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Día 13: "No eres una bestia"

Shipp: Dohko x Shaka

Universo de Saint Seiya tomando en cuenta los eventos de Soul of Gold.// Final alternativo.// Headcanon.

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Ya todas sus esperanzas se habían ido al caño, ya no tenía absolutamente ninguna posibilidad de ser un Omega, ese día, a sus 13 años se había presentado como un Alpha por primera vez, y con ello, todas sus expectativas de vida se habían ido a la basura.

No entendía qué demonios había podido pasar, se suponía que Virgo era siempre un Omega, ¿por qué él había nacido Alpha?

Milo y Afrodita, quiénes sí habían nacido Omegas, le decían que era afortunado. Afrodita cada que tenía oportunidad, le decía que ser Omega era horrible, que los celos eran muy dolorosos, y que debería estar agradecido de ser un Alpha. Milo, por otro lado, no se lamentaba de ser un Omega, pero sí le decía que no debía sentirse avergonzado ni mal por su casta, que eso no lo definía como persona, y que debía amar lo que era.

Para ellos era fácil decirlo, sus armaduras habían pasado desde Alphas hasta Gammas, nadie tenía ninguna expectativa sobre ellos, y tampoco vivían con el peso de desempeñar un papel importante en su generación, nadie ponía en duda su destino como santos de oro, con él sí, y todo por ser un estúpido y maldito Alpha.

Sabía de sobra que los Alphas tendían a ser demasiado brutos, salvajes y peligrosos, y con el celo, todo empeoraba. Eran unas bestias estúpidas, capaces de hasta matar a cualquier pobre Omega que tuviera la mala suerte de pasar cerca de ellos... Odiaba ser uno. Eso era un error, o tal vez una maldita broma cruel del destino.

No hizo falta que el Patriarca le ordenase aislarse, él mismo se encerró en su templo apenas comenzó con los síntomas. A decir verdad, no quería que el Patriarca se enterara. Temía su reacción, ya fuera dudando de su destino como el santo de Virgo de esa generación, como que le ofreciera un Omega para pasar el celo como era habitual cada que un Alpha se presentaba cómo tal. No sabía si los otros dos Alphas habían aceptado, pero él no lo haría ni aunque de eso dependiera su vida.

No tocaría a un Omega aún con el insoportable dolor en sus encías por los colmillos creciendo, la fiebre, y el ardor interno... La sola idea de eso le producía asco, y ni siquiera él entendía porqué. Quizás era que los Omegas no le atraían... En este punto ya no sabía qué creer. Lo único que tenía bien claro, aún con todos los síntomas encima, era que odiaba y maldecía con todo su ser, haber sido un Alpha.

- Ey, niño. No te pongas así.

Escuchar esa voz desconocida lo hizo dar un respingo en su lugar. No lograba sentir la presencia física de nadie en su templo, pero sí una conexión telepática.

- El Patriarca me pidió que hablara contigo, de Alpha a Alpha, Shaka.- Añadió aquella persona.- Perdona no ir personalmente hasta allá, pero Athena me encomendó custodiar el sello de Hades en la cascada de Rozan desde hace más de 200 años.

- Maestro Dohko...- Murmuró, comprendiendo finalmente de quién se trataba.

Aún así, solo podía sentirse más y más avergonzado. No fue tan discreto como creyó, y el Patriarca se dió cuenta de todo, e incluso había enviado al maestro Dohko a hablar con él.

- ¿Qué es lo que te aqueja, Shaka?- Cuestionó el maestro.

- Yo... Esto es un error. Se supone que Virgo siempre es un Omega, uno destinado a mantener su pureza hasta la muerte, a ser el complemento de la diosa Athena... Y...

- ¿Y no haz pensado, que quizás en esta era, lo que Athena necesita es un Alpha?, ¿qué tal si en esta era, Athena necesita de alguien que pueda entenderla y guiarla en su camino como diosa, entendiendo lo que ella siente?

- No quiero ser una bestia.- Replicó el rubio, con un leve sollozo.

- ¿Te parece que Athena es una bestia?

- ¡No!, claro que no, pero... Todos los demás dioses... Todos los dioses son Alphas, y todos son unas malditas bestias, estúpidos, sin criterio, capaces de herir e incluso matar por un mísero momento de placer.

