Capítulo 3.
Un par de meses podían no ser de gran importancia para Jung Hoseok, pero, para su novia, que ahora se hallaba en medio de una lujosa tienda, tirando del brazo del mayor en busca del regalo perfecto, aquellos meses tenían el doble de valor que su propia vida. Había hecho la elección correcta al elegir a Jung como su pareja, a pesar de que éste aún se le complicara adaptarse a la relación, para Ryujin, era más que suficiente tenerlo. Hoseok nunca había hecho nada para detenerlos, cuando la dama llegó a su casa junto a su padre, portando un vestido sencillo, acoplado a su cintura, y una sonrisa avergonzada, pero seductora, el pelirojo había captado sus intenciones casi de inmediato, y sus padres estuvieron gustosos de que ambos jóvenes encajaran el uno con el otro. Aunque los sentimientos que ella experimentaba no fueran mutuos. Hoseok no sentía más que atracción física por ella.
En esta ocasión, la chica insistió en compartir un par de anillos plateados, pero Hoseok se negó a ello. No quería que su relación fuese malinterpretada, todavía la consideraba como una distracción, y como parte de un negocio, y no como algo serio, por ende, no quería tener a ambas familias sobre ellos, con el pensaminto de un futuro matrimonio. Tampoco quería generar espectativas en ella, porque en cualquier momento podría romperlas, y al mismo tiempo, lastimar su corazón. Para sustituírlos, compró una cadena de oro, con la cual ella quedó satisfecha.
—¿Vendrás con nosotros?—Inquirió Hoseok, refiriéndose a la reunión en el club que ya había mencionado antes. No era un encuentro cualquiera, ya que el hijo del aclamado Kim iba a estar presente, y era una oprtunidad para que Hoseok se acercara a él; sin embargo, decidió invitar a la chica, porque descubrió hace no tanto, que sus amigos tambien irían acompañados.
—¡Claro!—Exclamó ella con entusiasmo, colgándose del brazo de Hoseok entre risas. Ella también gozaba de asistir a clubes y bares, y más aún si era con su novio. No solían salir a divertirse a menudo, por lo que nunca desaprovechaba una oportunidad como esa.
Después de dejar a Ryujin en su casa, llamó a Taehyung para avisar que pasaría por él el día de su encuentro en su coche. Taehyung aceptó; sus únicos amigos de la universidad, se trasladaban en bus, así que nunca antes le habían ofrecido un aventón en coche.
Al llegar el dichoso día, Taehyung se alistó, esperando ansiosamente que un mensaje de Hoseok llegara a su teléfono, anunciando su llegada. Vistió una camisa azul, estampada con flores, y con mangas largas, jeans, y zapatos cafés, que fueron lustrados por su propia mano esa misma mañana. Y cuando al fin su celular vibró, mostrando el nombre de Hoseok brillando en la pantalla, barrió una mano por su cabello, asegurándose de que estuviese en su lugar, y luego bajó por las escaleras, despediéndose de Minyoung con un beso al aire. Cuando atravesó la puerta, notando que casi había anochecido en su totalidad, comenzó a recorrer el camino que lo guiaba hasta el portón principal. Tal vez no debería haber salido de casa a malgastar su tiempo, teniendo en cuenta la situación en la que estaba su familia. Aquel día, en la mansión de su padre, cuando encontró a sus primos, descubrió que su tío había estado desaparecido durante aproximadamente una semana. Su padre les dijo a los tres que no se preocuparan; informó a Taehyung de los detalles, pero le pidió, que por los momentos, no se involucrara, ya que él tenía todo bajo control. El negocio no se había visto afectado, era tan solo el obstinado hermano de Kim Kibum, que siempre iba en contra de las normas de Kkangpae, y por ello, había sido un blanco facil para muchos mafiosos deseosos de sangre.
Iba a acatar las palabras de su padre, ignorar el asunto, y simplemente divertirse. Kibum estaba feliz de saber que Hoseok y Taehyung se había llevado bien.
