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05| Sofocado y desesperado

『—♣︎—』

Las Vegas NV, U.S.A.

— YuGyeom, hora de ir a la cama. — EunJi ordenó con los brazos en jarra.

El pequeño negó rápidamente mientras seguía jugando con sus robots en la alfombra acolchada de su habitación.

— YuGyeom... — llamó nuevamente pero el pequeño no hizo caso— Go YuGyeom, Te estoy dando una orden.

El pequeño miró a su mamá con un puchero y se cruzó de brazos. EunJi negó y se acercó a él.

— ¿Me puedes decir porqué estás tan molesto? — el pequeño negó rápidamente y EunJi lo cargó en sus brazos para luego sentarse con él en sus piernas— Dime mi amor ¿Por qué estás molesto?

Esta vez el pequeño la miró a los ojos y habló entre pucheros.

— Yo quedia de eshe patel, mami. — allí la rubia entendió a qué se refería.

En la cena hubo de postre un pastel del chocolate y fresas, pero YuGyeom tuvo prohibido comer de él ya que era mucha azúcar para altas horas de la noche.

— Ya te dije que mañana puedes comer, hoy no. Porque te dolerá la panza si comes a esta hora. — le dijo con suavidad mientras le hacía cosquillas a su pequeño, escuchándolo reír para hacer de esta una melodia a los ojos de su madre.

— Ya mami, no ma coquilla — pidió entre risas y EunJi paró.

— Vamos a dormir. Ya es tarde — se levantó con el niño en brazos y lo llevó a su cama-cuna, pero el pequeño se aferró a ella impidiendo que lo acostara allí— ¿Y ahora qué? — preguntó con una sonrisa.

— Quiedo domi cotigo, mami. — dijo aferrándose con sus bracitos al cuello de ella.

— Ah mírate, estás con mucha mamitis últimamente — le reprochó cariñosamente y el pequeño despegó su rostro para sonreírle. Esa misma sonrisa de conejito que tenía JungKook. Ambos arrugaban la nariz y cerraban sus ojitos mostrando sus dientes delanteros— ¿Sabes? Hoy estoy muy contenta, así que hoy te voy a complacer.

— ¡Shi! — exclamó con su voz aguda y volvió a aferrarse al cuello de su mamá para luego dejarle un besito en la mejilla.

EunJi encantada por supuesto.

『—♣︎—』

Seúl, Corea Del Sur.

La mañana fresca había comenzado en la ciudad, una que refrescaba el rostro del pelinegro mientras despertaba. Abrió sus ojos y luego de adaptarse a la claridad vio a un rostro regordete con sus mejillas rosadas y sus labios gruesos abultados.

JungKook sonrió con ternura al ver a una mini versión de Jimin, era la cosita más tierna que había visto.

— ¿Tú quien eres? — la voz aguda y muy clara para su edad salió del pequeño niño pelinegro. Que por cierto lo peinaban igual a su papá.

— Hola, soy JungKook... ¿Tú cómo te llamas? — le preguntó mientras se sentaba en la cama aún con su resaca taladrando su cabeza.

— Yo soy Park JaeHyun — dijo con su rostro mostrando orgullo.

«Dios salió coqueto como el papá y la mamá» Pensó el mayor al verlo muy bien vestido con su camisa de botones y manga corta.

— Pues es un gusto, JaeHyun. Mi nombre es Jeon JungKook y soy amigo de tu papá. — le dijo con voz juguetona— pero me puedes llamar Tío Kook — el pequeño lo miró con sus ojitos entrecerrados.

— ¿También eres mi tío? — preguntó con curiosidad y el mayor asintió— No te conocía, Tío Kook. — pronunció el apodo y JungKook quiso chillar de ternura por como sonaba.

— ¿Ah no? Tu papá si es malo, no te habló de mi... — hizo un puchero y el niño soltó una pequeña risa que para JungKook sonó muy hermosa.

— Es que sólo conozco a mis cuatro tíos — corrigió el pequeño sin saber mucho contar y jugó con el borde de su camisa.

— Pues yo soy el número cinco. — le sonrió nuevamente y el niño se rió, por lo cual JungKook supuso que el número se lo aprendió porque sus padres se lo enseñaron.

