Día 22: "Celo Omega"
Shipp: Milo x Mu
Universo Alterno.// Modern AU.// Leve Lemmon.
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Y esa época del mes había vuelto otra vez. Días en los que la fiebre, calambres, cólicos y el incremento del líbido, eran el pan de cada día.
- Tranquilo.- Le susurraba Milo, acercándose a él, cerrando detrás de sí la puerta.- Todo estará bien.
- ¿Kiki ya se fue?
- Sí. Aioria vino por él, y tu padre pasará a recogerlo más tarde.- Respondió el peli-morado, sentándose a su lado en la cama.- ¿Necesitas algo?
- Sí...- Jadeó el peli-lila en su oído, pegándose a su espalda.- A tí.
- En serio, a veces me das miedo.- Bromeó Milo, sintiendo cómo Mu empezaba a darle pequeños besos en el cuello, y bajar poco a poco sus manos por su pecho y abdomen, comenzando a tirar de su camisa.- Oye, oye. Tranquilo.
¿Quién dijo que durante el celo todos los Omega se volvían dóciles y sumisos? ¡Mu ni de chiste encajaba en esa descripción!
El peli-lila por sí sólo ya era alguien bastante apasionado a la hora de entregarse. Una vez cerrada la puerta, era como si su máscara de inocencia y seriedad se cayera, dejando únicamente a un Omega increíblemente seductor y pasional. Con su celo, todo eso se intensificaba hasta las nubes.
Más tardó Milo en dejar a Kiki al cuidado de Aioria y volver a la habitación, que Mu en saltarle encima y dejarlo como llegó al mundo, antes de que siquiera reaccionara.
- De verdad que a veces no sé si excitarme o asustarme cuando te pones así.- Bromeó Milo algo nervioso por todas las acciones de Mu.
No importaba cuántas veces lo hubieran hecho, cuántos años tuviera de conocerlo, o cuántos celos hayan pasado juntos. Simplemente, el celo de Mu era algo que le encantaba como ponía nervioso por igual.
- Milo... Quiero un bebé.- Murmuró el peli-lila, abrazándose al Alpha, frotándose un poco contra él.
- Pero... Tenemos a Kiki.
- Kiki ya no es un bebé. Ya tiene 12 años, y en solo unos cuántos años más se irá.- Replicó el Omega.
Ciertamente, Mu era aún demasiado jóven, y perfectamente podría volver a ser madre Omega cuando Kiki tuviera 18 años o más.
Cuando Milo conoció a Mu, pensó que Kiki era su hermano menor. Eso fue cuando ambos tenían 19 años, y estaban en la universidad, coincidieron en la cafetería y a partir de ahí comenzaron a conversar. Hubo una buena química entre ambos y Milo le pidió una cita, pero Mu dijo que antes debía saber algo. Milo aceptó, y al otro día, Mu apareció en la cafetería donde lo citó, con un niño de cuatro años.
Milo aún recordaba que pensó que era adorable que Mu fuera tan cercano a su hermanito como para presentárselo desde su primera cita. Pero entonces Mu le dijo que no era su hermano, sino su hijo.
Mu le contó que por un descuido se embarazó a los 14 años, y tuvo a Kiki a los 15. Jamás logró saber quién era el padre, y por la vergüenza, prefirió decir que no se hizo responsable. Después de todo, seguramente habría sido peor que fuera sincero y confesara haberse acostado con 3 Alphas casi al mismo tiempo y que cualquiera de ellos podría ser el padre.
Milo se sorprendió por aquel dato, pero realmente le interesaba ese Omega, y estuvo dispuesto a aceptarlo "con todo y premio incluído", cómo dijo aquella vez y bromeaba de vez en cuando.
Con el correr del tiempo, su relación fue haciéndose cada vez más seria, hasta que se mudaron juntos al terminar la universidad, y terminaron casándose hace dos años.
- ¿En serio quieres otro hijo?- Bromeó el peli-morado.- ¿No dijiste que las contracciones eran horribles?
- Lo sé.- Suspiró el Omega, cerca de su cuello.- Pero... Soy capaz de soportarlo.
Milo no sabía muy bien cómo interpretar eso. Ya había aprendido que durante su celo, Mu por alguna razón, decía lo que realmente pensaba y sentía, así que no descartaba que realmente quisiera tener un bebé, especialmente, tomando en cuenta que ya habían mencionado el tema con anterioridad un par de veces. Pero prefería no arriesgar, así que los preservativos y supresores no iban a brillar por su ausencia.
Satisfacer a un Omega en celo era algo complicado, pero lo era aún más si se trataba de un Omega dominante como lo era Mu, aunque eso no lo quitaba lo divertido, al contrario.
Escucharlo gemir y casi gritar su nombre pidiendo más, la imagen de él encima, moviéndose con frenesí, o debajo suyo, alzando más sus caderas, o incluso sentir sus uñas arañándole la espalda mientras su interior se contraía al borde del clímax... Vaya que no tenía comparación con absolutamente nada en esa vida.
Mu se calmaba por unos minutos, solo el tiempo justo para recuperar algo de energías, y después volvía al ataque, sorprendiendo a Milo cuando menos se lo esperaba.
Encerrados en esa habitación, las horas pasaban sin que siquiera lo notaran, y hasta que finalmente, los síntomas mermaron lo suficiente para que los supresores orales hicieran el resto, el sol ya se había ocultado por completo.
- Vaya que tenías energía hoy.- Mencionó Milo, bastante agotado.- ¿Qué hora es?
- ¿Q quién le importa?- Murmuró algo adormilado el peli-lila, recargado en su pecho.
- Qué importa, dices... A veces siento que un día de estos nos vamos a morir de deshidratación en una de éstas movidas.
Mu no pudo contener la pequeña risa que se le escapó al escuchar aquel comentario. Tan desubicado no estaba, a veces ni siquiera él se reconocía a sí mismo cuando el celo hacía de las suyas.
- Ya hablando un poco más en serio, ¿de verdad quieres otro bebé?
- Lo he estado pensando, pero no estoy totalmente seguro.- Respondió con tranquilidad Mu.- ¿Tú qué piensas al respecto?
- Sinceramente, no me molestaría criar un hijo desde cero.- Sonrió Milo.- No me malestar. Sabes que quiero a Kiki cómo si fuera mío, pero lo conocí cuando ya tenía cuatro años. También me gustaría saber lo que es cuidarlo desde recién nacido.
- Entones, ¿qué estamos esperando?- Susurró el Omega, acariciando con sus dedos por el pecho de Milo.
- O-Oye, ¿no estabas cansado?- Rió con algo de nerviosismo el Alpha.
- No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, Milo.- Sonrío pícaro Mu, obteniendo el mismo gesto de parte de Milo.
- Tienes razón, Mu.
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