—Señ...—Taehyung viró sus ojos, con la advertencia reflejada en ellos. Dohwan una vez más, intentó usar honoríficos, cuando Taehyung había dejado muy en claro que no era necesario cuando se trataba de ellos dos.—Taehyung.—Carraspeó, parando el andar del peliazul.—¿Necesita que...
—Alguien vino por mi.—Señaló con sus ojos el coche aparcado en frente. A través de la ventanilla del conductor, lograba verse la silueta de Jung Hoseok, quien los observaba por encima de sus lentes oscuros. Dohwan comprendió, haciendo una reverencia cuando Taehyung continuó su camino.
Llegó hasta el auto de Hoseok, pero antes de poder subir al asiento del copiloto, el pelirojo lo frenó, señalando la parte trasera con su cabeza. Taehyung, confundido, subió a los asientos traseros, tomando el cinturón para colocárselo.
—Voy a pasar por alguien más, si no te molesta.—Avisó, y Taehyung asintió. El entorno y la actitud de Hoseok lo hizo sentir extrañamente incómodo, y se hizo aún peor cuando, después de varios minutos en silencio, el auto se detuvo frente otra enorme casa (similar a la mansión de su padre), de ella, salió una chica, posiblemente más joven que ellos dos, y se aproximó hasta el automovil, planchando su falda corta con sus manos para poder subir al asiento delantero, aquel que Taehyung creyó que iba a ocupar.
—Ryujin.—Se dirigió a ella.—Él es el hijo de Kibum. Taehyung, ella es mi novia.
Taehyung se sorprendió bastante al enterarse de quién era la enigmática mujer, que incluso, ocultaba su rostro bajo un tapabocas, pero se deshizo de él solo para sonreír hacia el peliazul, y este, cortésmente, asintió, devolviendo el gesto. Era una mujer atractiva, pero sin nada en especial a los ojos de Taehyung.
—Entonces eres tú el famoso Taehyung.—Mencionó ella, cuando el auto se había puesto en marcha nuevamente, usando un tono arisco que Taehyung pudo percibir.—Eres más apuesto que tu padre.—Dijo, mirando directamente hacia él a través del espejo retrovisor. Taehyung decidió no responder, y tampoco quiso girar su vista hacia Hoseok, porque lo haría incluso más vergonzoso para él.—No sé cómo es que te tuvo oculto todo este tiempo.—Continuó, y Taehyung, se encogió de hombros, deseando internamente que la chica callara, pues no tenía ninguna intención de seguir con la plática que ella insistía en tener.—Debe tener más de un secreto que intenta esconder...
—No creo que eso nos incumba.—Hoseok interrumpió, dándole un vistazo severo a Ryujin.
—No hay problema.—Taehyung sonrió, sintiendo algo fuera de lugar entra la chica y él. Sintiendo sumamente sospechosa la sonrisa que ella había brindado cuando terminó de hablar.—Mi padre y yo no tenemos nada más que ocultar.
Ella optó por sellar sus labios y limitarse a mantener silencio, ya que, a juzgar por la mirada que Hoseok le dedicó, si abría la boca una vez más, sería echada del automovil y abandonada en medio de la carretera.
Al cabo de veinte minutos, se hallaban ya delante del famoso club, conocido especialmente entre los miembros de Kkangpae y otras mafias, en el cual pasarían la noche. Gracias a la buena amistad que Hoseok mantenía con Min Yoongi, y ya que este tenía un pase al área exclusiva del club, los tres, luego de dejar las llaves del auto en manos del hombre que lo llevaría al estacionamiento, se adentraron, buscando con la mirada al grupo de amigos que los esperaban.
—¡Por aquí!—Observaron una mano agitarse frenéticamente. Era Park Jimin, hijo del dueño de la mayoría de los clubes del país, y, novio de Yoongi, por lo que era gracias al pequeño rubio que sus amigos eran capaces de obtener un espacio reservado solo para ellos. Aunque, de todos modos, Taehyung era el hijo del jefe Kim, y si así lo quisiera, seguramente hubiese logrado que su padre les consiguiera incluso alquilar el establecimiento entero para ellos.
