Jeon observó a los transeúntes moverse dinámicamente a través de la calle, para algunos el día estaba iniciando, pero para él estaba finalizando. Como era de costumbre se dirigió a la tienda de conveniencia más cercana para comprar un par de cosas y así prepararse su propio desayuno.

La tienda mantenía una cantidad regular de clientes en las horas de las mañanas, el sonido retumbaba en sus canales auditivos, desde un principio le había costado acostumbrarse a lo ruidosa que podría ser la ciudad.

Había tomado la decisión de no usar sus sentidos lobunos, aquellos que lo diferenciaban de un ser humano, quería olvidar todo lo que alguna vez fue en el pasado y pretender ser igual que las personas a su alrededor. Incluso cuando era consciente de que no totalmente posible, no quería sentirse demasiado diferente, él no era tonto, había notado las extrañas miradas de las personas cuando decidió mudarse a la ciudad.

Por ahora, él solo era un hombre extremadamente alto, musculoso y encantador de observar.

Había logrado no levantar ninguna sospecha a su alrededor de su proveniencia, tenía suficiente con lidiar con las memorias agrias de su pasado.

— ¿Desea agregar la promoción? — la cajera captó su atención.

Jeon llevó la vista hacia las compras sobre la barra, asintió en poco tiempo, su mirada se movió hacia su costado fijándose en que la cantidad de personas en el interior no era regular, definitivamente había más.

Recordó las palabras de su jefe al instante, Derek tenía razón, el invierno había atraído a los turistas.

Sin embargo, para él, el cambio de estación no era algo por lo cual debía preocuparse ya que por su estructura genética, él podía soportar bajas temperaturas. Abandonó la tienda poco tiempo después para caminar a través de los callejones hasta finalmente detenerse en su hogar.

Seguía sintiéndose extraño al abrir la puerta teniendo el conocimiento de que nadie iría a visitarlo después, al ser parte de la manada era común tener compañía la mayor parte del día, ellos ocupaban solo un pequeño espacio de territorio escondido entre las montañas para no ser descubiertos por los humanos.

Pensaba que convivir con la manada sería algo cálido, sentir que pertenecía a una gran familia los hacía sentirse orgullosos como cambia formas, pero claramente todo eso había cambiado.

— A pesar del incremento de los turistas en nuestra ciudad, se ha dado el aviso temprano de una posible tormenta, los meteorólogos aseguran que será pasajera y solo tardará un par de días, esto no afectará la zona comercial turística.

El azabache mantuvo su vista en la pantalla que transmitía las noticias matutinas, su trabajo como acompañante le había brindado estabilidad económica más rápido de lo que alguna vez se habría imaginado.

La ayuda de Derek o la falta de sentido de peligro como Jeon lo consideraba, era lo que le había salvado la noche que abandonó el territorio por su propia cuenta, su jefe tenía una sonrisa optimista esa noche calurosa y con solo ver su aspecto había sido suficiente para ofrecerle un trabajo a un desconocido que halló en un callejón buscando refugio.

Por ello solía aceptar cada demanda que provenía de Derek, su jefe solía buscarle buenos clientes, nada que incomodara a Jeon demasiado.

El sonido del móvil vibrando sobre la mesa desvió la atención del azabache.

— Podría haber estado durmiendo — dijo en cuanto respondió a la llamada.

— Pero sabía que no lo estabas — comentó Derek emocionado.

Jeon rio en voz baja llevando el tenedor hasta tomar una salchicha y pincharla con este.

— ¿Qué quieres jefe? — preguntó moviendo la vista de nuevo hacia la pantalla.

— Escucha amigo, esta noche tendré que cerrar más temprano.

— ¿En serio? — cuestionó sorprendido — creí haberte escuchado que si cerrabas un minuto antes del tiempo de cierre perdías mucho dinero — bromeó.

— Jódete — se quejó Derek en medio de una fuerte carcajada — hablo en serio, esta noche tengo un evento al cual asistir.