— ¡Si! ¡Ahora son cinco! — dió saltitos en su puesto sin saber mucho de números— Tío Kook, Tío JiHyun, Tío Kai, Tío Tae y Tía EunJi. — enumeró con sus pequeños deditos gorditos, pero a JungKook ese último nombre le llamó demasiado la atención.

— Oye JaeHyun — le llamó y el pequeño prestó atención— ¿Tu tía EunJi es bonita? — le sonrió nervioso de pronto. Saber de EunJi le causaba muchas emociones juntas, pero sabía que sólo de la boca de un pequeño inocente sabría de ella.

El niño asintió con una sonrisa inocente y sus mejillas sonrojadas de timidez, por lo que JungKook suspiró algo ansioso esta vez por saber más.

— La tía EunJi tiene una casa muuuuy graaande — alargó las palabras y abrió demasiado los brazos para demostrar el tamaño, por lo cual JungKook rio.

— ¿Vive muy lejos? — murmuró queriendo saber. El niño asintió nuevamente.

— ¡Muy lejos! — exclamó alargando otra vez las palabras— Fuimos en un cohete muy grande — sonrió amplio y emocionado. JungKook rio tierno para luego parecer asombrado ante el relato del pequeño.

— ¿En serio? — le preguntó JungKook y el niño asintió inocentemente emocionado.

— Fue muy divertido... Pero dejé a mi robot en el cuarto de YuYeom — mencionó con un puchero. JungKook frunció el ceño y rascó su cabello suavemente.

— ¿YuYeom? — preguntó incrédulo.

— Ujum — asintió— pero sé que mi primo YuYeom lo cuidará. — comentó seguro y JungKook lo miró boquiabierto.

— ¿Tu primo YuYeom? — JungKook alzó una ceja con una risita de por medio. Los ninos de ahora...

— Sí, mi primo YuYeom es hijo de...

— ¡JaeHyun, hora de irnos! — la voz de Sook exclamó desde lo lejos en el pasillo.

— Adiós tío Kook... — agitó su manito y el nombrado lo imitó, aún con los pensamientos confundidos.

¿De qué primo hablará JaeHyun? ¿Acaso alguno de los nombrados tuvo un hijo?... Es posible que sea el hermano de Jimin aunque duda un poco por la edad de este, quizás ese llamado Kai pero no sabría con seguridad ya que no lo conoce, y Taehyung, su mejor amigo, bueno, este no establecía relaciones serias con nadie y no creía que en tres años hubiese cambiado mucho hasta el punto de tener un hijo, pues el tipo follaba mucho pero sabía cubrirse el miembro.

«¿Y EunJi? No es posible» Pensó para luego levantarse de inmediato causando que una fuerte punzada golpeara su cabeza.

— Ah~ mierda — soltó un quejido en un susurro.

— ¿Extrañabas las resacas? — la voz de Jimin le preguntó con un tono burlón.

— He tenido peores en estos tres años, pero hacía tiempo ya desde la última vez — murmuró en respuesta y sintió la presencia de Jimin a su lado.

— Me tomé la libertad de ir por tu auto esta mañana, te traje tu bolso de equipaje con tus cosas. — le colocó el bolso a un lado en la cama. JungKook frunció el ceño recordando a YoonGi, a veces desaparecía tan de pronto y aparecía de la misma forma. JungKook sospechaba que se trataba de algún tipo de negocio fuera del servicio como guardaespaldas— Hay toallas nuevas en el baño. Toma una ducha, refrescate un poco y luego bajas, te serviré un poco de café.

— Gracias Jimin... — murmuró agradecido— Ah... ¿Sabes dónde estará YoonGi?

— ¿Quién? — Alzó la ceja y JungKook cerró sus ojos fuertemente para soportar el dolor de cabeza.

— Mi chófer y guardaespaldas. — respondió y Jimin abrió los ojos y boca entendiendo mientras asentía.

— Anoche le dije que podía irse tranquilo a descansar, que yo me encargaría de tí. Simplemente asintió y se fue en un taxi, me dejó tu auto y yo tuve que traerte en el mío y... — se detuvo frunciendo el ceño y mirando al menor con incredulidad— ¿De verdad no lo recuerdas? — preguntó confundido y negó entre risitas cuando JungKook negó indeciso. Sólo tenía lagunas mentales sin contexto.