—Hoseok.—Yoongi se levantó solo para dar la bienvenida al pelirojo y a su novia, para luego posar su mirada sobre Taehyung, observando detenidamente el rostro del mismo.—Tú debes ser Taehyung.
—Así es .—Taehyung sonrió con suficiencia, recibiendo saludos de todos los presentes, que habían prestado toda su atención al peliazul recién llegado (A excepción de Yoongi, que se había devuelto a su puesto, indiferente). Eso ganaba por ser el hijo de Kim Kibum, pero al menos, había sido aceptado de inmediato. Al contrario de Ryujin, todos parecía simpatizar con él, e incluso, el rubio que los había llamado, se había puesto de pie, y había tomado el brazo de Taehyung, invitándolo a sentarse junto a él.
—Yo soy Park Jimin.—Se presentó, tomando la mano de Taehyung sin su supervisión para estrecharla contra la suya.—Un placer, Kim.—Después de soltarlo, pasó el brazo por detrás del cuello del pálido a su lado para halar de él y atraerlo.—Él es mi novio, Yoongi. Preséntante como es debido.—Hizo un movimiento hacia el pelinegro para que supiera que la orden iba dirigida hacia él. Yoongi estiró un poco su mano para saludar, y posteriormente se soltó, fulminando con la mirada al menor que lo había apresado con el fin de que, dejara a un lado su mal genio, y si quiera dijera hola al nuevo integrante del grupo que conformaban ellos dos, Hoseok, Jungkook, y el par de chicas que parecían que parloteaban entre ellas.
—Yo soy Jungkook.—Habló el pelinegro frente a ellos, haciendo una reverencia tímidamente que Taehyung correspondió con una cálida sonrisa. Jungkook era el único cohibido, tomando de su vaso, moviendo sus ojos de un lado a otro, como si alguien fuese a juzgarle en cualquier momento por consumir alcohol a tan temprana edad. Porque, a simple vista, se notaba que era el más joven, y el menos experimentado; Taehyung se preguntaba que estaba haciendo ese joven allí, desencajando tanto con el resto, que reían, bebían y bailaban en total confianza. Las chicas al lado de Jungkook, según lo que Jimin le aclaró a Taehyung al oído, eran pareja desde hace poco menos de un mes, Kim Hyunjin y Jeon Heejin, esta última, siendo la hermana de Jungkook.
A los ojos de Taehyung, el lugar era una maravilla, al igual que Hoseok y sus amigos. Fue bien recibido, y tan pronto como se acomodó sobre su asiento, un sillón de cuero púrpura, Jimin le ofreció un trago fuerte para comenzar. Al principio se negó, no queriendo embriagarse tan rápido, pero Jimin lo persuadió hábilmente para que lo tomara, y probara frente a todos su resistencia.
—¿Sabes quién tiene poca resistencia al alcohol?—Inquirió Jimin, recibiendo una negación de parte de Taehyung.—Yoongi.—Susurró.—Pero no le digas a nadie, es vergonzoso para él.
Jimin rió, mientras Taehyung tomaba otro sorbo de su trago, y, a unos cuantos pies de distancia, Jung Hoseok observaba curioso como Taehyung se desenvolvía entre sus amigos. Sin duda, se había llevado bien con Jimin, incluso mejor de lo que ellos dos lo habían hecho cuando se conocieron, pero era solo debido a que Jimin era una persona muy abierta, confortable y amistosa, cualquiera podría congeniar con él. Hasta el mismo Min Yoongi lo había hecho, cuando él era una persona terriblemente difícil de comprender.
—¿Hoseok?—Ryujin lo llamó, sacándolo de sus pensamientos. Hoseok había estado durante varios minutos sumido en sus pensamientos, y en Taehyung, esperando el momento indicado para acercarse a él.—¿Estás bien?