No era tonto, conocía a su jefe, estaba seguro de que le pediría algo pronto. Lo confirmó segundos después.

— Necesito que vayas conmigo — agregó el contrario.

Con una mueca el azabache sacudió la cabeza mordiendo la salchicha al fin.

— ¿Por qué? — cuestionó al instante.

— Es simple, no quiero ir solo amigo — el tono de su voz en modo de queja.

— Está bien, ¿Por qué no se lo pides a Vector? — era el apodo de uno de sus colegas de trabajo.

— Vector estará en otro evento.

— Oh, déjame adivinar — se apresuró en decir Jeon con una sonrisa traviesa — Camil estará con Vector.

— Lo estará a pedido de Camil — explicó Derek — creo que quiere que sea su guardián para poder beber a gusto.

Dejando el tenedor sobre el plato Jeon apoyó los codos sobre la mesa.

— ¿Estaré siendo tu guardián? — preguntó parpadeando perezosamente.

— Oye, no lo hagas sonar como un castigo — pidió Derek de nuevo riendo en voz alta.

— Bien, ahora, terminaré mi desayuno e iré a dormir jefe.

— Seguro, asegúrate de lucirte para esta noche.

— Iré con prendas simples — advirtió.

— No lo harás amigo, usa el estilo techwear, te vendrá bien para este evento.

— ¿A dónde diablos piensas arrastrarme esta noche?

— Te vendría bien salir un poco, un ambiente que no sea solo el laboral.

— Derek.

— Lo sé, no te estoy pidiendo que busques con quién casarte, solo quiero que te diviertas un poco.

Jeon omitió responder a eso, la llamada finalizó poco tiempo después, las siguientes horas el azabache las aprovechó para dormir hasta que su alarma sonó. No estaba seguro de las intenciones de la invitación de su jefe, pero a este punto ya no podía retractarse.

Abandonando el dormitorio principal, echó un vistazo al interior del apartamento.

Su hogar no estaba totalmente amoblado, no lo creía necesario después de todo, al vivir solo no se preocupaba demasiado por llenar el lugar con muebles más que solo los que necesitaba realmente. Incluso Derek se había burlado por eso, gracias a él había decidido comprar un sofá para no dejar la sala vacía con solo el televisor que estaba contra el muro.

Las palabras de Derek regresaron a su mente, había transcurrido tres años desde que huyó del territorio sin dar aviso alguno, no tuvo en mente buscar pareja cuando ingresó a la ciudad. En ese momento no era un aspecto importante en su vida y continuaba sin serlo realmente.

Por eso incluso luego de recibir demasiadas invitaciones e insinuaciones por parte de los clientes, él jamás aceptó ninguna de estas. Cada vez que intentaba pensar en avanzar, el rostro de Park Jimin con una expresión herida aparecía en su mente como un recuerdo doloroso.

Creyó que no podría volver a tener ningún tipo de relación amorosa, mucho menos alguna que incluyera a un humano y no a un cambia forma como lo era él. Desistió totalmente de la idea porque no quería volver a lastimar a alguien.

Por ello, él solía ser bastante dulce con sus clientes, sentía remordimiento por sus acciones pasadas a pesar de saber que fue debido a la droga. Intentaba reponer el daño que había causado en el pasado siendo bueno con los clientes.

Se prometió jamás volver a lastimar a alguien. Todo lo que conllevó aquella fatídica noche había obligado a su propio cuerpo a perder sus habilidades naturales, ignoró sus sentidos para actuar como un humano normal y olvidar quién era realmente.

Incluso aquello afectó a su cuerpo de forma hormonal, durante los últimos tres años su ciclo de calor había desaparecido por completo, él culpó a la droga experimental sin tener conocimiento seguro de los efectos secundarios a largo plazo de esta.

Ya no importaba ahora, vivía su nueva vida de forma diferente.