Día 14: "Te deseo"
Shipp: Aioria x Seiya
Universo Alterno.// Modern AU.// Cambio en las edades (Seiya 21, Aioria 28).// Lemon.// Slash.
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Un beso suave dió inicio a todo. Habían esperado y planeado esa ocasión para hacerla lo más especial posible, querían que fuera inolvidable para ambos.
- ¿Estás seguro de esto?
- Sí.
Sería el primer celo que pasarían juntos. Después de tres años de relación, ya lo creían conveniente. Por eso pasaron días previendo y tratando de cubrir cualquier percance. Desde suficientes preservativos, hasta el uso de un collar de seguridad por parte de ambos. No es que nunca quisieran cachorros, ni la marca del otro, simplemente, no en ese momento. Para todo había tiempo, y para eso aún no lo era.
No era la primera vez que intimaban, pero sí la primera que lo hacían, estando ambos en celo. Hasta ahora, siempre que alguno entraba en celo, lo pasaba sólo y el otro respetaba esa decisión, apoyando a la distancia. Tanto para un Omega, como un Alpha, no era sencillo mostrarse en su estado más vulnerable, que era durante el celo, y si decidía hacerlo con alguien, era porque realmente confiaba en esa persona.
- Sei...- Murmuró Aioria, olfateando un poco su cuello, protegido por el collar.
- Aioria...- Suspiró el Omega, sintiendo su temperatura corporal aumentando poco a poco.
Volvieron a buscar los labios del otro, fundiéndose nuevamente, mientras sus cuerpos se frotaban inconscientemente.
Poco a poco, cada prenda fue desapareciendo, hasta quedar tan expuestos como se podía, dándoles la libertad de acariciar y probar cada rincón de la piel ajena.
- Aio... Ria...- Gimió entrecortado Seiya, al sentir la boca de Aioria atender su miembro, mientras se encargaba de prepararlo.- Aioria...
Siendo doblemente estimulado, le fue imposible no terminar, con su primer clímax de la noche.
Aioria no protestó en absoluto, simplemente comenzó a repartir besos por todo su abdomen y pecho, hasta encontrarse con sus labios.
Una mirada les era más que suficiente para saber lo que pasaba por la mente del otro. Su Alpha y Omega internos se reconocían mutuamente, y ansiaban volverse uno.
Solo se separaron por unos segundos, solo para colocarse el preservativo y evitar imprevistos a futuro. Después retomaron su tarea inicial, sabiendo lo que venía y deseándolo.
- Aioria...- Gimió Seiya al sentir la intromisión, arañando un poco la espalda del Alpha.
- ¿Duele?
- Un poco...- Respondió, apretando los dientes.- Está... Estás más grande de lo normal.
Durante el celo, el miembro de los Alphas tendía a aumentar su tamaño y grosor, al igual que el nudo aún sin estar hinchado, todo con el fin de garantizar la fecundación.
Los Omegas tendían a estar más sensibles en todos los sentidos, así que podía ser al menos algo incómodo antes de acostumbrarse al tamaño de su Alpha en esa época.
Ambos eran conscientes de todo eso, pero realmente deseaban pasar juntos sus celos por primera vez. Así que continuaron, terminando Aioria con algunos rasguños en la espalda, hasta que todo estuvo dentro.
- Ya... Ya puedes moverte.
Un vaivén lento dió inicio, con un par de leves quejidos de por medio, hasta dar en un punto en específico.
Ese fue el punto sin retorno para ambos. Sus celos salieron a flote, y su Alpha y Omega internos tomaron el control.
- Más...- Gemía el Omega, abrazando con las piernas al Alpha, buscando evitar que se le escapara.
- Sí...- El Alpha no estaba tan diferente, sus gemidos graves también resonaban con los del Omega, mientras con sus brazos lo sujetaba de la cintura, también buscando evitar que se le escapara.
Un Alpha y un Omega en celo buscaban aparearse y así obtener descendencia. Por eso sus cuerpos se adaptaban para esa función, dándoles una resistencia física y apetito sexual que durante el resto del mes no poseían.
Los minutos que duraba el acto sexual, sus mentes solo podían pensar en disfrutar y complacer al otro, ignorando todo lo demás. Era el orgasmo lo que les daba algo de lucidez por unos minutos, apenas los suficientes para reemplazar el condón usado por uno nuevo y continuar.
Fue así por varias rondas, hasta que sus cuerpos estaban por llegar a su límite, y sus castas, engañadas por el uso del preservativo, creían haber tenido una alta probabilidad de haber logrado la concepción, poco a poco les devolvían la lucidez. Pero antes de eso, el último paso del cuerpo de un Alpha para buscar asegurar haber inseminado al Omega hizo de las suyas.
- Aioria... Duele.- Chilló Seiya al sentir el nudo hincharse en su interior.
Para su buena suerte, los condones para Alphas estaban diseñados para no romperse con el nudo, así que al menos no tendrían que preocuparse por eso.
- Lo siento...- Jadeó Aioria, aún algo agitado por la reacción involuntaria de su cuerpo.- Pronto pasará.
- ¿Cuánto tiempo?- Cuestiono el Omega castaño, derramando algunas lágrimas por el dolor.
- N-No lo sé.- Admitió algo avergonzado el mayor.- A veces tarda solo unos diez minutos, pero otras... Ha llegado a tardar hasta dos horas.
Seiya solo se mordió los labios, tratando de aguantar el dolor. Se sentía incapaz de mover sus piernas, o siquiera de moverse un poco, sintiéndose limitado a quedarse quieto.
- ¿Duele mucho?
- Ya está pasando... Un poco.
Ser anudado por primera vez, siempre era doloroso al inicio para un Omega. Pero el aroma y caricias del Alpha durante el proceso podían ayudarlo a acostumbrarse y que el dolor mermara lo suficiente. Aunque algunos Omegas eran simplemente incapaces de aguantar el dolor y terminaban desmayandose.
Afortunadamente, Seiya tenía el umbral del dolor algo alto, así que consiguió resistir lo suficiente, hasta que el dolor fue tolerable.
- Te amo.- Le susurraba Aioria, mientras besaba su hombro, y con sus manos acariciaba su cintura y pecho para ayudarlo a relajarse.
- Yo también te amo.- Suspiró Seiya, abrazándose con algo más de fuerza a Aioria, para despertar buscar sus labios.
Una pequeña sesión de besos y caricias mutuas fue suficiente para conseguir ignorar por completo el dolor, enfocándose en el resto de sensaciones, hasta que el nudo volvió a su tamaño habitual, y pudieron acomodarse mejor para descansar.
- Gracias por esto.- Murmuró Seiya, algo adormilado, recostado en el pecho de Aioria, mientras los brazos de su Alpha lo cobijaban.
- Gracias a tí por permitirme compartir esto contigo.- Respondió el Alpha, dándole un beso en la frente.- Mi estrella fugaz.
Seiya no pudo evitar sonreír por aquel apodo que Aioria solía decirle. Debía admitir que era una ingeniosa interpretación de su nombre, y que realmente adoraba cómo sonaba. Quizás solo por ser Aioria quién se lo había asignado, no lo sabía con certeza, pero tampoco le importaba realmente.
Ambos se sonrieron, y se dieron un corto y casto beso por última vez, antes de acurrucarse bajo las sábanas, y quedarse dormidos abrazados.
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