirla junto a él... luego de tres años sólo quería sentirse seguro, quería estar en su lugar seguro... ella lo hacía sentir protegido.

— JungKook. — pronunció soltando sus lágrimas y separando sus labios, pero él no quería dejarla, no quería sentir frío nuevamente.

— No digas nada, luego hablamos... — susurró desesperado por no sentirse solo— Hoy simplemente quiero sentirte y sentirme seguro... y eso sólo ocurre a tu lado amor. — le tiró de la barbilla y la atrajo nuevamente a sus labios.

Besos tiernos que se convirtieron en apasionados con el pasar de los segundos. EunJi abrazo su cuello para poder sentirse completamente segura... como en aquellos tiempos... dándose cuenta que JungKook era lo único que necesitaba para sentirse completa, él era la pieza faltante.

— JungKook no, escucha... — él siseó pero ella no quiso parar— hay muchas cosas que tengo que explicarte... — dijo con su respiración agitada.

— Tranquila, sé que me buscaste y me enteré que dejaste algo para mí, pero tenemos tiempo para aclarar todo. — habló seguro y ella asintió para incorporarse y acomodar su ropa algo desaliñada.

Volvieron a estar de frente y entonces se dedicaron una sonrisa suave, volvieron a unir sus cuerpos en un abrazo fuerte, lleno de sentimientos de tristeza, melancolía y arrepentimiento... algo que los hizo llorar en silencio en el hombro del otro.

— Perdóname, EunJi... — pidió con la voz cortada contra la cabeza de ella mientras lloraba, dejando un pequeño beso en el lugar mientras la apretaba mucho más— No quería dañarte y terminé haciéndolo de igual forma... No me va a alcanzar el tiempo para pedirte perdón.

EunJi se separó de él y lo miró mientras sostenía sus mejillas mojadas entre sus manos. Sonrió triste y negó.

— Creo que ambos debemos pedir perdón... Hay cosas que te he ocultado y de las que quiero hablar contigo. — JungKook asintió confundido y ella lo abrazó nuevamente para sentir otra vez esa calidez adictiva— ¿Vamos a otro sitio para hablar mejor? — propuso en un susurro en su oído y JungKook con una sonrisa asintió encantado mientras se deleitaba con el olor de su cabello.

— Por supuesto — contestó de igual forma mientras la estrechaba aún más.

Luego de tres años se sentía tan... tan bien.


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