— Estaba demasiado borracho, no recuerdo lo que dije ni lo que hice. — suspiró masajeando un poco su rostro y luego miró a Jimin con una sonrisa— Por cierto conocí a tu hijo hace rato.

— ¿Verdad que es una cosita mona? — soltó con pequeñas risitas de por medio y JungKook le contestó con una sonrisa amplia y un asentimiento.

— Es un niño muy inteligente y activo, te felicito hermano. — lo miró y sonrió con sinceridad mientras Jimin agradeció con un asentimiento y un sonrojo en sus mejillas.

— Te espero abajo — dijo este apuntando la puerta. JungKook asintió y nuevamente se vio solo en la habitación.

Una ducha, el agua cayendo por su cuerpo, el olor a jabón, su cabello mojado cayendo por su rostro hasta echarlo hacia atrás, lejos de todos... Eso sin duda fue lo más relajante que ha tenido en esos tres largos años que lo atormentaban día tras día.

— Jimin, debo preguntarte muchas cosas que me interesan saber. — preguntó el más alto mientras bajaba las escaleras e iba hacia la cocina.

— Primero toma un poco de café. — sonrió con burla por lo apresurado que estaba su amigo, mientras él servía dicho café en una taza.

Cuando ambos tomaban café y estaban sentados en la isla de la cocina JungKook se permitió hablar nuevamente.

— ¿Dónde está EunJi? — preguntó sin tapujos ni nervios y Jimin casi escupió el café— Ayer salí de la reunión y fui a buscarte, pero luego me embriagué y no la busqué. Debo verla, necesito verla.

— JungKook eres mi amigo, mi hermano... Pero créeme que aquí en estos momentos ya no valen tus necesidades, porque cuando ella necesitaba hablar contigo tú no estuviste — contestó siendo serio y crudo con sus palabras. Necesitaba darle al menos una lección.

— Me arrepiento, lo sabes... — aclaró y Jimin asintió— Pero debía irme y no quería que la dañaran...

— Y terminaste dañándola tú mismo. — sonrió con ironía y JungKook suspiró asintiendo desganado.

— Escucha. Cometí muchos errores y me arrepiento, sólo quiero verla y hablar con ella... Créeme que si ella ahora está bien sin mí lo aceptaré. — pidió casi en una súplica— sólo quiero que aclaremos todo y ella pueda vivir tranquila sabiendo qué me pasó.

— A veces los errores traen consecuencias graves. — JungKook se quedó mudo ante el comentario de su amigo, pero no quiso preguntar porqué lo decía de esa manera sólo para no asustarse más de la cuenta.

— Lo sé, me merezco lo que me pasa y estoy consciente de ello. — ahora su rostro estaba serio y Jimin tragó fuerte— Quiero saber si puedes ser tú quien me responda las preguntas.

Y entonces Jimin suspiró cansado.

— Lo único que te diré es que... Por como la veo yo creo que te ha superado — Por el rostro de JungKook el mayor supo que le partió el alma saber eso. Eso... eso es lo que Jimin sabía que tenía que decirle para darle en su punto débil, meter el dedo en la herida— Y que si la buscas perderás el tiempo... — tomó de su taza y JungKook lo miró sorprendido pero expectante, así que continuó— no vive aquí en Seúl.

Con su rostro aún con la mueca triste lo miró asombrado queriendo preguntar por ello, pero Jimin se giró saliendo de la cocina.

— Jimin — llamó siguiendo su paso— Por favor, Jimin, dime ¿Dónde está ella ahora? Quiero en verdad aclarar todo. — preguntó en un tono algo desesperado. El mayor lo miró con pesar, él no debía decirle eso luego de que EunJi se los prohibiera de llegar a presentarse el caso— Te lo suplico, Jimin...

Este lo miró asombrado cuando vio el desespero en el menor. ¿En verdad el gran Jk le estaba suplicando?

— JungKook no hagas eso. No supliques — negó en un tono suave compadeciendo a su amigo.