Y estuvo a punto de girarse para encarar a la chica y contestar que estaba perfectamente, y quizás, atender un poco a las necesidades de su novia, solo hasta que, la figura erguida de Kim Taehyung, trasladándose de un extremo a otro, para ubicarse justo frente a Jungkook, capturó por completo su atención. Extendió su mano derecha, e invitó a Jungkook a bailar junto a él, ya que antes, hablando con Jimin, había notado la mirada de Jungkook posándose de vez en cuando sobre él, supuso que quizás, aceptaría salir a bailar con él.
Y así fue. Jungkook aceptó, enlazando sus manos, y levantándose para dirigirse hacia la multitud. Todos, sin excepción, quedaron boquiabiertos al ver la escena. Hoseok, admirando estupefacto como Taehyung había coseguido un sí de parte de Jeon, cuando este último, nunca había aceptado poner un pie sobre la pista de baile. Se limitaba a beber moderadamente, y unirse a las pláticas, y a los juegos que a veces iniciaba Jimin, o Hoseok, con el fin de entretenerse todos juntos. Siempre se había negado a bailar, pues decía ser pésimo en ello, y que además, no le veía lo divertido. Prefería estar sentado tranquilamente, incluso si implicaba quedarse solo, debido a que todos sus amigos disfrutaban de salir a bailar. Pero esta vez, había accedido sin vacilar, y por lo que pudieron apreciar todos, al seguirles con la mirada, Jungkook en realidad, bailaba tan malditamente bien como Taehyung lo estaba haciendo en ese momento. Ambos sicronizándose al ritmo de la música; Jungkook había perdido todo rastro de inseguridad, como si se hubiese transformado en una persona completamente distinta.
—¡Oh vaya!—Exclamó Jimin por sobre la música, con una sonrisa pícara y los ojos puestos en la pareja que ahora bailaba.—¡Parece que a Jungkook le gusta Kim!
Hoseok, al escuchar aquella frase, se paró bruscamente de su asiento, recibiendo miradas confusas de todos. Especialmente de Ryujin, quién, nuevamente, le había preguntado si todo andaba bien, ya que últimamente había estado actuando fuera de lo común.
—Vuelvo en cinco minutos.—Dijo, y metió la mano dentro de su bolsillo trasero una vez que se puso en marcha hacia la salida del local, para sacar de allí la cajetilla de cigarros, tomar uno, y encenderlo en sus labios. En el exterior, recargado de la pared y alejado unos pasos de la entrada para no ser molestado por el bullicio, pensó que la mejor manera de establecer una verdadera amistad con Taehyung sería invitándolo a salir sin sus amigos. Ryujin y Jimin solo hicieron el trabajo más difícil; la chica no dejaba el lado de Hoseok, y Jimin había robado toda la atención de Taehyung sin darle tiempo a él de reaccionar. Hoseok quisiera haberlo presentado apropiadamente, ofrecerle una copa de alcohol caro, e invitarle él mismo a la pista de baile, asegurándole una buena noche. Pero lo único que pudo hacer fue quedarse sentado y callado sin hacer un mínimo esfuerzo por que el peliazul recordara que, quien lo había traído allí, era Hoseok. El primer joven miembro de la mafia en hablarle, había sido Hoseok, no Jimin, y mucho menos Jungkook, quien ni si quiera había dicho una jodida palabra en toda la noche, y aún asi había sido el hombre privilegiado que pudo tomar la mano de Kim.
Después de acabar dos cigarrillos, dándose cuenta de que había pasado mucho más tiempo del predeterminado, volvió al interior, reconociendo, mientras más se acercaba al grupo, más fuerte la agudiza voz del chico de cabellos dorados, gritando e incitando a Taehyung, por lo que pudo observar a la distancia, a tomar un vaso enorme lleno de cerveza espumeante.
—¡Hasta el fondo!—Chilló, elevando sus brazos cuando Taehyung comenzó a beber sin pausas el líquido, cerrando sus ojos y escuchando las exclamaciones del resto, dándole ánimos.