- Shaka, no todos los Alphas son así. Tus compañeros Alphas también tuvieron miedo durante su primer celo.- Respondió tranquilamente Dohko.- Aioria y Aldebarán también se negaron a lastimar a un Omega, y se aislaron voluntariamente en sus templos cuando se presentaron por primera vez. Los dos estaban muertos de miedo, igual que tú, pero pudieron controlarse sin dañar a nadie.- Añadió, sorprendiendo un poco al rubio. Jamás supo cómo fue para Aldebarán y Aioria pasar por el primer celo.- Tu casta no define quién eres, Shaka. Ni ser un Omega es sinónimo de debilidad, ni ser un Alpha es sinónimo de salvajismo, así como ser un Delta tampoco es sinónimo de irracional y estúpido, ni ser un Beta es sinónimo de inferioridad.

Quizás... Quizás tenía razón. Mu, Milo y Afrodita eran Omegas, pero nada tenían que envidiar a ningún Alpha. Mu incluso había desafiado al Santuario al no volver de Jamir y después de tantos intentos fallidos por traerlo de vuelta a la fuerza, perdiendo a varios santos en el proceso, lo dejaron en paz.

Camus era un Delta, y sin embargo, era el más cauto y racional de todos ellos desde que eran niños. Igual que el desaparecido Saga, también Delta.

Death Mask, Shura y el fallecido Aioros, eran Betas, y todos ellos habían conseguido derrotar a Alphas a lo largo de sus vidas como Santos.

Y Aldebarán y Aioria... Bueno, Aioria podía ser algo impulsivo y arisco, pero tampoco podía culparlo con la vida que tenía, sin embargo, no era alguien malo. Aldebarán, por otro lado, era de los más amigables junto con Milo, amigo de todos y siempre dispuesto a darle una mano a quién lo necesitara... Cada uno tenía una personalidad diferente, pero al final del día, no creía a ninguno de los dos capaz de herir o forzar a alguien.

- No eres una bestia, Shaka.- Habló Dohko.- He conocido a personas que sienten rechazo hacia la casta con la que nacieron, y algunas se atrevieron a cambiarla, pero no siento eso en tí. Tú realmente no sientes rechazo hacia tu casta, sino a lo que crees que representa.

- Quizás tenga razón.- Admitió, aún algo adolorido, pero pudiendo pensar mejor.- Pero aún necesito pensarlo.

- Claro. No seas tan duro contigo mismo, aún eres jóven.- Asintió el mayor.- Si al final llegas a la conclusión de que no eres un Alpha, todos lo entenderemos. Por ahora descansa.

Hace casi díez años de aquella conversación, y finalmente entendía todo.

Con el tiempo, fue dejando poco a poco todos sus prejuicios sobre los Alphas, y conociéndose a sí mismo cada vez más. Incluso supo de Alphas que no se sentían como tal, y que lograron la transcastidad, pero al hablar con ellos y escuchar su sentir, se dió cuenta de que no le pasaba lo mismo que a ellos.

Al final, tal parecía que las piezas siempre estuvieron destinadas a caer en su lugar.

Con la traición de Saga, y la revelación de Saori Kido cómo la verdadera Athena, muchas cosas cambiaron en muy pocos años. Entre ellas, el regreso de la diosa al Santuario, con el inconveniente de que la chica no tenía mayor idea de sus responsabilidades como diosa.

Shaka terminó siendo el perfecto guía para Saori en su camino de autodescubrimiento como diosa, haciéndola sentir más segura y en confianza al ser ambos Alphas y ser capaces de empatizar mutuamente.

Al ser revividos en Asgard, recibir como retribución una nueva vida y reencontrarse en el santuario todos, cada quién tuvo sentimientos encontrados. Algunos, después de tantas lágrimas, finalmente lograron el perdón y la reconciliación. Otros más, sus vínculos se fortalecieron aún más.

- Vaya, hasta que nos volvemos a ver en tiempos de paz, Shaka.- Le comentó Dohko.- Aún no puedo creer que el tiempo haya pasado tan rápido. Parece que fue ayer cuando Shion y yo hablábamos de sus llegadas, y ahora los mayores ya tienen 30 años, y los más jóvenes 22.

- Ciertamente, admito que es gratificante reencontrarnos. Y al fin poder agradecerle personalmente por sus consejos, maestro.

- Ahí vas tú también...- Bromeó el castaño.- Ya dejen de llamarme maestro, solo díganme Dohko, ¿cuántas veces tengo que repetirlo?- Añadió con una leve risa.- ¿O es que acaso Athena me estafó y el Misophetamenos no fue tan efectivo?

- Lo siento.- Rió levemente Shaka. Esa reacción lo había tomado algo desprevenido.- Es solo la costumbre creo.

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