— Quiero... Por lo menos saber de ella — aún con súplica en su mirada lo observó— saber si está bien, si es feliz... Quiero explicarle el porqué hice las cosas así. — habló con su mirada perdida— si no quiere tener nada de contacto conmigo, lo entenderé. Lo único que quiero... es que me perdone. — dejó caer los hombros rendido luego de soltar eso último en un suspiro.

Jimin soltó un bufido largo sin saber qué hacer ahora, sin saber cómo hacer para descifrar si JungKook sabía o no de la existencia de su hijo. Pero él lo conoce, desde un principio supo que si JungKook lo supiera no la dejaría sola, no se hubiese desentendido del pequeño. No... Su amigo no sabía de ese niño, estaba seguro. Entonces... ¿Por qué le dijeron a EunJi que sí había recibido su recado?

Entonces a Jimin le llegó una idea.

— JungKook... EunJi fue a buscarte a Busan tres meses más o menos después de que te fuiste. — le dijo y de inmediato vio como el chico fruncía el ceño. Mierda— Fue a tu empresa pero no te consiguió, así que te dejó un recado con las recepcionistas, ellas le aseguraron que te lo entregarían. — JungKook comenzó a negar dispuesto a responder, pero Jimin siguió hablando— Días después sin respuesta ella llamó. Le dijeron que te habían entregado el recado el mismo día, allí EunJi quedó destruída y... Simplemente decidió no volverte a buscar.

Cuando Jimin terminó, se compadeció nuevamente al ver el desfigurado rostro de su amigo. JungKook negaba constantemente y rascaba su cabeza confundido.

«No sabe nada, maldición JungKook nunca supo nada» pensó Jimin con la duda creciente del por qué toda esta confusión.

— Jimin... Yo no sabía. Créeme que no tenía idea de nada — negó— tú me conoces, sabes que la hubiera recibido allá en Busan con los brazos abiertos... — el mayor asintió estando de acuerdo con lo dicho— No recibí nada, nunca he recibido algo de ella mientras estuve allá.

Exclamó lo último intentando defenderse, pero Jimin ya entendía todo, simplemente decidió afirmarle algo al menor:

— Tu no recibiste nada, JungKook, pero alguien más sí lo hizo y eso trajo consecuencias, unas que hirieron muchísimo a EunJi... Deberías preguntar en tu empresa, a las recepcionistas que la recibieron... Porque EunJi te odia desde ese día y por esa razón en específico te ha ocultado algunas cosas. — con su mano palmeó el hombro del pelinegro y salió de allí para irse a tomar una ducha. No podía decir más sin el consentimiento de EunJi.

JungKook siguió pensando en la posibilidad que había para saber lo que había ocurrido, sus recepcionistas son las mismas desde que él llegó, así que una sabía la verdad. Sólo que eso no era lo que atormentaba su mente en ese momento, sino el recado que le dejó y las cosas que dice Jimin que ocultó.

¿Qué le ocultó Go EunJi?

『—♣︎—』

Las Vegas NV, U.S.A.

Las miradas en el comedor eran extrañas hoy en día, todos estaban en silencio en la mesa mientras probaban bocados del reciente desayuno servido. JungHyuk miraba a EunJi para intentar descifrar lo que pensaba.

— EunJi, ya háblame. Estás extraña... — habló el mayor y ella lo miró en silencio.

Limpió sus labios y le sonrió suave a su abuelo. Aún no podía dejar de pensar en lo que Sook le comentó esa mañana.

— Abuelo. — su mano la colocó encima de la de él y la apretó suave— desde que le dijiste a YuGyeom que él tenía papá no ha parado de preguntarme por él.

— Ya te dije que lo siento. — disculpó nuevamente— Pero ya se le pasará, a los niños pequeños se le olvidan rápido esas cosas. — quiso animarla pero EunJi negó.

— Sí, papá. Todos los niños pequeños son así... Excepto uno, y ese es mi hijo. — se llevó el trozo de fruta a la boca y suspiró cansada— Ayer se quedó dormido muy tarde, durmió conmigo pero se pasó la mayoría del tiempo preguntando cosas de su papá.

— ¿De verdad? — preguntó incrédulo.