Y al terminar, escuchó una oleada más de aclamaciones hacia él. Taehyung meneó ligeramente la cabeza, aturdido por los gritos, la música, y el leve mareo que lo atravesó una vez ingerido el líquido.
—¿Por qué el hijo de Kibum no había venido antes?—Comentó Hyunjin, apoyando sus codos sobre sus rodillas, las palmas de sus manos sosteniendo su cabeza.—¿A Kibum le avergüenza tener un hijo?
—No es así.—Contestó Hoseok a penas llegó y escuchó a Hyunjin hablar. No había preguntado con intenciones de incomodar a Taehyung, ya que, por lo que habían podido apreciar todos, Kim no era un chico arrogante como muchos hijos de líderes podrían serlo, pero ese había sido el resultado. Taehyung tragó grueso, parpadeando lentamente para poder hablar sin trabarse debido al nivel de ebriedad en el que se encontraba, sorprediéndose cuando el pelirojo interrumpió abruptamente cualquier respuesta de su parte.—Un buen padre cuida a su hijo de sus enemigos. No habrá querido que Taehyung reciba un solo rasguño hasta que éste estuviera lo suficientemente listo para defenderse por sí mismo.
Jimin asintió concordando.—Tiene razón.—Enlazó el brazo de Taehyung con el suyo, pero no mucho después, el peliazul se soltó, pidiendo disculpas para poder ir al baño, y Jimin hizo un puchero, volviendo a su lugar junto a Yoongi.
Nadie le dio real importancia, continuaron su plática mientras brindaban con latas de cerveza en sus manos. Hyunjin y Heejin se habían tomado un tiempo a solas en la pista de baile, aún si estuviesen rodeadas de personas, ambas absortas en su propio mundo; Jungkook reía debido a las bromas que Jimin soltaba, y Yoongi intentaba contener la risa que al final, inevitablemente, escapaba, ganando una sonrisa triunfal de parte de Jimin al conseguir hacerlo sonreír. Ryujin, por su parte, hablaba sobre algún asunto que a Hoseok no le incumbía, pero que escuchaba solo para complacerla. Y de este modo, habían pasado los minutos, disfrutando del momento entre jóvenes amigos en un club nocturno, destensándose de las responsabilidades que tenían durante el día, hasta que, al cabo de media hora transcurrida, Hoseok se percató de la ausencia de Taehyung. Había desaparecido durante demasiado tiempo como para haber ido al baño.
Lo buscó con la mirada, ignorando las habladurías de su novia, no logrando encontrarlo.
—Taehyung no ha vuelto.—Se puso de pie, dispuesto a ir en busca del peliazul para asegurarse de que estuviera bien, y no deambulando sin si quiera saber donde estaba parado.
—No te preocupes.—Jimin lo tranquilizó.—Jungkook fue por él.
Hoseok hizo una mueca. No había cambiado de idea, puesto que no confiaba en que Jungkook pudiese protegerlo debidamente. Y él, siendo quien había traido a Taehyung a un lugar como ese, sentía la obligación de cuidar de él, y no decepcionar a su padre, haciendolo creer que, en vez de ayudar a Taehyung a familiarizarse con el trabajo, le daba distracciones y lo ponía en peligro. Cuando estaba por comenzar a buscar, las finas manos de su novia se enroscaron en su brazo y halaron de él.
Se volteó, dedicándole una mirada furiosa a la pelinegra que no parecía querer despegarse de él.
—Quédate conmigo, Taehyung estará bien.—Volvió a tirar, intentando que se sentara, dándole una mirada suplicante, que él respondió con un resoplido con evidente cansancio, para luego, girar todo su cuerpo y tomarla por los hombros.
Aproximó su rostro al suyo, hablando entre susurros cerca de su oído para que solo ella fuese capaz de escuchar.—Ryujin.—Habló en un suspiro que removió el interior de la susodicha.—Hay que tomarnos un tiempo.
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