— Sí, preguntaba cosas como "¿Mami, papá cuando vuelve de la luna?" "¿Mamá, cómo se llama papá?" "¿Cuándo vuelva me dará muchos abrazos?"... Te juro abuelo que me molesta y desespera no saber qué decirle. — dejó caer las manos a los lados del plato y resopló cansada.

— Lo siento querida. No creí que él preguntaría más de la cuenta.

— Bueno ya está, de todas formas no hay cómo sacarle eso de la cabeza. — colocó el cabello detrás de su oreja.

JungHyuk iba a responder algo pero ambos se quedaron callados y sonrieron ante la pequeña figura que venía corriendo hacia ellos mientras Martha lo perseguía.

— Mami no quiedo — dijo este cuando ya estaba abrazado a su mamá. EunJi lo tomó en brazos y lo sentó en sus piernas.

— A ver ¿Qué no quieres? — preguntó con una sonrisa suave.

— Madta me quiede da shopa, pedo no quiedo — se quejó con un puchero mientras miraba a su madre con ojitos de cordero. Era una papilla de manzana que Martha le preparaba siempre, pero al parecer la aborreció.

— Sabes que debes comerte esa sopa. — le indicó con suavidad y vio como al pequeño le tembló el labio inferior. Quería llorar.

— No quiedo mami. — negó rápidamente.

— Martha ¿Ha comido algo más?

— Señorita sabe cómo es el pequeño Yugy... Le he preparado otro tipo de frutas.

— ¿Puedes prepararle algo más? No sé, puede ser unos panqueques con mermelada o...

— ¡Shi! — brincó este en sus piernas y ella negó entre risas cortas.

— ¿Podrías por favor prepararle unos panqueques con miel mejor? — la mujer mayor asintió con una dulce sonrisa y le hizo una seña juguetona al pequeño para que la siguiera.

Este sin más se removió y se bajó de las piernas de EunJi para irse detrás de Martha. Aún vestía su pijama y estaba descalzo, y eso a EunJi le causó ternura. Lo vio irse y suspiró embobada por tal preciosura de niño.

『—♣︎—』

Busan, Corea Del Sur.

JongIn miraba con atención su oficina, mientras el joven técnico terminaba su trabajo en una esquina de ella.

El chico guardó sus cosas en su bolso y ajustó sus gafas en el puente de su nariz.

— Está todo listo, señor — sonrió con orgullo y JongIn bufó una sonrisa ladina.

— Gracias LeeHyuk — le sonrió amable y el joven hizo una reverencia— aquí está el pago por tus servicios — le tendió el dinero y el chico lo tomó para guardarlo.

— A sus órdenes, señor — hizo otra reverencia y salió de allí con un paso tranquilo.

El rubio observó la esquina en donde el chico había trabajado. Ese mismo punto es la clave para que el haber ayudado a Lalisa no sólo lo haga perder. Él debía tener algo a su favor, y lo conseguiría muy pronto.

『—♣︎—』

Un cansado pelinegro entra en su habitación con pesar, lo único que quería era descansar un poco.

— ¿Ahora qué me pasa? — se quejó en voz baja y luego masajeó su rostro.

Desde que Jimin le habló de EunJi y lo que pasó hace tres años no ha parado de pensar en lo que habría querido decirle. Además le había dejado un recado ¿Pero cuál? Era lo que pensaba en todo el trayecto de vuelta.

¿Quién habría sido el que recibió el recado? Sin duda hablaría seriamente con las recepcionistas.

Estando ya acostado sobre su acolchada cama tomó su teléfono para revisar los mensajes entrantes en la bandeja. Allí vio uno con el nombre de su hermano, rodó los ojos al ver el mensaje que le explicaba sobre una reunión plasmada para el día siguiente, no contestó dicho mensaje y simplemente se quedó dormido.

Pero al día siguiente, ese día se volvió el inicio de una nueva mierda a su vida. Ese día en la oficina cuando todos estaban en sus sillas esperando a que JungHyo explicara el porqué de la presencia de esa maldita mujer que le cagaba el día... no, la vida entera.

Ese día con sus puños apretados sobre la mesa se enteró de que YongSuk había vendido sus acciones, y el comprador no era nada más ni nada menos que la persona que menos quería tener cerca hoy en día: Lalisa Manoban.

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